Esta es una de las cosas que salen sin que uno se dé cuenta. Cuando uno vuelve a mirar la compu, ya está escrito y listo para publicarse.
¿Comentarios?
Intercambio equivalente.
Le gustaba Winry. Eso era algo evidente, casi cualquiera se daba cuenta de ello. Era como una verdad universal, un hecho comprobado científicamente y que no necesitaba de la alquimia para funcionar.
Era algo inevitable.
Le gustaba Edward. Sólo eso. No tenía sentido buscar razones ni tratar de averiguar si era la causa o el efecto. Había pasado en algún punto y funcionaba sin aceite, tornillos o cables.
Era imparable.
Sin embargo, eran ellos dos y, aunque la guerra, los complots y la alquimia se hubieran terminado no era fácil hablar de esto. En opinión de Edward, sería más fácil pelear con Father de nuevo que decirle algo a Winry.
Aún así, no había podido evitar imaginarse las mil y una maneras en las que le podría decir a Winry que le gustaba. Desde hacerlo en voz bajita, inaudible, y luego echarle la culpa a ella por no haber escuchado, hasta ponerle un gran letrero en el taller.
Definitivamente, la manera que nunca imaginó fue la de gritarle "¡intercambio equivalente!" en una estación de tren.
Había que admitir que, después de todo, tenía su punto de originalidad. No cualquiera llega a proponer un intercambio equivalente de esa magnitud de forma tan directa. Y no te refutan esa ley como ella lo hizo todos los días.
Si a Edward le preguntaban, él sólo diría que había sido con estilo. Y que había crecido lo suficiente como para abrazarla.
Bueno, tal vez lo último lo guardara sólo para él.
