Cándidos Impulsos
Disclaimer: No tengo propiedad alguna sobre la franquicia de Puella Magi Madoka Magica Los derechos son facultad de sus autores respectivos, como SHAFT, ANIPLEX y Nitroplus. Este trabajo de adaptación está basado en la historia titulada Candid Cravings, el argumento de este fic pertenece al usuario angel0wonder. Sólo me he limitado a aportar el trabajo de traducción y adaptación en un esfuerzo para que los hispanoparlantes que tienen mayor dificultad con la lectura del inglés puedan conocerlo y apreciarlo. Todos mis respetos a las personas antes mencionadas.
Nota sobre formato: Aunque esta historia sea escrita en español, algunos términos propios de la serie [como Grief Seeds] se mantendrán en inglés para efectos de consistencia. Se sobreentiende que el idioma que los personajes hablan es el japonés. Los monólogos internos, flashbacks, conversaciones electrónicas y letras de canciones, así como algunas locuciones de origen extranjero se escribirán en cursiva. Las negritas son indicativas de énfasis o enojo, de acuerdo al caso.
Nota del Autor: Este fanfic está basado en las historias "Optimal Outcome" y "Perpetual Probability", autoría de MichaelSaniyan. ¡Esto por dos razones! Uno, tiene un argumento con una pareja HomuKyou ideal, donde Madoka termina junto a Mami, Sayaka es súper hetero, y Homura y Kyouko son bros. Y pensé, "¡éstas dos tienen que enredarse!," y Michael dijo "Hazlo", y yo dije: "¡Fuck yeah!"
Sólo serán tres capítulos. Tengan en cuenta la clasificación. Habrá escenas sexis.
Lectura Beta por Rhyno Holter.
Capítulo 1
Todo comenzó el día que Kyouko decidió soltar una bomba sobre Homura con la frase: "Deberíamos tener sexo."
Homura, que se encontraba en la barra de la cocina tomando un bocadillo, empezó a ahogarse con la comida.
De hecho, sería completamente erróneo decir que éste era el punto donde todo había comenzado, y ambas estaban plenamente conscientes de ello. Una serie de eventos habían ocurrido para que Kyouko terminara formulando esas palabras. Se podría decir que todo empezó el día que las dos lograron formar algo parecido a una amistad. Ahora, eso puede sonar exagerado, pero no podía negarse el impulso que desde entonces se había ido acumulando en ellas poco a poco de forma tan silenciosa. Después que esta situación llegó hasta cierto punto, todo se dejó venir prácticamente de golpe, creciendo igual que una bola de nieve.
Había pasado poco tiempo desde que aquél desastre ocurrió. Después de aquel incidente en el que Kyouko y Homura lograron finalmente asesinar a Kyubey, y su grupo se enfrentó con otro grupo de chicas mágicas provenientes de otra ciudad, para terminar siendo asesinadas y después revividas por la chica que Kyouko había forzado a venir hasta Mitakihara para que les ayudara a terminar con Kyubey en primer lugar. Las noticias locales apenas comenzaban a encontrar otras cosas de las cuales hablar aparte de la destrucción que resultó de tal suceso, y Mitakihara prácticamente se silenció después de aquellos eventos. Las brujas estaban casi extintas desde la muerte de Kyubey, ya que no había más chicas haciendo contratos, y las Chicas Mágicas restantes habían descubierto un método para mantener a raya la corrupción de sus Soul Gem aún sin tener Grief Seeds.
Era, en esencia, una época de paz.
Era también una línea temporal particularmente miserable para Homura Akemi.
Saber que la persona a la que más amas comparte un mismo cuerpo con la persona a la que más odias tendría el mismo efecto en cualquiera. Ya que el cuerpo de Mami había sido destruido, y su consciencia había sido trasladada al cuerpo de Madoka, Homura rara vez había podido ver a Madoka, quien pasaba la mayor parte de su tiempo aprendiendo a interactuar con Mami dentro de su cabeza. Era bastante seguro decir que llegada a este punto, Homura se limitaba a evitar a Madoka a toda costa.
Aún más insufrible resultaba el hecho de que seguían esperando por alguna clase de respuesta de los Incubadores. Era natural el esperar una investigación de parte de ellos después de que habían tenido éxito asesinando a Kyubey. No sabían qué podían esperar, pero lo mejor era mantenerse vigilantes por cualquier eventualidad. Esto sólo lograba poner a Homura más ansiosa. Contrario a lo que la mayoría pensaba de ella, no era una persona muy paciente. Hubiera preferido mantenerse activa eliminando a más engendros de esa especie que esperando por un movimiento de su parte.
Homura necesitaba descargar en algo esa crispación creciente en su sistema nervioso, pero no había nada que estuviera sucediendo en su vida por el momento como para poder ocupar su tiempo. Mientras que combatir a las brujas se había convertido en algo así como una tarea después del final de Walpurgisnacht, la acción de eliminar a esas oscuras creaturas se había vuelto un hábito, y la ausencia de esa rutina comenzaba a irritarla. Su derrota frente a Tenshi sólo servía para recordarle lo oxidada que se había vuelto en el combate. Eso la ponía aún más irritable de lo usual. A su vida le faltaba algo, pero no había mucho que quedara por hacer. Las otras chicas no parecían compartir su ansiedad, con excepción de Kyouko. Pero eso era obvio. La verdadera sorpresa vino cuando la misma Sayaka se acercó a ella de propia cuenta después de la escuela.
Era por esa misma razón que ahora estaba barriendo el polvo de los techos de Mitakihara con Sayaka como escoba.
Para el ojo humano común que hubiera podido estar observando el paisaje citadino, nada habría parecido fuera de lo ordinario. Con excepción del ocasional destello de luz que parecía salir de la nada, una corriente de aire particularmente fuerte, o figuras y sombras que se movían en el rabillo del ojo. Cosas fácilmente ignoradas u olvidadas. Pero si alguien dotado con el don de la magia hubiera llegado a observar lo suficiente para percibir el mínimo cambio en el viento–
"¡GYAAAAAAAH!" Un aullido sonoro y lleno de dolor podría haber sido escuchado por todo el vecindario.
Aún más dolorosamente evidente era el sonido de un cuerpo que salía despedido a través del vidrio de una ventana. Entre dos edificios, Homura descendió con delicadeza hasta el suelo, y miró hacia arriba de ella, hacia el impresionante hoyo en la ventana que Sayaka acababa de hacer. Bueno, técnicamente había sido Homura quien había arrojado a Sayaka por la ventana, pero el resultado era el mismo. Meditando un momento, la chica mágica de oscuros cabellos alejó sus atenciones de la escena para posar su vista en su mano derecha. Tenía un corte justo arriba de la muñeca, y su sangre goteaba sobre el pavimento. Era una herida de espada. Sayaka realmente había mejorado si había sido capaz de asestarle un golpe. Era eso, o Homura estaba más oxidada en combate de lo que temía.
Desde arriba de donde se encontraba pudo escuchar gritos, algunos insultos, y ver una serie de objetos siendo arrojados a través de la ventana. Unos segundos después, Sayaka salía por el mismo boquete por el que entró, dando disculpas a diestra y siniestra, hasta que un peine le dio por completo en el rostro, haciéndola caer nuevamente al vacío. Hubo más gritos de molestia cuando Sayaka golpeó la escalera contra incendios en su caída e hizo más ruido del necesario. Homura decidió que ésa era su señal de que podía irse a casa.
Con un fugaz destello de luz, su mágico atuendo morado y blanco desapareció para dejar lugar a su ropa usual. Salió a las banquetas y se mezcló sin problemas entre el resto de la gente. Nadie podría haber imaginado que una batalla entre chicas mágicas acababa de suceder justo sobre sus cabezas.
"¡Hey!" Homura estaba ya a media cuadra para cuando Sayaka le dio alcance. La espadachín iba cojeando, ya ataviada en su ropa casual. "¡Aún no hemos terminado!"
"No es una buena idea agotar nuestra magia en estos momentos, si tomamos en cuenta la escasez de Grief Seeds," Homura ya había tenido esta discusión con ella antes de su batalla, pero al parecer la chica aún no había entendido el punto. "Además, te vencí."
Sayaka hizo una mueca de dolor cuando usó su magia para sanar rápidamente de las heridas que Homura había logrado infringirle. Trozos de metal golpearon el suelo cuando su cuerpo logró deshacerse de los objetos extraños clavados en él. Habría sido una escena bastante extraña para cualquiera que la viera. Homura se sentía aún más satisfecha del tiro certero que había logrado atinar.
"Lo sé. Pero de todas formas, Hitomi es bastante buena en eso de la Ecualización. Se mantiene pura para mí."
"Y en más de un sentido…" dijo Homura en un susurro.
Sayaka trató de dar un vistazo al estado en el que se encontraba el alma de Homura, pero la chica ya había transformado su gema a su forma de anillo. "¿Y qué hay de ti?, ¿estás usando Grief Seeds extra?, ¿o es que tú y Kyouko están haciendo 'aquello' con la Gema del Alma?"
"No es de tu incumbencia," contestó Homura, soltando su cabello al viento. Sinceramente hablando, esta clase de preguntas le irritaban. Había usado su última Grief Seed de reserva desde hacía días. Y no tenía otra opción, en algún momento iba a tener que hacer 'aquello' de la Gema del Alma con alguien.
Y ése "aquello" se denominaba "Ecualización", un proceso que Hitomi había descubierto hacía cierto tiempo. Consistía en el uso de una Soul Gem para equilibrar la pena dentro de otra. Por lo que Homura había escuchado, se trataba de un proceso sumamente personal, uno que requería que una de las chicas se introdujera en el alma de la otra para hallar la fuente que daba origen a la corrupción.
Y Sayaka había asumido inmediatamente que la chica habría de hacerlo con Kyouko. Y aún si la pelirroja se trataba de la opción más lógica, aun así... Homura no necesitaba que se lo recordaran.
"Hablando del rey de Roma, ¿por qué no le pediste a Kyouko que peleara contigo?" –preguntó Homura por pura curiosidad. Sayaka y ella no eran precisamente las mejores amigas, aun cuando lograban convivir de manera decente, lo hacían más por el bien de Kyouko que por otra cosa.
Sayaka se encogió de hombros, sacudiéndose de la ropa los restos de pólvora. "Por muchas razones. He peleado con Kyouko en varias ocasiones."
"Pero ella aún sigue derrotándote," señaló innecesariamente Homura.
A Sayaka no le gustó esa observación. "No la dejaría ser mi maestra si no pudiera hacer eso. Pero lo que quería era probar mi fuerza en contra de una clase distinta de adversario. Estoy acostumbrada al combate mano a mano, pero no a pelear contra enemigos que usan armas de medio alcance, como tú. Quiero asegurarme de estar lista para cualquier cosa." La mente de Sayaka no la dejaba en paz, recordándole lo inútil que se había sentido durante la última batalla. Aquél día Sayaka se había jurado a sí misma que no volvería a terminar indefensa. Que sería ella quien protegiera a otros, y no la persona protegida.
"Aún no escucho tus 'muchas' razones." El tono indiferente en la voz de Homura regresó a Sayaka de sus cavilaciones y volvió a ubicarla en el presente. Para este punto, Sayaka había dejado de cojear y caminaba sin problemas junto a Homura.
"Bueno, últimamente Kyouko está muy ocupada."
