Hello! A ultimo Momento se me Ocurrio Publicar Este Mini-Fic! Soo... Espero que les agrade!

Quiero dedicarselo a una persona muy especial para mi...es una de las personas mas especiales! Lo quiero Mucho !

Nomi-Chan es para ti este Fic! Difrutalo! ^^

Para ustedes tambien es la lectura...asi que igualmente disfruten! ")

Disclaimer: Lamentablemente, Naruto no me pertenece ya, Kishimoto entro en mi mente e hizo un asalto .

xDD

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Dibujos…El Camino Hacia Ti

Sinopsis: Hinata siempre encontraba un dibujo diferente, cada día, sobre su escritorio, a base de eso decide encontrar al responsable de tales detalles, encontrando una respuesta inesperada…

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Capítulo 1: La Muñeca

Lo que para mi significaba una triste y fría mañana, se puede transformar, de forma inesperada, en una cálida, pero pequeña curiosidad. Una simple imitación de un lugar u objeto puede significar muchas cosas, incluso te puede invitar a investigar. ¿Quién diría que unos simples trazos lograran que me sacaran una sonrisa, y olvidara mis problemas por el resto del día?

Para iniciar, todo comenzó en una de esas frías mañanas semanales, pues normalmente para alguien de mi edad, es común para ir al instituto. Siendo honestos no era mi emoción y mi actividad favorita, sin embargo se podía decir que era mi escape…

¿Escape? ¿A Qué?

A mi realidad, o más bien a la fachada, familiar de la que soy parte. Encabezada por mi padre, líder de familia y empresa comercial; de carácter frío y estricto, impecable de actos y muy perfeccionista. Cualidades heredadas de parte de sus ancestros pasados, las cuales son consideradas dignas de la familia. Tal como los anteriores parientes, mi progenitor esperaba que toda la familia, siguieran esa conducta de honor, sobretodo la persona que ocupaba el espacio de 'primogénito'.

Seguir esos pasos legendarios, que le brindaban más honor y respeto. Portando así, con gran orgullo, ese gran nombre que por décadas fue hasta 'vanagloriado'. Aunque en mi opinión eso es mucho exceso de imaginación… Sin embargo, nada es sencillo para nadie, pues, como si fuera ley de vida, detrás de cada perfección aparece la molestia; esa molestia era yo, Hyuga Hinata.

Cuando vine al mundo ocupe la posición de primogénita, convirtiéndome de forma rápida en el orgullo mayor del imperio Hyuga y su líder, mostrándole al mundo que era su más preciada posesión, colmándome de regalos, mimos y mucho cariño…

…Uno que poco a poco iba extinguiéndose a medida que crecía.

Como era de esperarse, todos creían que iba a ser una viva copia de mi padre; cabeza fría, segura, y muy capaz. Cuando la realidad era que soy torpe, tímida, y cobarde. La raíz de todo ese problema de cualidades negativas era mi autoestima, que por presiones, comentarios, reclamos y muchas decepciones fue deteriorada a medida que maduraba, y eventualmente me calificaran como un caso perdido, contrario a mi madre que siempre me animó, evitando que callera en la oscuridad de la insuficiencia.

En un suceso trágico de mi vida, mi madre falleció dándole su propia vida a mi hermana, llevándose mi único sostén en mis adversidades durante mi niñez, los cuales se cortaron abruptamente de forma prematura.

En ese lapso de tiempo todo fue como una verdadera tortura. El lugar que era mi hogar, ya no lo era, estaba muy lejos de ser la vivaz casa que recordaba con infinita nostalgia, tornándose en un lugar oscuro y ruidosamente callado adoptando una atmósfera casi inhabitable.

Mi padre no quedo inmune a la partida de mi madre, casi nunca estaba con nosotras, dedicándose de lleno al patrimonio familiar, haciendo caso omiso a las necesidades de sus hijas, dejándonos su responsabilidad al cuidado de personas extrañas.

Pese a mi creciente inseguridad, decidí cuidar por mi sola a la pequeña Hanabi, mi hermana menor. Al no tener a nuestra madre, y prácticamente a un padre que veíamos en raras ocasiones, lo único que le quedaba era yo, y no titubeé en no hacerme cargo de ella. Día y noche estaba allí presente, no dejando que pusieran mano extraña en la bebé. A pesar de que las consecuencias no se hicieron esperar, las acepte, porque a pesar de que fui contra los mandatos del patriarca, me sentí útil

Los años pasaron, y Hanabi creció, y junto a ella, sus indicios como personalidad y habilidades, demostrando todo lo que estaba ausente en mí. Mi padre mostró interés en la pequeña niña, y tomándola bajo su tutela, se encargo personalmente de ella, entrenándola y adiestrándole para que sea lo que no era la primogénita de Hiashi Hyuga.

