- ¿No crees que deberías ayudar a Leia y la Resistencia en lugar de estar aquí recluido?
- No, los jedis no buscan la guerra, quieren la paz y debes de entenderlo.
- Pero si no la hay no deberían intentar que la hubiese, sabes que con la Primera Orden nunca la habrá.
- No es mi guerra.
Luke dio por finalizada nuestra conversación y abandonó la estancia en la que estábamos cenando. Había intentando hacerle ver lo necesario que era para la resistencia en este año de entrenamiento, pero él no quería ni oír hablar de aquello. Se sentía apesadumbrado, melancólico y culpable, aunque el motivo exacto escapaba a mis capacidades, me bloqueaba constantemente para que no pudiese ver en él.
Yo disfrutaba del entrenamiento y de su compañía, me estaba volviendo más fuerte y poderosa, pero también añoraba a Leia, a Poe y a Finn, añoraba la acción de la Resistencia y mi entrenamiento empezaba a recordarme a los largos días de Jakku, uno igual al otro.
Recogí los cuencos que habíamos usado para comer y me dirigí hacía la pequeña casa con forma de castro que ahora era mi hogar. Me despoje de la ropa sudorosa del entrenamiento y me coloque un pequeño camisón blanco dispuesta a dormir. Mis últimos sueños habían sido extraños, soñaba demasiado con Kylo Ren, con nuestra pelea, con la muerte de Han, me invadía la ira, pero la apagaba rápidamente, eso no era propio de un Jedi.
Me tumbe en la cama mirando al techo esperando que mis ojos se cerraran para poder soñar otra vez con lo mismo, con el horrible momento en el que Han Solo fue asesinado por su hijo. Cay presa del sueño y empecé a ver a Han, la misma escena de siempre. Han hablaba con él, con Kylo Ren mientras este se debatía entre quien ser, ¿Kylo o Ben? Vi en su cara sus gestos contrariados, me fije en el detalle de las lágrimas que recorrían sus mejillas y durante el segundo exacto en el que clavó su espada en el pecho de su padre, vi el dolor desgarrarlo, solo durante un segundo hasta que sus emociones oscuras volvieron a afectar a todo su ser, hasta que Snoke volvió a meterse en su cabeza.
Me vi a mi misma yendo a por él, a nosotros dos luchando, a Finn luchando. Vi cómo le hería, vi todo de nuevo y cuando por fin no hubo más que ver, aliviada pensé en que por esa noche los malos recuerdos habían acabado, pero me equivocaba. En mi cabeza empezó a formarse otra imagen, esta vez completamente diferente a las anteriores. Kylo Ren sin máscara en una habitación completamente negra y casi vacía, miraba por la ventana un paisaje estrellado, estaba a bordo de una nave. Empecé a sentir su presencia como si estuviese a un metro de mí, sentía su oscuridad, pero también esa pequeña mota de luz que había visto cuando asesinó a su padre. Se giró de repente, como si hubiese visto algo y me miró. Me asuste e intente decirme mentalmente que era un sueño, que debía despertarme:
- ¿Qué intentas chatarrera? – Oh dioses, estaba hablándome, parecía tan real- Es real, te estoy hablando, no estas teniendo un sueño ni una alucinación.
- No es verdad, estoy dormida.
- Si, lo estas, pero tu fuerza me ha buscado, has sido tú quien ha llegado hasta mí.
- No es verdad, yo no te buscaría para nada.
- Estabas soñando conmigo, estabas soñando con esto. – Señaló la cicatriz que cruzaba su rostro- Es un bonito recuerdo de nuestro encuentro y de la muerte de Solo.
- No tuvo nada de bonito. Te convertiste en un parricida solo para contentar a Snoke, alguien que sabes que te usa para conseguir poder.
- Chatarrera, yo se que me usan para un fin, al menos lo sé, no como tú. Te dejas entrenar por él y piensas que todo lo que hace lo hace para tu propio beneficio, pero lo hace para el suyo, yo ya he vivido esa situación. Te bloquea, no te deja avanzar porque ve en ti lo que vio en mí, poder.
