Bueno :) Este mi primer AU, asique es un poco extraño subirlo a Fanfiction.

Espero que les guste, porque…¡Merlín! ¡Estoy demasiado nerviosa!

Aquí vamos…

Vestidos, mojados.

-Librería "Jean's Books Empire" ¿Qué desea?- Contestó por enésima vez en aquel soleado día, en Londres. Estaba sentada en su escritorio en la segunda planta de su pequeña librería, ubicada en el ajetreado centro de la capital de Inglaterra. A su derecha un enorme ventanal adornado con azulejos en la parte superior y a su izquierda una escalera de hierro forjado, con flores y pájaros de metal, simplemente encantadora. Ella contestaba con algo de pereza, el auricular, mientras con un dedo formaba caireles sobre su cabeza.

-¿Hermione?-dijo la voz, extrañamente alegre de un chico por el otro lado-¡Llevo todo el bendito día llamándote!

-Hola, Hermione, ¿Cómo estás?, ¿Bien?...- Dijo la chica con son de burla incorporándose un poco- ¿Es que nunca podrás hablar por el teléfono como se debe, Harry?

Por el otro lado se oyó una risita y se oyó un golpe. Hermione se asustó un poco y dijo con voz preocupada.

-¿Harry?¿Estás bien?

-Sí, solo me he caído del sofá-dijo con voz algo acalorada. Hermione empezó a reír y Harry dijo en son de reprimenda-¡Hey, Granger, no es chistoso!- pero solo logró que ella, riera más, mientras se imaginaba la escena mentalmente. Harry suspiró, mosqueado- Si sigues riéndote, no te contaré porque te llamo.

Hermione detuvo su risa enseguida, pero siguió sonriendo mientras esperaba que Harry le comentara el motivo de su llamada.

-Muy bien, no me rio.

-Bueno…¿La señorita Granger tiene planes para hoy en la noche?

-¿Para qué preguntas, si sabes la respuesta?- dijo ella con algo de fastidio. Sus noches y tardes siempre estaban libres.

-Hermione, quizás alguien te invita a salir…-Hermione bufó y puso los ojos en blanco. Harry imaginándose que su amiga reclamaría siguió, ignorando los sonidos que se escuchaban por el teléfono-Bueno, de cualquier forma…Ginny y yo queremos que vengas a cenar con nosotros, esta noche…

-¿En tu casa?-preguntó, mientras se levantaba y caminaba al barandal que daba al interior de la tienda, alborotada de libros. Había solo un par de personas, cosa normal, para la hora.

-No…Adivina donde…-Hubo un silencio de ambas partes hasta que Harry, sabiendo que ella no diría nada, declaró, con emoción evidentemente contenida- ¡A "Las Tres Escobas"!

Hermione abrió los ojos muy sorprendida. Las Tres Escobas, era uno de los restaurantes más caros y prestigiosos de Londres y Harry era un hombre, particularmente avaro. No ocultó su sorpresa al responder.

-¿Harry Potter, pagando un puesto en "Las Tres Escobas"? Ginny si que ha cambiado tu forma de pensar.

-Ni que lo digas… Tenemos grandes, grandes noticias ¡Ah! ¿Puedes llevar a alguien?…La reservación es para cinco.

-¡Claro! Puedo llevar a Neville…

-Hermione- dijo Harry con dulzura- Ya sabes que Ginny y yo adoramos a Nev…Pero, cariño, el es tú empleado…Y está a punto de tener un bebé…Tiene mejores cosas que hacer…¿Por qué no llevas al chico de la otra noche? Ese que te pidió tu numero… ¿Berry?

-Terry…Intentó meterse conmigo,¡ ni siquiera sabía mi nombre!-dijo Hermione con cara de enfado. No comprendía porque Harry estaba empecinado en encontrarle novios, le hacía citas a ciegas con compañeros de trabajo o hacía que "casualmente" se encontrara con gente que él conocía. Pero Harry no comprendía que la chica había decidido no tener más citas, ni novios, ni nada, para ella un chico, como algo más que amigos significaba, puros dolores de cabeza, corazones rotos y unos kilos demás.

-Hermione, vamos intenta encontrar a alguien…

-Harry, ríndete de una vez por todas…Mi vida amorosa murió con…Viktor-dijo con un dolor en el fondo de su alma-Punto final…No todos somos tan suertudos como tú..¿Sabes? Y, apropósito… ¿Por qué cinco? Somos solo yo, tú, Ginny…

-Bueno…Queríamos una de a cuatro, nada más…Pero no había más puestos.