No niego que fue un duro golpe para mí, pero trate de ver el lado positivo de la situación. Padre al fin tenía lo que siempre había anhelado en un hijo y fue recompensado con Hanabi, y esta última tenia la atención de nuestro padre y un prometedor futuro por delante.

Entonces, ¿Dónde aparezco yo en este cuadro?

Viviendo; actuando conforme la situación me presente lo que repara, incluyendo situaciones familiares, y de por si todo lo que tanto directa como indirectamente me incluya. No me quejo, pues como mencione en un principio: 'El recuerdo de mi madre me mantiene luchando, persistiendo a no caer en la oscuridad.'

Eso es lo que vivo, por eso ir al instituto era mi escape, no uno muy agradable, pero lo era.

Estaba caminado por el sendero que conduce al edificio educativo, no estaba acompañada, puesto que por naturaleza soy muy introvertida, y amigos no tengo, lo único que tenía cerca era el calor de la soledad, sin embargo estar acostumbrada a algo así, difícilmente me molestaba.

Escuchaba las risas y conversaciones animadas a mí alrededor, lo que me daba a entender que había llegado a mi destino. Pasaba desapercibida entre tantos jóvenes de mi edad, que ignoraban si quiera, que yo estaba pasando. Era prácticamente invisible, lo único que lograba aquello era que sacara suspiros tristes.

¿Cómo era que todos disfrutaban de su juventud, sin tapujos o algún tipo de obstáculo, y yo era la única que tenía que hacer la diferencia?

Una cuestión que siempre me asaltaba cuando veía a mis compañeros, todos con una euforia casi interminable. Deseaba yo ser como ellos, vivir experiencias, atravesar las mismas aventuras, reír sin parar…sin embargo sabía que aquello era imposible. Nada de eso estaba preparado para mí…aún así me quedaba el privilegio de imaginarme a mí mismas en circunstancias.

Crucé el umbral del aula de mi clase, estaba silenciosa por lo que deducía que faltaban algunos compañeros por llegar. Siempre se me ha hecho costumbre caminar con la vista baja, así que de la misma manera, me dirigí a mí escritorio que estaba en un rincón solitario, cerca de la ventana. Tan pronto llegue, acomode mis pertenencias a un lado de la silla, para luego sentarme. El silencio seguía reinante en aquel salón, lo mínimo que se escuchaba era el pasar de unas páginas, y una que otra murmuración.

El escritorio del maestro estaba vacío…y aun lo estaría después de que sonara la campana, ya todos sabían que el profesor Hatake Kakashi era muy famoso por llegar tarde, una costumbre muy conocida por estos rumbos.

Posé mi cabeza sobre mi mano; admito que estaba aburrida, ¿y quién no? No tenía con quien iniciar una conversación o algo parecido, aunque sabía que muy en el fondo era mi culpa, no podía competir contra mi naturaleza.

Empecé a golpear mis uñas contra la mesa, haciendo un sonido rítmico, fijando mi vista en el gran reloj que estaba en el centro del aula, justo arriba de las pizarras; al parecer las manijas tenían ganas de moverse lentamente, haciendo todo más aburrido de lo que normalmente era.

-¡Oe!- se escucho una voz a mi lado.-Ese dibujo es muy lindo.- comento nuevamente.- ¿Lo hiciste tú?- La mire confundida, mientras la chica rubia de brillantes ojos azules, me observaba con curiosidad. Honestamente, no tenía idea a lo que ella se refería, por que lo más interesante que yo he dibujado en mi vida han sido 'círculos con líneas'.

Seguí la mirada a donde la chica se había referido, y sorpresa fue lo que experimente, cuando vi que lo que ella decía era cierto. Había un dibujo muy bonito, demasiado artístico para que lo hiciera yo.

