LA ANTIGUA Y VERDADERA ALIANZA
Para todo buen fin, hay un comienzo, para a toda una respuesta, hay un por qué. Mi mundo se consumía bajo la guerra y un mundo diferente sufría bajo la misma agonía. Uno conocido como la tierra y otro como bestroya.
Hace muchos años existieron criaturas en bestroya.
Hace muchos siglos en ambos había seres vivientes.
Hace muchos milenios existieron héroes que se aliaron con estas criaturas.
Muchos conocen sus nombres.
Muchos conocen sus leyendas.
Pero muy pocos, conocen la versión real.
Prologo:
Tenía un puño cerrado en una mano, Shun mostraba la sorpresa en su rostro, cuando volteaste pudiste sentir el dolor que transmitía esa mirada, ese pánico, esa traición.
No tenías las palabras adecuadas, no sabías que decir con exactitud, intentaste acercarte a pesar desde lo alto del edificio y tu ligero temor a las alturas.
Dan y los demás se encontraban abajo peleando contra Naga y Masquerade (Mascara) la pelea traspasaba los edificios. Rayos de luz, fuego y humo de colores había por todos lados. Desde las ventanas de los edificios que había a tu alrededor podías ver la pelea. Podías verlo todo, pero eso no te importó nada, te importaba él, te importaba solamente él.
Cuando intentaste hablar no tenías voz, las palabras no salían, el pánico rondó por tu cuerpo, pero ese pánico creció cuando escuchaste un estruendo mucho más grande que cualquier otro que hayas escuchado, sentías como la tierra se movía bajo tus pies y como si fuera en cámara lenta observabas como las grietas se formaban a tu alrededor, sentías como el tejado se colapsara.
Después de eso todo sucedió muy rápido, sentías que caías, grandes escombros pasaron a un lado tuyo, pero de la nada dejaste de sentir aquel viento cortante que te asfixiaba, y sentías un apretón enorme alrededor de tu muñeca.
Al levantar la vista pudiste verlo a él, te miraba aun con el pánico rondando por su rostro, pero en sus ojos se podía notar una pisca de alivio.
Tu corazón estaba a mil por hora, no sabías que hacer, no podías sujetarte de nada, lo único a lo que te podías aferrar era a su mano, no tenías las fuerzas para impulsar la otra y sostenerlo, tenías miedo de que cayera contigo.
–No te dejare caer –fue lo que había dicho, sentías que la calma venía a ti, pero un rayo de luz traspasó tu cuerpo. Habías encontrado algo de paz, pero tus lágrimas surgieron de la nada. Sabías que era demasiado tarde, que no había modo de salvarte, estabas perdida, y en algún momento, tendrías que caer.
–¡NO…! –el pelinegro gritaba, su mano sudaba, se mordía el labio intentando que todo su fuerza se fuera a su mano, quería tenerte, no quería perderte.
–Shun –sonreíste pero de una forma en que no se podía evitar el miedo, dolor y tristeza en tu rostro. Dejaste que tus lágrimas cayeran, sabias que un ataque de Naga te había traspasado el abdomen, fue un disparo perdido, como el de una bala que cayó del cielo. Fue cuando tomaste la decisión, tienes que caer, debes dejarlo ir. Por mucho que te duela, ya no hay lugar para ti.
Con eso fue suficiente para obtener el valor para que soltaras su mano.