-¿Cuatro? ¡Si solo somos tres!-Dijo Hermione suspirando y sentándose nuevamente en el escritorio, sin comprender nada de la situación, como siempre, se perdía de algo cuando hablaba con Harry. Él siempre se traía algo entre manos, igual que Ginny.

-¿No te lo había dicho?…Irá uno de los hermanos de Ginny.

-¿Cuál de los dos, Percy o George?

-¿Dos? ¡Hermione tiene cinco!¡La conoces desde hace cuatro años y crees que tiene dos!

-¡Huy, disculpa, por no saber todo el árbol genealógico de tu novia!-dijo ella con sarcasmo, aunque algo sorprendida, de no saber que una de sus mejores amigas tuviera semejante cantidad de familia-Bueno… ¿Cuál de todos?

-Ron-dijo Harry, suspirando con fastidio- Tiene la misma edad que nosotros. Vivió en Nueva Zelanda, los últimos años…

-Ya- dijo ella, intentando cortar la conversación, mientras que afuera, unas nubes algo feas acorralaban al sol y lo hacían desaparecer, eso, en Londres, eso era de lo más común, que el clima cambiara a su antojo-¿Algo más?-No quería que Harry le contara toda la vida del muchacho, porque sinceramente no le interesaba.

-No…Sugerencia, para esta noche: Lleva vestido.

-Harry tu sabes que yo no…-dijo ella, preocupada, porque no tenía vestido, y porque él clima sería probablemente fresco por la noche. Harry la interrumpió sin pudor.

-¿Quién te está invitando?...-Recriminó. No porque la chica, hubiera abandona su intento con las citas, quería decir que dejara su feminidad de lado- ¡Yo!…Asique hazme caso, la gente que va ahí se viste como si fueran a ver a la reina…¡A las ocho!

-Está bien. Adiós- dijo a regañadientes, mientras colgaba el teléfono .¿Y de dónde demonios iba a sacar un vestido a esas horas? No quería comprarse uno…Odiaba ir de compras…Tal y como lo había hecho con los novios, había abandonado por completo los vestidos y su armario, ahora, solo estaba lleno de pantalones. No era que se vistiera mal…Solo que para ella la moda había pasado a un segundo plano, desde que Viktor…Le resultaba demasiado doloroso recordarle, era como si una daga atravesara su corazón y lo rompiera en mil pedazos, una herida que nunca se cura del todo…En fin el punto es que debía encontrar un vestido antes de las ocho, o sino Harry, probablemente, se enojaría con ella.

Bajó por la escalera de hierro forjado y llegó a la planta principal.

Como de costumbre ese piso era un completo mar de libros, con olor a pergamino viejo y a cuero. Sus dos empleados, estaban solos, ningún cliente. Neville Longbottom estaba delante de la caja con aire soñador, mientras que su novia, esposa, y compañera de trabajo Hannah Abbott, estaba sentada en una de las mesitas que había en el local y leía por tercera vez un libro de maternidad, desde que se había enterado de la noticia.

Hermione aún recordaba lo feliz que ambos habían sido al enterarse de que por fin iban a ser padres, pues se suponía que Hannah no podía tener hijos. Llevaban meses pensando en el nombre del bebe y decidieron que si era niña, cosa ya confirmada, le pondrían Alice, por la madre de Neville, que lamentablemente había muerto en un accidente hacía mucho tiempo, y Jean como segundo nombre, porque era en la librería de Hermione donde se conocieron y por la madre de la castaña. Solo ellos, junto a Harry conocían el motivo del nombre del negocio y Hermione, siempre se había mostrado reacia y algo deprimida con ese tema, por lo que era una especie de tabú.

Hermione se dirigió a la mesa y se sentó frente a la mujer, que tenía seis meses de embarazo. Ella levantó la vista y dobló cuidadosamente la punta del libro, luego miró a su "jefa" (Aunque su relación era más de hermanas), mientras quitaba un mechón de su rubio cabello de la cara, sabiendo que la muchacha iba a decirle algo. La conocía demasiado bien.

