DISCLAIMER: Nada de esto me pertence, los personajes pertenecen a la inigualable J.K. Rowling, y la historia pertenece a LoveMyRomance quien fue muy amable al darme permiso de traducirla.
Hola nuevamente! Les traigo una nueva, larga, e interesante historia. De una vez les aviso que los capítulos son muy largos y por lo mismo voy a tardar más tiempo en traducir, así que yo creo que las actualizaciones serán entre cada dos o cuatro semanas dependiendo del tiempo que tenga.
Esta historia es bastante interesante ya que nos presenta al hermano de Harry siendo el Elegido del mundo mágico, y a Harry siendo rescatado de una familia que no lo quiere por el mismísimo Lord Voldemort. Prácticamente todos los personajes son OC, pero sin dejar de lado parte de su esencia. Los eventos transcurren igual que en los libros, sólo con los cambios adecuados.
Esta primera parte incluye los primeros dos años de Hogwarts, la segunda parte inició hace unas semanas y al parecer engloba otros dos años en el colegio. Así que si te gustan las historias largas, esta definitivamente es para ti!... Pueden encontrar la historia original en mis favoritos (ya me di cuenta que intentar poner los links aquí es imposible!)
De antemano me disculpo por los errores que pueda tener el capítulo, lo leí varias veces, pero estoy segura de que algo se me escapó así que si ven un error háganmelo saber! (igualmente si encuentras oraciones o párrafos que suenan extraños o que creen que necesitan revisión, les agradecería que me dijeran.)
Sin más por el momento... A leer!
Mansión Potter (31 Julio, 1981)
El sudor corría fríamente por su enrojecida y caliente piel. Lily Potter miraba fijamente al antiguo techo de la mansión Potter, con los ojos llenos de lágrimas de rabia. Apretaba la mano de su esposo cada vez más fuerte ignorando sus protestas. Había sangre por todos lados, manchando las sábanas de seda blancas de la cama.
"Muy bien Lady Potter. Un empujón más y todo habrá terminado," dijo la partera desde el pie de la cama.
Con un último y ensordecedor grito, Lily Potter dio a luz a su primer hijo. Un llanto llenó la habitación, y todos los pensamientos asesinos de Lily se desvanecieron al instante. Era casi musical. Respiró con dificultad debido al gran esfuerzo que acababa de hacer. Sus ojos se encontraban cerrados, pero sus brazos se estiraron automáticamente para tomar al recién nacido.
De repente, un dolor punzante le atravesó el abdomen y su boca se abrió para dejar salir otro desgarrador grito de dolor.
James Potter gimió de dolor.
La partera inmediatamente le pasó el bebe a otra, y volteó hacia Lily con una expresión de sorpresa. Sus cejas se arrugaron y sus rasgos mostraban curiosidad. Se arrodilló nuevamente frente a Lily y confirmó sus sospechas rápidamente.
Enmascarando su conmoción, y con la voz más tranquilizadora que pudo encontrar, dijo, "Felicidades Lady Potter, ha sido bendecida con otro hijo. Son gemelos!"
Bendecida?
El cabello de Lily se pegaba a su frente por el sudor y una fina capa de lágrimas cubría sus mejillas. Lily Potter apretó fuertemente las sangrientas sábanas en sus puños, su rabia multiplicada a la décima potencia al pensar en terminar con esa tortura.
Si sobrevivía esto, la partera sería la primera en morir por sus manos.
James Potter se sentó al lado de la cama de su esposa, sosteniendo cuidadosamente un pequeño bebe entre sus brazos. Miraba al pequeño con devoción. Maravillado, observó como su hijo enroscaba su pequeña mano alrededor de uno de sus largos dedos. Sus ojos se llenaron de pura admiración por el pequeño niño, y anunció en un suave y reverencial susurro, "Creo que te llamaré Alexander Albus Potter."