- No es verdad, no me bloquea por eso. Lo hace por mi bien, porque no quiero saturar mi mente. Aparte que hago yo dándote explicaciones de como entreno, no te importa.
- No claro que no, porque llegado el momento me dará igual el entrenamiento que hayas seguido.
- Me vas a amenazar con matarme, eres predecible.
- No te lo tomes como algo personal, tu eres insignificante en este juego.
- No es verdad, ves el poder que hay en mí, sabes que no soy insignificante. Al menos yo no trato de ser algo que no soy, no trato de convertirme en una imitadora de mi abuelo. -Su furia no pudo ser contenida y dio un golpe contra la pared-.
- Al menos yo tengo un abuelo al que imitar, ¿Qué tienes tú? Nada, nunca has tenido nada ni lo tendrás, porque buscas algo que no existe.
- Cállate.
- Te abandonaron, se olvidaron de ti, no porque estuviesen en peligro, sino porque no te querían, no eras importante, no…
Salí de aquella conexión usando toda la fuerza que pude. Estaba empapada en sudor y sangraba profusamente por la nariz. ¿Qué había sido eso? Me acababa de comunicar con Kylo Ren usando la fuerza, y según él era yo la que lo había buscado. Estaba confusa, dolida por sus palabras y por las sensaciones que provocaba en mí. Hacia un año que no le veía y no creía que volviese a verle en un tiempo, no estaba preparada para encontrarme con él de ese modo. Comencé a temblar por el sudor que me empapaba, mezclado con el frio que hacia fuera de la comodidad de mis sabanas. Volví a taparme temblando, de frio, pero también de miedo. No quería volver a comunicarme con él sin querer, ¿Por qué mi cabeza hacia esas cosas? ¿Por qué la fuerza nos unía así?
Había pasado una semana desde la primera vez que conecte con Kylo Ren a través de la fuerza y desde entonces, todas las noches cuando dormía, mi inconsciente mente se conectaba con él. Ninguno de los dos hablaba, nos mirábamos, ya nos habíamos dicho todo, o eso me gustaba pensar. Luke no sabia nada, o al menos yo no le había contado nada, había tratado de bloquear todo lo referente a mis suelos realistas o mis conexiones con Kylo, no quería que pensara que lo estaba traicionando de algún modo, o que estaba redirigiéndome hacia el lado oscuro de la fuerza.
Meditando en su compañía me sentía segura y relajada, no tenia miedo a que la fuerza haría lo que le viniese en gana conmigo y terminase conectándome otra vez con mi enemigo. Luke se levantó y me dijo que por hoy él había meditado suficiente, que quería leer algunas cosas del árbol Jedi en referencia a los entrenamientos de un Padawan. Yo supe en el momento justo en el que dijo aquello que era una excusa, pero ni intenté averiguar porque, seguí meditando mientras el olor del mar invadía mis fosas nasales, era un planeta pequeño, pero entendía porque los Jedi había elegido este lugar para guardar sus textos, Ahch-To era un remanso verde y salado de paz, donde nada parecía poder dañarte. Traté de volver a centrarme en la fuerza y entonces sentí una presencia, algo que tiraba de mí, que me llamaba. Mi mente se abrió a aquel contacto y rápidamente supe quien interfería en ella. Kylo Ren de nuevo volvía a unirse a mí, aunque estaba vez estaba segura de que por su culpa. Estaba sin camiseta, en una habitación diferente a la que ella solía ver por las noches. Kylo miró sorprendido en mi dirección, como si no esperase verme, pero lo cierto es que su fuerza había llamado a la mía:
- Esto es nuevo, ahora también mientras entreno.
- Esta vez no te he llamado yo, has sido tú. – Kylo pareció reflexionarlo durante unos instantes y luego me dio la espalda secándose con una toalla el sudor que caía por su cuerpo, estaba fijándome demasiado en eso, en su cuerpo, para Rey. – ¿Tienes alguna idea de porque sucede esto?
