I.

-Nos alegra enormemente tenerla con nosotras, Yazawa-san -dijo la directora Minami mientras llevaba a la pequeña chica a su oficina.

-A mi también me alegra mucho estar aquí, he oído buenas de Otonokizaka-dijo la pelinegra y se acomodó sus gafas-. Dicen que es una de las mejores preparatorias del país.

-Es bueno ver que la gente tiene una buena impresión de nosotras.

Ambas llegaron y la directora le abrió la puerta a Nico y esta entró. La pelinegra aprovechó aquel instante y observó la oficina por completo, como era de esperarse las paredes estaban adornadas con varias fotos de la directora con varias alumnas y personalidades distintas; a su vez en algunos sitios habían diplomas colgados y en algunos estantes habían trofeos de a saber qué, no es como si a la pelinegra le interesase aquello, ella sólo estaba allí para graduarse con honores y ser alguien importante en la intrincada sociedad japonesa.

La directora se sentó frente a su escritorio y le dijo a Nico que tomara asiento, cosa que hizo. Ahora ambas estaban frente a frente, la directora tenía aquella sonrisa confiada que había tenido desde que se habían encontrado, mientras que Nico tenía una mirada seria, que era como estaba la mayoría del tiempo. En medio de aquel silencio la pelinegra volvió a acomodarse las gafas, que era como una acción automática que hacía siempre.

-¿Es su hija? -preguntó Nico al ver una foto en la que salía la directora con una chica exactamente igual a ella.

-Así es, se llama Kotori, va a segundo -dijo la directora ahora con una sonrisa más suave en su rostro.

-La genética es increíble...

-Hoy, como ya sabrás, no podrás ir a clases por lo que empezarás mañana, supongo que ya sabes todo lo que debes saber, ¿no es así?

-Es como usted dice, aunque me gustaría dar un pequeño paseo por ahí para conocer un poco más el lugar, si no le importa claro.

-Por supuesto que puedes hacerlo, aunque trata de no tardar mucho, ya que la escuela cierra en un par de horas-dijo y la pelinegra asintió-. Bueno, supongo que querrás dar ese paseo, ha sido un placer Yazawa-san -dijo y le estrechó la mano.

Nico se despidió de la directora y salió de su oficina sintiéndose aún mas confiada que antes, su madre tenía razón, aquél era un buen sitio para empezar a trazar los planes de vida.

Otonokizaka, una de las escuelas más prestigiosas y a la vez duras de todo Japón, a dicha preparatoria sólo asisten las hijas de los personajes más ilustres del país. Las listas de espera se pueden tornar eternas y las cuotas a su vez son altísimas. Yazawa Nico pudo haber ingresado por medio de contactos ya que su madre era una prestigiosa empresaria pero la pelinegra se negaba rotundamente a entrar de esa manera, su filosofía consistía en ganarse las cosas a pulso, cosa que su madre aprovaba ya que no quería que su hija dependiera de ella.

Nico estuvo dando vueltas a través del edificio durante un rato hasta que llegó a una clase que no había visto hasta entonces, levantó la vista y leyó el letrero: Salón de música decía, la pelinegra estuvo a punto de marcharse ya que a ella prefería escuchar la música y apreciar toda su belleza en vez de tocarla, en el fondo no se atrevía a tocar ningún instrumento, a pesar de que sí podía tocar varios instrumentos con soltura sentía que su mente cuadrada y calculadora no era digna de siquiera tratar de interpretar alguna de las piezas que han inspirado a cientos de personas a través de los años. La chica se dio media vuelta pero justo cuando estuvo a punto de irse un sonido la detuvo.