El bebé en sus brazos comenzó a llorar, cada segundo haciéndose más fuerte.
"Creo que no le gusta ese horrible nombre, James." Comentó Lily Potter con ironía mientras mecía al otro niño. El pequeño estaba en silencio, viendo fijamente a su madre con los mismos ojos verdes.
James Potter frunció el seño. "¿No acordamos que tú ibas a nombrar a uno, y yo a al otro? Además, creo que es un nombre imponente. ¿Qué mejor que ponerle el nombre de el hombre mas importante y poderoso que el mundo ha visto?" reacomodó al bebé Alexander en sus brazos, pero incluso sólo ese pequeño movimiento bastó para que el llanto aumentara.
"¿Y Quién-Tú-Sabes? Es bastante poderoso también," señaló la pelirroja viendo al bebé revolverse entre sus brazos.
James alzo rápidamente la cabeza hacia su esposa mirándola con completo disgusto. "¿Cómo puedes decir algo así? Lord… quiero decir, Quien-Tú-Sabes, no es competencia para el poder que irradia nuestro querido Director. Y preferiría no llamar a nuestro hijo 'Voldemort'."
"Antiguo Director," dijo Lily a medias. Sus manos acariciando las pequeñas volutas de cabello negro de su hijo. "Creo que lo llamaré Harry."
El llanto se intensificó.
"Oh por Dios, dame a Alexander," explotó finalmente la nueva madre, "Tú sostén a Harry."
Sonrió agradecido a su mujer y le pasó el bebé en llanto sin pensarlo dos veces. Tomó a Harry de los brazos de su madre y bajó la mirada para verlo con curiosidad. Sus ojos tienen el mismo tono que el Avada Kedavra, meditó James.
Mansión Potter (1984)
"Albus, por favor. Debes decirnos la profecía completa." Rogó James Potter retorciendo las manos sobre sus piernas. Fijó la mirada en su antiguo Director sentado del otro lado del escritorio. "Necesito saber como mantener mi familia a salvo de… Quien-Tú-Sabes."
Albus Dumbledore llevó su mirada al mago frente a él, sus ojos brillando con una emoción oculta. Acarició su barba y lo miró por encima de sus lentes de media luna. "James, hijo, tengo miedo de que al decirte ponga en juego el futuro de tus hijos."
"¿Q-Qué es lo que tiene que ver la profecía con mis hijos, Director?", balbuceó James, su cara adquiriendo un color cenizo al pensar en Quien-No-Debe-Ser-Nombre yendo tras sus hijos. "Por favor," murmuró nuevamente.
Dumbledore suspiró pesadamente y se reclinó en la gran silla roja. Su expresión era grave mientras explicaba con reticencia. "Uno de tus hijos es parte de una profecía que implica que tiene el poder para vencer al Señor Oscuro. Él tiene un poder inimaginable, James. Únicamente él puede vencer a Lord Voldermort."
James se encogió en su asiento.
Dumbledore continuó, "Por supuesto, no tienes que preocuparte James. Yo haré todo lo que esté en mis manos para que tu hijo no sufra ningún daño. Él estará protegido, y no espero que pelee contra el Señor Oscuro." Dumbledore hizo una pausa. "Tu familia es más importante para mi que derrotar a Lord Voldemort. Yo personalmente me encargaré de mantenerlo seguro cueste lo que cueste."
Con voz temblorosa y negando con la cabeza, James respondió, "Si mi hijo es el único capaz de vencer al Señor Oscuro, entonces yo me aseguraré de que este listo. Es la único esperanza del mundo, y no debemos desaprovecharla." Cuadró los hombros y dijo con una voz más segura, "Mi hijo luchará contra el Señor Oscura y será el salvador del mundo mágico."
Paró por un segundo y vio a Dumbledore con curiosidad. "¿Sabes cuál de mis hijos es el elegido? Ciertamente no pueden ser ambos."
