Disclaimer: los personajes no me pertenecen, todo es obra de la imaginación de la señorita Meyer.

Este es un pequeño drabble, que tenía ganas de escribir.

Espero que les guste.


Se detuvo en la puerta de mi casa y tocó. Yo estaba en mi habitación escribiendo nuestra historia cuando escuché el timbre y bajé a abrirle, se veía con ese peculiar resplandor que lo sigue y si no fuera por la tristeza en su sonrisa, habría pensado que era el mismo de siempre.

"Edward" susurré su nombre.

"Tenías razón" fueron sus primeras palabras al cruzar.

Mis ojos se humedecieron y sentí el corazón encogerse. Ella lo había engañado y él nunca me había querido creer, hasta ese día. Yo sabía que el telón algún día se levantaría y la verdad saldría a escena, pero nunca creí que fuera tan pronto.

Pasamos al salón y nos sentamos.

Él me pidió perdón y yo sólo pude mirarlo a los ojos como la boba enamorada que era. Pero que nadie nunca sabría.

"No llores" le dije y acaricié si rostro con la palma de mi mano, "Siempre serás al que más quiero".

Me miró confundido y yo traté de componer una sonrisa sincera, pero no lo logré.

Repentinamente sus ojos se llenaron de lágrimas; esa fue la primera vez que lo vi llorar. Las lágrimas se asomaron por mis ojos y lloramos juntos por los amores rotos e imposibles de la vida. Lloramos hasta que sentimos que no lo volveríamos a hacer. Cuando nuestros ojos se secaron nos reímos y sentí cómo el ambiente se volvía el de siempre, con la única diferencia de que él me miraba diferente.

Paré de reírme y le pregunté en broma: ¿Por qué esa cara de enamorado? Me siguió mirando y sonrió torcidamente como tanto me gustaba.

"Porque lo estoy" susurró mientras se acercaba.

Y nuestros labios se fundieron en el primer beso de amor verdadero para los dos.