Shinobi…
Una palabra muy importante. La gente que sirve a su kage, con su propia vida. Muchos mueren jóvenes, en las batallas venideras. Muchas guerras se han hecho entre las diferentes potencias, mucha muerte, mucha destrucción…
Pero no todo en la vida de un shinobi son las guerras, igual que no todo el mundo shinobi se basa en las grandes potencias y las grandes aldeas. También existen las potencias menores, como la aldea de la hierba, la aldea de la cascada, la aldea del remolino…
Esta historia se aleja de las grandes potencias, de la obtención de bijuu, de las horribles guerras. No, esta historia comienza en Takigakure, también conocida como la aldea de la cascada, una aldea de escasa potencia militar. Destaca por sus enormes cascadas, que indican su nombre, la ocultan y forman la entrada a la aldea. Es pequeña, casi aislada del mundo. Está rodeada por un denso bosque, que alberga grandes peligros, y que ha sido el causante de muchas muertes.
En el pasado, mandaba a sus genins a entrenar a otros lugares, para descubrir a los más aptos. Sin embargo, actualmente, la aldea está más que necesitada. Llegó incluso al límite de pedir ayuda a otras naciones para repoblarse. Algunos llegaron a aceptar, e incluso unas cuantas familias decidieron trasladarse, por diferentes razones. Algunas con el permiso de la aldea, otras, incluso como fugitivos… Hay una gran diversidad entre los genins que han ido apareciendo. Pocos han entrado en la academia, y la aldea ha decidido conservarlos.
¿Serán suficientes para defender a la aldea de la gran cantidad de bestias del bosque que la rodea? ¿Llegaran a ser chunin?¿Jounin?
Una gran esperanza se cierne sobre ellos. Pero lo cierto es que, aunque han sufrido un entrenamiento mucho más intensivo para saber defenderse, lo que será de ellos, aún no está escrito.
Esta historia trata sobre su recorrido, y como no, su futuro.
Capítulo 1: Último día de academia
El timbre de la academia sonó como cualquier otro día. Pero no es un día normal. Hoy es el último día de academia para muchos. Más bien, para los que habían aprobado el examen de graduación.
Nueve personas habían pasado el examen, de doce estudiantes. Podían parecer ser pocos, pero la aldea no daba para más. El examen había sido tan solo un par de días atrás. La mayor parte de los genins lo habían aprobado con creces.
Nara Kuro, Senju Ryu, Kamikure Ai, Aburame Daiki, Akimichi Shun, Tobimasu Hayato, Kento Saori, Ongaku Hanon, Gasu Fudo…Todos aprobados aparecen en las páginas del historial, que le profesor revisaba meticulosamente, esperando la llegada de sus alumnos. Todos iban a la misma clase, después de todo, era un grupo reducido de gente.
Poco a poco, la clase se fue llenando.
Las primeras en llegar fueron las chicas, algo normal, siempre son las más puntuales. Hanon, una joven de pelo negro y ojos marrones, que llevaba su preciada ocarina guardada en la cintura. A su lado esta Ai, quien siempre había destacado por sus ojos verdosos, y su pelo marron. Ambas son buenas amigas.
Detrás de ellas estaba Saori, la última de las chicas, con su melena pelirroja, y la espada enfundada en la cintura. Saori era una chica algo más solitaria, pero aun así era amiga de ambas también. Normalmente el profesor no dejaba que llevase armas en clase, pero tuvo que hacer una excepción con ella, quién no se separaba nunca de su espada. Las tres parecían mantener una animada conversación.
Después, los chicos empezaron a hacer su aparición en grupos. Daiki, un joven aburame de pelo rubio, que siempre portaba la chaqueta de mangas largas, típica de los de su clan, seguramente para esconder a los bichos que albergaba en su cuerpo. Justamente después, entraron Kuro y Shun. Más bien, Kuro dejó pasar a Shun y entró después. Es lo suficientemente listo para ver que ambos no cabían por la puerta si entraban juntos.
