Hola, aquí estoy otra vez, como sabéis estoy en una etapa un poco AMO A BOOMER Y PUNTO FINAL y es que ¿Quién le manda ser tan terriblemente sensual? Bueno, espero que os guste esta historia.
¡Nos leemos abajo!
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Capítulo 1: Empiezan los problemas.
La taquilla se cerró de un portazo y el cuerpo de Bubbles tembló un poco al sentir tal fuerza.
Se encontraba en el cuarto periodo, con el chico más popular de la escuela delante de sus narices y un gran problema entre sus manos, ¿lo peor de todo? Su problema se llamaba Mitch y era su estúpido pero amado novio.
Boomer miró con interés a la chica que se encontraba enfrente de él y sonrió genuinamente al sentir su incomodidad.
- Venga, por favor, no puedo permitir que le pegues –suplicó muy a su pesar Bubbles.
Boomer rodó los ojos divertido y se apoyó en su taquilla descuidadamente mientras miraba a la rubia que tenía enfrente. Bubbles se sintió pequeña, Boomer le sacaba al menos una cabeza y media.
- Entiéndelo, me humilló delante de todo el equipo y yo soy el capitán. El que tu noviecito sea nuevo no le da derecho a meterse conmigo, sobre todo si le saco una cabeza, es increíble, sois tan bajos los dos que me dan ganas de subiros a una silla para no tener que bajar tanto tiempo el cuello.
- Por favor… Sólo está intentando adaptarse, él es… complicado.
- ¿Y crees que eso le da derecho a humillarme? No-no, que va.
Bubbles suspiró derrotada.
- Está bien –dijo mientras bajaba la cabeza y se la sujetaba con una mano- haré lo que quieras, te pagaré, si quieres, pero no le pegues.
Boomer sopesó sus palabras con un deje de malicia en su mirada y sonrió con astucia.
- Está bien, no le pegaré, pero como tú has dicho, me tienes que pagar.
- ¿Te lo puedo dar mañana? Es que se me ha quedado el dinero en…
- No quiero tu dinero, rubita –dijo con sorna- quiero otra cosa mucho más… divertida. Esta tarde, después del sexto periodo en la clase del reloj de Sol, te espero allí, y ya sabes, si no vas, tu novio se llevará una buena paliza.
Se volvió y simplemente se fue, dejando a Bubbles sin palabras y con la cabeza echa un revoltijo de pensamientos con las mejillas levemente coloradas.
Sacudió la cabeza con cansancio y se fue rumbo a la biblioteca, tenía tanto que contarle a sus amigas que no sabía ni por dónde empezar.
Llegó a la biblioteca con paso lento pero decidido y después de saludar a la bibliotecaria, se internó entre las montañas de libros que allí había.
Se los sabía de memoria, amaba leer , leía a todas horas: después y antes de comer, antes de acostarse, ates y después de estudiar, durante el descanso… suponía que nadie la reconocía porque siempre estaba con la cabeza enterrada en alguna novela de aventuras o una bella historia de amor.
Al final de la biblioteca había una mesa, en ella estaban dos muchachas que aparentaban tener su misma edad, ambas leían en silencio.
La pelirroja de ojos rosas leía un libro de literatura, respondía al nombre de Blossom y era educada y responsable a la par que trabajadora.
La muchacha de pelo negro pantera que leía con aburrimiento un libro del Tratado de Golgi, se llamaba Bellota y era energética, leal y algo nerviosa.
- Hola –susurró Bubbles cuando llegó- tengo que contaros tantas cosas que no ser por dónde empezar.
La pelinegra dejó el libro encima de la mesa y le dirigió una sonrisa totalmente deslumbrante.
- Tú sabes, todo por una amiga, además, te estoy amando realmente ahorita por darme un suspiro de alivio por no tener que leer más de este estúpido libro.
- Bellota, en realidad no sé cómo sacas esos sobresalientes con lo poco trabajadora que eres.
- Tú sabes, querida Blossom –replicó Bellota con burla en su voz- esta mente prodigiosa no necesita estudiar para sacar notas buenas, pero ahora mismo, mi increíble mente no es lo más importante sino la cara que trae la pobre de nuestra Bubbles.
Bubbles soltó una risita divertida y miró con atención a sus dos amigas, eran realmente incompatibles pero como le hiciesen daño a la otra, sacaban los dientes y uñas para que retirase cualquier cosa, se querían al fin y al cabo.
- Venga Bubbles –comentó Blossom- dispara.
Bubbles cogió aire y sonrió cansada antes de responder.
- Mitch se volvió a meter con el club de fútbol, pero esta vez, con el capitán, le quiere pegar una buena paliza.
- Se lo merece –rió Bellota- por bocazas e idiota.
Blossom le dio un cariñoso golpe en el brazo a Bellota, pero ella también estaba sonriendo.
- No te preocupes Bubbles, Brick es amigo de Boomer, puede decirle que no le pegue y convencerle.
- Sí, -le secundó Bellota- el idiota de mi novio también es amigo de Boomer, puede ayudar.
Bubbles sonrió agradecida pero negó suavemente con la cabeza.
- Hay algo más, yo ya he hablado con Boomer, y me ha dicho que no le pegará si yo le doy algo por intercambio. Hemos quedado al final de las clases en la clase del reloj de Sol. Me ha dicho que si hago lo que quiere, no le hará nada a Mitch.
- Ese chico es un problema, me refiero Mitch, no sabe mantener la boca cerrada –masculló Bellota.