- No, ¿tu? – Negué mirándolo a los ojos- No se lo has contado a Luke, no quieres que piense que hay oscuridad en ti y se decepcione. Eres demasiado buena, demasiado luminosa. Nadie te creería si te hicieses pasas por usuario de la fuerza oscura.
- O tu eres demasiado malo y yo a tu lado parezco demasiado buena.
- Eres muy divertida chatarrera.
- Tu tampoco se lo has contado a Snoke, no quieres que vea en ti más luz de la que ya hay.
- No hay.
- La veo, te veo, veo más cosas que las que ve la mayoría de la gente.
- Yo también en ti. Veo tus dudas sobre Luke, veo como las camuflas con meditación.
- No dudo, es mi maestro.
- Si lo haces, y no me extraña que lo hagas. ¿Por qué no le preguntas a Luke que paso la noche en la que decidí unirme al lado oscuro? Solo conoces una versión y a medias.
- Se todo lo que tengo que saber. Se que habías tonteado con la oscuridad y Luke lo vio en ti, pero fue demasiado tarde.
- Pero no te ha contado la mejor parte, esa en la que trata de asesinarme al ver en mi oscuridad. Un Jedi asesinando a un niño, por la espalda y mientras dormía.
- MIENTES.
- No lo hago y lo sabes. – No lo hacía, estaba viendo en sus palabras la dolorosa sinceridad que desprendían, la rabia que aquello reflejaba- Yo no tenia claro mi camino, pero ver en él aquel deseo de acabar conmigo me hizo darme cuenta de que Luke no era mejor que Snoke, no era más bueno ni más gusto. Es un héroe para todos, pero un fiasco cuando de verdad lo conoces. Toda la épica Jedi es eso, épica, no hay nada de realidad bajo esa apariencia de gran caballero.
Escuche a Luke llamarme a mis espaldas y mire a Kylo por una última vez antes de romper la conexión. Me había dicho la verdad, lo había visto, Luke había intentado matarlo. Mi cabeza era una bomba a punto de explotar. Luke me miró confuso y yo traté de bloquear lo mejor que pude todos mis pensamientos:
- ¿Estás bien?
- Sí. – Sonreí falsamente- Estaba meditando un poco más.
- Te he llamado hasta con la fuerza y no me has oído. – Seguía mirándome inquisitorial, había algo que no le convencía de mí. - Bueno, ven, quiero que leas un par de libros del árbol.
No fue más que una excusa para vigilarme, lo vi, sintió inseguridad por mi actitud rara, sintió otra presencia y era su modo de mantenerme vigilada. No podía olvidar las palabras y los sentimientos de Kylo. Todas sus acciones habían estado empujadas por la falta de confianza de sus seres queridos hacia él. Sentí pena, pero recordé a Han. Me esmeré en las tareas de Luke, aunque me invadía un sentimiento de pérdida, como si se acabase de caer de un pedestal mi mayor ídolo.
Esa noche apenas cené, Luke lo notó y volvió a preguntar si estaba bien, tenia que aprender a fingir mejor o me pillaría. Podía habérselo dicho, podía haberle preguntado por Kylo, por su caída en desgracia, pero no me atrevía, no quería ponerme en evidencia, no quería tener que explicarle a Luke que me conectaba con el enemigo, porque tampoco sabía por qué lo hacía.
Me retiré con el pretexto de que estaba cansada y me fui directa a mi habitación con otro propósito muy diferente al de dormir. Quería hablar con Kylo, quería conectarme voluntariamente con él para que me diese más información, más explicaciones.
Lo busque con la fuerza y no fue difícil ver aparecer la imagen de su cuarto frente a mí. Tras una semana me había fijado en los detalles de aquella austera habitación, cuyo único adorno era el mortífero casco de Darth Vader. Kylo yacía sobre su cama con el casco y la ropa de combate puesta, imponente, parecía una estatua:
- Quieres respuesta que yo no tengo. – Su voz era metálica, pasada por el filtro de la máscara. Odiaba esa máscara. – No tengo humor para soportar tus acusaciones esta noche.
