Hola por fin me digno a subir algo nuevo e interesante... bueno, lo de interesante lo dejo a su criterio, pero nuevo sí es, y lo mejor es que ya está terminado así que no tendrán que esperar tanto por la actualización; como con cierto fic...
Ya tiene tiempo que lo escribí, pero no quería publicarlo hasta tenero terminado y con la esperanza de terminar antes el cap de Nada es lo que parece, para que fuera más interesante, pero mi musa se niega a escribir en ese fic; bueno escribí un poquito, pero aún no puedo terminar el capítulo, creo que me metí en más problemas con lo que escribí; les quiero preguntar a los lectores de NADA ES LO QUE PARECE si quieren que publique el capítulo como está y subo lo que faltó en otro capítulo o mejor esperamos (más) a que lo termine.
Weno, volviendo a este fic, es completamente AU, los 'títulos' de los capítulos son frases de canciones de KT Tunstal (si no la han escuchado se la recomiendo), así como el título del fic es el nombre de una canción de ella; no hay magia por ningún lado; bueno sólo en los aspectos románticos; Harry y Hermione no se conocen, sus familias sí, los papás de ambos son socios... bueno, creo que mejor los dejo leer...
Enjoy It!
Beauty Of Uncertainly
You're the other side of the world to me
– Regreso de la Universidad ¿y este es el recibimiento que me dan? – preguntó furioso Harry; era un chico de 24 años, cabello negro revuelto, ojos verdes (cubiertos por unas gafas redondas), era un poco bajito para la estatura común de los chicos de su edad, había pasado la mayor parte de su vida en internados escolares y ahora asistía a la universidad, y sólo estudiaba porque su papá insistía en que él se haría cargo de la empresa. Y ahora le salía con eso – Bonito regalo de graduación – murmuró con sarcasmo.
– Te hemos dado todo, es lo menos que puedes hacer por nosotros – le dijo su papá con tono severo.
– En mi vida la he visto, seguro es una amargada, sabelotodo, y para nada atractiva – dijo molesto, y cómo no estarlo, querían que se casara con una chamaquita que no conocía ni por foto, y sólo porque querían que la compañía quedara en familia; su papá y el de ella eran socios y dueños de la empresa con mayores ingresos en Londres, y qué mejor que esos millones quedaran dentro de ambas familias.
Observó a su mamá en busca de apoyo, pero parecía que el imponente señor Potter le había advertido que no se entrometiera – Tú no puedes estar de acuerdo con esto… – dijo con resentimiento, dirigiéndose a su mamá.
– Es una buena chica… y es bonita, tu papá y yo la vimos una navidad – le dijo intentando ablandar la situación.
Harry la observó molesto – Mamá, tú crees que el perro callejero que ronda por nuestra calle es bonito – dijo dispuesto a irse, pero su papá lo detuvo.
– Te vas a casar con ella… sus papás están de acuerdo y nosotros estamos de acuerdo, no hay mucho que puedas hacer al respecto – le dijo con gesto serio y le dio la espalda dirigiéndose a su estudio.
– Dale una oportunidad, estoy segura de que les irá bien – le dijo un poco apenada y el moreno intentó contener una mirada molesta.
– No puedo entender cómo estás de acuerdo con esta estupidez – dijo sin voltearla a ver, antes de dirigirse a las escaleras, con rumbo a su habitación.
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Cerró la puerta con fuerza, no podía creer lo que sus papás le estaban haciendo, todavía no terminaba ni de estudiar y…
– ¡Dices que eres madura para tomar tus propias decisiones, pero reaccionas como una niña de 8 años! – le dijo su papá entrando a su habitación – Lo lamento mucho, pero la decisión ya está tomada, Hermione – se acercó a ella intentando parecer conciliador – Siempre te cuidaremos, jamás haríamos algo que te dañara – le dijo acariciando su cabello.
Sabía que esa era la intención de sus papás, el problema era que desde que era pequeña nunca le habían preguntado si las decisiones que habían tomado por ella la dañaban o no. Desde muy pequeña había estudiado en internados femeninos, habían escogido su profesión, y ahora elegían a su marido.
– No puedo, papá… no lo conozco, en mi vida lo he visto y menos he hablado con él – se dio media vuelta alejándose de él – Y sus referencias no son muy buenas – dijo mostrándole la portada de una revista social, donde aparecía el nombre de su futuro esposo junto a las palabras: fiesta, alcohol, dos chicas nuevas, entre otras que completaban la frase, y se podía ver a él de espaldas siendo llevado, literalmente, por dos rubias.
– No lo puedes culpar a él, siempre has dicho que la prensa exagera los hechos – le dijo quitándole la revista.
Hermione sonrió ligeramente – No es sólo la revista, papá, todo mundo sabe cómo es… arrogante, altanero, inmaduro, mujeriego, juerguista… ¡Vaya, tendré una vida hermosa junto a él! – dijo con sarcasmo sentándose en su cama.