Homura dedujo que debía referirse al nuevo trabajo de Kyouko. "No está tan ocupada. Y sabes que si tú se lo pidieras, mandaría fácilmente a volar el trabajo."
Sayaka se sonrojó levemente, pues sabía perfectamente el por qué Kyouko era capaz de hacer eso por ella. "Bueno, sí, pero…" –la peliazul pareció tartamudear un tanto avergonzada. "Está dándole rumbo y sentido a su vida, y me siento orgullosa de ella por eso. No quisiera hacer algo que pueda ocasionar que Kyouko pierda su enfoque."
Homura pensó en decirle a Sayaka la verdad, en cómo en realidad le estaría haciendo a Kyouko un favor sacándola de donde estaba; pero se guardó el sentimiento. Tener a Kyouko renunciando en un parpadeo por un instante en que Sayaka mostrara el mínimo interés en ella no era algo que necesitara en este momento. Después de todo, había cuentas que pagar.
"Además, ¡las chicas hetero deberíamos mantenernos juntas!", proclamó Sayaka con una sonrisa.
¿Ah?
"¿Qué quieres decir con eso?" preguntó Homura, aunque sospechaba que se iba a arrepentir de haberlo hecho. De pronto Sayaka parecía haberse dado cuenta de haber cometido un error, como si acabara de revelar un secreto.
"Lo siento. Supongo que no es a mí a quien le correspondería decirlo, pero creí que Kyouko ya te lo habría contado…" Homura le dirigió a Sayaka una mirada con la más sutil seña de diversión. Desde luego que ya lo sabía. Tanto Kyouko como Hitomi estaban enamoradas de Sayaka, y Madoka y Mami estaban juntas en todas las formas que uno se pudiera imaginar, e incluso en las inimaginables. Desde luego, Homura amaba a Madoka, lo que dejaba a Sayaka como la rara de las seis al ser la única chica heterosexual en el grupo. Pero al parecer la peliazul no sabía de las preferencias de Homura. Resultaba curioso, y hasta divertido; hacía tanto que Homura estaba al tanto de las relaciones en su grupo que había olvidado lo despistada que Sayaka había sido al respecto el año pasado.
"Es sólo que me di cuenta de que no nos conocemos muy bien, y la verdad, pensé que no haría daño convivir con una chica mágica que, eh…" Sayaka había querido decir: "una chica mágica que no está interesada en mí", pero no estaba segura de cómo decirlo sin terminar sonando tremendamente prepotente.
"¿No te parece que estás asumiendo cosas?", dijo Homura en tono indiferente.
"¿Hm?, ¿asumiendo qué?" preguntó Sayaka, que no tenía una idea.
Homura se encogió de hombros. Bueno, tampoco era como si se tratara de un secreto después de tanto tiempo. "Que soy heterosexual."
Sayaka soltó una carcajada. "Bueno, ¡sería bastante improbable que cinco de nosotras seis tuvieran esa preferencia!"
"En eso estoy de acuerdo contigo. Bastante improbable."
"¿Sabes?, cuando Kyouko se me confesó no pude evitar reírme. Es sólo que… es ridículo, ¿no lo crees?"
"Sí, completamente ridículo."
"Por un momento pensé que me quedaba sola, pero entonces recordé que a ti también te gustan los chicos, ¿cierto?"
En esta ocasión, Homura decidió no hacer comentarios.
Por primera vez, Sayaka pareció dudar. "Es decir, sí te gustan, ¿verdad?, ¿Tú no eres… también...?"
Homura se limitó a darle un vistazo a Sayaka y la peliazul pareció tropezar un poco.
"¿Lo eres?"
"No es que me importe decírtelo, pero no me interesaría volver a tener que aclararlo una segunda vez." Homura no pudo evitar que una pequeña sonrisa se dibujara en su rostro cuando vio la expresión de Sayaka. Simplemente no tenía precio. Justo como si acabara de ver a un cerdo volador meter a su cachorrito a patadas dentro de un OVNI.
"¿Es en serio?, ¿tú también?" Era algo muy extraño, la primera vez que Sayaka supo que la mayoría de sus mágicas colegas se sentían atraídas entre sí, le pareció hilarante. Pero ante esta nueva información, un pensamiento nunca antes presente emergió en su mente: '¿Acaso hay algo mal conmigo?' Sayaka sacudió su cabeza en un intento por dispersar esa noción, al tiempo que trataba de controlar su rostro.
De pronto, Sayaka miró a Homura con sumo recelo. "Entonces… Tú no estás enamorada de mí también, ¿oh sí?"
La pregunta tomó a Homura tan desprevenida que terminó riéndose de verdad. Fue una risa breve, lo suficientemente llena de burla como para que a Sayaka no le quedaran dudas de la respuesta, ante lo cual la peliazul se puso roja de vergüenza.
"¡Ok, ok!, pregunta estúpida, ¡ya entendí!" Sayaka despachó a Homura con un ademán, adelantando sus pasos para no tener que ver la risa de la chica. Para cuando se dio cuenta de que ésta era una de las pocas ocasiones en que había visto reír a Homura, el momento había terminado. Entonces, otra pregunta surgió en su mente. "¿Y… hay alguien que te guste?"
A Homura no le agradó esta pregunta, así que la ignoró. "¿Acaso planeas seguirme a casa?"
Sayaka infló sus mejillas en señal de clara inconformidad. Si Homura estaba intentando cambiar el tema, lo más probable era que realmente hubiera alguien que le gustara. Así que ahora sí se sentía curiosa. ¿Qué clase de persona era capaz de atrapar el interés de la estoica chica? Decidió tratar de presionar un poco. "¿Se trata de Kyouko?"
Si Homura hubiera estado bebiendo algo, habría terminado por escupirlo. Pero todo lo que Sayaka presenció fue una sorpresiva mueca de desagrado.
"¿Eso es un sí, o…?"
"NO, Sayaka Miki, eso fue definitivamente un no." Homura terminó respondiendo con más molestia de lo usual. La curiosidad de Sayaka seguramente habría seguido creciendo de no ser por el sonido de una pieza de metal particularmente larga que finalmente salió de su hombro y terminó por posarse en su camisa.
"Caramba, ¿Qué rayos es esto?, ¿un destornillador?" exclamó Sayaka mientras sacaba el objeto y lo arrojaba sobre su hombro. A sus espaldas, un niño dejó salir un aullido de dolor. "¿Qué has estado poniendo en esa cosa? Uno de estos días vas a dispararle tenedores al enemigo. Eso sí que es amenazante, Homura."
"No volveré a preguntártelo," Homura trataba de contener su impaciencia. "¿Por qué me sigues?"
"El lugar donde Kyouko trabaja queda por acá, ¿no? Quería pasar a saludar."
"Podrías haber dicho eso desde el principio." Bueno, de todas formas Homura ya tenía planes de pasar a recoger a su compañera de cuarto en su camino de regreso, así que esto no le resultaba un inconveniente. Siempre que eso detuviera las irritantes preguntas de Sayaka y–
"Entonces, ¿dices que entre Kyouko y tú jamás ha sucedido nada, a pesar de que a ambas les gustan las chicas y viven en el mismo apartamento?"
La joven se había alegrado demasiado pronto. "Tus habilidades de deducción son asombrosas. O más bien la falta de las mismas." –Contestó la pelinegra con una nota de sarcasmo– "Kyouko te ama a ti. En cuanto a mí, no… no estoy interesada en tener una relación, y mucho menos con Kyouko, por favor."
Homura tomó un hondo respiro. El que no quisiera una relación era una enorme mentira, pero si esa relación no iba a ser con Madoka, entonces…
"Además, somos Chicas Mágicas. Ya tenemos suficiente angustia con la cual lidiar." Literalmente.
Sayaka jugó un momento con el anillo en su dedo, tratando de digerir las palabras de Homura. "Pero yo no puedo corresponder a los sentimientos de Kyouko," –replicó ella francamente. Homura no pudo evitar sentir pena por la pelirroja–. "Y además, creo que precisamente porque todas somos Chicas Mágicas, deberíamos de valorar las relaciones que aún tenemos. Kyouko merece ser feliz al lado de alguien," –la ojiazul le dio un vistazo a la chica de cabello azabache. – "Y Kyouko y tú parecen bastante cercanas, así que me imaginé que podría haber algo más por ahí."
"Si lo que tratas de decir es que yo puedo hacer feliz a esa chica, ya lo hago. Yo proveo la comida." A Sayaka pareció hacerle gracia la pequeña broma de Homura. Excepto que no era una broma. "No vayas por ahí diciendo en voz alta ideas que no son necesarias. Kyouko y yo sólo somos amigas."
"Sí, sí," Sayaka estiró sus brazos por encima de su cabeza. "Aún no me puedo creer que todas son gay." El comentario le sacó a la otra chica una pequeña risita. Se encontraban ya a tan sólo una cuadra de distancia del lugar donde trabajaba Kyouko. Y Sayaka parecía al fin haber terminado de hacer preguntas, así que Homura podía disfrutar al menos de un momento de paz…
"Tú y Kyouko harían buena pareja," dijo Sayaka en tono juguetón.
¡Esto resultaba aún más irritante que las preguntas! Mientras que Homura se entretenía con la idea de darle un tiro entre los ojos a la peliazul, ambas chicas se aproximaron a una tienda de conveniencia. Al parecer, la persona a la que buscaban trabajaba como empleada en el lugar. Y no era difícil encontrarla. Era bastante sencillo notar de inmediato a una joven que irradiaba un aire de miseria total, se le viese por donde se le viese.
"Que tenga un buen día…" Kyouko murmuró las mismas palabras una vez más. Era la persona número ciento once a la que le había tocado atender ese día. Sí, llevaba la cuenta.
"Hey, Kyou," Homura saludó, acercándose a la chica de delantal en la caja registradora. "¿Estás lista para ir a casa?"
A Kyouko se le iluminó el rostro en cuanto le vio, era algo a lo que Homura jamás lograría acostumbrarse. "¡Estoy lista desde que llegué!" La pelirroja dio un vistazo alrededor como si estuviera buscando algo. "Sólo debo esperar a que aparezca la persona que vendrá a relevarme y podré largarme de aquí."
Homura se cruzó suavemente de brazos, apoyándose en un muro cercano. "Apúrate entonces. Hay un favor que debo pedirte una vez lleguemos a casa."
"¿Eh?, ¿un favor?" Kyouko volteó en la dirección de la pelinegra, entrecerrando sus ojos con cierta desconfianza. "La última vez que dijiste eso, terminé en éste maldito empleo."
"Sí, y eso es algo que aprecio bastante," contestó Homura en el tono más carente de afecto posible. Kyouko llevó sus ojos al techo y le dio la espalda a su compañera de cuarto. El que Homura le permitiera quedarse en su departamento no significaba que ella tuviera que hacer todo lo que le dijera. Aunque pensándolo bien, tampoco era que Homura le pidiera favores frecuentemente. Ya vería de qué se trataba este favor. Pero cuando la chica le dio la espalda a una persona irritante, se encontró con otra persona que la alteraba de una manera distinta. Sayaka estaba ahí, frente a ella, sonriéndole de oreja a oreja y sosteniendo entre sus manos una bolsa de papas fritas y una gaseosa.
"¿Y tú a qué demonios le sonríes?" gruñó Kyouko, arrebatando los productos de las manos de Sayaka para escanear los códigos de barra a pesar de que ella misma ya sonreía también. El que Sayaka le sonriera siempre le resultaba contagioso.