-Hermione…-empezó Hannah, mientras Neville se unía a ellas con un café humeante en la mano y un bocadillo de arándanos. Hermione, que estaba con la mirada perdida los ignoró-Hermione, que te pa…

-¿Hannah tienes un vestido?-dijo Hermione abruptamente. Hannah se incorporó un poco y agarró su barriga, ante la mirada preocupada de Neville, pero la rubia solo hiso un guiño en gesto de bienestar.

-Mmm…Creo que solo de maternidad-dijo ella mirando al techo, como siempre que hacia cuando intentaba acordarse de algo-¿Para qué lo…

-Harry y Ginny, me invitaron a "Las Tres Escobas"- Hannah y Neville, soltaron un gritito de exclamación. Neville siempre había querido, al igual que Hannah visitar ese restaurante comúnmente visitado por gente, como ellos la llamaban, "con pasta"- Y tengo que ir con vestido, según Harry…

-¡Eso es obvio!- dijo Hannah, completamente sorprendida, por la actitud arisca de su compañera-¡Es el mejor restorán de Londres!¡Es como si fueses a los Oscar's con jeans! Es imprescindible un vestido, y si crees que te prestaré uno de maternidad, estás demente…

-Tampoco es para tanto…-dijo Hermione, acostumbrada a la exageración de la mujer-Puedo inventarme una enfermedad y…

-¡Estás loca!-dijeron Neville y Hannah al mismo tiempo, y con el mismo el mismo gesto de incredibilidad. No porque la chica se hubiera marginado de las citas y salidas ya desde hacía tiempo quería decir que fuese tonta y se perdiera las oportunidades que le daban. Hannah negó con la cabeza, su jefa y amiga debía ir a psiquiatra si deseaba fingir una enfermedad antes que ir a un restaurante carísimo, con buena comida y chicos lindos-Hermione, siempre rechazas a Harry y a sus invitaciones…¡Caray!¡Las Tres Escobas! ¡Me cortaría las venas por ir!- Neville la miró con terror. Pero ella lo ignoró- Si yo fuera tú- dijo señalando a Hermione con gesto acusador y un poco de cara de maniática-Saldría por esa puerta en este instante- dijo señalando la puerta como si su dedo atravesara las paredes- Y voy a comprarme un vestido, sin importarme cuanto cueste.

Y dicho esto cruzó los brazos, como una niña berrinchuda, esperando que su "jefa" hiciera lo que ella acababa de señalar, pero ella solo se limitó a negar con la cabeza.

-Que ni se te ocurra, Hannah Abbott, no voy a dejar mi tienda tirada por un vestido que solo voy a usar una vez…Además si fuera ¿Quién cierra la tienda…?

-Yo-dijo Hannah con rostro de enfado y señalándose con el dedo con ímpetu-Y Alice…

-…Además llueve a cantaros a fuera- Y eso era verdad, hacía media hora el sol les quemaba los ojos, pero ahora una lluvia, casi diluvial, caía sobre la ciudad.

-¿Y?¿Para que existen los paraguas? Hermione…No lo hagas por ti, hazlo por Harry.

-Pero sí…

-¿Quién estuvo contigo, cuando abriste la tienda?¿Quien te ayudó con el nombre?¿Quien te acompañó y fue tu pañuelo, después de lo de Viktor?¿Quien ha estado a tu lado después de todos estos años?¿Quien te ayudó y acompañó al hospital mientras tu madre estaba enferma?

Y Hannah, Neville y Hermione lo supieron: La rubia había tocado la fibra sensible de la castaña y había tocado las heridas de su pasado que aún no estaban cerradas del todo. Hermione se llevó la mano al pecho con los ojos acuosos. Su madre y Viktor siempre producían esa reacción. Hannah sintiéndose culpable declaró.

-Hermione, cariño…

-No ¿Sabes una cosa? Tienes razón…Harry, es como mi hermano, es lo mínimo que puedo hacer por él-Y dicho esto se levantó, secándose los ojos y tomando su abrigo, de color beige con botones marrones, del perchero y colócanoslo enzima. Quería salir de ahí, llorar en paz, llamar a Harry y excusarse por no poder ir, pero sabía, luego de lo dicho por Hannah, que debía enfrentar las cosas y comprarse un vestido de una vez por todas.