"Tenemos nuestras sospechas," admitió Dumbledore. "Basándonos en la capacidad mágica, la Orden ha decidido que Alexander es el más adecuado para cumplir la profecía. Ha mostrado fuertes brotes de magia accidental y olas de poder."
James aspiró fuertemente y sus ojos se endurecieron con una nueva resolución. "Entonces él lo hará. Entrenaremos a Alexander, y lo convertiremos en el mago más poderoso que el mundo ha visto."
Dumbledore alzó una ceja con una expresión de falsa preocupación. "¿Estas seguro de esto, James? No tomes una decisión precipitada. ¿Realmente estas dispuesto a sacrificar a tu hijo por esta guerra?"
James Potter asintió. "Si él es el único que puede vencer a Quien-Tú-Sabes, entonces lo hará. Él es el Elegido."
Escondiendo una sonrisa, Dumbledore asintió solemnemente. "Todo es para el Bien Mayor."
Mansión Potter (1987)
Harry Potter observaba a su madre mientras ésta jugaba con su hermano, Alexander. Notó como sus grandes ojos verdes parecían brillar de felicidad cuando le daba vueltas en el prístino vestíbulo de mármol.
Ella nunca lo veía a él de esa forma.
Reprimió el amargo pensamiento con un imperceptible movimiento de cabeza. No hacía ningún bien pensar esas cosas. Escondiendo con esfuerzo su hosquedad, se escabulló hacia las escaleras traseras, escapando de los confines de la mansión Potter a través de una puerta secreta. Su ausencia pasó inadvertida.
Harry caminó firmemente a través de los cuidados jardines de su infancia, viendo sobre su hombro con cautela cada par de segundos. Sabía que su familia no notaría su ausencia por un buen rato, pero aún así sus manos se empuñaron en paranoia.
Se acomodó un mechón de oscuro cabello que le caía sobre los ojos. Estaba largo. Su expresión se tornó amarga cuando se dio cuenta que tenía que recordarle a sus padres que tenían que ir a cortarlo pronto. Nunca se acordaban de nada cuando se trataba de él.
¿Y por qué lo harían? Él no era el supuesto salvador del Mundo Mágico.
El mundo entero giraba alrededor de Alexander. Él era el que recibía clases privadas con el Profesor Dumbledore. Él era al que sus papás adoraban. Él era el que iba a tener un baile, en honor a su sexto cumpleaños, en unas horas.
El cumpleaños de ambos.
Harry rodó los ojos. Eran gemelos, por Merlín! También era su cumpleaños.
Mientras se acercaba a los grandes pinos que marcaban el límite de la propiedad, Harry se acarició el interior de la muñeca pensativamente. ¿Por qué era siempre ignorado? ¿Por qué se sentía tan abandonado en su propio hogar?
Tal vez era porque todavía no pronunciaba palabra alguna. Mientras su hermano se la pasaba hablando todo el tiempo, siempre balbuceando alguna tontería, él prefería quedarse callado. Le gustaba observar a la gente y no decir lo que pensaba en voz alta. Sus padres probablemente lo consideraban mudo.
Se sentó sobre lo que quedaba del tronco de un árbol cortado y descansó la cabeza en su mano mientras se perdía en sus pensamientos. Tal vez sus padres lo ignoraban porque no era tan talentoso con la magia como Alexander. Rápidamente, alejó esa idea de su cabeza.
Era claro que Alexander tenía mas explosiones de magia accidental. Pero Harry podía controlar su magia. Sus ojos se iluminaron cuando pensó en todas las cosas que podía hacer con la magia que siempre lo envolvía, dando vueltas alrededor de su cuerpo de manera casi sofocante.
A pesar de su muy convincente argumento interno, Harry abrió su mano y la alzó al cielo. Se concentró intensamente, una pequeña arruga formándose entre sus cejas. Entonces lo sintió, una oleada de magia le recorrió las venas y explotó en llamas verdes que danzaban en su palma. Las flamas no parecían lastimarlo; en su lugar, le acariciaban la piel dejando un tibio hormigueo.