"Deberías sentirte orgullosa. ¡Hoy logré asestarle un golpe a Homura!" proclamó Sayaka en actitud presuntuosa. Atrás de Kyouko, Homura le daba una mirada de pocos amigos a la peliazul. Kyouko no pareció impresionarse por la noticia.
"¿Ah sí?, ¿sólo un golpe? Te diré algo," Kyouko se inclinó al oído de Sayaka en ánimo de conspiración. "La próxima vez, haremos equipo y le patearemos el trasero de norte a sur por todo Mitakihara. ¿A poco no te suena divertido?"
"No, con sus Soul Gem en su condición actual, no lo harán." Declaró firmemente Homura.
"Lo dice la tipa que tomó mi trabajo como la persona que muele a Sayaka a golpes," replicó Kyouko.
Homura suspiró, como lo haría quien tiene que lidiar con una persona mucho menos inteligente que ella. "Aún sí sus almas estuvieran en condiciones óptimas, no serían capaces de derrotarme."
"¡Hey!" –Kyouko se giró para plantarle cara a su compañera de cuarto– "Sabes que después te haremos responder por ese reto, ¿cierto?"
"Qué predecible de ti, Kyouko. Déjame adivinar… ¿incluso tienes planeado hacer un bailecito en caso de que tengan éxito?"
Kyouko volvió a girarse hacia Sayaka con una mirada de irritación. "Patear un par de traseros, hacer un bailecito. Ése es el plan." Sayaka tuvo que hacer un esfuerzo para disimular su sonrisa ante la interacción del curioso par. Ahora que sabía de las preferencias de Homura, no podía evitar considerarlas como una posible pareja. Simplemente le resultaba imposible imaginar que no fuera a funcionar. De hecho, si lo meditaba un poco, tenía mucho sentido. Fue entonces que se percató de una siniestra figura que se erguía de pie justo detrás de Kyouko.
"¿Es así como tratas a nuestros clientes, Sakura?" Dijo la gerente de la tienda, a espaldas de la mágica pelirroja.
Kyouko pareció congelarse un segundo al escuchar esas palabras, se dio media vuelta para ver a su jefa, mientras reprimía el impulso de rodar sus ojos con molestia. "Ya que estás aquí, quedo libre, ¿no?"
"Aún no marcas tu salida," replicó la gerente. "Y no veo que le sonrías a tu cliente."
Kyouko se puso totalmente roja, y así permaneció por un momento ante su gerente, después se dio la vuelta muy despacio para ver a Sayaka. La peliazul esperó a ver qué sucedería, cuando de pronto algo extraño pasó con el rostro de Kyouko. Un brillo completamente antinatural aparecía junto a la sonrisa más amigable que jamás había visto en cara de la pelirroja, con todo y luces alrededor. "¿Prefiere usted papel o plástico?" dijo Kyouko alegremente.
Sayaka rompió en carcajadas, señalando con su dedo a la escena: "¡AJA JA JA JA!, ¡¿papel o plástico?!" Se dio vuelta hacia Homura. "¡Me dijo papel o plástico!"
"Tus talentos para la observación no dejan de sorprenderme," contestó Homura, sin el menor rastro de humor.
Una vena hizo presencia en la frente de Kyouko aun cuando mantenía su alegre sonrisa. "Eso es, sigue hablando. Terminaré contigo aún más rápido," masculló la chica entre dientes. Por lo menos la gerente pareció satisfecha y le permitió a Kyouko marcar su salida tras todo eso. La pelirroja no tardó en escoltar a las otras dos chicas fuera de la tienda. Y por escoltar, entiéndase que salió corriendo por delante de ellas y se largó de una buena vez de su lugar de trabajo.
Sayaka y Homura compartieron una mirada ante los modales de Kyouko. "Ve, llévala a casa. Aún debo hacer algunas compras," –dijo Sayaka. Homura asintió, y siguió a la pelirroja. No había caminado mucho cuando pudo escuchar a Sayaka cantando a sus espaldas. "Ella la llevaba a casa~, se tomaban de las manos~" Homura casi podía escuchar la sonrisa pícara en el rostro de Sayaka, y se sintió tan irritada que juró que iba a perder un año de su vida.
Ya fuera de la tienda, Homura no tardó en encontrarse con una impaciente Kyouko, y le informó que Sayaka aún planeaba seguir su aventura de compras. "Con algo de suerte, dará un vistazo en el pasillo de comida congelada. Veinte centavos por una sopa instantánea es un robo sin importar el día de la semana," dijo Kyouko en total seriedad. Cuando se topó con el silencio de Homura como respuesta, Kyouko supo que había llegado la hora de renunciar a su trabajo. Aunque no le informó a Homura de cómo se había dado cuenta.
Desde ese punto, no hicieron más que la charla ocasional de camino al apartamento de Homura. La mayor parte del camino fue en silencio, Kyouko, satisfecha de no tener que volver a ese lugar nunca más. Homura, con esa canción 'de camino a casa' taladrándole la cabeza. Maldita seas, Sayaka.
Cuando finalmente llegaron, el refrigerador fue inmediatamente asaltado por un par de codiciosas manos. "Así que, ¿de qué se trataba éste favor que querías pedirme?", Kyouko fue directo al grano, y directo al cartón de leche también. Abrió el envase y lo llevó a sus labios, logrando darle un buen par de tragos antes de que Homura le arrebatara el envase y lo pusiera de vuelta en el frigorífico.
"Mi favor, Kyou," –Homura colocó su ensombrecida Soul Gem en la mesa– "tiene que ver con que tú me ayudes con esto."
Kyouko se quedó mirando la gema con una expresión neutral.
"Será mejor que no me estés pidiendo que ecualice eso."
"No," –Homura recogió su gema de la mesa y la devolvió a su forma de anillo. "Jamás te pediría que hagas eso. Lo que te pido es que te hagas cargo de este departamento mientras estoy lejos."
Kyouko hizo un ademán para cortar el discurso de Homura. "Oye oye, aguanta un segundo. ¿De qué estás hablando?"
"Dejaré la ciudad por un breve tiempo," explicó Homura con calma. "La realidad es que estamos en una situación crítica. Nos estamos quedando sin Grief Seeds, y pretendo ir de cacería."
Kyouko lucía sorpresivamente confundida. "¿Estás jodidamente consciente de lo que estás diciendo, cierto?"
"Lo estoy." Homura estaba dispuesta a dejar Mitakihara para ir en busca de Grief Seeds. Dispuesta a dejar atrás a Madoka, por encima de eso.
Kyouko miraba fijamente a Homura, aún incrédula. "… Hace un año ni siquiera lo habrías considerado."
"Muchas cosas pueden cambiar en un año." Hace un año, Homura jamás habría podido si quiera pensar en dejar a Madoka sin su protección. Pero ahora, quizás era eso lo que ella necesitaba. Por ella más que por ninguna otra persona.
Kyouko se mantuvo en silencio por un momento, como tratando de ver si la otra chica hablaba realmente en serio. Finalmente, poco a poco una sonrisa se dibujó en sus labios. "Si tú te vas a ir de viaje, entonces yo voy contigo."
Homura había sospechado que Kyouko diría tal cosa. "¿Por qué?"
Kyouko dio un paso hacia Homura, sus ojos brillaban con emoción apenas contenida. "Yo ya he estado fuera de esta ciudad con anterioridad. Conozco las mejores zonas para cazar Brujas, y podré decirte en dónde se encuentran las Chicas Mágicas más agresivas. Y además… maldición, ir de cacería en un viaje en busca de Grief Seeds contigo, suena a que podría ser algo bastante divertido."
Homura miró a Kyouko a los ojos, meditando un segundo esa sugerencia. "No es un viaje por diversión, es una misión. Si voy, es porque planeo traer conmigo suficientes Grief Seeds para que todas podamos mantenernos por un buen tiempo."
"Lo dices como si no te hubieras pasado todo este tiempo muriéndote de aburrimiento." Cuando el silencio de Homura se lo confirmó, la sonrisa de Kyouko se volvió una llena de malicia. "También podríamos trapear el suelo con una que otra Chica Mágica por diversión mientras andamos por ahí. ¡Vamos, será estupendo!" insistió Kyouko, cerrando la distancia entre ambas con un paso más.
La pelirroja logró arrancarle a Homura una sonrisa. "Eres terrible."
"Tú también lo eres. Por eso nos llevamos bien."
Homura tuvo el impulso de rodar sus ojos, pero no discutió esa afirmación. Era eso lo que le agradaba de Kyouko; que ambas conocían la peor cara de la otra. Al final, ninguna de las dos era exactamente una espléndida persona, pero ambas podían entender eso de la otra y no intentaban pretender lo que no eran. Las personas a las que amaban lograban sacar lo mejor que había en ellas, y esas personas eran Madoka y Sayaka. Por ellas, eran capaces de hacer cualquier cosa. Pero entre ambas, podían ser tan malas como desearan serlo sin tener que ser juzgadas por ello.
"Haz lo que quieras."
Kyouko sonrió ampliamente cuando Homura se rindió, lucía como si estuviera a punto de darle un abrazo. "Sólo dices eso cuando sabes que no puedes detenerme."
Como si fuera a intentarlo. A decir verdad, Homura se sentía más aliviada de lo que podía recordar, al saber que Kyouko le acompañaría en esta incursión. "Nos iremos en la mañana. Mientras más pronto mejor."
"Bien, no tengo mucho que empacar. Probablemente deberíamos decirles a las demás. Deja que sea yo quien llame a Sayaka. Estoy segura de que se va a emocionar de saber que no estaremos acá por un buen rato."
Ante la sugerencia, Homura sacó su celular. "Puede que los Incubadores aparezcan mientras no estamos."
"¿Sí, y que van a hacer?, ¿observarnos con curiosidad hasta la muerte?" dijo Kyouko con sarcasmo, apoyándose en un muro cercano. "Te preocupas demasiado por eso."
El número de Madoka era el primero en la lista de llamadas de Homura. "La mayor precaución nunca es demasiada."
"Sí, sí. Sólo llama a Madoka y Mami de una buena vez.
Dentro de sí, Homura sintió repulsión. No era como si no deseara hablar con Madoka, por el contrario. Era sólo que no le agradaba mucho la idea de que Mami fuera capaz de escuchar todas y cada una de sus conversaciones ahora que compartía un mismo cuerpo con Madoka. Nunca iba a poder acostumbrarse a la idea. Jamás. Tras unos segundos de duda, Homura se tragó su descontento y presionó llamar. El teléfono sonó por un rato. Justo cuando Homura consideraba la idea de simplemente dejarle un mensaje al par de chicas, la llamada fue contestada y la dulce voz de Madoka inundó la línea telefónica.
"¿Hola?" A Homura casi se le olvidó el motivo por el cual había dudado en cuanto escuchó la voz de Madoka.
"Madoka, soy yo. ¿Es un buen momento?"
"¡Oh, hola Homura!, ¡siento como si no hubiéramos hablado en años! Mami dice hola." La voz de Madoka sonaba feliz, aunque algo cansada.