-Ve a la tienda de Madam Malkin-dijo Hannah, mientras Neville en un acto de caballerosidad, le entregaba un paraguas negro a su amiga-Hace unos vestidos muy lindos, lo prometo y accesibles. Queda a unas diez cuadras de aquí…Toma un taxi y…

-Hannah, no tengo dos años y he ido contigo- dijo con fastidio Hermione-¿Ustedes cierran la tienda no?-Ambos asintieron con pesar, algo culpables al ver que su jefa aún tenía el rostro desencajado de pena- Muy bien, recuerden que mañana es la convención…Tenemos que ordenar todo…¡El hecho de que el mismísimo Gilderoy Lockhart venga a Jean's es algo sin procedentes!… Bueno me largo-dijo abriendo la puerta con poco entusiasmo y saliendo al frio y a la humedad.

"Muy bien" pensó, dándose cuenta de que cada vez le era más difícil convencerse a sí misma de cumplir con lo que Harry le había pedido "Un Taxi"

Caminó bajo el paraguas, las dos cuadras siguientes, pues donde se encontraba su librería era un sector de peatonal, calándose hasta los huesos, con los pantalones pegados a sus piernas y el cabello semi-mojado. Pasó por delante de la tienda de mascotas, donde había comprado hacía un par de años a su gato Crookshanks, y paró en una calle de una dirección, bastante estrecha, más concurrida, pero a la vez solitaria.

Vio un taxi y le hiso señas. Se veía bastante destartalado y en mal estado, según ella, pero como solo sería un trayecto corto, no le importó y apenas llegó a su lado , cerró el paraguas y se sentó en el asiento de cuero, cerrando con fuerza la puerta. A su lado se escuchó un golpe similar. Y se sintió como si otra persona se hubiera sentado.

Hermione se volteo y con sorpresa vio a un chico de su misma edad, con el cabello rojo como el fuego, ojos azules y pecas repartidas graciosamente en la cara. Su cabello estaba pegado en su cara y le miraba con la misma extrañeza que Hermione. A ella le parecía extrañamente familiar, como si lo hubiese visto en otro lado.

-Disculpa-dijo Hermione intentando sonreír, aunque algo asustada por la situación, por su mente paso la idea de que ese chico y el taxista tuviesen un complot o algo así, para secuestrar chicas-Este es mi taxi, creo que te has equivocado ¿Podrías salir?-intentó ser lo más decente y cortés que le era posible, pero el chico, al parecer se lo tomó a pecho.

-Creo que tú te has equivocado-respondió él con el ceño ligeramente fruncido y con los ojos ligeramente chispeantes-Yo llegué primero, es más, la que debería bajarse eres tú.

-¿Yo?-dijo Hermione algo enojada con el desconocido, lo encontraba un inmaduro, era obvio que ella había llegado primero-¡Yo llegué primero! Pregúntale a él-dijo señalando al taxista que escuchaba música con sus audífonos y parecía no notar nada de lo sucedido.

-¿Por qué yo?¡Pregúntale tú!-dijo cruzando los brazos, como un niño, cuando no le llevan al parque de diversiones.

"Que sujeto más terco"-pensó ella arrugando la cara.

Hermione gruñó y con mal gesto tocó el hombro del hombre a través de las rejas que separaban las cavidades delanteras y traseras. El hombre, un poco barrigudo y con bigote se volteo con desgana mientras llegaban en el taxi a un semáforo en rojo.

-¿Disculpe, usted vio quien llegó primero?-preguntó Hermione con impaciencia, esperando que le dieran la razón, pero el hombre la ignoró olímpicamente y siguió escuchando música con sus audífonos a todo volumen-Que grosero- suspiró Hermione con furia y se acomodó de nuevo en el asiento.

-Bueno-dijo el pelirrojo a su lado, sin perder instante- Está claro, que no te respondió porque sabía que no tenías la razón y le diste lastima.

Hermione le miró indignada e inhaló con furia acumulada.

-¿Sabes qué?-dijo tomando sus cosas y abriendo la puerta de un sopetón, mientras el automóvil seguía detenido en el semáforo. El pecoso la miró con sorpresa, mientras ella seguía sentada, con la puerta abierta y mojándose entera-Tu ganas, me largo. Llegaste primero, si eso crees, me importa un comino.

Y dicho eso se bajó, mojándose completamente, con la ropa pegada y cerró de un portazo. Pero con sorpresa vio como el pelirrojo, que era bastante alto y atlético se bajó del taxi, tapándose con su chamarra de cuero.

De pronto la luz del semáforo cambio a verde y el taxi se fue como si nada hubiese pasado.