Sonrío animado. No, definitivamente él era más fuerte que Alexander.
"Impresionante."
Harry levantó la vista abruptamente, la flama en su mano desapareciendo instantáneamente. Una gran sonrisa se plasmó en su cara al voltear en la dirección de la suave voz.
"Tom," jadeó, trepando para saludar al alto hombre. "Leí el libro, Tom. Lo leí todo."
El hombre lo miró divertido, disimulando la impresión que amenazaba con mostrarse en sus cincelados rasgos. "Eso veo. Sólo un mago con grandes poderes puede convocar llamas verdes."
Harry se sacudió la ropa ante la aprobatoria mirada de Tom. Su sonrisa se volvió juguetona cuando tímidamente pateó una pequeña roca y dijo, "¿No estas olvidando algo, Tom?"
El hombre fingió ignorancia. "No lo creo, Harry. Usualmente no olvido nada. ¿Te atreves a insinuar que he olvidado algo?" alzó una ceja desafiante, pero su tono era ligero.
Harry le regresó la mirada e incluso cruzó los brazos dando la imagen de un petulante niño antes de hacer un berrinche. "To-om", dijo entre dientes. "Sabes que hoy es mi cumpleaños."
Tom pasó sin cuidado una mano por su negro cabello y – para la creciente ira de Harry- encogió los hombres sin darle importancia. "Supongo que lo es," sus finos labios se estiraron para formar una pequeña sonrisa, aunque Harry se dio cuenta de que no llegó a sus ojos. Tom nunca sonreía realmente.
"¿No puedo suponer que aceptes este regalo como disculpa?" sacó un regalo envuelto en brillante papel verde de su capa.
A pesar de su enojo, Harry no pudo evitar mirar con anhelo el regalo. Se mordió el labio y a regañadientas tomó el paquete cuando las ganas de abrirlo fueron más fuertes que su molestia.
Ordenadamente quitó el papel verde, revelando un viejo y antiguo libro en su regazo. Alzó la mirada con curiosidad, "Es un libro," arrugó el entrecejo cuando leyó el título. "¿Cuentos Para Leer Bajo Una Seta? ¿Qué es esto?"
Tom alzó una ceja, "Es un libro de cuentos de hadas."
Harry resistió las ganas de rodar los ojos ante esa respuesta. "Siempre me has dicho que debo guardar tu existencia en secreto. No creo que te hayas arriesgado a venir aquí sólo para darme un libro de cuentos de hadas. Quiero saber qué es realmente este libro."
Tom sonrío de medio lado satisfecho. "Niño inteligente, sólo tu magia puede quitar el hechizo de ocultamiento."
Harry sonrió y movió la mano sobre el libro, haciendo que su magia lo cubriera, se escurriera por los bordes y levantara el hechizo. Tomó un poco de tiempo, pero eventualmente el fuerte glamour se rompió y reveló el nuevo libro en sus manos.
Las Artes Oscuras: 5ta Edición.
Harry veía el libro en shock, sus manos temblaban mientras dibujaba con sus dedos el contorno de las letras en la portada. Estaba seguro que había una mancha de sangre en la esquina del gran tomo.
"¿Dónde conseguiste esto?" consiguió decir, los ojos aun brillando con asombro. "Pensé que estaba prohibido."
Tom soltó un pequeña risa burlona. "Tengo una biblioteca personal en mi mansión. Puedo conseguir el libro que quiera, este prohibido o no."
Harry alzó la visto y murmuró tan quedamente que era casi imposible escucharlo, "Me gustaría poder ir contigo." Cuando Tom no respondió, siguió en un tono más alto, "No quiero regresar ahí, Tom," dijo mientras hacia un gesto con la mano para señalar las blancas paredes de la mansión Potter.
