Título: La sonrisa de las estatuas.
Palabras: 325
Summary: Desde su pedestal, Loung no puede hacer nada sino mirar.
Notas: Un poco raro, pero (creo yo) adorable. No pairing.
Disclaimer: Ni Hetalia ni sus personajes me pertenecen, no hago esto con fines de lucro, etc., etc., etc. Ustedes saben cómo sigue.
Portada: Erico Lotus (Pixiv ID 412724)
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Inmóvil en el centro de la plaza, Loung observa a la gente desde la limitada perspectiva que le ofrece su cabeza. Tanta gente caminando apresurada, chocándose, hablando por teléfono, sin mirarse a la cara ni dedicarle un minuto más de lo necesario a su entorno… Loung suspiró, aburrido. Al parecer, los únicos que se daban cuenta de su existencia eran las palomas, los perros callejeros y los mocosos insolentes que se reían de su semblante serio y hacían apuestas sobre quién se atrevía a mearle los pies. La gente no era la de antes, habían olvidado lo que era detenerse a mirar una estatua. Tal vez debería cambiar de trabajo.
Pero, ¿quién aceptaría a una estatua en su negocio?
Estaba demasiado acostumbrado a sus ropas blancas, a su expresión imperturbable. ¿Le obligarían a sonreír? Eso sería un problema, le darían calambres en las mejillas. Y él odiaba los problemas y los calambres en las mejillas.
Entonces, sin previo aviso, sintió que alguien se abrazaba a su tobillo. El calor que emanaba de su cuerpo le estaba quemando la piel entumecida.
— ¡Lukas, mira!
Su voz era aguda, pero no al punto de ser desagradable.
— Ya voy, ya voy.
— Es hermoso, Lukas, mira. ¿Qué es?
— Una estatua, Emil. Fíjate bien.
Loung escuchó el leve tintineo de unas monedas. Era la señal.
Se volvió hacia el niño, encontrándose con sus ojazos violetas y su boca abriéndose por la sorpresa. Se sentía bien el saber que aún podía causar ese impacto. Le tomó de las manos, las movió de arriba abajo en un saludo y le alzó en brazos, girando con él sobre su pedestal. El temor que antes mostrara el niño cuando sintió desaparecer el suelo bajo sus pies ahora era una risa genuina, pura, como Loung no escuchaba hace muchos años. Loung entregó al niño a los brazos de su hermano mayor, haciéndoles una reverencia.
Y una pequeña sonrisa se dibujó en su rostro pálido de estatua.
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Pero, ¿quién no sonreiría ante un ChibiIslandia? *o*