-¿Por qué demonios bajaste?-dijo Hermione casi gritando mientras se corrían a la vereda, para que no los atropellara un coche. El pelirrojo se encogió de hombros, mientras abría un paraguas y se cubría con el.

-¿Por qué bajaste tú?-dijo mientras ella se dirigía a un toldo. El muchacho se veía algo enojado.

-¿Para qué pelear con alguien que ni siquiera conozco y no veré nunca más en mi vida?¿De qué sirve?...Debiste haberte quedado en el taxi…Le pagué a ese sujeto ¿Por qué bajaste?-repitió ella hastiada.

-Porque me sentí culpable, ¿está bien?-dijo el pelirrojo con rostro severo-Los caballeros no dejan que una dama…

-¿Caballero?¿TU? Si fueses un caballero te habrías bajado…

-¡Que rencorosa eres!

-¡Inmaduro!

-¿Inmaduro?¿Yo?-dijo señalándose con rabia-¿Quién peleo por un taxi en primer lugar.?

-¡Era obvio que yo había llegado primero!¡El taxi era mío!- La gente empezaba a mirarlos. A la vista de todos parecían un verdadero matrimonio.

-¡Los taxis no son de nadie!

-No tengo tiempo para pelear con un desconocido-chilló Hermione-Me largo.

-Si yo igual- dijo él con los ojos entrecerrados de ira y su cabello pelirrojo pegado a la cara.

-Adiós- dijeron los dos al mismo tiempo, saliendo en direcciones opuestas, como esa típica escena de telenovela en la que dos novios terminan.

Hermione completamente enfurecida salió caminando, más bien corriendo la tienda para comprarse el endemoniado vestido y acabar ese patético asunto de una buena vez por todas.

Llegó a las cinco para las seis al "Emporio de Madam Malkin",con la rabia disminuida por el frió y el apuro.

Era una tienda encantadora, con estilo colonial y clásico. Hermione había ido solo dos veces y era Hannah la que tendía a comprarse vestidos en la tienda e incluso después de que le creciera un tanto la barriga seguía yendo como si fuese a comprar el pan, todos los Domingos. La mayoría de las veces volvía con las manos vacías a casa, con Neville y fingía que no había encontrado nada, pero su esposo era consciente de que la rubia iba a comadrear con su amiga de la infancia Susan.

Susan Bones trabajaba en la tienda de Madam Malkin desde hacía unos años, cuando la diseñadora, se había vuelto demasiado vieja y no era capaz de subir las escaleras todos los días en busca de tela. En un principio, Madam Malkin se había visto muy reacia con Susan, y reclamaba que estaba perfectamente de salud y juventud, aunque todos sabían que no era cierto. Gritaba a la pobre aprendiz, a tal grado que la pobre muchacha estuvo a punto de renunciar dos veces. Pero luego de un tiempo comprendió que Susan era valiosa, y aunque seguía con los regaños, se formó una valiosa relación de respeto mutuo.

La tienda estaba calentita y Susan, que estaba detrás del mostrador, como siempre sonreía abiertamente. Susan tenía su cabello, pelirrojo oscuro, recogido en una coleta y un vestido negro muy lindo.

-¿Hermione?-preguntó Susan, sorprendida con el hecho de que la chica hubiese venido por su propia voluntad sin Hannah acosándola, la abrazó con fuerza insospechada para su contextura menuda-¿Cómo has estado?¿Cómo va Han…

-Susan Bones- se escuchó una voz de persona mayor: Madam Malkin, con su porte de reina y cabellos níveos, salió por el barandal de la escalera-¿No se supone que deberías estar trabajando, niña? ¡Hermione, querida!

Susan puso los ojos en blanco, mientras Hermione hacía un ademán de saludo con la mano.

-Eso era lo que hacía Madam- respondió la chica- Le preguntaba a Hermione que quería y me respondió…-Susan calló por un instante, sin saber que decir.

-Que quería un vestido para una cena-completó Hermione, sacando a la pelirroja del apuro. La chica le guiñó el ojo con disimulo, en forma de agradecimiento.

-¡Un día te pillaré Bones!-dijo Madam Malkin, más en forma de broma que en serio-Y te la verás conmigo- salió del barandal y volvió a su estudio, mientras Susan suspiraba y Hermione soltaba una risita.