- No voy a atacarte. – Se quitó la máscara y en su cara vi el cansancio, vi arrepentimiento, acababa de hacer algo malo. - ¿Qué has hecho?
- He seguido las ordenes de Snoke. – Había entrado en un planeta con un sector afín a la resistencia y había matado a sus cabecillas, respaldado por los caballeros de Ren. – No me siento arrepentido.
- Si lo sientes, lo veo. ¿Por qué lo haces si no te gusta?
- Si me gusta, me gusta matar. – Aquellas palabras no tenían nada de verdad. Miro el casco de su abuelo y suspiro. – Nuestra conexión está aumentando demasiado.
- No tienes que ser como él, no tienes que terminar nada de lo que él empezó.
Me miro perplejo, me sondeo con la mirada y una sonrisa cansada apareció en su rostro. No lo dijo en voz alta, pero lo pensó. Pensó en que no tenia otra salida, en la oscuridad que había en él. Se repetía que era su destino. Se levanto y se acercó a mí, lleno de ira:
- ¿Crees que puedes cambiar lo que soy solo por ver mis debilidades? Todos tenemos debilidades, tu tienes las tuyas que te llenan de oscuridad y yo tengo las mías que me llevan a la luz.
- Tu te esfuerzas por mantenerte en un lado. Te esfuerzas por recordar las cosas traumáticas, yo en cambio permanezco en el lado en el que la fuerza me guía.
Acortó más la distancia hasta quedar a un palmo de mí. Era increíble que la conexión fuese hasta tal punto que podía sentir el olor de su perfume. Estiró la mano quitándose el guante que la cubría, en mi dirección. Yo hice lo mismo, estiré la mano buscando un contacto que estaba prohibido, que me iba a traer problemas. Nuestras yemas chocaron y ambos cerramos los ojos. Una súbita sensación de fuerza atravesó mi columna vertebral. Era muy fuerte, era un caos, su cabeza era un completo desbarajuste de ideas tanto de luz como de oscuridad, lleno de ira, pero con una pequeña esperanza. Sentí su soledad, sentí el abandono. Pensaba en Leia como una madre más preocupada de ser senadora que de su familia, pensaba en Han como un padre que nunca asumió sus responsabilidades, pero también guardaba los momentos en los que fue feliz con ellos. Soportaba una gran carga por la muerte de Han, lo recordaba todos los días, lloraba todos los días, le dolía. Retiré la mano para abrazarme a mi misma. Nunca había sentido tanto dolor, tanta rabia, tanta ira, esos eran sus sentimientos, sus pensamientos más profundos. Me miro apesadumbrado pero sorprendido:
- No somos tan diferentes. Nos hemos sentido solos gran parte de nuestra vida, nos llena de ira no conocer la verdad.
- Yo intento aplacarla porque se que no lleva a nada bueno.
- Yo intento alimentarla porque es el único modo que he encontrado para sobrevivir.
Nos quedamos mirándonos, como suspendidos en nuestra conexión. Acababa de ver aquello que Leia me había dicho sobre su hijo. Había luz en él, era posible que volviese hacia la luz, a pesar de todo era posible. Lloré sin poder evitarlo porque el precio de su vuelta era alto, Han Solo no seria lo único que haría falta para volver a Kylo a la luz, pero lo intentaría, intentaría que su muerte tuviese algún sentido:
- No vas a estar sola nunca más. – Sus ojos estaban empañados, aunque intentase hacerse el fuerte- Yo no voy a estar solo nunca más.
La puerta de mi cuarto se abrió de golpe y la conexión se esfumo. Luke me miró patidifuso en el marco de la puerta, mojado por la lluvia que caía y de la cual yo no había tenido constancia. De repente me sentí sumamente débil, como si me hubiesen arrancado de un lugar al que pertenecía. Yo había visto dentro de él, pero también él había visto dentro de mí. Miré a Luke con las lágrimas resbalando por mis mejillas y me desmayé, todo se volvió oscuro.