Era el sonido del piano, alguien lo estaba tocando, la pelinegra revisó su reloj y comprobó que era un poco tarde por lo que se extrañó de que alguna alumna estuviera allí en ese momento. No supo cuándo ni porqué pero cuando se dio cuenta estaba abriendo la puerta de la clase lentamente. Nico no entró del todo, primero se asomó para revisar el terreno, vio el piano al fondo pero no pudo distinguir a nadie por lo que entró a la clase. La melodía seguía sonando, no le tomó mucho a Nico reconocerla ya que en realidad era una experta en música, como en muchas otras cosas.

-Clair de lune... -dijo Nico lo suficientemente alto como para que la persona que estaba tocando el piano la escuchara.

La música se detuvo de repente y la pelinegra sintió un miedo repentino, como si hubiera roto un jarrón e intentara ocultárselo a su madre. Nico se dio la vuelta con la intención de irse pero antes de que pudiera hacerlo una voz la interrumpió.

-Tú -fue lo único que la otra figura dijo.

Nico no dijo nada, simplemente se quedó ahí de pie dándole la espalda a la otra persona. Unas ligeras gotas de sudor se hicieron presente en su frente y un ligero temblor invadió sus pequeñas manos.

-¿Acaso no me escuchas? Te estoy hablando a ti -volvió a decir la voz pero esta vez un toque de irritación podía ser apreciado.

Sin más remedio Nico se giró lentamente para encarar a la otra persona. La chica frente a ella la veía con cierta molestia, al parecer el haberla ignorado al principio la molestó. Ahora que Nico la veía bien se fijó en que era pelirroja y que por su porte parecía ser una persona orgullosa y segura de sí misma.

-¿S-Sí...? -preguntó Nico después de varios segundos.

-¿Qué hacías aquí? -preguntó la chica.

-B-Bueno... estaba dando un paseo y llegué aquí por casualidad, en realidad iba a irme pero luego escuché el piano y entré aquí por curiosidad.

-Supiste el nombre de la pieza que estaba tocando -dijo la pelirroja después de haber escuchado la explicación de Nico.

-Por supuesto que sé el nombre, ¿quién no conoce a Claude Debussy? -respondió Nico como si aquello fuera lo más normal del mundo.

-Al parecer tienes buen gusto, quién lo diría -dijo la pelirroja y se giró para volver a tocar el piano.

-Más bien sería lo contrario, ¿qué pasa? ¿No eres lo suficientemente buena y lo mejor que puedes hacer es interpretar a un deprimido? -preguntó la pelinegra con malicia y la otra chica sintió una vena hincharse en su frente.

-¿Cómo te atreves...? -empezó a decir pero fue interrumpida.

-¿Por qué no tocas algo más animado? -preguntó la pelinegra y se colocó junto al piano y a la chica.

-¿Cómo qué?

-¿Qué tal algo de Mozart?-preguntó y notó que la chica se movía en su sitio-. ¿Sucede algo?

-La verdad es que no soy muy buena con él...

-Entiendo, de acuerdo, déjame un espacio-dijo y se sentó junto a la pelirroja, quien se quejó ante la acción de Nico-. Hace mucho que no toco un piano así que perdona si no soy muy buena, ¿de acuerdo?-preguntó y la otra chica asintió con su cabeza-. Está bien, hagámoslo.

La otra chica se esperaba que Nico empezara a tocar y que en mitad de la pieza cometiera algún error y lo echara todo a perder, por eso su sorpresa fue enorme cuando vio lo bien que aquella chica tocaba aquella pieza tan complicada que a ella le había tomado tanto tocar de manera decente. La pieza en concreto duraba tres minutos y medio, tiempo en el que la pelirroja estuvo embelesada ante la belleza de la escena que se desarrollaba frente a ella, no recordaba cuando fue la última vez que se sintió así al escuchar a alguien interpretar a Mozart o a cualquier otro compositor. Sintió que por su espalda subía una agradable sensación y que se instalaba en su pecho. Los tres minutos pasaron y la chica se detuvo y sacó a la otra de sus pensamientos.

