Capitulo 1.
Suspira nuevamente y se deja caer en su pupitre. Su cabello plateado se desliza lentamente por un lado de su cabeza revelando ojos azules como el cielo. Esa chica nuevamente acaba de recordar el tema de historia del que se está explicando. Hoy no tendría que estar aquí. Tendría que haber faltado como Ema, su amiga. Solo por el fastidioso hecho de que le quedan 5 faltas para quedarse libre, está en este maldito infierno. Frunce el seño resignada. No ha dejado de pensar en que quizás si tuvo que haber sacrificado una de esas faltas para ayudarla. Pero le avisó su amiga que debía dejarlas para emergencias. Ninguna queja bastó para persuadirla. Ella es siempre tan considerada que llega hasta a molestarle. ¿Cómo le estará yendo a esa despistada?
— ¡Nanase Nadeshiko, preste atención!
El grito del profesor de Historia provoca unas pocas risas en el aula que la chica ignora con indiferencia. Reincorporándose en su asiento Nadeshiko evita fruncir el seño mientras asiente mirando a los ojos del profesor. Pero en el momento en el que este voltea al pisaron para proseguir con su confusa línea del tiempo, esos ojos azules se desvían a la ventana para observar a los pájaros volar. «La última vez que le presté atención no me la devolvió profesor, debe ser por su culpa por la que no lo entiendo, no la mía» piensa la muchacha pero no lo dice en voz alta.
— ¡Usted también, Asahina!
Nuevas risas y la chica apura su mirada al pizarrón para evitar otro grito.
Dios, que molesto que puede resultar ese hombre los viernes.
Y el resto del año.
Cuanto desearía esa muchacha poder despedirse de ese fastidioso profesor. El año pasado la obligó a repetir el año escolar por llevarse su materia. Eso hacía que a sus 18 años aún siguiera en segundo año de preparatoria.
Aunque gracias a eso conoció a una gran amiga.
Ella es la perfección pura. Posee unos hermosos ojos color marrón al igual de su muy cuidado cabello castaño. De seguro te preguntas ¿Cómo diablos Ema, esa chica dulce, responsable, amable y bla, bla, bla se pudo hacer amiga de alguien como ella? Pues, fue durante el último invierno cuando a ambas las mandaron a limpiar la nieve cerca de la entrada. Hacía un frio de mil demonios y Nadeshiko temblaba tanto que parecía que estuviera en modo vibrador. La joven Hinata, compadeciéndose de los temblores y la nariz parecida a la de Santa Claus de las postales navideñas, le ofreció su chaqueta. Después de eso, se hicimos amigas.
Sí. Así como así.
—De pie. Saluden
El delegado grita esas palabras despabilándola de sus pensamientos y haciendo que se forme en su rostro una sonrisa de satisfacción. Nadeshiko recoge sus cosas y se dirige a la salida pasando al lado de Asahina-kun, quién es regañado por el profesor y que este le dirige una última mirada de reproche a la chica antes de abandonar la clase.
Al salir de clases Nadeshiko se dirige sola a su casa mientras le escribe un mensaje por celular a Ema preguntando como ha sido todo con la mudanza. El día era cálido y hacia una brisa refrescante que mecía sus cabellos como las banderas en las astas de los barcos. Esos días la hacían sentir refrescada pero ese no era el caso cuando sentía una pequeña (y molesta) punzada de curiosidad, preocupación e inquietad. ¿Cómo diablos le estaba yendo a Ema?
Siguió encaminándose a su casa y al llegar se quedó contemplando el buzón de metal donde sobresalía una carta de la empresa de teléfono. La recogió y caminó por el pequeño Jardín con flores que su madre plantaba hasta abrir la puerta de madera con sus llaves. Su casa tenía paredes blancas llenas de fotografías y uno que otro cuadro que su abuela había pintado. Los muebles estaban esparcidos de forma equitativa lo que provocaba una ilusión de que la casa era un poco grande. Nadeshiko lanzó su mochila al sofá del living y se sentó desparramándose sobre él. Siempre aprovechaba cada segundo de libertad antes de que su madre viniera con El Par de su clase de aikido.
El Par. Ambas palabras con mayúscula para remarcar el caos que pueden crear. Porque todo aquel capaz de hacer algo en grande (o destruirlo) tenía derecho a tener hasta el artículo con letra grande. Así es como la muchacha nombraba a los gemelos Yuki y Yuri que para ella son la plaga más insoportable que existe. Aquellos seres que si no están molestándola cuando "estudia", están intentando jugarle una broma. Una tarde se los había mostrado a Ema mientras paseaban las dos y se los encontraron en la calle de camino a los videojuegos. No hubo momento alguno en que ellos no la dejaran de incomodarla con preguntas y finalmente Nadeshiko tuvo que interferir para que se fueran y evitar que Juli, la ardilla mascota de Ema, les rascuñara la cara. Su amiga quedó como tomate pero sin perder su educación les había gritado a los niños que le encantó conocerlos. No se volvieron a pasear cerca de los videojuegos desde entonces, lo cual era en parte molesto para Nadeshiko porque no podía aprovechar sus paseos con su amiga para ver a aquel hombre de cabello naranja y lunar cerca del labio que le atraía un poco.