Era una simulación de una muñeca de trapo, estaba desaliñada, pero curiosamente eso la hacía ver más linda, con esos lazos caídos por ese cabello largo que portaba, un vestido con pequeños parches se podían apreciar, igualmente, con ojos grandes tristes. El dibujo no era ni muy grande ni muy pequeño, era mediano, el tamaño ideal para que se notaran los detalles más sutiles, y para llamar la atención de cualquiera, cosa en que fallé totalmente.

-¿Y bien? ¿Lo hiciste?- la voz de la rubia me saco del ensimismamiento que me había dejado aquel dibujo.

-No.-conteste.- D-de hecho, es la primera vez que lo veo.-

-¿De verdad?- dijo totalmente sorprendida, mirándome con mucha atención, poniéndome nerviosa. - Eso es un poco inusual.- dijo mas para sí misma, pasando sus dedos con su manicura perfecta por aquellos trazos.

-Hai- asentí.-Me pregunto cómo habrá llegado esto aquí.- murmure mirando el dibujo con mucha admiración.

-¿Quién lo habrá dibujado?- dijo la chica.

-Justamente en mi escritorio.- termine de decir.

La chica me sonrió en complicidad ante aquella revelación, me sorprendí mucho puesto que nunca he tenido algún contacto de esta manera con mis compañeros de aula.

-Me llamo Yamanaka Ino.- se presento extendiéndome su mano sin abandonar la sonrisa.

-Hyuga Hinata.- dije correspondiendo el amistoso gesto.

-Un placer, Hinata-chan.- dijo.- Es irónico, ¿no? Hemos sido compañeras por medio semestre, y ni siquiera sabíamos nuestros nombres.- término con una risa suave.

Me sonroje, por alguna razón me sentí culpable, puede que sea tonto pero así me sentí culpable.-Gomen.- le pronuncie.

Ino me miró con sus azuladas órbitas a lo máximo.- ¿Bromeas? No te disculpes por algo así .Ninguna de las dos tenemos la culpa. Lo importante ahora es que nos conocimos oficialmente, ¿no?-

-H-hai.- conteste, aun con mis mejillas encendidas.

-¡Eres tan kawai! -exclamó de pronto mi compañera.-No sé cómo no te había notado antes, eres tan linda.- continuo hablando mientras tomaba mis, aun rojos pómulos.

La campana hizo eco en el aula en ese instante. -¡Ah!- soltó mis mejillas de golpe, la impulsiva rubia. Era una buena chica, que se mostraba alegre y con muy buenas intenciones, era algo impredecible, pues salía con una locura nueva a cada minuto, mi rostro había sido testigo de tal afirmación.

Mire por unos instantes la puerta, y los demás compañeros entraban interrumpiendo el escaso silencio con el bullicio. Era muy común el que soportara los momentos ruidosos que venían a continuación, logrando ser permanente en un lapso de tiempo.

-Hinata-chan.- la voz de la rubia se hizo escuchar. La mire media sorprendida de verla a un lado del escritorio donde yo estaba ubicada.- ¿Sabes si alguien se sienta aquí?- dijo refiriéndose a la silla que estaba a mi lado.

Negué con la cabeza, pues estaba muda de la impresión que me causo el verla aquí nuevamente. Nunca nadie se habían sentado en esa silla, y ver que había otra alma en mi mismo lugar era un cambio un tanto brusco, pero sin dejar de ser refréscate.

La chica sonrío.-Pues ahora es mío.- dijo acomodando sus pertenencias a su lado, y tan pronto se sentó, se volvió a mí para iniciar una conversación.- ¿Qué tienes pensado hacer el viernes por la tarde?-

-Y-yo…- aquella pregunta me tomo por sorpresa, empecé a chocar mis dedos índices entre sí.-Pues a decir verdad…nada.- y era cierto, mi padre se había ido en un viaje de negocios y de vez se había llevado a Hanabi, era muy común para mí el encontrarme en la soledad de mi casa, nunca tenía planes, a menos que esos sean por iniciativa propia, pero fuera de eso, no tenía historial de haber salido acompañada.

-Eso es bueno.- dijo Ino entusiasmada.- ¿Quieres ir de compras conmigo el viernes?-

¿Por qué no? Hace mucho tiempo que no salía, además ir al centro comercial me podía hacer mucho bien, cambiar de aires a veces era necesario, más aún para el armario. Una salida de chicas era lo que justamente necesitaba, además no me desagrada le idea de ir con ella, seguro sera divertido.-Hai.-

-¿De verdad? Esto será muy divertido, no te arrepentirás.- dijo emocionada, tanto así que me abrazó. -H-hai, Ino-san.- dije como puede, pues la rubia abrazaba muy fuerte.