-Vaya, no pensé que lo haría tan bien -dijo Nico con una sonrisa en su rostro, de verdad que había extrañado eso.

-No ha estado mal -dijo la pelirroja mientras jugaba con un mechón de pelo.

-La verdad pensé que te gustaría-dijo y miró su reloj-. Vaya, ya es muy tarde, será mejor que me vaya o si no mi madre me regañará -dijo y se levantó de su sitio.

-¡Espera!-exclamó la pelirroja-. Aún no sé tu nombre.

-Es verdad, soy Yazawa Nico, un placer. ¿Y tú eres...?

-Nishikino Maki.

La pelirroja se levantó de su sitio y caminó hasta quedarse frente a Nico, quien al ver la proximidad de Maki dio un paso atrás instintivamente.

-Al parecer eres mas interesante de lo que pensé, Nico-chan -dijo con una sonrisa burlona en sus labios.

-¿C-Cómo te atreves a llamarme por mi nombre? -exclamó Nico con su rostro completamente rojo.

-Es así como te llamas, ¿no es así?-la pelinegra no dijo nada ante esto, simplemente se limitó a salir de la clase hecha una furia mientras que Maki la veía marcharse mientras que una sonris adornaba su rostro-. Hasta luego -dijo una vez que la otra chica se marchó.

...

La vida escolar de Nico había ido mejor de lo que había planeado. Como era de esperarse sus notas eran de las mejores y había hecho algunas amigas desde que había llegado allí, pero habían dos que al parecer eran sus dos amigas mas cercanas allí, la pelinegra decía al parecer ya que en realidad era como si aquellas dos chicas estuvieran para molestarla.

Las dos chicas en cuestión eran Ayase Eli y Tojo Nozomi, quiénes eran la presidenta y vicepresidenta del consejo estudiantil. A pesar de que la actitud de la vicepresidenta a veces la irritaba la pelinegra se aguantaba ya que ella creía que el tener contactos alí era vital. En resumidas cuentas la vida escolar de Nico era lo que se podía denominar como perfecta.

O casi perfecta.

Decía casi porque desde aquella vez en que se aventuró a entrar en el salón de música aquella pelirroja, Nishikino Maki, había estado rondándola continuamente. Nico logró averiguar que era una estudiante de primero y que como ella era una estudiante de honor, aunque todas las estudiantes de allí eran así. Volviendo a lo realmente importante aquella chica Maki siempre estaba acosando a la indefensa Nico: cada vez que ella estaba sola la pelirroja aparecía de repente y empezaba a molestarla de diferentes maneras. A veces se metía con su estatura, o también se daba el caso de que le quitara sus gafas y no se las devolvía hasta que Nico accedía a tocar el piano con ella.

Así había sido pero entonces los juegos de Maki fueron más allá: ahora cada vez que podía la abrazaba por detrás o le daba unos ligeros besos en su nuca provocando que una corriente eléctrica recorriera la espina de la pelinegra.

Nico intentó buscar ayuda en sus dos autodenominadas amigas, quienes al escuchar todo lo que la pelirroja le hacía no hicieron otra cosa que reírse en su cara al ver lo ingenua que era y que no se diera cuenta de las obvias pretensiones de la chica de primero.

-¡¿Por qué os estáis riendo?! ¡Esto es serio! -exclamó enfadada.

-Lo siento Nicocchi-dijo Nozomi después de haberse reído-, es que es muy divertido todo esto.

-Pues yo no le encuentro nada de gracioso -dijo la pelinegra haciendo un puchero.

-No te preocupes-dijo Eli-, hablaré con ella para que te deje de molestar.

-Muchas gracias Eli -dijo Nico con una sonrisa de alivio.

...

Como lo había prometido Eli, acompañada por Nozomi, fueron a ver a la famosa Nishikino Maki de primero quien las recibió con cierta molestia, ya que estaban interfiriendo con sus planes de aquel día, que consistían en buscar a aquella encantadora pelinegra y divertirse con ella.