Shun es un akimichi, y por tanto, ha heredado el "grosor" de los miembros de su clan, y las pinturas en su cara, describiendo dos remolinos rojizos por sus mejillas. Kuro, era todo lo contrario, un joven esbelto, que pertenecía al clan Nara. Ambos tenían el pelo negro, aunque el de Kuro estaba recogido en una especie de coleta, como los miembros de su clan
Justamente detrás llega uno de los chicos más peculiares de la academia. Senju Ryu, un joven descendiente del linaje Senju, con un dojutsu peculiar, similar al de los hyuga. Era algo que fascinaba a los altos cargos de la aldea, pero no se le había puesto una mano encima al chico aún. Destacaba mucho por esto, y por su peculiar pelo blanco. Todo en él es extravagante.
Por último, llegaron los dos últimos. Fudo, siempre con su pelo marrón distribuido en puntas, y su ropa estilosa. Esta vez llevaba una chaqueta azulada y unos vaqueros. Justamente detrás, apareció Hayato. Si bien era cierto que Ryu era uno de los más peculiares, Hayato no se quedaba atrás. Casi todo su cuerpo está cubierto de plumas, y sus ojos se asemejan a los de un halcón. Era una mutación genética extraña, pero había aprendido a sacarle provecho. A pesar de ello, muchas veces llevaba mangas largas para taparse, no era muy normal ver a alguien así…
Conforme fueron llegando, todos tomaron asientos.
- Buenos días chicos – el profeso se encontraba en su asiento, al lado de la pizarra. Levantó la vista de los historiales para ver a sus alumnos – Lo primero de todo, felicidades, estar aquí significa que habéis logrado aprobar.
El ambiente era agradable. Todos estaban contentos. ¿Quién no lo estaría? Después de mucha preparación, por fin se graduarían y serían genins, al servicio de la aldea. Harian misiones, grupos, se volverían fuertes... Cumplirian por fin todas sus espectativas.
- El examen fue demasiado fácil – comentó Daiki en voz baja, con aire arrogante. Se encontraba sentado junto con Shun.
- Claro, vieron tus habilidades con los bichos y les dió tanto asco que te aprobaron por pena– Ryu, quien estaba una fila más atrás, no paso la oportunidad de picarle.
Daiki volvió la vista hacia Ryu, y le miró, visiblemente enfadado.
- Serás…
- Por favor chicos, es el último día, no lo arruinéis – el profesor interrumpió cualquier intento de seguir la conversación. Parecía un poco molesto, pero prosiguió hablando.
Daiki, resignado, se volvió. Shun, quien estaba a su lado, le dijo algo, seguramente en tono de broma, y le dió un golpecito en el hombro.. Mientras tanto, Ryu sonrió, satisfecho.
- Te has pasado un poco – le reprendió Kuro, quien estaba sentado a su lado.
- Nah, es Daiki – contestó, como si el nombre lo explicase todo.
Mientras tanto, en la fila de al lado, los restantes integrantes de la clase parecen estar más o menos atento. Tanto Saori como Fudo estaban escuchando las cosas que el profesor decía. Eran simples formalidades, para advertirles sobre su vida shinobi. A simple vista parecía que fuesen dos alumnos aplicados. En realidad, Fudo estaba somnoliento, demasiado para meterse en la conversación, y Saori no tenía otra cosa que hacer más que escuchar. Si fuera por ella, saldría a practicar con su espada.
- Los tíos y sus estúpidas peleas – le susurró Ai a Hanon, quienes estaban al lado, una fila detrás de Fudo y Saori – me pregunto quién le habrá robado el bocadillo a quién esta vez.
Esta soltó una risita, que trató de disimular con las manos.
- No me hagas reír – le reprendió Hanon, disimulando la risa - ¡Nos van a pillar!
