Hola a todos.
Este fic participa en el minireto de octubre para El Torneo de los Tres Magos del foro La Noble y Ancestral Casa de los Black.
Disclaimer: No soy JK, así que no... los personajes no son míos. Solo la historia.
Era su quinto año en Hogwarts y ahora lucía una brillante placa de prefecta en el uniforme con mucho orgullo, mirando a los demás como si fueran sus subordinados. Tomó su habitual asiento al lado de Lucius y pasó el banquete ignorando el discurso del director, picoteando la carne en su plato, pero sin comerla realmente. Cuando la cena al fin terminó y los platillos desaparecieron, Narcissa se levantó de su asiento con una gran sonrisa en los labios.
— Los de primer año, síganme— habló con voz dulce pero autoritaria.
— No se va a repetir la información, así que más vale que pongan atención — dijo Orson Ward, el otro prefecto.
— Este camino es el más corto para llegar a las mazmorras — les dijo Narcissa a los primerizos cuando ya estaban en la sala común — los chicos duermen en las habitaciones de la izquierda y las chicas en la de la derecha. ¿Qué esperan? ¡Vayan! — dijo perdiendo la paciencia.
— Ni si quiera se atrevan a salir de sus habitaciones después de las once.
Los niños salieron corriendo a sus habitaciones y en cuestión de segundos la sala común quedó abandonada. Orson se despidió y subió a su habitación. Narcissa decidió terminar el libro que leía en el tren camino a Hogwarts y se sentó frente a la chimenea para calentarse. Las mazmorras siempre estaban heladas.
Narcissa se encontraba en una salón de baile en forma circular grandísimo, con cortineros altos de donde caían elegantes telas doradas. Descubrió que al final del salón estaba un enorme espejo muy antiguo de marco dorado. Su curiosidad pudo más que ella y caminó hacia él. A mitad de camino pudo verse mejor en el espejo, llevaba un vestido negro muy ceñido que mostraba su pequeña cintura y la tela ondeaba de manera elegante con cada paso que daba.
— Yo no te aconsejo que sigas caminando — dijo una voz a su espalda. Era Severus Snape.
— ¿Por qué no? — Le preguntó Narcissa, pero Severus ya había dado media vuelta y salía por la puerta principal.
Como si lo que Severus dijo fuera un incentivo, caminó más rápido hacia el espejo, acercándose peligrosamente al este, sintiendo como su estómago se revolvía con cada paso. Cuando llegó a aquella antigua pieza se detuvo en seco. Su cabello parecía hecho de paja y de un amarillo artificial. Un grito desgarrador abandonó su garganta al observar su rostro demacrado, llena de arrugas, lunares y verrugas. Su nariz se veía grande y ganchuda. El latido de su corazón aumentó tanto que escuchaba el bombeo de su sangre, las manos le sudaban, sus ojos se llenaron de lágrimas y no podía respirar. Finalmente se dio cuenta con horror que su dentadura era negra e incompleta.
— ¡No!— Gritó Narcissa al despertarse. Se había quedado dormida leyendo.
Corrió a su habitación y sacó un pequeño espejo de su maleta, comprobando que todo parecía estar normal. Su belleza seguía intacta. Suspiró, solo había sido una pesadilla. Una espantosa pesadilla.
La fobia que me tocó fue "cacofobia" y bueno... eso fue lo que salió :p
¿Review?