"Ha pasado tiempo. Dile a Mami… Bueno, hola, Mami," –contestó Homura de forma un tanto rara, al tiempo que con la mirada retaba a una sonriente Kyouko a atreverse a decir algo desde su lugar en la pared. Jamás había sido muy hábil conversando por teléfono, mucho menos si tenía que hacerlo con la chica a la que amaba quien además tenía a otra persona viviendo en ella. No era algo a lo que cualquier gente pudiera acostumbrarse. Homura aclaró su garganta.
"El motivo por el que te hablo es para que sepas que he decidido que todas necesitamos más Grief Seeds para poder lidiar con la situación en la que estamos. Así que Kyouko y yo nos iremos de la ciudad por un tiempo para hacer justamente eso." La explicación de Homura fue breve. Hubo una pequeña pausa del otro lado de la línea en lo que Madoka procesaba esta repentina y nueva información.
"Entonces, ¿tú y Kyouko se irán de viaje?"
"No es un viaje, es una misión." De pronto Homura se vio teniendo que explicarse nuevamente, aunque con mucho más paciencia en el caso de Madoka.
"Una misión… ¿para divertirse?" A Kyouko se le escapó una risita, y Homura decidió darle la espalda.
"Es un gusto escucharte tan animada, Madoka." Homura sonaba genuinamente contenta por la otra chica. Kyouko sólo rodó sus ojos un tanto irritada con la escenita. Si se hubiera tratado de ella, Homura sólo la hubiera reprendido o ignorado; pero si se trataba de Madoka, entonces ella estaba "animada". Kyouko le hizo un puchero a la espalda de Homura.
"Bueno, sigo descubriendo nuevas ventajas de tener a Mami junto a mí." Comentó animadamente Madoka.
"¿Oh, de veras?, ¿Cómo cuáles?" preguntó Homura cortésmente.
"Ahora mi tarea es infinitamente más sencilla de hacer." A pesar de sí misma, a Homura se le dibujó una sonrisa. Sólo alguien como Madoka podía ser capaz de hacer parecer que el tener a Mami atorada viviendo dentro de su cuerpo era una cosa buena.
"¿Por cuánto tiempo se irán Kyouko y tú?"
"No serán más de un par semanas."
"Ya veo. Espero que las dos se diviertan mucho, y no se preocupen demasiado por nosotras. Mitakihara seguirá de pie para cuando regresen."
"No tengo dudas de que será así. Sé que dejo esta ciudad en buenas manos."
"¿Ya ves? Entonces, que tengan un lindo viaje, Homura."
"No es un viaje, es una– oh bueno, de acuerdo." Con un hondo suspiro, Homura decidió rendirse. Que hubiera demasiada diversión era precisamente lo que ella temía que pasara con esta misión. La joven de cabello negro consideró por un momento el decirle a Madoka cuánto la extrañaría.
"¡Voy a extrañarte, Homura!" Madoka se le adelantó, demoliéndola por completo.
"Yo– t-tambi–"
"Mami dice que también va a extrañarte. ¡Y también vamos a extrañar a Kyouko!" Era curioso cómo, a pesar de todo este tiempo, lidiar con esta clase de cosas no se hacía más sencillo.
"Se lo haré saber a Kyouko. Nos iremos en la mañana."
"¿Puedo ir a despedirlas?"
"Te agradezco el detalle, pero deberías concéntrate en tu tarea."
"¿Y qué hay de tu propia tarea, Homura?"
"Yo voy adelantada, puedo permitirme un par de semanas libres. Tú por otro lado, deberías aprovechar toda la ayuda que Mami pueda darte." Una sutil y juguetona sonrisa aparecía en su rostro mientras la estoica joven se divertía con la chica de sus afectos. Quién sabe, a lo mejor realmente se hacía más sencillo conforme pasara el tiempo…
Fue justo ese momento que Kyouko eligió darle un firme golpe a Homura, clavándole su hombro por la espalda. La pelirroja parecía molesta. "¿Por cuánto tiempo piensas seguir hablando?"
Homura de verdad, de verdad quería asesinar a Kyouko en ese instante. "Madoka, ya debo decirte adiós. Creo que ya encontré a mi primera presa."
"¿Éste viaje no va a durar mucho, cierto?" Se dijo Madoka a sí misma, o quizás se lo dijo a Mami. Homura colgó antes de tener que enterarse.
"Te preguntaría cual es tú problema, pero ya sabía que careces por completo de modales, o cualquier cosa parecida a la ética." Homura lanzó el aparato a la cabeza de Kyouko.
"Cállate," Kyouko gruñó, al tiempo que atrapaba el teléfono en el aire antes de que pudiera aterrizar en su frente. No tardó ni un segundo en marcar el número de Sayaka. Tras unos cuantos molestos tonos de llamada y el click que indicaba que alguien había respondido, Kyouko decidió no desperdiciar el tiempo.
"¡Yo, Sayaka!, ¡Homura y yo nos vamos de viaje!"
"Que no es un viaje, ¿Cuántas veces debo de repetirlo?" Homura soltó un suspiro antes de dejarse caer pesadamente en uno de los sillones que había en la sala principal. Hoy las cosas no habían estado saliendo precisamente a su favor.
"… ¿Kyouko?" –tras unos segundos de pausa, Sayaka finalmente respondió. "¿Ah?"
"Escucha cuando te digo las cosas la primera vez. Homura y yo nos vamos de viaje a partir de mañana, para traerles a todas las inútiles de ustedes algunas Grief Seeds. ¿Me vas captando?"
"…Espera, ¿tú y Homura dejarán juntas la ciudad?, ¿Por qué?, ¿Cuál…?"
"Entiendo que no eres precisamente la más astuta, pero carajo, trata de seguirme el paso." –Homura arqueó sus labios, entretenida al escuchar cómo iba la conversación–. "En otras palabras, tú y Hitomi van a tener que hacerse cargo de esta ciudad por un par de semanas mientras Homura y yo no estamos ¿Crees que puedan con eso?"
"¿Qué te piensas que somos, hígado picado?" Kyouko casi podía escuchar una risa en las palabras de Sayaka.
"Así que eso sí lo entendiste. ¿Alguna pregunta?"
"Sí. ¿Homura y tú?, ¿yendo de viaje fuera de la ciudad?, ¿solas, juntas?" –inquirió Sayaka. Kyouko levantó una ceja al escuchar el tono de voz que su pupila en combate estaba usando.
"Sí, ¿por qué?"
"Por nada. Sólo era una simple observación." –fue la respuesta inocente/juguetona de Sayaka.
"Como sea," –Kyouko ignoró lo que fuera que Sayaka estaba tratando de implicar–. "En todo caso, estaremos lejos por un tiempo. Un par de semanas más o menos. No es la primera vez que dejo la ciudad, así que no me extrañes tanto, ¿ok?"
"Sólo asegúrate de traer de regreso tu trasero." –dijo Sayaka, haciendo que a Kyouko se le ablandara el corazón por un momento.
"Podría volver más rápido si me dieras alguna clase de motivación…" dijo Kyouko, sugestivamente. Cuando esperaba por la predecible respuesta de Sayaka, todo lo que pudo escuchar fue el típico 'click', que le dejaba saber que le habían colgado. "Bueno, eso salió fenomenal."
Homura atrapó el teléfono que fue arrojado hacia su cabeza. "A Sayaka parecen habérsele ocurrido ciertas… ideas extrañas con respecto a nosotras dos." –A Kyouko se le dibujó una sonrisa al escuchar esas palabras.
"¿Qué clase de ideas?" –preguntó ella, sentándose justo junto a Homura y lanzándole una mirada llena de curiosidad– Homura alzó una ceja cuando notó la cercanía de la pelirroja y su sarcástica mirada–. "¿Algo sucio?" –Kyouko acercó su rostro aún más al de Homura, pero la otra chica no se movió un solo centímetro.
"Dudo que posea la capacidad mental para imaginarse algo sucio, así que no." Homura contestó de inmediato. Kyouko echó la cabeza para atrás y soltó una carcajada.
"¡En eso tienes un punto, Hom!" –Homura usó la punta de su índice para empujar a la pelirroja lejos de ella.
"Ya habiendo dicho eso, apreciaría que renuncies a cualquier idea loca que pudieras tener respecto a nosotras dos." Kyouko se estiró perezosamente en el sofá que usualmente también solía utilizar como cama.
"¿Por qué? No es como si a nosotras jamás se nos hubiera pasado por la mente." –Kyouko se refería a la ocasión en que le había sugerido a Homura que ambas deberían intentar ver si algo podía funcionar entre las dos, en caso de que las cosas no salieran bien con sus respectivos intereses amorosos. Aquella había sido una muy buena carcajada, y algo que ambas podían llegar a considerar–.
"El día que finalmente sucumba ante la locura, tal vez lo tome en cuenta," –contestó Homura con sarcasmo. La joven hizo la nota mental de conseguir más muebles para el cuarto, ya que sólo podían compartir un sillón. Su departamento estaba prácticamente vacío, dado que aún no habían podido darse el tiempo para hacer las renovaciones y arreglos que el lugar necesitaba.
Kyouko clavó su mirada al punto en la pared donde estaría la televisión, eso si Homura alguna vez cedía a sus demandas porque compraran una tele. Sus ojos fueron de vuelta a Homura, quien parecía estar ocupada en algo con su teléfono. "¿Qué estás haciendo?"
"Debo ocuparme de algunos preparativos." Homura estaba revisando algunas cosas en su pantalla.
Kyouko intuyó que por 'preparativos', la chica se refería a cosas como planear y decidir su ruta completa o alguna estupidez como esa. "Tú encárgate eso. Renunciaré a mi empleo, por cierto."
"A decir verdad, estoy sorprendida que hayas durado tanto." Homura alzó una ceja cuando Kyouko dejó descansar sus pies sobre su regazo.
La pelirroja se encogió de hombros. "Me daban un descuento."
Homura empujó los pies de Kyouko. "¿Y desde cuándo te importan los descuentos?"
"Precisamente de eso me di cuenta. Por eso renuncié."
"Siempre que ayudes a pagar algunas cosas, la verdad no me interesa cómo consigas el dinero." –Homura comenzó a escribir algo en su teléfono–.
"Paga tus malditas cuentas tú misma." –Kyouko se acurrucó, calentando la planta de sus pies contra uno de los muslos de Homura–. "¿Te importaría hacer eso en tu propia cama?"
"Tengo mejor recepción de señal en este lugar." –contestó la pelinegra. Kyouko se dio vuelta en el ya de por sí estrecho sofá, dejó salir un gruñido de descontento y volvió a empujar sus pies hasta el regazo de Homura. Molesta, pero sin quitarse los pies de la chica una segunda vez, Homura siguió con sus preparativos–. "¿No tienes algo mejor que hacer que estar de perezosa?"
"Estoy cómoda." –contestó la pelirroja con somnolienta voz. Homura suspiró, y continúo haciendo su investigación, consciente de la áspera sensación de los desnudos pies de Kyouko.
Kyouko por su parte, cerró sus ojos con una sonrisa de emoción en los labios. Era seguro que un viaje con Homura tenía que resultar en algo emocionante. "Oye Hom. ¿Hay algo más que tengas ganas de hacer mientras estamos fuera?"
Homura navegaba por páginas que mostraban las atracciones turísticas en las ciudades cercanas. "No sucumbir a la locura."