-En fin…-Dijo Susan girando en torno a la mojada de Hermione, quien le pasó su abrigo ,aunque más bien parecía una toalla mojada, y lo puso en la estufa para que se secara- Si que estabas mojada…

-Mi paraguas se perdió.

-Bueno…¿Qué cena?¿Una cita?-dijo alzando las cejas en forma insinuante. Era completamente consiente de el pavor de Hermione a las citas, gracias a las informaciones de Hannah.

-Ni que lo digas, me invitaron a comer a "Las tres escobas"- Susan acostumbrada a que la gente "de clase alta" comprar vestidos en la tienda, ni se inmutó- Y "tu Hannah" prácticamente se ha puesto a llorar cuando le dije que no quería ir…Asique aquí estoy.

-Mmm…Buscas algo en especial-dijo girando y viendo las medidas de la chica. Ella se encogió de hombros y negó con la cabeza.

-A tu completa imaginación.

Susan se sintió complacida y halagada y se dedicó en cuerpo y alma a la búsqueda de algo que le quedara bien a la chica.

-Este es el indicado-dijo mostrándole un vestido azul marino, a la media hora de búsqueda. Se veía muy lindo, pero Hermione, no tenía tiempo. Eran las siete y media. Le quedaba media hora para llegar a su casa maquillarse y llegar al restorán, antes de que Harry y Ginny sufrieran un colapso nervioso.

Luego de pagar, con su abrigo caliente y seco, gracias a la estufa, salió de la tienda, no sin antes halagar a Susan, por su elección, a pesar de que prácticamente ni había visto el dichoso vestido, y tomó un bus, por miedo a que lo del taxi se repitiera.

Llegar a su barrio en Westminster fue, honestamente, lo más liberador de su día. Y entrar a su casa, que tenía la estufa encendida, con ese calor abrumador le hiso querer desistir de Harry y su estúpida cena.

"Al diablo con sus noticias" Pensó una parte egoísta de ella, mientras subía la escalera y llegaba a su cuarto, pero su parte cuerda le decía que lo mejor era ser consciente de que para Harry debía ser muy importante.

Pero la verdad es que estaba enojada con él, con Hannah, con Ginny, con el chico del taxi, con todos…Estaba enojada con Harry y con Ginny, por que por su culpa había tenido que pedirle a Hannah un vestido. Estaba enojada con Hannah, por no tener vestido y por hacerle pensar que quedaría mal si no iba. Estaba enojada con el chico, por que por su culpa, estaba mojada y atrasada para la cena y con Harry y Ginny, de nuevo por haberle invitado a ella…Y así se repetía el ciclo, en donde debía buscar un culpable.

Con desanimo se quitó su ropa, mojada, y sacó el vestido del empaque y al ponérselo quedó asombrada.

No sabía si era porque hacía mucho tiempo que no usaba vestido o por que el vestido en sí brillaba, pero era lo más lindo que en su vida había visto.

Era azul marino, con tirantes y un escote en V muy favorecedor, tenía bajo el busto pequeñas piedras doradas de fantasía sobre un cinturón ancho de cuero negro. Llegaba hasta la rodilla, y caía en forma delicada, como agua.

Definitivamente le diría a Hannah que le agradeciera a Susan por el vestido, o iría ella particularmente a agradecérselo. Si todos los vestidos de Madam Malkin eran así, afirmaba que visitaría su tienda más a menudo.

Luego de secarse el cabello, hacerse bucles con los dedos, un poco de maquillaje, quedó lista. Hasta ella debía admitir que se veía como una musa. Miro el reloj y vio que eran las ocho en punto.

"Demonios" Harry se enfadaría, era claro, él detestaba la impuntualidad, pero era culpa del pelirrojo y de su discusión. Esperaba que Harry, Ginny y el hermano de esta lo comprendieran…Aunque dudaba que los dos primeros se lo perdonaran con facilidad.

Cogió sus llaves de la casa y las del coche, que había traído del mecánico a las seis y salió con su vestido de fiesta y autoestima renovada.

Bien…¿Qué les parece? Se tiende a decir que el primer capítulo es aburrido e insatisfactorio en muchos sentidos y yo creo que cumple la tradición: S Espero que se vuelva más interesante con el paso del tiempo…

Bueno…Si les gusto, si no, si vomitaron, si rieron, si huyeron y se tiraron por la ventana y de milagro, lograron sobrevivir para contarme cosas feas, a su disposición estoy…

Lila