El mundo era libre, no mas dolor, no más muertes, no mas Voldemort. Este había caído al fin bajo Harry Potter, el niño que llego, vio y venció. Y los Dioses por terminar con esa amenaza y volver a sumir al mundo en el equilibrio, en la paz relativa que existía se le concedió un regalo, la vuelta a la vida de cuatro personas muy importantes para el, aunque no pudieron ser todas las que esa guerra sin sentido librada durante años había arrebatado.
De esta manera Lily y James Potter junto con Sirius Black y Remus Lupin volvieron para volver a tener una segunda oportunidad, los merodeadores renacieron, aunque echaran de menos a personas importantes, como ocurría a Remus, pues Tonks no había sido elegida para esa nueva vida, pero esta seguía cuidándolo, a él, a su hijo y a los que consideraba su familia desde donde se encontraba.
De esta forma llegamos a 5 años tras esa ultima batalla, a una casa donde vivía esa familia tan especial. Puede que no todos compartan la misma sangre, pero los lazos que les unen son mas fuertes que el rojo elixir de la vida.
Un joven dormía placidamente en su cama, en su habitación, en su casa, rodeado de su familia, su verdadera familia, una que le quería, no como le pasaba con sus odiosos tíos. El día anterior había comenzado sus vacaciones en el ministerio. Había llegado a ser Auror, como lo deseaba, aunque todo estaba relativamente tranquilo, nunca venia mal la seguridad de ese departamento. Había decidido comenzar sus vacaciones durmiendo, ese era su plan y nada ni nadie le iba a hacer desistir de ello, bueno...casi nadie.
La puerta de la habitación se había abierto sutilmente dejando pasar a dos pequeñas figuras que una vez dentro dejaron todo el cuidado que llevaban y se lanzaron hacia la cama gritando y despertando de un sobresalto al ocupante de esta.
- ¡Harry! – gritaron las dos voces infantiles.
- ¿Qué pasa?- pregunto el aludido buscando sus gafas en la mesilla para poder centrarse en lo que le había despertado.- ¿Qué hacéis aquí?
- ¡Despertarte!- volvieron a gritar los infantes.
- Lo habéis conseguido, pero quiero dormir mas.- dijo tumbándose de nuevo en la cama.
- Mamá ha dicho que en esta casa solo hay "malmatas".- dijo la niña del dúo despertador. Era una pequeña de 3 años de edad, pelo negro y ojos verdes, su nombre Hanna Potter.
-Se dice marmota.- la rectifico el otro niño, de 5 años, Teddy Lupin, cuyo pelo castaño claro, como su padre y de ojos grises oscuros, casi negros. Era el hijo de Remus, afortunado, como ya he dicho, del milagro de volver a la vida, y Tonks, pero la metamorfomaga no tuvo la misma suerte.
- Bueno, pues eso.- refunfuño la más pequeña de la casa.
Hanna era la hermana de Harry y por lo tanto hija de James y Lily, también afortunados en tener la segunda oportunidad. La pequeña era igual a su hermano en apariencia física, pero tenia el mismo amor al conocimiento que su madre, y si ya la juntábamos con Hermione Granger, su madrina, ambas se convertían en una enciclopedia andante junto a su apéndice.
- ¡Vaya! Habéis conseguido el primer cometido, os falta el segundo.- dijo una voz desde la puerta. Lily Potter seguía casi igual que en las fotos que Harry aun conservaba.
Ambos niños se bajaron de la cama de un salto y salieron de la habitación corriendo.
- Buenos días, hijo.- saludo a su primogénito con un beso en la frente.- Es hora de levantarse.
- Estoy de vacaciones, quiero dormir.- refunfuño el joven de ya 22 años.
- ¡Tío Sirius!- se escucho en otra habitación de la casa con un "¡Auch!" de regreso por parte del llamado.
- Segundo cometido conseguido.- sonrió picaramente la pelirroja saliendo de la habitación de su hijo y yendo a rescatar a las dos fierecillas del fiera mayor.
Harry desistió en su intento de dormir, se dio una ducha, vistió y bajo a desayunar. Se sentó en la mesa de la cocina donde su padre y Remus ya se encontraban tomando un café y leyendo el periódico matutino.
- Buenos días.- saludo mientras un bostezo se le escapaba.
- Buenos días.- contestaron los dos hombres con la misma cara de sueño.
- ¡Os pille, pequeños futuros merodeadores!- se escucho acercándose a la cocina con dos risas infantiles secundando a la frase, Sirius aparecía con un niño debajo de cada brazo y riéndose de su hazaña por haberlos dado caza. Lily llegaba detrás también riéndose.
Harry miro a todos y sonrió. Esa era su familia, sus padres, su hermanita, Sirius, Remus y Teddy. Todos compartiendo espacio bajo un mismo techo. Y sin contar las visitas constantes de sus amigos, sobretodo de Hermione, que había días que se quedaba a dormir en una habitación que su madre había dispuesto especialmente para ella, casi adoptándola como una hija también y cada día parecía una fiesta en esa casa.