La mañana siguiente, el dúo empacó sus cosas y partió sin el menor retraso, aún si eso significó que Homura tuviera que arrastrar a una somnolienta Kyouko todo el camino a su destino. Ahora ambas estaban en la estación, esperando al próximo tren que las llevaría hacia su primer territorio de caza. Kyouko estaba sentada encima de un morral en tanto que Homura tenía colgada su mochila al hombro. Kyouko observaba a Homura con el rabillo del ojo mientras la otra chica miraba para todos lados en la plataforma de arribo, el lugar estaba ligeramente abarrotado de gente. Era obvio a quién estaba buscando la pelinegra, y a Kyouko le dolía mirarla así.
"Fuiste tú quien le dijo que no viniera, ¿así que para qué la buscas?" –dijo en voz alta la pelirroja, refiriéndose claramente a Madoka. Homura ignoró a Kyouko por completo, pero dejó de mover la cabeza para todos lados y de revisar todos los rostros. Kyouko tenía razón, ella misma le había pedido a Madoka que no se molestara en venir a despedirlas. Aun así, deseaba poder ver el rostro de la joven de rosados cabellos antes de partir. Dejar a Madoka atrás en esta ciudad estaba haciéndola sentir un hueco en el pecho. Un dolor que había elegido ignorar.
Cuando su tren finalmente llegó, Kyouko fue la primera en subir y reclamar un lugar lanzando su morral al asiento más cercano a la ventana. Homura esperó unos segundos en la plataforma, quizás aún aferrada a la vaga esperanza de que Madoka apareciera de último momento. "¡Hom!, ¿piensas entrar o no?" –Kyouko le hizo un ademán a su compañera de cuarto para que abordara–. La otra joven simplemente Se la quedó viendo, su mirada lucía un tanto triste. Cuando finalmente subió al tren, sentía que sus pies le pesaban como si fueran de plomo. Y cuando finalmente partieron, fue como si dejara una parte de sí misma en Mitakihara. Pero se había ido sabiendo que había sido ella quien había tomado la decisión de partir, y que la parte de ella que había dejado atrás era ahora sólo un peso muerto. Este viaje con Kyouko… era la decisión correcta.
Tal vez.
"Dejé mi corazón en San Francisco~" –cantó Kyouko en un murmullo–. Homura volteó lentamente su rostro hacia la chica sentada a su lado.
"¿Qué es lo que se traen todas ustedes?" –preguntó Homura muy irritada, recordando la sonrisa burlona de Sayaka y viendo la mueca que ahora hacía una muy entretenida Kyouko.
"¡Sólo quería entrar en ambiente!" –contesto Kyouko en tono burlón–. "Además, no es como si no supiera cómo te sientes," –continuó la chica en un tono un poco más serio–. "Temo que cada vez que me doy la vuelta, Hitomi va a intentar hacer una movida con Sayaka a mis espaldas."
"Yo no me preocuparía. Después de todo, ni Sayaka te pertenece ni tiene esas preferencias."
Kyouko se hundió en su asiento. "No tienes por qué recordármelo."
"Podría ser peor. Tu rival de amores podría haber quedado sellada en la mente y el cuerpo de la misma persona que amas."
"Te concedo el punto." –Kyouko se echó hacia atrás en su asiento y miró por su ventana. Sus conversaciones siempre parecían terminar tomando el mismo giro depresivo–. "Estas vacaciones nos harán bien. Necesitamos un descanso de todo este drama por el que nos hemos hecho pasar. Me parece que merecemos olvidarnos de las personas que nos importan por una semana o dos."
Sintiéndose cansada, Homura descansó su cabeza contra su asiento. "Es más fácil decirlo, que hacerlo."
"Lo sé. Pero podemos pretender que lo hacemos. Por un rato, en todo caso." Sus manos se toparon entre sí en el mismo descansa brazos. A ambas les tomó un segundo más del tiempo necesario para retirarlas.
El viaje duró alrededor de un par de horas, pero de alguna forma lograron llegar a su destino sin que Kyouko se volviera loca por estar atorada en un lugar tan cerrado con una persona tan entretenida como Homura. Homura no tenía problema con permanecer sentada y en silencio por la totalidad del camino. Su destino quedaba a un par de ciudades de Mitakihara, lo suficientemente cerca para volver rápido si surgía la necesidad, y lo suficientemente lejos para que ningún enemigo las siguiera a casa fácilmente. Las chicas tratarían de ver cómo les iba con la cacería de brujas en este lugar.
Kyouko no tardó en sugerir el 'hotel perfecto' en cuanto llegaron. "Conozco a un tipo que nos puede conseguir habitación gratis," –explicó ella a una escéptica Homura. Y técnicamente, no estaba mintiendo. Cuando entraron al lobby del hotel que Kyouko había sugerido, el chico frente al escritorio de recepción palideció, y trató de escabullirse de inmediato en la manera más obvia posible. Kyouko bloqueó su escape y le susurró al oído algo que Homura podía imaginar se trataba de las muchas cosas desagradables que podían sucederle. El hombre no tardó en indicarle al botones más cercano que las escoltara a su habitación.
"¿Lo ves? Más fácil que quitarle un dulce a un niño."
"Conveniente", –contestó Homura.
"–y asegúrense de recordarle que tengo a su mami en marcación rápida, ¡y que ni siquiera se moleste en involucrar a la policía si no quiere que se repita el último incidente!" –Kyouko le hablaba al botones en voz alta en lo que Homura acomodaba sus maletas en el cuarto y daba un vistazo alrededor.
"¿A-Algo más que le haga falta?" –preguntó el asustado hombre. Kyouko lo pensó por un momento. – "Tráiganos un par de clubs sándwich con pavo y esa otra cosa que le ponen. Ya saben cuál." Dicho eso, la joven empujó al chico y cerró la puerta con firmeza. "El trato es realmente bueno, ¿no lo crees, Hom?"
Homura reclamó su cama colocado su maleta encima. Kyouko reclamó la suya tirándose y dejando la impresión de su cara en la almohada. "¿No vas a preguntarme cómo es que logré que me dejaran quedarme en este hotel?" –la voz de la joven la hacía sonar casi decepcionada–. "De hecho es una historia muy entretenida."
"No me interesan tus pequeñas aventuras. Siempre que funcione a favor nuestro." –Homura vio por la ventana de la habitación, revisando en su mente el tiempo–. "Prepárate para salir en los próximos diez minutos. Quiero salir de cacería lo más pronto posible." –Homura estaba consciente de que debía de establecer su autoridad respecto a este viaj–…misión. Respecto a esta misión, o Kyouko haría lo que le diera la gana.
En lugar de eso, Kyouko se estaba quitando los zapatos. "¿Qué hay del almuerzo?"
"¿Qué con el almuerzo?"
"Tenemos una orden de sándwiches en camino." –señaló Kyouko– "Y tengo hambre. Deberíamos de comer antes de salir."
Era una sugerencia bastante razonable, así que Homura no insistió. "Bien. Sándwiches, y después, cacería."
"¿Y si quiero tomar un baño?" –preguntó Kyouko. Homura suspiró molesta.
"¿No pudiste haber hecho eso antes de que nos fuéramos?"
"Quería robarme unas cuantas botellitas de shampoo del hotel."
Si Homura no hubiera estado tan acostumbrada a la forma de ser Kyouko, seguramente se habría dado una palmada en el rostro. "No tenemos tiempo para estarlo desperdiciando, Kyouko. Estamos en una misión. Las vidas de otros dependen de nosotras."
Justo en ese momento hubo un pequeño golpeteo en la puerta, al que Kyouko saltó de inmediato fuera de la cama. "¡El servicio al cuarto está aquí!" –el discurso de Homura fue completamente ignorado ante la llegada de los sándwiches. Kyouko tomó su mitad y volvió a aventarse de cabeza en su cama. "¡Casi había olvidado cómo se siente una cama!"
Homura sacudió la cabeza y tomó su propia sándwich "Sólo no te pongas demasiado cómoda."
"Ya entendí, Hom. Sin sonrisas, sin carcajadas, sin diversión." –Kyouko terminó su sándwich en unos cuantos bocados–. "Así que, ¿Cuál es el plan?" –usando las puntas de sus dedos, la pelirroja tomó las migajas de su ropa y se las comió también–.
"Nos dividiremos la ciudad y haremos una búsqueda," –dijo Homura, removiendo las orillas de su pan, y arrojándoselas a Kyouko–. "Con franqueza. Hoy sólo haremos reconocimiento. Nos veremos aquí al atardecer."
"¿Y qué hay de la cena?" –Kyouko devoró los trozos de pan que le habían lanzado.
Homura suspiró y se dio por vencida, sabía que esta era una batalla perdida. "De acuerdo. Nos veremos aquí antes de la cena."
Kyouko sonrió al imaginar la comida que le servirían. Era una de sus cosas favoritas del quedarse en hoteles. Se sentía algo emocionada de al fin poder compartir esta parte de ella con alguien más, para variar. Siempre había viajado sola, y ella prefería hacerlo así la mayor parte de las veces, pero con Homura era diferente. Era lástima una que la chica mágica de cabello negro se tomaba las cosas demasiado en serio como para permitirse disfrutar un poco más.
"Tomaré la delantera." –Homura envolvió para después lo que quedaba de su sándwich y se puso de pie, confirmando lo que Kyouko había pensado–. "Yo tomaré el este, tu tomarás el oeste."
Kyouko se sacudió el regazo y le alzó una ceja a su compañera. "Sí que estás impaciente. ¿Te sientes sucia esta noche?"
"¿Contigo alrededor? Todo el tiempo." Homura sacudió su cabello a un lado y se dirigió a la puerta.
"Con cuidado allá afuera. No necesito decirte lo territoriales que tienden a ponerse las Chicas Mágicas." –dijo Kyouko antes de que la mano de la otra joven siquiera tocara a perilla.
"Entonces no me lo digas."
La pelirroja se encogió de hombros. "Sólo llámame si necesitas apoyo. Yo vi el estado en el que se encuentra tu Soul Gem, ¿recuerdas? Estás caminando en una cuerda floja."
Homura giró la perilla de la puerta y salió de la habitación mientras murmuraba las palabras "Lo he notado."
Homura se tambaleó ligeramente una vez que estuvo segura que su última oponente cayó al suelo, en un húmedo y sangriento golpe. Trató de recuperar su aliento mientras observaba al par de cuerpos tirados a unos metros de ella, en distintos grados de inconciencia, derrotadas. Homura era la última en pie. Habían estado peleando por el derecho a enfrentar a la única bruja que había aparecido ese día. Tras varias horas explorando la ciudad, Homura confirmó el aciago presentimiento que había tenido. La ciudad estaba completamente drenada de magia. De acuerdo con Kyouko, este lugar una vez había sido un verdadero buffet de Grief Seeds, pero ciertamente ése ya no era el caso. Tan pronto como una bruja había aparecido, Homura voló como un rayo hacia la escena, junto con estas otras dos Chicas Mágicas. Las chicas no trabajaban juntas, y tampoco habían hecho equipo contra Homura; había sido una lucha en la que cada joven peleaba por sí misma.
La pelinegra miró a su alrededor, dándose cuenta de que no podía sentir por ningún lado a la bruja por la que habían estado peleando. Podía alcanzar a percibir la sutil presencia de una tercer Chica Mágica, percatándose de que mientras ella había estado ocupada peleando contra estas dos, alguien más se había escabullido y había reclamado la Grief Seed. La chica sintió que su corazón se le hundía en el pecho, llenándola de una inmensa y creciente ira hacia sí misma. Ella no era así. Hoy no estaba lo suficientemente concentrada. Probablemente la corrupción que inundaba su Soul Gem era la causa de que actuara de forma tan imprudente.