"Pronto Harry Potter, pronto," fue lo único que Tom dijo.
El ojo de Harry se crispó y explotó furiosamente, "Me ignoran por horas, incluso días. Ni siquiera saben que existo. Soy sólo una sombra!"
Tom suspiró pesadamente. "Sombras… son las armas de la oscuridad. Se mezclan, observan, bailan alrededor de todos los demás porque son intocables. No te impacientes, joven Potter. Por ahora debes jugar el papel de la sombra, pero el destino tiene planes para ti. Ser una sombra es un pequeño precio a pagar."
Harry asintió lentamente, las cejas fruncidas en profunda concentración.
"Regresaré pronto, Potter," dijo Tom cortante. No esperó ninguna respuesta y se desvaneció en el aire.
Harry llevó su mano tentativamente al lugar donde Tom había estado parado segundos antes. Lo único que pudo sentir fue aire. Retiró la mano y la posó sobre el libro de cuentos de hadas; sus dedos acariciaban suavemente las letras en relieve. "Estaré esperando," susurró Harry.
Harry apretó la mano en un puño al lado de sus pantalones negros. Su cabello estaba peinado perfectamente hacia atrás, pero un mechón en particular era demasiado terco y no quería quedarse quieto en su lugar.
Su mirada viajo por todo el salón de baile, capturando todas las vistas y sonidos con envidia. Sostuvo el borde del balcón fuertemente hasta que sus nudillos se pusieron blancos. Él debería estar ahí abajo.
Desde su posición sobre la multitud, podía ubicar perfectamente a su hermano sentado en un pequeño trono. Incluso tenía una corona en su pequeña y linda cabeza.
Lily y James Potter se encontraban parados a cada lado del trono, sonriendo y saludando a todo aquel que se acercara. Harry recordó como horas antes ambos le habían dado la misma mirada de disculpa.
"Harry, es mejor si te quedas en el balcón durante el baile, de esa manera no vas a ser acosado por toda la horda de fotógrafos y reporteros del mundo mágico," James Potter explicó, dando palmadas a la cabeza de Harry como si fuera un perro.
Harry no respondió, simplemente inclinó su cabeza hacia donde Alexander y su madre se encontraban preparándose para el baile. ¿No debería ser protegido él también, entonces?
Su padre pasó saliva, y como si hubiera leído los pensamientos de su hijo, contestó, "No Harry. Alexander es el salvador del mundo mágico. Todo mundo espera que él este en el baile."
Mientras Harry miraba sobre el balcón, rodó los ojos ante el implícito 'Él es el Elegido, y es su cumpleaños. Él es más importante."
Dudaba que el mundo mágico lo reconociera siquiera. No, no es como si estuviera escondido y guardado en el clóset como un sucio secreto. Pero nadie veía más allá de Alexander como para darse cuenta de la existencia de otro niño Potter. Y pensar que eran gemelos.
Feliz Cumpleaños a mi, murmuró amargamente.
"Vengan todos, es hora cantar Feliz Cumpleaños a nuestro querido Alexander Potter. Salvador del Mundo Mágico!"
Harry alzó el cuello para ver que era Dumbledore el que había dicho esas palabra, vestido con una llamativa túnica roja. Hizo una cara de disgusto. Tenía incluso puntos dorados.
Todos se congregaron bajo el candelabro de cristal, rodeando el inmenso pastel de siete pisos que estaba encantado para verse rojo y dorado cada segundo.
Harry gruñó por lo bajo cuando el coro del temido tema 'Feliz Cumpleaños' comenzó, su rabia creciendo rápidamente como un fuego sin control.
Fuego.
"Feliz Cumpleaños a ti!" cantaron con los ojos brillantes de felicidad.
Harry sostuvo su mando frente a su cuerpo, concentrándose profundamente y visualizando las flamas formarse en la palma de su mano.
"Feliz Cumpleaños a ti!"