En general, la clase seguía igual que siempre. ¿Cómo han pasado estos chicos? Te preguntaras. Ni si quiera los profesores están seguros, muchos tienen un gran potencial, aunque hagan lo que quieran. Dicen que las generaciones futuros van cambiando…
- Bueno, espero que esta pequeña charla haya ayudado a que comprendáis mejor vuestros objetivos a partir de ahora.
Saori, sabiendo lo que le gustaba al profesor, aplaudió al terminar. Pronto, los demás los imitaron al instante.
- Gracias, gracias – el profesor se veía hasta emocionado – sois la mejor clase con la que me he encontrado. Es una lástima dejaros marchar. Pero es hora de decidir vuestros futuros equipos. Los he seleccionado según…
Un gran murmullo reinó en la clase. Había llegado el día. Los equipos. Las palabras del profesor pasaron a un segundo plano.
- Me pregunto cómo serán – comentó Kuro, visiblemente nerviosos.
- Él mío será el mejor – le contestaría Ryu, con una sonrisa bromista.
- Eso ya lo veremos… - Hayato parecía haber oído la conversación, les miró a ambos con sus extraños ojos, y con una sonrisa auto suficiente.
Ryu le devolvió la mirada. Una mirada de desafió. Es algo sabido que esos dos tenían un largo historial de rivalidad. Ambos tenían una extraña relación de rivalidad y respeto.
- Espero que me toque contigo – Hanon miró a Ai, igual de nerviosa.
- Esperemos… - contestó esta.
En general, todos estaban muy nerviosos por lo que podría pasar. Todos murmuraron entre ellos, hasta que el profesor dijo las palabras mágicas.
- Muy bien, empecemos con el primer equipo.
Como por arte de magia, todos callaron y se pusieron firmes, en sus mesas mirando al profesor, quien sostenía un libro, seguramente con sus historiales.
- El equipo uno estará compuesto por…- inconscientemente, todos se alzaron un poco sobre sus mesas, mientras el profesor revisaba su libro – Aburame Daiki, Akimichi Shun y Ongaku Hanon.
Tanto Shun como Daiki se alegraron de ir juntos, aunque alguien no compartía los mismos deseos…
- No puede ser… - protestó Hanon, decaída sobre su mesa – me ha tocado con esos dos...
- El gordo y el obseso de los bichos – contestó Ai, sin ningún tapujo.
- ¡Ai! Son nuestros amigos – le espetó Hanon, sorprendida.
Ai se encogió de hombros. La chica tendía a ser algo agresiva cuando hacía falta. Ambas callaron cuando todo continuó.
- El equipo dos, estará formado por Senju Ryu, Nara Kuro, y Kamikure Ai - prosiguió el profesor.
Ai no comentó ningún comentario insultante sobre sus compañeros. Algo era algo.
- Bien – murmuró Ryu por lo bajo, algo sonrojado.
Kuro se limitó a sonreír al verlo, aunque en el fondo también se alegró de que le tocara con Ryu. Se llevaban bastante bien.
- Y por último, el tercer equipo, será formado por Tobimasu Hayato, Gasu Fudo y Kento Saori.
Ninguno de sus miembros dijo nada, aunque Fudo le dirigió una sonrisa a Saori, que ella ignoró. Hayato, a parte, parecía satisfecho con sus compañeros. Los tres se parecían, algo solitarios y con habilidades extrañas. Formarían un equipo interesante.
El profesor recogió el libro y lo guardó en una mochila negra que llevaba en el respaldo de la silla. Se puso en pie, ajeno a la lluvia de sentimientos que ahora mismo estaba reinando en su aula.
- Es el momento de irme, pronto vendrá vuestro sensei para recogeros. Os deseo buena suerte – y con esas palabras, el profesor que les había dado clase, se marchó.