Molesta, Homura se sentó en el suelo y observó ambos cuerpos. Alguna de las dos habría de terminar por transformarse en Bruja después de la golpiza que Homura les había propinado. Era en momentos como éste que Homura deseaba aún poseer sus poderes para detener el tiempo. Aunque tampoco es que no pudiera patearles el trasero sin ellas.
"Jesús. ¿No te dije que me llamaras si necesitabas ayuda?" Kyouko se materializó en la escena, lanza rojiza en mano.
"Todo está bajo control." –le informó Homura, limpiando un hilo de sangre que le corría por la frente. Eso literalmente había sido un tiro de suerte.
"Entonces llámame para la fiesta, no para la resaca." –Kyouko empujó a una de las inconscientes jóvenes con la punta del pie–. "¿Qué diablos pasó con aquello de 'hoy sólo haremos reconocimiento'?"
"Esta soy yo, haciendo reconocimiento." –Homura era una experta disimulando la fatiga–. "¿Alguna Grief Seed?"
Kyouko negó sacudiendo la cabeza. "Nada. ¡La ciudad está totalmente seca! El único rastro de magia que pude sentir el día de hoy fue tu 'reconocimiento'." –Kyouko miró de reojo a Homura, quien mantenía su Soul Gem fuera de la vista–. "Hablando de eso, vaya que gastaste una buena cantidad de magia para no obtener la Grief Seed al final."
Homura hizo un ademán indicando al par de Chicas Mágicas derrotadas. "Una de esas tiene que convertirse tarde o temprano."
"Oh, disculpa, mi error." –Contestó sarcásticamente Kyouko– "Porque agarrarlas frescas siempre es una buena idea."
"Estaremos bien si es sólo entre nosotras dos," –dijo Homura, con la mirada clavada en el suelo frente a ella.
"No es que no aprecie tu voto de confianza," –irritada, Kyouko le dio a su lanza unos cuantos giros usando sus dedos. – "pero ya pasó la hora de la cena. Regresemos, podemos intentarlo una vez más mañana."
"Puede que mañana ya no quede nada más aquí," –respondió Homura, llena de frustración, molesta de que Kyouko sugiriera dejar ir esta oportunidad. Eso, hasta que un grito de sorpresa escapó de sus labios cuando Kyouko golpeó la parte ancha de su lanza contra el trasero de Homura.
"¡Ja!, ¡justo como lo imaginé!" –se jactó Kyouko con tono triunfante. Homura le clavó una mirada asesina.
"… ¿Te imaginaste que querías morir el día de hoy?" La chica palpó su falda con sus manos para asegurarse de que Kyouko no hubiera cortado la tela.
"Si te encontraras en condición decente, habrías podido evadir eso," –dijo Kyouko en tono presuntuoso, orgullosa de su propia observación.
Homura sólo se la quedó viendo, aún no convencida del todo sobre perdonarle la vida a Kyouko. La pelirroja no tardó en percatarse de la intención tras su mirada, y se apresuró a explicarse más detalladamente.
"Mi punto es, que deberías de relajarte y tratar de comer algo antes de que tu Soul Gem explote." –Un sonoro y doloroso gruñido por parte de una de las chicas caídas siguió a las palabras de Kyouko. La otra intentaba sentarse en el suelo. Kyouko las señaló, enfatizando su argumento–. "¡Y tal parece que estas niñas vivirán para fastidiar otro día!"
Homura cerró sus ojos y suspiró, ver la escena de ambas chicas dando señas de seguir peleando la cansó. "Sólo vámonos de aquí" –su escudo hacia mecánicos sonidos mientras se desarmaba. Kyouko respiró con tranquilidad y alivio cuando miró a la dueña de dicho escudo alejarse caminando, disimulando una leve cojera.
Cuando regresaron al hotel, Kyouko no perdió un solo segundo en ir directo al teléfono y pedir el servicio a la habitación para la cena. Homura se dejó caer en la cama cansadamente, se quitó su anillo y lo dejó volver a su forma original. La Soul Gem en la palma de su mano estaba más oscura de lo que jamás la había visto. Homura realmente estaba empezando a preocuparse. Si no limpiaba esto pronto, iba a convertirse en un problema realmente serio. Kyouko se encontraba terminando una conversación en la que exigía una cena para seis personas, cuando Homura finalmente se decidió a pedírselo.
"Kyouko… ¿Ecualizarías mí Soul Gem?"
"Ni por todo el fuego del infierno."
Homura se esperaba esa respuesta, pero siempre guardaba un arma secreta para estas ocasiones.
"… ¿Por favor?"
Como era de esperarse, esa palabra fue extremadamente efectiva, y dejó a la pelirroja totalmente anonadada. "Maldito sea el infierno."
"Odio esto," –Kyouko expresó su opinión como por centésima vez en los últimos minutos–.
"Sabes que yo tampoco estoy muy convencida de hacer esto," –dijo Homura, después de contar mentalmente hasta diez.
Ambas estaban de piernas cruzadas sobre el suelo, frente a frente, con sus Soul Gem delante de ellas. Era evidente que una limpieza resultaba ya necesaria para Homura, cuya Soul Gem estaba particularmente ensombrecida. Lo que resultó una sorpresa para la chica fue ver el estado relativamente puro de la gema color carmesí de Kyouko. Al parecer, ella apenas había utilizado magia alguna en las últimas dos semanas. A Homura le parecía infinitamente exasperante pensar que por dentro ella estaba más sucia que la pelirroja que tenía enfrente. Eso sí que era decir algo fuerte. Pero ya había postergado esto por todo el tiempo que le había sido posible. Realizar una Ecualización de Soul Gem se había vuelto algo inevitable.
Los recuerdos que este proceso le había dejado a Kyouko no eran precisamente los más agradables. Sólo lo había hecho en un par de ocasiones, pero esas dos veces habían sido suficientes para convencerla de que por dentro, todas estaban totalmente desquiciadas. Aunque Mami le había asegurado que –bajo las condiciones adecuadas– podía tratarse de una experiencia agradable, a Kyouko no le cabía duda que lo que la rubia decía era pura porquería. Nada bueno podía salir de darse un paseo por el alma de otra persona.
Y a pesar de todo, aquí estaba ella de nuevo. Y el que Homura le hubiera pedido esto a ella la ponía a pensar; la pelinegra probablemente no le habría confiado esta tarea a nadie más. Y Kyouko se sentía de la misma forma, por eso es que había accedido a la petición de Homura, aún si era contra su voluntad. Sabía que Homura no causaría un desastre en su cabeza como Hitomi lo había hecho. Y si bien Kyouko amaba a Sayaka, no se moría de ganas por repetir con ella esta experiencia en particular. Si importar de qué se tratara, lo que estaba a punto de ocurrir dentro del alma de Homura sería algo que quedaría únicamente entre ellas dos. Esta era la promesa no dicha entre ambas.
"Si tú no vas a hacerlo, yo lo haré." –Dijo Homura con tono terminante, acercando su Soul Gem a la de Kyouko, pero la pelirroja le alejó la mano con un movimiento de la suya.
"De ninguna forma, no va a ser así."
"Entonces deja de quejarte."
"Bien," –contesto Kyouko apretando la quijada. – "Entonces… ¿estás lista?" –Preguntó ella, haciendo girar sus hombros como si se tratara de alguna prueba física. – "Tratemos de terminar con esto antes de que servicio a la habitación llegue aquí con mi cena."
"Sólo acabemos con el asunto de una buena vez," –contestó Homura sin emoción.
"¿Ya dije que detesto esto?" –preguntó Kyouko con una sonrisa estúpida. Sólo tratando de posponer todo por unos segundos más. Cuando se topó con la mirada de "voy a golpearte" de Homura, Kyouko sólo suspiró y colocó su rojiza gema contra la de Homura. Después de experimentar una fuerte sensación de náusea en el pecho, supo que el proceso estaba funcionando. La joven pelirroja cerró sus ojos, y cuando volvió a abrirlos estaba en un lugar completamente distinto. Nada más y nada menos, dentro del alma de Homura.
De la nada, Kyouko se halló empapada de pies a cabeza y bajo un intenso diluvio. La joven maldijo por lo bajo. Por supuesto, por supuesto que iba a estar lloviendo dentro del alma de Homura. ¿Qué otra cosa podía haber esperado?
Kyouko se colocó la capucha de su chaqueta, aunque eso no ayudó mucho contra las incoloras gotas de agua. Si lograba recordar correctamente, el truco para todo este alboroto consistía en buscar una forma de drenar la angustia acumulada en el alma de Homura. Era un proceso distinto para cada persona, dependiendo del estado de su alma. La señal que le indicaba que había tenido éxito consistía en una especie de vapor de color blancuzco, indicio de que la corrupción estaba siendo ecualizada.
Ello le presentaba un problema inmediato. La lluvia era tan tupida que Kyouko a duras penas lograba ver dos metros delante de ella, y por sí sólo el ruido era ensordecedor. Encontrar la fuente de la corrupción iba a ser un verdadero dolor en su trasero a menos que alguna pista le cayera de la nada.
Aun con esa molesta tormenta mojándola por todos lados, fue sencillo percibir la repentina calidez de una mano tomando la suya. A Kyouko la sorprendió tanto que de un grito trató de sacudírsela, pero la otra persona mantuvo su agarre firmemente, logrando jalar a Kyouko consigo en alguna dirección al azar.
Naturalmente, Kyouko trató de resistirse a esa fuerza. Sólo lograba ver una silueta que la jalaba del brazo, alguien… aproximadamente de su estatura. Tras unos cuantos momentos, Kyouko dejó de oponerse, dándose cuenta de que lo único que podía hacer en esta situación, era seguir la corriente de los eventos. Podía quedarse dando vueltas bajo este clima o seguir esta pista. Dicha "pista" caminaba deprisa por entre la lluvia, tropezándose con sus propios pies de cuando en cuando, y a decir verdad, no lucía como el guía más confiable del mundo. Pero por lo menos, se movía como si supiera exactamente a donde debían ir.
"Oye, ¿A dónde me llevas?" –Preguntó finalmente Kyouko, en un tono que apenas disimulaba su molestia. Tuvo que alzar la voz para poder escucharse bajo este diluvio. La figura que sostenía su mano o no la escuchó, o simplemente no respondió. Eso la irritó sobremanera. Era como tener que lidiar con Homura, con el pequeño detalle de que era Homura precisamente con quien estaba lidiando, ¡aunque a un nivel completamente diferente!
Era difícil decir si había transcurrido una hora o un minuto, pero finalmente llegaron a un lugar donde la lluvia no les alcanzaba. A Kyouko le tomó más o menos un minuto el darse cuenta, ya que haber corrido bajo esa tormenta continua le había dejado el tacto medio dormido, y de todas formas estaba empapada por completo. Se quitó la capucha de la cabeza y se sacudió el cabello para quitarse las perlas de agua, de la misma forma que un animal salvaje.