Se concentró intensamente en su magia, dejándola correr por su cuerpo. Canalizó su furia y envidia, viéndolas arremolinarse y convertirse en un pequeño mechón de fuego verde.
"Feliz Cumpleaños querido Alexander!"
Sus cejas se fruncieron en frustración al ver que la pequeña llama brillaba levemente en su mano casi desvaneciéndose. Siseó. Cerrando los ojos, dejó correr libremente sus emociones, dejando que la intensidad de las mismas forzara su magia a salir a través de sus manos y convertirse en flamas verdes. En una fracción de segundo, Harry movió sus manos hacia los invitados bajo el candelabro.
"Feliz Cumpleaños a t…"
El pastel de siete pisos explotó en flamas verdes, y pedazos de pastel de chocolate volaron por todos lados, cubriendo a los invitados, pulcramente vestidos, en flamas y postre.
En cuestión de segundos, el gran salón de baile de la mansión de los Potter se encontraba rodeado de fuego esmeralda, dispersándose por toda la pista de baile y trepando por el lujoso tapiz. Los invitados corrían desesperadamente tratando de encontrar una salida.
Los ojos de Harry se llenaron de pánico por una fracción de segundo. Luego, sonrió.
Las flamas danzaban a su alrededor, consumiendo todo excepto a él. ¿Cuánto tiempo tardarán en darse cuenta de que todavía estoy aquí? Se preguntó sin emoción alguna. Juzgando por lo ocupados que estaban sus papás tratando de llevar a Alexander a la salida y contener el fuego, esperaba que fuera en un largo rato.
Se quedó ahí parado viendo con una mezcla de admiración y temor el fuego que cubría el salón de su hogar y lo convertía en cenizas y escombros chamuscados. Él había hecho eso. Había hecho que la habitación casi se colapsara sobre sí misma, todo con solo un poco de concentración.
Un agradable escalofrío recorrió su espalda. Esta- Esta sensación era indescriptible. Era tan poderosa, que lo llenó de un fuerte sentimiento de orgullo. Lo dejó exaltado, de cierta manera. Se sentía imparable.
Por sus infrecuentes conversaciones con Tom, sabía de qué se trataba. Esto era magia pura, desatada y salvaje. Poder puro. Lo dejó satisfecho, pero con la tentación de saber que podía ser mejor.
Hubo una repentina chispa de vida en sus, usualmente vacíos, ojos que se negó a desaparecer incluso cuando Dumbledore atrapó y desapareció el fuego, enviándolo de vuelta a las profundidades del infierno.
Harry miró la destrucción que había causado su fuego al salón de baile, una agradable sensación se formó en su estómago.
Un ensordecedor llanto se escuchó en el aire e involuntariamente dirigió su mirada a la dirección del sonido.
Lily Potter había caído de rodillas sosteniéndose la cabeza entre las manos. Gruesas lágrimas corrían por sus delicadas facciones, y sus delgados dedos no hacían ningún esfuerzo por limpiarlas. "Se ha ido," lloró miserablemente, ignorando los pedazos de vidrio que se encontraban en el piso. "Es demasiado tarde."
Harry observó con curiosidad como su padre envolvía un brazo alrededor de los hombros de su esposa y le decía con calma, "Él esta bien, Lily, querida. Alexander esta a salvo y siendo atendido justo ahora mismo."
Sus palabras perecieron tener un efecto calmante ya que Lily Potter poco a poco paró de sollozar. Lentamente subió la cabeza de sus manos y dejó salir un visible suspiro de alivio. Harry observó como alzaba la cabeza para medir el daño del salón.
De repente, se quedó inmóvil.
"James…" pausó, apretando el agarre en el brazo de su marido. "¿Dónde esta Harry?"
James Potter se rascó la cabeza por un segundo, sus ojos abriéndose con pánico. "Oh mierda."