Blossom asintió dándole la razón a Bellota (algo que pocas veces sucedía) y suspiró hastiada.
- Bubbles, todavía no me creo que Mitch haya querido ingresar en el club de fútbol… ¿No estaba perfectamente en arte o qué le pasa?
- Sí, él estaba bien en el club de arte, pero allí no había ningún niño y se sintió algo… Es decir…
- Mariquita. Maricón. Nenaza. Hay muchas definiciones para lo que es tu novio, pero ¿deportista? Definitivamente no.
- Yo iba a decir afeminado –le reprendió Bubbles- vigila ese vocabulario señorita.
Blossom sonrió y miró el reloj de la pared.
- Sea lo que sea que Boomer quiere no lo vamos a descubrir aquí sentadas así que propongo que nos vayamos a clase. Empiezan en diez minutos y tenemos que movernos al edificio de enfrente.
Sus acompañantes asintieron y recogieron las cosas que llevaban.
Bellota fue a que le cogieran un libro y Blossom le puso la mano en el hombro a Bubbles.
- No te preocupes –le dijo- seguro que no será nada. Ya sabes cómo es Boomer.
- No –susurró Bubbles mientras veía cómo Blossom terminaba de recoger- el problema es que no tengo ni idea de cómo es.
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- ¿Seguro que quieres que me vaya sin ti?
Mitch le cogía la mano a Bubbles y le miraba con ojos de cachorrito.
- No cariño, tengo cosas que hacer.
- ¿Pero seguro que quieres irte sola? Tú odias irte sola.
Bubbles alzó las manos al cielo pidiendo ayuda mentalmente y le sonrió a su novio con dulzura y cariño.
- No, voy a tardar mucho y tanto tú como yo sabemos cómo te pones cuando no has comido lo suficiente.
- Está bien –dijo Mitch rindiéndose- pero me debes una comida.
- Claro que sí. Nos vemos esta tarde, ¿no?
- Cuenta con ello, hasta luego.
- Hasta luego.
Bubbles vio cómo Mitch avanzaba por la calle tranquilamente y poco le faltó para no ir corriendo detrás de él y echarle los brazos al cuello.
Estaba totalmente aterrorizada.
No tenía ni la más mínima idea de lo que le iba a pasar, y eso le ponía demasiado nerviosa como para estarse quieta sin hacer nada.
Así que cogió aire lentamente y lo dejó salir armándose de valor y alisando su ya bastante alisada falda.
La aventura con el rubio de oro de su instituto acababa de empezar.
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346.
Esa era el aula donde habían quedado y donde tenía que estar Boomer.
Bubbles se encontraba en la puerta, y decir que estaba nerviosa no le hacía justicia a todos los gusanos que sentía en ese momento en su vientre.
Despacito y casi con miedo, abrió la clase y se metió dentro buscando al chico de los ojos cobaltos.
Este reposaba en la silla del maestro, con los pies en la mesa y las manos en la nuca. Tenía la cabeza levemente inclinada y la miraba con una sonrisa divertida y oscura.
Bubbles tragó saliva nerviosa.
Boomer reprimió una risa y le hizo un gesto a la muchacha para que esta se acercara.
Bubbles lo hizo, se acercó a él despacio, a paso lento y titubeante, sin poder despegar los ojos de la sonrisa del rubio.
Advertía muchos problemas.
Bubbles se paró a pocos pasos de Boomer pero este negó la cabeza.
- Más. Acércate más.
Oh-oh.
Bubbles se fue acercando poco a poco, solo había tres pasos de distancia entre ellos.
Boomer bajó los pies de la mesa y puso sus manos en las rodillas inclinándose un poco.
- Más –ordenó.
Otro paso, inseguro y desconfiado que provocó que Boomer rodara los ojos.
- Ven aquí.
Y con esta orden, Boomer había cogido a Bubbles de la cadera, y ahora se encontraba entre sus piernas y con un notable sonrojo en sus mejillas.
Boomer sonrió divertido al ver el sonrojo en sus mejillas y se fue levantando poco a poco, hasta estar totalmente de pie.
Ahora Bubbles tenía que mirar hacia arriba para poder estar en contacto con los ojos cobalto que el rubio tenía.
- Me siento pequeña –susurró Bubbles.
- Eso –dijo Boomer acercándose a ella- se puede arreglar.
Y como si no pesase más que una pluma, la levantó y la sentó encima del escritorio.
- ¿Es ahora cuando te tengo que pagar? –Preguntó Bubbles con un hilo de voz.
- Sí –masculló contra sus labios.
Y entonces se unieron en una suave caricia que no pudo ser más, pues la profesora entró y les indicó ''suavemente'' que estaban castigados, que tenían las hormonas revueltas y que los jóvenes de hoy en día eran unos provocadores.
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El coche frenó y Bubbles abrió la puerta.
- Gracias por traerme –le dijo al conductor con una sonrisa.
El rubio se encogió de hombros y se revolvió un poco más el pelo.
- No ha sido nada.
Bubbles se levantó y cuando cerró la puerta escuchó salir de la boca del rubio unas palabras que le pusieron la carne de gallina.
- Por cierto rubita, lo de hoy solo ha sido una cuota, no has terminado de pagarme ¿entiendes?
Y entonces se fue.
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Lucero Gómez al teclado:
¡Hola! Como ven traigo otra historia, esta vez no superará los 10 capítulos pero estos serán algo intensos.
Bueno, espero que os haya gustado y tengo la esperanza de que nos leamos en los próximos capítulo.
Atentamente:
Lucero Gómez.