"Demonios…digo, no es como si detestara la lluvia, pero eso fue… demasiado…" –la pelirroja se quedó sin palabras cuando finalmente pudo ver con claridad a la persona que la había arrastrado hasta este lugar. Dicho lugar era una pequeña y lúgubre caverna con una modesta fogata en el centro de la misma. Aparte de eso, no había nada más en la escena que fuera digno de mencionar. La atención de Kyouko estaba por completo enfrascada en la chica frente a ella, la joven en anteojos y un par de coletas.
"Jesús, ¿ésa eres tú, Homura?" –Kyouko por poco no la reconocía, y su apariencia la había dejado realmente desconcertada. La Homura Akemi frente a ella se movía con de un lado hacia otro en su mismo lugar; insegura de sí misma, apretando sus manos con nerviosismo mientras que Kyouko se la quedaba viendo.
"Sí, soy yo. Yo, ehm," –Homura acomodó parte de su cabello detrás de su oído. Sorprendentemente, la lluvia no parecía haber mojado lo más mínimo a la chica– "Es sólo que…me siento muy feliz de finalmente haber podido conocerte…"
"¿Conocerme?, ¿A mí? Sí, claro…" –Kyouko escurría su coleta, aún un poco extrañada con toda esta situación. Jamás había esperado tener la oportunidad de ver a Homura luciendo tan, tan… Kyouko ni siquiera podía pensar en la palabra correcta–. "Escucha, si pudieras decirme la forma más rápida de drenar la corrupción en tu alma, podría largarme de este lugar mucho más rápido." –de pronto, las manos de Kyouko se vieron atrapadas nuevamente contra su voluntad por esta extraña versión de Homura. Una implorante mirada color violeta inundaba la expresión con que la chica de trenzas observaba a Kyouko.
"¡Ha p-pasado tanto tiempo desde que tuve una amiga de verdad!" –dijo Homura en un susurro vehemente. Su rostro estaba realmente cerca de Kyouko, y la pelirroja se hizo hacia atrás tratando de alejarse de la otra joven.
"No me digas, no eres precisamente la persona más sociable del planeta…" –murmuró Kyouko, esta versión de Homura estaba haciendo un desastre con la percepción que tenía de la Homura que ella conocía. Esta Homura negó con su cabeza.
"No siempre fui de esta forma…" –la joven tomó una de las manos de Kyouko, colocándola sobre su pecho–. "Es sólo que solía ser muy tímida. Bueno, supongo que aún soy tímida, sólo que de una forma más… fría." –reflexionó Homura, en tanto que Kyouko miraba su mano sobre el pecho de Homura, incapaz de comprender de qué rayos estaba hablando esta niña. Una Homura tan aficionada al contacto físico no era algo a lo que ella estaba acostumbrada.
"Eh, pues me parece fantástico y todo eso," –Kyouko quitó su mano de inmediato, un leve rubor presente en sus mejillas– "Así que, ¿Cómo debería drenar tu corrupción?" –lo único que la chica realmente quería era acabar con todo esto. Homura pareció entristecerse al notar la prisa de Kyouko.
"Es que…" –pequeñas perlas de llanto se acumulaban bajo esos gruesos cristales. – "Es sólo que… estoy tan sola…"– la joven comenzó a sollozar suavemente. Kyouko estaba desconcertada. Ver a Homura llorar de forma tan lastimera… era demasiado en su lista de "cosas que nunca vería hacer a Homura". Suspiró, un tanto molesta por no poder conseguir ninguna respuesta directa de esta niña.
"¿Me estás diciendo que para ayudarte debo no dejarte sola, o algo así?" –Homura asintió en un rápido movimiento, limpiando una lágrima del rabillo de su ojo– "¿Y cómo diablos se supone que haga eso? Ciertamente no me pienso quedar por aquí, si eso es lo que deseas," –dijo Kyouko, que había decidido ser directa con ella. Homura pareció afligirse aún más por sus palabras.
"E-Entonces…" –Homura hablaba para sí misma, un intenso rubor pintó sus mejillas mientras que tímidamente se acercó a Kyouko. La pelirroja –de pronto interesada, ya que al parecer finalmente obtendría una respuesta– se ladeó para escuchar mejor a la callada joven. Homura hizo una pausa, debatiéndose entre continuar o detenerse, para después inclinarse y depositar un beso en la mejilla de Kyouko. Tras hacer eso, la apenada chica se alejó tan rápido como había dado el beso, abrazó sus rodillas y se quedó junto al fuego que ardía en la pequeña cueva.
En cuanto Kyouko, se quedó inmóvil. El acto la había atrapado completamente desprevenida. "¿Qué carajos fue eso, Homura?" –escupió ella, llevando su mano a su mejilla y sintiendo como un sutil fervor se acumulaba en ese lugar. Y no era una calidez nacida únicamente de la pena. Alejando su mano, pudo ver una humeante y pálida sustancia saliendo de su mano, un signo inequívoco de la Ecualización del alma. – Oh, no me jod…
Aunque no era más que una mínima cantidad. ¿Eso era todo lo que un beso había sido capaz de limpiar?, ¿de verdad? Entonces, lo que debía hacer para purificar el alma de Homura era… Kyouko no sabía si sentirse aliviada u horrorizada. Había estado preparada para enfrentar cualquier cosa, cualquiera, menos esto. De pronto, se quedó viendo a la chica en la cueva, considerando la situación. Bueno, tampoco era como si Homura no fuera atractiva o algo así…
"¡EEH!" –Homura dio un brinco cuando sintió un par de labios posándose en su nuca, justo entre sus trenzas. Kyouko pudo ver cómo una nube de humo blanco se elevaba desde el punto donde la había besado. La joven estuvo a punto de soltar una risa histérica. Iba a volverse completamente loca si seguía metiéndose en el alma de otras personas. Bueno, lo que sí era seguro es que después iba a divertirse a sus anchas molestando a Homura acerca de esto, pero por ahora tenía un trabajo que hacer.
"¡O-Oye, espera!" –Homura tartamudeó, se dio vuelta para ver a Kyouko cara a cara, sólo para ser empujada al suelo. Kyouko se colocó sobre ella, con sus manos a los costados de Homura y en una atrevida maniobra, comenzó a acortar la distancia entre sus rostros.
"No te preocupes, esto es por tu propio bien." La sonrisa burlona en los labios de Kyouko dejaba ver que la pelirroja estaba disfrutando esto más de lo que debía.
"¡¿Eh?!" Homura estaba sonrojada casi hasta su cuello, incluso por entre su blusa. La mirada de Kyouko seguía ese rastro con sumo interés.
"Esto es algo totalmente profesional. Una Ecualización de alma pura y absolutamente… profesional." –se dijo Kyouko a sí misma, mientras acercaba su rostro a la cara de su amiga, la que le resultaba familiar y extraña a la vez. Muy dentro de su mente, sabía que ya antes se había entretenido con la idea de hacer esto con Homura una o dos veces. Es sólo que jamás había imaginado que terminaría por hacerlo con esta divertida contraparte del alma de Homura.
Homura no daba señal alguna de resistirse, sus protestas no eran más que meros suspiros. "Espera…"
"No." –susurró Kyouko antes de posar sus labios sobre los de Homura. La lluvia enmudeció.
Fue entonces que un monumental trueno –capaz de romper a alguien en pedazos– las separó a ambas. Alguien estaba de pie entre las dos. Una Homura que lucía particularmente molesta.
"Sabía que tú eras quien estaba detrás de todo esto," –esta nueva versión de Homura prácticamente les había gruñido–. Kyouko se la quedó viendo con una expresión de "Qué chingados está pasando ahora". La Homura de trenzas estaba atrás de ella, temblando de miedo. La que estaba enojada parecía ser una versión con la que Kyouko estaba más familiarizada; sin lentes, y con su largo cabello completamente suelto y cayendo por su espalda.
La recién llegada no tardó en jalar a Kyouko y separarla de su otra yo, antes de proceder a reprender a… bueno, a sí misma. La segunda Homura le dirigió un gruñido de furia a su contraparte. –"Siempre eres tú. ¿Por qué no sólo te mueres de una buena vez?"
La chica de lentes temblaba ante ella, casi a punto de llorar. "Ella también es mi amiga…" –protestó débilmente.
"Cállate." –La otra versión contestó en fría voz– "Estoy condenada a no poder deshacerme de ti por completo, pero que me maldigan si vuelvo a ver tu patético rostro una vez más, maldito estorbo." La joven daba la misma impresión de un animal herido, rugiendo y a la defensiva.
El cañón de otro trueno volvió a sonar en el exterior y Kyouko se vio tentada a simplemente escapar. Pero estaba consciente de que no podía hacer eso sin asegurarse de que el alma de Homura quedara purificada. "Oye, Homura," –dos pares de ojos color violeta la voltearon a ver. A Kyouko le resultó desconcertante–. "Mira, si no me doy prisa, la tú verdadera va a tener muchos problemas ¿entiendes?" –la chica azuzó con impaciencia a ambas– "así que déjenme hacer mi maldito trabajo y ayúdenme a encontrar la manera más rápida de ayudarles. Además, quisiera volver antes que llegue la cena," –esa última parte la murmuró por lo bajo.
Las otras dos Homuras se vieron la una a la otra. La Homu enojada, que estaba de pie, se dirigió a Kyouko con desprecio. "Ni necesitamos ni queremos tu ayuda. Yo no dependo de nadie."
La Homura sentada alzó una mano tímidamente. "Yo…creo que quiero ayudarla…"
"¿Y desde cuándo tu opinión ha resultado útil?" –reviró la otra.
Tras dudar unos segundos, la chica de trenzas se puso en pie, con mejillas encendidas. "¡Kyouko es nuestra amiga!"
"¿Y?"
Kyouko observaba un tanto asombrada cómo Homura se enfrentaba literalmente consigo misma.
"¡Solía significar todo en el mundo para nosotras!" –declaró ella con firmeza. Eso pareció provocar un momento de pausa a la otra Homura, quien entrecerró sus ojos, considerando lo que acababan de decirle. Unos segundos de tenso silencio transcurrieron, hasta que la segunda Homura asintió brevemente a la chica de trenzas, al parecer reconociendo lo que la joven había dicho.
"Bien. ¿Cómo ayudamos?" –preguntó ella, dando media vuelta para dirigirse a Kyouko.
Kyouko parecía satisfecha de ver que algo aquí al fin parecía ir a su manera. "Hasta ahora, parece ser que lo único que está funcionando son las muestras de afecto, o algo por el estilo," –comentó Kyouko.
"¿Es por eso que me encontré a las dos besándose?" –dijo Homura, clavando una mirada en dirección a la chica de trenzas, lo que hizo que ésta se sonrojara y se hiciera bolita. Al parecer su espíritu de lucha se había desvanecido tras su último intento en defensa de Kyouko.
"Sí," –Kyouko no pudo evitar un sutil rubor en sus mejillas tras ser atrapada en un acto así.
"En ése caso resulta obvio lo que debemos hacer." Ambas Homuras compartieron una mirada y asintieron, cual si hubieran tenido y consentido en un mismo pensamiento. Caminaron hacia Kyouko, quien miró a ambas chicas con curiosidad.