-¡Ohayo! ¿Cómo están?- comentó la varonil voz del encargado de la clase. -Lamento la tardanza, es que ayudaba una señora mayor, a cruzar la calle y…- empezó con la típica excusa de todos los días.

-¡Mentira!- estallaron mis compañeros, incluida Ino, a desmentir al peli plateado adulto.

El profesor solo puso casa de niño regañado, mientras murmuraba que ya no lo respetaban, cumpliendo parte de la rutina mañanera de la que me había acostumbrado.

-Estoy más que segura, que Kakashi-sensei, estaba con Anko-sensei. Te lo puedo asegurar.-me susurro Ino.

-¿Qué?-dije confundida. -Pues, se rumora que ellos dos, son más que compañeros de trabajo.- me dijo.

-Oh.- ¿que más podía decir? Era la primera vez que escuchaba algo como eso.

-Hai.-dijo.-Un gran escándalo si eso se prueba como cierto. Demo, nadie sabe nada a ciencia cierta.- termino tomando el libro de la clase.

Me limite a decir nada, siempre he creído que comentar sobre la vida privada de los demás era de indiscretos, razón de mí decisión. Además, ¿Por qué seria escandaloso que existiera una relación entre maestros? Si no interfería en las clases y perjudicara a los estudiantes, podía llevarse la fiesta en paz.

Sacudí mi cabeza, ¿en qué rayos pensaba últimamente?

Kakashi- sensei comenzó la clase en ese instantes, callando, hasta él hace poco alborotado salón. La lectura dio inicio, oficialmente luego de eso, la cual era nada interesante, no entendía como momentos que pasaron hace más de 200 años, pudieran ser esenciales para pasar de grado. Ningún material que se presentaba era de mi total interés, después de que obtuviera una buena calificación, no me quejaba.

Un aburrimiento intenso se hizo presente, a medida que pasaba el tiempo. Podía observar que algunas cabezas luchaban por mantenerse erguidas, otro no tenían pudor alguno al quedarse dormido, en plena clase, sobre su escritorio. Hasta podía apostar que al profesor no comprendía lo que salía de su boca.

A mi lado, mi compañera se admiraba y arreglaba sus uñas con una bomba de mascar rosada causando un ruido tras explotar. Por mí parte, no sabía exactamente lo que hacía o debía pensar, y no tendría interés alguno en lo que vendría luego, solo quería que el tiempo dejara de pasar, tan lentamente como lo estaba haciendo.

Volviendo a mi posición anterior, moví la punta de mis uñas rítmicamente, de forma lenta, sobre la superficie de madera, suspire de manera retraída, cosa que Ino notó, dedicándome una sonrisa, con esa complicidad que ambas habíamos adoptado, le devolví el gesto. Ahora que ella estaba a mi lado, se me hacia menos pesado el aburrimiento, y lo sentía de esa misma manera.

Posé mi vista en aquel dibujo que había iniciado a tener una conversación con la extrovertida rubia. No sabía cómo había llegado ese dibujo, o su origen, pero era por esas líneas hermosamente adheridas a mi mesa lograron algo que nunca esperé: Conocer una compañera que pudiera ser lo más cercano a una amiga.

Sin duda alguna la vida daba giros inusuales; inconscientemente moví mi mano para rozar cautelosamente ese dibujo, sonreí. Me agradaba ver el dibujo, cada vez que observaba, aparecían más detalles que lo hacían ver exquisito; me daba un calor agradable en el pecho, si tan solo supiera quién era el autor…

-¡Gomenasai!- se escucho un grito de pronto, uno que por instinto, voltee a ver de qué o quién se trataba. -Lamento llegar tarde, Kakashi-sensei.- dijo entrecortadamente, seguramente por la fatiga causada por una larga carrera.

-Ah, Uzumaki.- dijo Kakashi-sensei.-Ya me preguntaba yo la razón por tanto silencio.- miro al recién llegado.-¿Se puede saber, por que llegó, justo 15 minutos, antes de terminar la lectura de la clase de historia?- cuestionó él.

-Etto… pues veras yo.- empezó alborotar los cabellos de su nuca en gesto causado por los nervios.-Me quede dormido.-susurro el chico, con un lindo tinte rosado marcado recién formándose en sus mejillas.