Después de eso, la clase se dividió en tres grupos, a pesar de que aún no era la hora. Shun y Daiki avanzaron hacia Hanon, mientras le decían algo, a lo que esta sonrió. Mientras, Hayato se acercó a sus dos compañeros, y se sentó, sin mediar palabra. Tanto fue, que en un santiamén, Kuro y Ryu se quedaron solos.
- ¿Quién crees que será nuestro sensei? – preguntó Kuro, visiblemente alarmado.
- No lo sé, pero tendrá que ser fuerte. No esta bien visto que el alumno supere al maestro tan rápido – como siempre, Ryu estaba con susbromas arrogantes.
Kuro bufó ante aquello, aunque no pudo evitar sonreír por la estupidez de la broma.
- Idiota… - le dio un golpecito en el hombro, amistoso.
- Hola… - a pesar de que no la hubiesen visto, Ai parecía haberse situado silenciosamente detrás suyo.
- Oh, hola Ai – saludó Kuro, consciente de que, aunque se llevaban medianamente bien, no es que los tres fuesen grandes amigos.
- Bienvenida al mejor equipo de la villa – comentó Ryu, sonriente.
Logró arrancarle una sonrisa a Ai, quien se relajó al ver su comportamiento. Quien sabe las ideas que habría preconcebido de ellos en esos escasos minutos desde que había sabido la noticia.
- Tendrás que demostrar eso - contestó la chica, en el mismo tono burlón.
- ¿Equipo uno?
Una voz aguda les sacó de sus comentarios. En la puerta se encontraba una mujer, totalmente pálida, con una larga trenza rubia colgando,y un ropaje ía unos extraños ojos, azules como el hielo, pero casi nadie se fijo en ellos. La mujer también tenía unos grandes atributos. Ryu pareció exaltarse ante eso.
- Kuro, ¿Has visto sus…? – no pudo continuar la frase, Ai le dirigió una mirada mordaz, tanto, que cerró la boca al instante.
- ¿Sus ojos? Si, son muy extraños – Kuro hizo lo que pudo por salvar a su compañero, pero la mirada suspicaz de Ai no se fue.
El equipo uno se fue tan silenciosamiento que ninguno de los tres se enteró. Pronto llegaría otro hombre, que sorprendentemente tendría rasgos similares a los de un animal. Vestía una gran chaqueta blanquecina, con una capucha, y tenía pintados en su rostro varios bigotes, como un gato. Además, nadie pudo evitar fijarse en su dentadura, quizá algo extraña, más animal que humana. Sus ojos también eran rasgados, de un color dorado peculiar.
- ¿Equipo 3? Vengan conmigo – su voz era muy grave.
El equipo lo siguió sin rechistar y empezó a caminar detrás de él, mientras el misterioso hombre empezaba a caminar.
- Jo, ese parecía interesante… - se lamentó Ai.
Ryu y Kuro acabaron por sentarse encima de las mesas contiguas, aunque Ai seguía de pie. Los tres esperaban, totalmente nerviosos. Hasta que al final, sus deseos se cumplieron.
- ¿El equipo dos? – preguntó una voz grave, aunque no tanto como la del hombre anterior – No contestéis, es obvio.
El hombre que estaba ante ellos tenía una gran melena negra, era alto y corpulento. A pesar de ello, no daba ni una pizca de miedo al mirarle. Tenía una sonrisa burlona en el rostro.
- Venga, no os quedéis ahí, venid – con un gesto en la mano, les indicó que le siguieran por el pasillo.
Los tres genins se miraron entre ellos, y encogiéndose de hombros, hicieron lo que les pidió.
Bueno, últimamente estoy muy pesado con las series, lo admito xD. Esta vez vengo con algo que también me gusta mucho, naruto. Esta serie es un poco recrearlo el mundo de naruto con mis personajes, aunque también he añadido partes de otras cosas, como ninja saga. Y bueno, espero que guste, porque tiene trama para rato xD.
Saludos^^