Harry observaba desde el balcón, sorprendido de que hubieran notado su ausencia. Una perversa sonrisa jugaba en sus labios mientras consideraba la idea de esconderse deliberadamente y aumentar su ansiedad.
Rápidamente descartó la idea. Tenía suerte de que sus padres se hubieran acordado de él; dudaba que esconderse los preocupara más.
Se recargó en las sombras, un malicioso brillo apareciendo en sus ojos mientras veía a sus padres correr frenéticamente por las puertas y subir las escaleras que conducían al antiguo balcón.
Las puertas se abrieron de golpe y Lily Potter corrió al interior. Sus brazos automáticamente se dirigieron a su hijo, sin darse de cuenta de cómo éste se ponía rígido al sentir la caricia de sus dedos contra su mejilla.
Se agachó para estar a su altura y enterró la cabeza del pelinegro en su hombro, acallando sus sollozos. Su temblorosa mano se alzó para acariciar la cabeza de su hijo rítmicamente. Eventualmente, James Potter alejó a la llorosa madre y dirigió a su pequeño al salón donde su otro hijo, Alexander Potter, estaba siendo tratado.
Fue Albus Dumbledore el que se quedó en el balcón después de que todos se fueron. Años de grandes pérdidas y guerra habían dado como resultado la mirada perspicaz y calculadora con la que contaba. Los perspicaces ojos azules – sin brillar por primera vez – barrieron el daño hecho al balcón. Analizó el pequeño y prístino círculo en el suelo que no había sido tocado por el hollín o las cenizas.
Sus ojos se endurecieron.
Con cautela, el querido mago tomó su túnica, no dejando que tocara el piso donde la magia negra aun se arremolinaba. Descendió las escaleras, estremeciéndose involuntariamente con la visión de la terrible lluvia que viajaba tranquilamente por las ventas de piso a techo. Casi suelta un bufido por la ironía de una tormenta desatándose en el exterior.
Un relámpago cayó, iluminando los oscuros secretos que se encontraban detrás de las vacías sombras de sus ojos.
Su mente se devanaba sobre las diferentes posibilidades e imaginándose una cantidad de escenarios sin fin. Su cuerpo se tensó mientras caminaba hacia la familia Potter. Sin embargo, puso una máscara de tranquilidad para ocultar su preocupación, encubriendo el hierro frío de sus ojos con el siempre presente y característico brillo juguetón.
"Es Tú-Sabes-Quien. Definitivamente es él. Esta comenzando. Ya ha iniciado," James Potter se encontraba repitiendo, una y otra vez, tirando de su cabello negro azabache.
Lily alzó la mirada de la herida que sangraba profusamente en la frente de Alexander. Notó las lágrimas que se agolpaban en los ojos de su hijo e hizo una mueca de dolor, "James, lo estas asustando."
Harry apenas fue capaz de suprimir las ganas de rodar los ojos.
Sentía un hormigueó detrás de su cuello, y volteó para ver los azules ojos de Dumbledore brillando en su dirección. Harry transformó su expresión a una de desinterés, ignorando la fría y calculadora mirada que el viejo estúpido le estaba otorgando.
Finalmente, Dumbledore le sonrió a Harry, y regresó su atención a Alexander.
Tal vez tenía sólo seis años, pero no era ningún tonto. La delgada y falsa sonrisa de Dumbledore lograron que se sintiera incómodo.
Hubo un tono duro en la voz de Dumbledore cuando anunció, "Esto parece ser la obra del mismo Voldemort." Alzó la varita para curar a Alexander con un hechizo no verbal y dijo, "Fuego verde."
Harry vio como el sangrado paró lentamente, luego, la piel se estiró para juntarse y cerrar la herida dejando una pequeña y delgada cicatriz. Sus ojos se abrieron al ver la curiosa forma.
¿Un relámpago? Qué peculiar.
Sus reflexiones internas se vieron interrumpidas por el sonido de Dumbledore dirigiéndose a su padre.