-Estamos aquí por Nico -dijo la rubia y captó la atención de Maki.

-¿Qué con ella? -preguntó Maki.

-Verás...-dijo Nozomi esta vez-, queríamos saber cuáles eran tus intenciones con Nicocchi.

-¿Intenciones?

-Así es, no trates de hacerte la inocente. Tu fama te precede, Nishikino Maki, sabemos que te gusta jugar con las chicas de aquí por lo que si eso es lo que quieres hacer con Nicocchi venimos a decirte que no vamos a dejarte hacerlo -dijo y le dedicó una mirada seria a Maki, quien, a pesar de no admitirlo se sintió ligeramente intimidada por aquella mirada.

-No sé de qué estáis hablando, yo no juego con las chicas de aquí como vosotras decís. Y aunque así fuera este no sería el caso.

-¿Y por qué esta vez no es así? -preguntó Nozomi con la mirada fija en Maki, ya que quería que la pelirroja dijera lo que ella quería oír.

-Porque bueno... ella... m-me gusta... -dijo casi susurrando.

-¿En verdad? ¿No lo dices sólo para aprovecharte de ella?-dijo y la pelirroja negó con su cabeza-. Entiendo... Ella está en el salón de música ahora-Maki la miró confundida-, si te das prisa a lo mejor la alcanzas -a pesar de que la pelirroja quería decir unas cuantas cosas más decidió dejarlo para otro día, por ahora iría a donde aquella encantadora chica estaba.

-¿No se supone que íbamos a alejarla de Nico? -preguntó Eli una vez que Maki se marchó.

-Así es más divertido -respondió Nozomi con su típica sonrisa, su amiga soltó un suspiro al escuchar la respuesta de su amiga.

...

Maki llegó al salón de música y tal como Nozomi había dicho allí estaba la pelinegra, quien estaba observando con detenimiento los demás instrumentos de la clase. Sin hacer el menor ruido la pelirroja se acercó hasta ella por detrás y la agarró de repente, logrando que Nico soltase una exclamación de terror al sentir el repentino contacto. Se giró a toda velocidad y se encontró con la sonrisa burlona de Maki.

-¿Por qué siempre me asustas así? -preguntó enfadada mientras volvía a acomodarse sus gafas.

-Ya te he dicho que es tu culpa, por lucir así de indefensa cada vez que te veo-dijo y la pelinegra le respondió con un puchero-. Por cierto, hoy esas dos senpais han venido a verme, Ayase Eli y Tojo Nozomi, querían hablar de nuestra relación. ¿Acaso fuiste tú quien las envió?

-¡Así es! Yo las envié para que te detuvieran ya que siempre estás molestándome y... ¿Quieres hacer el favor de escucharme cuando te hablo? -preguntó molesta al ver que Maki no la estaba escuchando.

-Perdona, pero es que cada vez que te veo no puedo evitar perderme-dijo y el rostro de la pelinegra se tornó de un profundo rojo-. Es todo tu culpa, Nico-chan-susurró en su oído y la besó tiernamente en los labios, la pelinegra al principio se alteró pero para su propia sorpresa le respondió el beso a la chica de primero-. No hagas que los demás se metan en lo nuestro, ¿de acuerdo?

-I-Idiota... -murmuró Nico pegando su rostro contra su pecho.

-Dime, ¿a quién quieres interpretar hoy? -preguntó y pasaron varios segundos hasta que por fin Nico le respondió.

-A Franz Liszt -dijo casi susurrando.

-Buena chica -dijo y tomó la mano de la pelinegra para guiarla hasta el piano.

Una vez allí se giró para volver a besar a Nico, quien se enfadó con ella al sentir de repente sus labios. Maki soltó una risita burlona al ver la reacción de la pelinegra quien se limitó a hacer un puchero.

De verdad que Maki nunca se cansaba de esa chica.

...

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