Holis, regreso con un nuevo fic para Harry Potter, porque ya me está gustando escribir aquí.
¡Espero les guste!
"Este fic participa en el reto del mes del foro El Mundo del Drarry"
Para confesiones, obviedades
Primera Parte
Draco Malfoy no sabía cuándo se había enamorado tanto de Harry Potter, bueno quizás sí, pero fue hasta que la situación se presentó en su cara tan fuerte como una bofetada que lo acepto, y es aceptar y no entender porque hacía mucho que lo había entendido.
Hacía dos meses, un poco más, que había empezado a trabajar con Harry por encargo del ministerio. El héroe del mundo mágico había seguido su sueño y se convirtió en auror, y él, aunque tenía tanta riqueza que no necesitaba trabajar, se había incorporado al Departamento De Seguridad Mágica en la Oficina Contra el Uso Indebido de la Magia, más que todo para tratar de limpiar su nombre y el de su familia, y, aunque no lo admitiría ante nadie, porque sentía que ahí podría desintoxicarse de las enseñanzas discriminatorias que le habían dado todos los antepasados de su familia, contando a madre y padre.
Trabajaban en una misión para atrapar a los pocos mortífagos que quedaban y a los que se habían incorporado al movimiento aun después de la caída de Voldemort, cosa que no dejaba de alarmar a la comunidad mágica los cuales no entendían como era posible que después de lo que había pasado con la guerra, aún hubieran personas dispuestas a defender el pensamiento retrograda de la superioridad de la sangre pura.
Al principio a ninguno les había hecho mucha gracia tener que trabajar juntos, solo ellos dos, debido a todo lo que había pasado entre ambos cuando estaban en el colegio, y las peleas verbales que tenían en ocasiones conseguían alarmar a medio departamento, pero poco a poco la situación había ido cambiando debido a que Potter se había deprimido un poquitín cuando recibió la noticia de la partida de Ginny Weasley, quien se integraría a las Holyhead Harpies y a sus entrenamientos en los bosques de Bulgaria.
-Potter, estoy cansado de verte tan deprimido, no haces bien tu trabajo- le había regañado con fastidio y, para que negarlo, celos - Si la amabas tanto ¿Por qué no te vas tras ella?
-No es eso, es solo que la extrañaré porque es como mi hermanita- espeto el ojiverde poniéndose un poco colorado- Mejor ocúpate de tu parte y déjame a mí con lo mío.
Malfoy se había sentido extrañamente feliz esa tarde, sin saber bien porque, o tal vez sí, y al terminar su parte del trabajo suspiro y dijo:
-Potter, si continuas así no terminarás nunca, déjame y te ayudo.
A partir de ese punto no habían vuelto a discutir, ni a lanzarse miradas furiosas, o gruñirse, ya que estamos. Convivían en armonía, trabajando en equipo, compartiendo ideas, saliendo a comer juntos, y en esos almuerzos teniendo extensas charlas de cosas que tenían en común, las cuales eran bastantes, tomándose de las manos cuando se aparecían en alguna escena dejada por mortífagos, sonriéndose a cada momento, incluso durmiendo en la casa de Harry (camas separadas, por supuesto) si salían demasiado tarde de la oficina para no perder tiempo al día siguiente.
Ante el giro que había dado su relación, Malfoy se había obligado a aceptar que se estaba enamorando más y más del morocho, y haciendo un análisis se dio cuenta que eso era algo que existía en su interior desde la primera vez que conoció al niño que vivió. Pero se deprimía un poco al ver que Harry no sentía lo mismo por él.
Aun así, Draco era de armas tomar, por lo que decidió que conquistaría al auror costara lo que costara. Se empezó a comportar aún más amable con el de lentes, lo invitaba a salir con la excusa de que necesitaban descansar y cuando el otro tenía sueño le ofrecía su hombro o regazo para que reposara. Harry en ningún momento se mostró desconcertado por el comportamiento del rubio, a pesar de que todos sus compañeros de trabajo lo notaban, e incluso le ayudaban dejándolos solos para darles intimidad, y siguió comportándose como siempre, serio en su trabajo pero divertido igualmente, y para el rubio, adorable.
Draco al entender que Harry no notaría sus sentimientos siendo tan indirecto, pero no queriendo dar un paso más porque temía que perdería su creciente amistad con el morocho, se desesperaba tratando de que Harry lo notará. Ya no solo lo invitaba salir o se ofrecía como almohada, ahora lo abrazaba cuando una oportunidad discreta se presentaba y le susurraba cosas al oído sobre el trabajo que pudo haberle dicho desde el otro lado de la mesa, sin necesidad de dar todo el recorrido solo para hablarle al pelinegro. Y así vio un avance, aunque apenas y se le podría llamar así a que Harry respingara cada que lo tenía demasiado cerca. En realidad era más que todo, una esperanza de que el comportamiento de Harry fuera, verdaderamente, un avance.
Pero Draco ya no aguantaba, cada vez amaba más a Harry, cada vez tenía más ganas de compartir su vida con él, de poder amar al de lentes sin límites y descubrirse ante él sin mascaras. Quería que Harry, aunque no le correspondiera inmediatamente, al menos considerara sus sentimientos, que lo viera como una posible persona con quien vivir y morir, y si no le quería, al menos que le brindará su amistad, aun si eso conllevaba morir de amor.
