Preciados Momentos
Romano podía ser realmente lindo cuando era honesto. De eso Antonio estaba seguro y lo que sucedió anoche confirmaba su teoría aunque el pequeño italiano le renegara que estaba equivocado.
La casa de Antonio estaba sumiéndose en una severa crisis económica, pero aún así el español destinaba recursos para pelear contra Turquia, impidiendo a toda costa que se llevara a Romano. Pero lamentablemente él era el único a quien le preocupaba el pequeño niño, sus jefes no paraban de regañarlo por gastar los recursos del país en alguien tan inútil.
Ayer no fue la excepción, de nuevo volvían a regañarlo por no dejar que Turquía se llevara a Romano.
Pero Romano es mi preciado…
Ni siquiera pudo acabar la frase que fue pisoteada por muchos regaños. No sabia que hacer, él podía soportar que lo regañaran todas las veces que quisieran. Pero ¿realmente estaba haciendo lo correcto con Romano? Después de todo ese niño parecía odiarlo y cada vez que hacia el intento de trabajar terminaba ensuciando más la casa. Tal vez sus jefes tenían razón y sus preocupaciones por el hermano mayor de los Italia terminarían hundiéndolo.
Aún así había algo dentro de él que le impedía dejar solo a Romano. No era tan lindo como su hermano y no sabia trabajar. Entonces ¿Por qué lo quería a su lado pese a todos los problemas? Aunque ese niño lo odiara, insultara y despreciara Antonio no quería dejarlo.
En la soledad de su habitación intento negar esos pensamientos, dejar de atormentarse e irse a dormir. No tenia caso quebrarse la cabeza pensando en por que quería estar con aquel niño aunque le costase muy caro. Sin saber que la respuesta entro a su habitación en pijamas y con una almohada en la mano.
¿Romano?
El pequeño niño lanzo un resoplido y sin contestarle al mayor fue caminando hasta el borde de la cama.
¿Quieres que durmamos juntos?
El español y apenas tuvo tiempo de decir eso cuando el pequeño niño ya había saltado sobre la cama adueñándose de ella. Antonio pensó en ese momento que realmente el niño lo odiaba, tanto así que ni le dejaría estar tranquilo en su habitación usurpando su cama.
Antonio estaba a punto de rendirse y decidir que no tenia caso pelear. Ya se iría a otra habitación a dormir.
Gracias.
El español se detuvo en seco. ¿Habia escuchado bien? No, era imposible que Romano le haya dicho eso. Pero no perdía nada con asegurarse.
¿Qué has dicho?
He dicho gracias…maldición.
Frente a si estaba un niño totalmente distinto. Sonrojado y haciendo el intento de tapar su rostro con la almohada. Entonces Antonio entendió algo. El pequeño Romano podía ser grosero, flojo y en ocasiones convenenciero, pero era lindo. Muy lindo.
Se acerco al borde de la cama y acaricio la cabeza del pequeño italiano quien intentaba que se fuera a base de insultos. Pero Antonio no caería de nuevo, por que ese pequeño niño al fin parecía honesto con lo que sentía.
Sí, Romano es muy lindo.
Aunque Antonio esa noche no solo aprendió eso. Aprendió que nunca debes tocar el rulo de Romano por que si no te llevaras un cabezazo que te sacara el aire.
Pero no importaba, por que esa noche durmió al lado del niño más lindo que había conocido. No importaba que mañana volviera Turquia, no importaba que mañana volvieran a regañarlo por gastar el dinero. Lo que importaba era ese momento, ese pequeño niño que abrazaba contra su pecho.
Su preciado Romano a quien no abandonaría ni por todas las riquezas de Europa.
Muchas gracias si has llegado hasta aquí.Tras pensar que todas mis inspiraciones siempre terminan en pequeños drabbles,decidi que para no llenar fanfiction con muchas historias las juntaria todas en un solo es el primero,ojala sea de su agrado.
Canasta de tomates a quien haya leido *-*