La Homura tímida fue detrás de Kyouko. ¿Qué carajos es esto?, pensó Kyouko con incredulidad, al notar que la antes insegura joven colocaba sus manos sobre el pecho de la pelirroja. Después la otra Homura se colocó frente a ella, sus manos subieron lentamente para deshacer el cierre de su empapada chaqueta y quitarla del camino, haciendo espacio a la palma de su mano. Esa mano que se sentía arder mientras recorría su piel, escabulléndose por debajo del top negro de Kyouko y explorando su vientre descubierto. ¿Qué carajos es eso?, continuaba pensando Kyouko, aún incrédula. La idea de resistirse jamás pasó por su mente. No era como si las ideas le inundaran la cabeza justo ahora. Había cierto dejo de propósito, de intención y atrevimiento en las acciones de ambas chicas, que provocaba que su corazón latiera como loco, retumbando hasta en sus oídos.
La Homura detrás de ella la despojó de su chaqueta y comenzó a dejar un rastro de besos por entre sus brazos, recorriendo tímidamente sus hombros, en tanto que una nube blanca se alzaba suavemente por su paso. La que estaba frente a ella tomó un puñado de su pelo y jaló su cabeza hacia sí, besándola bruscamente. Las manos de Kyouko se asieron de su cintura como si tratara de aferrarse a la cordura misma, al tiempo que dos pares de labios la asaltaban simultáneamente. Podía sentir cómo la cálida lengua de Homura se abría paso por entre su boca, apagando el sorprendido gemido de Kyouko. Podía sentir como un par de manos deshacían el botón de sus shorts, y cómo unos dedos se deslizaban por debajo del elástico en su ropa interior, y otro par de manos rozaba de uno de sus costados, ¡y ya ni siquiera sabía a quién le pertenecían esas manos! Homura interrumpió su salvaje beso y bajó su cabeza para ocupar sus labios en otra parte del cuerpo de Kyouko. La pelirroja no podía hacer más que observar, incapaz de creer lo que veía frente a sus ojos mientras blancas y vaporosas nubes de humo continuaban surgiendo por todas partes.
Justo entonces sintió un vértigo sobrecogedor y una terrible sensación de náusea en el pecho, y de la nada estaba nuevamente de regreso en el mundo real, tosiendo y parpadeando. Homura estaba sentada justo frente a ella.
La auténtica Homura tenía los ojos clavados en Kyouko, sus mejillas estaban rojas y sostenía su Gema tan lejos de la chica como le era posible. La pelirroja le devolvió la mirada, lo mismo perpleja que aturdida. Ambas compartieron un vistazo que duró por varios segundos, y que podía traducirse en algo más o menos como ¿Qué rayos es lo que acaba de suceder?
"Oye…" –Kyouko alzó la voz, percatándose de lo que Homura había hecho–. "No había terminado allá adentro, ¡tú Soul Gem aún sigue oscura!" –Homura se puso de pie e intentó dejar el cuarto de forma abrupta– "¿Es saludable que hayas hecho eso?" –preguntó Kyouko, refiriéndose a la acción de haber roto el vínculo inesperadamente.
"Creo que ya ha sido suficiente por hoy, Kyouko," –respondió Homura, su voz temblaba con rabia apenas contenida.
"Oh vamos, sólo unos minutos más." –Kyouko no podía reprimir su sonrisa–. "¡Se estaba empezando a poner interesante!" –Homura simplemente la ignoró. Levantándose, Kyouko fue tras su amiga–. "Ya en serio, apenas pude purificarte un poco ¡Si me permites volver dejaré que sea un rapidín!"
"Preferiría que no me purifiques si ello implica que me impurifiques a mí."
"¡Eso sí me ofende! ¡A la que estaban por 'impurificar' era a mí!"
Homura podía sentir venir una jaqueca. Voy a culpar a Sayaka de todo esto. "¡No pienso tener un trío contigo dentro de mi cabeza y punto!"
"¡Bien!, ¡puedes quedarte con ese poste de teléfono que tienes atorado en el trasero!, ¡para lo que me importa!"
"¡Eso haré!"
Esta era oficialmente la discusión más rara que ambas habían tenido jamás. Afortunadamente alguien tocó la puerta, acabando con su intensa competencia de miradas. Kyouko murmuró algo sobre servicio al cuarto y pasó a un lado de Homura para ir a atender la puerta. Siendo sincera, Homura nunca se había sentido tan avergonzada en toda su vida. Sólo guardaba la esperanza de que fuera su furia la que enrojeciera sus mejillas, más que aquello que había estado a punto de hacer con Kyouko dentro de su traicionera cabeza. Kyouko condujo el carrito de la cena sin voltear a ver a Homura, llevándolo directo a su cama.
Al darle un buen vistazo a la otra chica, Homura se sintió aliviada de notar que la pelirroja estaba igual de abochornada, frustrada y sobando su rostro mientras permanecía sentada en su cama. "Entonces, ¿ahora qué?" –preguntó la pelirroja, instigando con irritación a Homura.
La joven de oscuros cabellos decidió permanecer de pie a pesar de que se sentía más exhausta de lo que había estado jamás. "Sólo lidiaré con esto a la vieja usanza." –contestó ella, aliviada de que el tema de plática fuera nuevamente la estrategia. La estrategia era algo mucho más sencillo de tratar–. "Volveremos a salir de cacería mañana, pero esta vez iremos juntas y formaremos equipo. Nos iremos de esta ciudad mañana en la noche, sin importar nuestros resultados. Debemos mantenernos en movimiento, especialmente si las demás ciudades están tan secas como ésta."
"¿Crees que esta ciudad recibió el mismo tratamiento que le dimos a Kyubey?" –Dijo Kyouko, mientras que con su índice hacia un ademán, deslizándolo por su garganta–. "Si Rin estuvo en esta ciudad su Incubador debe ser historia, justo como el nuestro. Si queremos cazar Grief Seeds deberíamos apartarnos de su rastro de destrucción todo lo que podamos." –Kyouko se refería a la Chica Mágica con la habilidad para corromper a los Incubadores, la misma que había auxiliado a Kyouko y a Homura para asesinar a Kyubey en su última aventura.
"Tienes razón," –Homura asintió, y comenzó a dar vueltas por el cuarto–. "Deberíamos averiguar en qué rumbo viaja y dirigirnos en la dirección opuesta. Corromper a los Incubadores puede ser inconveniente para nosotras, pero no podemos culparla."
"Nosotras habríamos hecho lo mismo." –Kyouko estaba de acuerdo. La joven finalmente estiró un brazo hacia el carrito de la comida y tomó el aperitivo que marcaba el primer plato de su cena.
"Exactamente." –Homura dejó de caminar en cuanto avistó la comida, sintiendo una punzada de hambre. Se sentó en su propia cama frente a Kyouko, el carrito de comida quedó como una especie de mesa para cenar entre las dos–. "No la envidio, sabiendo todo lo que debe limpiar después."
Kyouko gruñó a medio bocado. "¿Tenías que recordármelo mientras estoy comiendo?" –la joven hizo una mueca de asco al recordar cómo había tenido que limpiar la mancha de sangre y vísceras que Kyubey había dejado en los muros de su departamento.
"Me imaginé que tendrías un estomago más fuerte." –Homura tomó su propio plato y cubiertos, y arrugó la frente cuando notó un detalle en particular con el carrito de comida–. "¿Por qué las velas?" –le preguntó a Kyouko, quien era iluminada en la tenue atmósfera de luz creada por las velas.
"Ordené el especial para dos." –explicó la pelirroja encogiéndose de hombros–. "Al parecer viene con velas."
"Ah." –Homura se sacudió la extraña sensación de intimidad que parecía venir con una cena a la luz velas. De pronto Kyouko sonrió burlonamente.
"¿Sabes?, usualmente la cena viene antes del trío, no después."
Homura apagó las velas de un soplido inmediatamente. Lo único que deseaba era olvidar cualquier cosa sexual que se hubiera suscitado entre ella y Kyouko.
La mañana siguiente salieron juntas de caza. Les tomo unas cuantas horas, pero finalmente lograron percibir a una Bruja y la rastrearon lo más rápido posible. Lo que encontraron fue algo increíblemente… sexual.
"¿Esa Bruja luce como lo que creo que parece?" –inquirió Kyouko en voz alta, señalando al monumental par de piernas que flotaba sobre sus cabezas.
"No lo digas." –le ordenó Homura, apretando su mandíbula.
"Puedo verle hasta el fondo de la–"
"Te dije que no lo dijeras." –A Homura le estaba costando trabajo no mirar fijamente entre esas dos enormes piernas que parecían estar mostrando absolutamente todo. Le recordaba a la primer Bruja que había derrotado. Sólo que esta no tenía falda.
"¿Qué diantres estaba mal con esta niña?, ¿se transformó en medio de una sex shop o algo así?" –Kyouko continuó hablando, señalando a familiares que vibraban con formas sospechosamente fálicas. Homura no perdió un segundo y disparó hasta hacerlos desaparecer.
La pelinegra trató de concentrase y enfocar a ambas en la batalla. "Yo lo distraeré mientras tú le llegas por detrás," –ordenó–.
"¿Y por qué tengo que ser yo la que vaya por detrás?" –Preguntó una incrédula Kyouko–.
"¿Tú prefieres esa posición, o no?" –Homura estaba hablando de estrategias de batalla–.
La otra chica tenía otras cosas en la cabeza. "¡¿Y tú cómo podrías saber eso?!" –Kyouko lucía como si se debatiera entre matarse a carcajadas o morirse de la vergüenza–.
"¡Sólo hagamos esto de una buena vez!" –gritó Homura, extremadamente frustrada.
"¡Ok!" –con una expresión de asco, Kyouko rebanó a la mitad a un familiar– "¡Le daremos por ambos lados!"
Les tomó un buen rato derrotar a esta bruja. Al final, Kyouko levantó la Grief Seed del suelo y se la extendió a Homura, quien se quedó viendo el oscuro objeto con expresión de hartazgo.
"Casi estoy tentada a negarme a usar esa cosa ahora," –protestó Homura.
"¡No después de toda la porquería que tuvimos que presenciar para obtenerla!" –respondió Kyouko, entregándole la semilla a Homura. La chica del escudo vaciló antes de tomarla y colocarla sobre su Soul Gem. La sensación de una Grief Seed al contacto con una Soul Gem era parecida a poner una compresa fría en una herida ardiente de quemadura. Por un segundo, la joven pudo percibir una punzada antes de relajarse conforme el cúmulo de corrupción era absorbida de su alma por el objeto.
"¿Te sientes mejor?" –preguntó Kyouko, mirando a Homura con ojos curiosos–.
"Mucho." –Homura tomó un hondo respiro y guardó la Grief Seed en su bolsillo para el próximo uso–. "De haber sabido que de todas formas iban a violarme así el alma, entre la Bruja y tú, me habría quedado contigo."
"Un poquito tarde para eso." –Kyouko soltó una risita por el comentario–. "Si ya terminaste con tu malteada de vitaminas, larguémonos de esta ciudad de una buena vez."
Nota del Traductor: ¡Hola gente! He aquí que presento ante ustedes el proyecto 'Cándidos Impulsos', una historia llena de pasión contenida, humor sexual involuntario y los mordaces diálogos que sólo pueden ser obra de una boquita tan florida como la de Kyouko. Y no se espanten por ver el rate en M, les aseguro que si le dan una oportunidad, les va a gustar lo que sigue. Y recuerden que si disrutan la historia, tambien pueden darse una vuelta por el perfil de angel0wonder y hacérselo saber.
Como siempre, agradezco cualquier opinión, comentario o crítica constructiva. Gracias por tomarse el tiempo de leer. ¡Nos vemos en la próxima actualización!, Spidey's off!