La clase estallo en las risas de los demás compañeros, cosa que el sensei silencio de forma inmediata. Sentí lastima por el chico, algo así le podía pasar a cualquiera. -Silencio.- se hizo escuchar la voz del sensei. - Dígame Uzumaki, ¿cuál es la razón de ese altercado?- le cuestiono.

-Uno muy importante, ¡'ttebayo!-gritó esto último el aludido.-Me quede hasta tarde dándole los últimos detalles a mi dibujo, para la exposición de esta tarde.- termino con una característica enorme sonrisa.

-Hmp.- dijo el peli plateado instructor.-Esta bien, te lo dejaré pasar por hoy, demo, que no se repita, Naruto.- advirtió, mientras el chico soltaba un suspiro de alivio, que no se molesto en disimular. -Arigato, Kakashi-sensei.- y con eso tomo el asiento ubicado en la otra esquina del salón, luego de eso el maestro se dispuso a retomar la lectura como si nada hubiera pasado.

-Seguro era muy importante muy importante, por que llegar a estas horas.- me comento la rubia inclinándose hacia mí.

Me puse a observar al chico, de un peculiar cabello rubio, que hasta hace poco no lo había visto. Tenía unos ojos azules brillantes, pero él los escondía tras esas gafas de montura negra que portaba, poseía también un cuerpo bastante atlético con esa piel morena, combinada perfectamente con el uniforme escolar. En ese instante no comprendí el por qué no me había dado cuenta de él anteriormente, pues tanto su físico como su manera de ser era algo que se notaba a distancia. Sin embargo, tenía que aceptar que mi manera de ser, aislada de todo lo que era multitud, inclusive chicos, era muy común en alguien como yo.

-¡Oe! Hinata-chan.- se escucho la voz de Ino hablándome. -¿Por que no vamos a la exposición?-

La mire de forma cuestionable, y más aun con mucha sorpresa. Ella pareció notarlo por que rápidamente me explico.-Puede que sea interesante, ¿no crees?-

Lo pensé, puede que quizás, después de todo no sea tan malo, nunca había participado en una activad donde el centro de atención era el arte; y en realidad le llamaba mucho la atención la idea. Así que ¿por que no ir?

-P-pues…vamos.- dije al fin, notando como la expresión de mi compañera era de pura felicidad.-Quizás sea e-entretenido.- comente con sinceridad, pese a mi falta de experiencia en ese tipo de suceso patrocinado por la escuela.

-Estamos en la misma línea de pensamiento.- dijo ella guiñándome el ojo en el proceso.

-Señorita Yamanaka.- se hizo presente la voz del sensei, tomando la atención de todos en la clase hacia nosotras.- ¿Desea aportar algo en la clase?-

Ino se ruborizo, seguramente por la pena, mientras hacia un gesto negativo con su cabeza.

-Hai.- dijo el adulto.-Entonces, sin más interrupciones, prosigamos.

Mi compañera dejo escapar un largo suspiro, se notaba que estaba aliviada, me dio una mirada en forma de disculpa, mientras yo le sonreía asegurándole de que no tenia importancia.

Después de eso ambas miramos hacia al frente, tomando en cuenta que teníamos que atender a la lectura, pues quizás nos pasaría peor que hace unos minutos atrás. De pronto sentí una sensación de que era observada, era como si aun permaneciera allí. En parte me sorprendí, para mi era muy extraño, pero a la misma vez estaba curiosa. Disimuladamente empecé a buscar a mi alrededor, alguna señal que de lo que yo estaba sintiendo no era algo que imaginaba.

Tenia que admitirlo, estaba curiosa…

Sin embargo, me resigne; sacudí mi cabeza para luego enfocarme nuevamente al material que se llevaba a cabo en esa aula. Lo único que vi fue al chico rubio que habia llegado tarde, pero este estaba pendiente a lo que el sensei dictaba.

La única explicación que tenía en mente era que: O era el aburrimiento o algo raro pasaba. De alguna manera, u otra, no quise ir mas a fondo.

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Continuará...

Esto es Mi primer Mini-Fic... me inspire en el Dibujo que sera la presentación de la Historia

Hecho por Nomi-chan!! Gracias a el me llego la inspiración

Las Opiniones son altamente recibida!

Ahhh... perdone los 'Horrores' Ortográficos! u.u

Sayo!

-Evil Inumazaki =.=