"James, me gustaría tener unas palabras contigo, por favor."
Harry trató de verse despreocupado mientras observaba la incontable cantidad de emociones que recorrieron la cara de su padre en tan sólo unos minutos. Él y Dumbledore habían intercambiado sólo un par de palabras y aun así James Potter se dejó caer en una de las sillas como si hubiera escuchado la peor de las noticias.
Finalmente su padre habló, su voz suave y llena de promesas, "Hey Harry, tengo una sorpresa esperando por ti afuera. ¿Quieres ir a verla?"
Harry alzó la mirada desde su lugar en la silla, su nariz arrugándose ante el tono extremadamente dulce de su padre. Sus agudos ojos captaron como su madre se tensó casi imperceptiblemente.
"Es una sorpresa especial, Harry querido. Ni siquiera Alexander puede verla." Agregó Lily Potter con la voz quebrándosele un poco. "Vamos querido," estiró una mano esperando que su hijo la tomara.
Harry entrecerró los ojos por un segundo, pero cuando sintió la misma pesada mirada de Albus Dumbledore, puso su pequeña mano en la de ella con reticencia.
Lily apretó su mano casi dolorosamente mientras lo llevaba fuera de las puertas de la mansión Potter. Acarició su cabeza de manera tierna antes de caminar con él al límite de los jardines, James Potter caminando detrás.
Un carro negro se encontraba estacionado frente a la barrera mágica de la propiedad, los focos delanteros brillando en la oscura noche. James abrió la puerta ayudando a su esposa e hijo a entrar.
Emprendieron el camino que parecía interminable.
Eventualmente, Harry se quedó dormido con la cabeza en el regazo de su madre. No notó su cara pálida y su expresión tensa. Las manos de Lily continuaron acariciando el cabello de su hijo rítmicamente. Uno a uno, cada hebra de cabello, tan oscuro que era casi clasificado como negro, cayó de sus dedos.
Se despertó varias horas después cuando su padre lo bajó del coche. Caminaron por una calle tenuemente iluminada. Era una calle muggle. Notó Harry medio dormido.
Incluso a través de su somnolencia, Harry subió uno a uno los escalones de una de las casas, inclinándose sobre su madre. Al llegar frente a la puerta Lily se agachó para estar a su altura por última vez, evitando sus interrogativos ojos verdes.
Fue en ese momento que notó una pequeña lágrima traicionera resbalar por la mejilla de su madre. Harry pasó una mano sobre su cara, limpiando la solitaria lágrima y frunció el ceño.
"Harry," James se aclaró la garganta, viendo a cualquier lado menos a los inquietantemente vacíos ojos verdes, "Esta es tu nueva casa."
Harry envolvió los dedos en un puño que se apretaba más y más con cada palabra llena de traición que salía de la boca de sus padres.
"Alexander no puede tener distracciones."
"Él es el Elegido, Harry. Necesita entrenar para salvar el mundo entero."
"Sin él, estamos condenados."
"Necesitamos que te quedes aquí con Tía Petunia y Tío Vernon. Sólo por un tiempo."
Su madre se puso de pie nuevamente y alborotó su cabello una última vez. "Adiós Harry querido. Te amo, por siempre."
Harry se quedó quieto mientras los veía marcharse con una mirada glacial. Sus uñas cavaron pequeñas medias lunas en sus palmas y apretó fuertemente los dientes cuando se dieron la vuelta para verlo una vez más. Sus manos estaban ya en la puerta del carro, pero Harry sabía que podían escucharlo. Con una expresión de total traición en su cara y una escalofriante mirada sin alma, murmuró cruelmente las únicas palabras que jamás les había dirigido. "Ahora lo han hecho."
Eso es todo por hoy! Espero que les haya y recuerden dejarme sus reviews con cualquier duda o comentario sobre el capítulo!
ana karen malfoy