Nuevamente se abre su celular y escribe un nuevo mensaje a Ema. Al no tener nada que hacer sube a su habitación poblada de posters, papeles y ropa tirada. A ella le gusta mucho el anime y dibujar (hobbies que sacó de su abuela). Adora observar paisajes desde el más bello a amanecer hasta la calle más oscura para luego calcarlas en sus hojas.
Se cambió de ropa y decidió salir a comprar un tomo de su manga preferido que salió hace una semana. Al salir, escuchó risas de un niño. Cuando por fin cierra la puerta observa como el mismo chico de cabello rosa que ha estado practicando por varias semanas andar en bicicleta logró andarse por sí solo. Su vecino doctor, o lo que fuera, lo miraba con una sonrisa en su rostro y animaba al niño a seguir. Con indiferencia la chica se coloca su cartera en el hombro y comienza a caminar.
Finalmente logró comprar su número. Hoy había en la tienda mucha conmoción por el nuevo anime que está por salir y tenía que admitir que a ella también le fascinaba. Solo esperaba que la voz de su personaje favorito no sea tan sosa como pasó la última vez.
Se sentó en su asiento favorito del parque y comenzó a leer. El viento se sentía estupendo e iba en la dirección adecuada para que su cabello plateado no la molestara. Sus ojos miraban aquellas páginas blancas y negras estando metida totalmente en la historia. Tan concentrada estaba que se sobresaltó cuando alguien la tocó y gritó.
— ¡AHH! —Nadeshiko dio un pequeño salto por un grito (o mejor dicho un coro de gritos) en su oído izquierdo.
— ¡Será mejor que corran par de idiotas!— rujió mirando con odio a dos niños que salen corriendo y carcajeando.
—El Par ya está en casa— se dijo fastidiada a sí misma cerrando su manga y dirigiéndose a la casa.
Al llegar a la cuadra veía como sus hermanos le hacían señas para que se apurara. Eso solo significaba algo: La cena era pizza. Comenzó a correr un poco pero al llegar a la puerta casi se chocaba con su vecino de anteojos y cabello rubio.
— ¿Le ayudo en algo?
—Sí, resulta que mi hermana menor se ha enfermado y la tienda está cerrada ¿Ustedes no tendrán algo de avena que puedan darme? Solo lo suficiente como para un plato— se apuró en agregar.
—Claro— echó una mirada a uno de sus hermanos que corrió adentro para salir con una bolsa de avena.
—Muchas gracias, por favor déjeme pagarles por ella.
Nadeshiko rápidamente lo rechazó recordando las palabras de su madre sobre el estar enfermo y comer avena. De todas formas luego ella compraba otra bolsa y asunto cerrado. El hombre le sonrió y por un segundo creyó que no le sonreía a ella, sino que se sonreía a sí mismo complacido de obtener aquella bolsa. ¿Será que en verdad será para su novia y se estaba haciendo una película de cómo ella le agradecería después por sus cuidados?
—Mamá no está ¿Qué harás de comer?— fue lo primero que dijo su hermano Yuri al entrar a la casa.
—Dame el teléfono.
Ordenó una pizza y mientras comían intentó llamar nuevamente a Ema. Sonó tres veces y cuando estaba por colgar escuchó su voz.
— ¿Hola?
— ¡¿Qué diablos te pasó?!— gritó no más atendió—. ¡He intentado llamarte desde que terminaron las clases! ¡Creí que te habían secuestrado un hombre con máscara de cerdo y despertado en un lugar donde se encendía un televisor con un muñeco que quería jugar contigo!
—Tr-tranquila Nanase-chan— su voz se escuchaba lejana. Había separado el aparato de su oreja para que no la ensordecieran los gritos de Nadeshiko—. Estoy bien. Solo tuve un poco de fiebre…
—Pásame la dirección.
—Pe-pero…
—Hazlo. Quiero ver que no tienes a nadie apuntando a tu garganta con un cuchillo.
Tomó un lápiz y papel de las notas del refrigerador para empezar a escribir y de repente escucho la voz de un hombre.
—Hola, soy Asahina Masaomi, el hermano mayor de Ema-chan.
La presentación repentina la desconcierta. ¿Por qué le sacaron el teléfono a Ema si podía hablar perfectamente? Espera, aquella voz le sonaba familiar.
— Ho-hola. Soy una amiga de Ema. ¿Podría pasarme la dirección? Si no tengo mal entendido ella vive ahora con unos cuantos hermanos cerca del colegio. Si no me queda lejos quisiera verla.
El hombre le nombra una calle y su lápiz no escribe nada en el papel. No puede ser.
—Estaré allí en 30 segundos.
Toma rápidamente su bolso y suelta un "ya vengo, voy a un lado".
— ¿A dónde?
—Al frente.