Pero, dementores, jamás espero que Harry Potter fuera tan obtuso; cualquiera ya hubiera notado sus intentos de conquista, pero el chico que se pasó los siete años de su educación mágica resolviendo misterios no entendía que se estaba declarando a cada segundo del día y con cada respiro. Irónico, la verdad. Hasta había empezado a recibir mensajes de sus compañeros, en los cuales le apoyaban y le sugerían movidas, haciéndole sentir un poco inepto. Increíble, todo el departamento lo apoyaba y el idiota despistado de Potter no se enteraba de nada. Aunque debía admitir que era algo lindo.
Entonces un día en un papel rosa con muchos corazoncitos llego con un mensaje simple que solo decía "Salón de té de Madame Pudipié". Draco arrugo el ceño ante la perspectiva de acudir a esa cursi tienda en Hogsmeade a la que solo iban parejas melosas, pero viendo que Harry necesitaba un ataque muy directo decidió que lo invitaría en una día libre del trabajo a Hogsmeade y si el morocho no entendía que eso era un cita, se sacrificaría y lo arrastraría hasta ese lugar. Más le valía a Potter entender si no quería pasar por la vergüenza.
El viernes por la tarde, antes de la llegada del fin de semana en el cual no se verían por tenerlos libres, Draco y Harry estaban "casualmente" solos en la oficina, sin una persona, fantasma, espectro o algo que pudiera interrumpir alrededor. El rubio se había levantado ese día nervioso y esa sensación había ido creciendo, pero aun así, quiso actuar tranquilo.
-Uff, estoy exhausto- comento estirándose de forma ligeramente gatuna haciendo que las líneas de su cuerpo fueran extremadamente visibles. Irónicamente no logró captar la mirada brillante con que el pelinegro le analizo.
-Yo igual- contesto Harry tapándose el rostro mientras daba un bostezo, aunque en realidad intentaba esconder su pronunciado sonrojo.
-Por suerte el próximo miércoles lo tendremos libe ¿no te parece?- Harry asintió regresando su mirada a los mapas que revisaban en ese momento para ver si existía relación entre los puntos de ataques- ¿Quieres venir conmigo a Hogsmeade? Quiero enviarle unos dulces a mi madre que está en Francia- agrego para no ser tan evidente, pero lo cierto es que la invitación había sido más directa de lo que había pretendido.
Harry se quedó congelado, aunque no se atrevió a levantar la mirada. Si no había entendido mal, Malfoy lo estaba invitando a salir, los dos solos, por cosas no relacionadas al trabajo. No puede ser, pensó rápidamente, seguro no quiere ir solo, eso es todo.
-¿Salir, tu y yo, solos?- balbuceó sonrojándose hasta la punta de la orejas, agachándose un poco más sobre la mesa- ¿A Hogsmeade?
-Sí- aclaró Malfoy con voz muy seria.
Harry Potter asintió y al recibir un sonidito de conformidad por parte del rubio, pensó que lo mejor era escapar de alguna manera, por lo que dando un bostezo, acomodo sus brazos en forma cómoda para reposar su cabeza y fingió dormir. A los pocos minutos ya no estaba fingiendo y Malfoy notando que realmente se había quedado dormido y que estaba solo se levantó y le acaricio los cabellos con ternura contento porque Harry había aceptado salir con él.
Después de ese día, al haber estado separados por el fin de semana, Harry se estuvo comportando de manera extraña, sonrojándose seguidamente, dando respingos más visibles cada vez que cierto rubio se le acercaba demasiado, y desapareciendo con excusas como ir al baño o buscar algo para beber casi cada hora.
Pero, aunque Draco se sintió un poco dolido y hasta ofendido por este comportamiento que él atribuía a que el morocho no se sentía cómodo teniéndolo cerca, seguía muy feliz de que Harry hubiera aceptado salir con él. Solo le restaba esperar que el día llegará, pensar bien que le diría a Harry si era tan obtuso para no entenderle y desear que el de orbes esmeraldas no se echara para atrás y huyera como un cobarde.
Conforme se acercaba el fin de su jornada laboral, el rubio se fue sintiendo cada vez más ansioso. Como solo había recibido por respuesta un asentimiento de cabeza, no sabía si Harry aún estaba dispuesto a salir con él, deseaba preguntarle pero tampoco quería imponerse.
-M-Malfoy- tartamudeo el morocho antes de que el rubio resolviera su dilema- ¿Dónde n-nos ve-vemos mañana?
Draco, después de la impresión, sonrió tan feliz que hizo a Harry abrir los ojos como platos. Riendo un poco le dio indicaciones al de lentes y poco después se despidieron.
Malfoy se sentía en una nube de felicidad al haber sido Harry quien le recordará la salida y ese día se durmió deseando que ya fuera de mañana
Bueno este fic será un two-shot pues porque yolo XD Espero les haya gustado y quieran seguir leyendo
En el próximo capítulo la cita.
¡Nos leemos y saludos a todas y todos!