– Lamento que pienses así de él porque no cambiaremos de parecer, así que si quieres puedes seguir pensando lo peor de Harry o puedes pensar en una forma de comprenderlo – dijo antes de salir de la habitación, dejando a Hermione con la palabra en la boca.
Tenía apenas 22 años y sus papás ya le habían escogido marido con todo y fecha para la boda. Se observó en el espejo, mirando fijamente a sus ojos cafés, no podía casarse, aún tenía muchas cosas por hacer, muchos sueños por cumplir, sueños que seguramente se irían a la basura cuando adoptara el apellido Potter.
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– No puedo creer que lo vayas a hacer – le dijo su mejor amigo, revolviéndose el cabello rojizo y caminando de un lado para otro dentro de la habitación como si él fuera el que iba a casarse – La vi hace un par de días… – se encogió ligeramente con un estremecimiento – Camina un poco encorvada, usa faldas largas; ¡peor que mi mamá!; no se maquilla, usa gafas; no es que tenga algo contra ellas, pero no le sientan nada bien; y tiene el cabello castaño, pero ni siquiera se peina, amigo… – decía bastante estresado y Harry lo volteó a ver con gesto serio.
– Se supone que eres mi padrino y me debes animar, no hacerme dudar más sobre esta estupidez – dijo metiendo las manos en los bolsillos de su pantalón, y sintió un estuche pequeño dentro de su bolsillo izquierdo – Cierto, lo olvidaba – dijo sacándolo y lo abrió mostrándole a su amigo el contenido – Para mi esposa – dijo con ironía, tomando entre sus dedos un delicado anillo de oro blanco con una esmeralda incrustada en él – No sé qué piensan mis papás, es el anillo que le regaló mi papá a mi mamá cuando se comprometieron… debería ser especial, ¿no?... no puedo regalárselo a alguien que me interesa tanto como la uña del dedo chiquito de mi pie – dijo molesto, haciendo sonreír a su amigo.
– Tal vez sea una especie de amuleto – dijo encogiéndose de hombros – Está bien, amigo, tal vez yo me equivoco… y tú también, y esta chica es bon-… tal vez no sea tan desagradable, ¡podría ser buena en la cama! – le dijo sonriendo, haciéndolo reír.
– Que Luna no te escuche hablar así o te matará – dijo sin dejar de sonreír – Por cierto, ¿cómo le ha ido con… mi esposa? – le preguntó sintiéndose un poco extraño.
El pelirrojo sonrió – No me ha querido comentar nada al respecto, dice que soy demasiado desagradable con la gente que no conozco – dijo sin darle la mayor importancia a la percepción que tenía su novia de él.
Harry volvió a reír – Definitivamente no entiendo cómo puede salir contigo Luna – dijo en burla, y el pelirrojo se encogió de hombros – Y no entiendo cómo podré vivir con una mujer completamente antisocial… – dijo desesperado.
– Tendrás que enseñarle los placeres de las fiestas y, claro, también otra clase de placeres – le dijo con una sonrisa pícara, haciendo aparecer en el rostro de Harry un gesto de asco, que hizo reír a su amigo – Vamos, al mal paso darle prisa – dijo sonriendo y se acercó a él para ayudarlo a anudar su corbata.
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Se observó en el espejo y se retorció los dedos comenzando a caminar de un lado a otro – Cálmate o me contagiarás tu nerviosismo – le dijo la chica rubia que estaba con ella en la habitación.
Se sentó junto a la chica y suspiró – Te aseguro que no estarías tan tranquila si fueras tú la que se va a casar con un tipo que no conoce – dijo sintiendo su cuerpo estremecerse.
Le sonrió intentando tranquilizarla – No es tan desagradable... –
La castaña resopló volviendo a levantarse – Sé que es tu amigo, y su mejor amigo es tu novio, pero... ¡son un par de arrogantes!... lo siento, pero sabes que es la verdad, son tan... no les importan los sentimientos de las personas, sólo esperan que sean bonitos, que tengan dinero y sepan alcoholizarse tanto como ellos – dijo enojada, haciendo reír ligeramente a la chica.
– En algunas cosas tienes razón... bueno, podría ser que en todo, si no fuera porque los conozco suficiente para decirte que no es así, no completamente. Suelen ser un poco prejuiciosos, pero no... – decía, pero la castaña la interrumpió.
– ¡No me interesa, Luna! – dijo molesta – Si él quiere pensar que soy la persona más desagradable y amargada sobre la tierra, que así lo siga haciendo, no pretendo perder mi tiempo demostrándole que se equivocó con sus prejuicios – resopló intentando contener las lágrimas.
– Hermione – dijo la rubia acercándose a ella – Si decidiste seguir con esta tontería, creo que lo menos que podrías hacer es intentar conocerlo y permitir que él te conozca... a mi me agradas, y eso que soy amiga de ese par de arrogantes – dijo sonriendo, haciéndola reír – vamos, así, no llores, sino me tacharán de pésima madrina – le dijo antes de abrazarla.
– Gracias – dijo la castaña correspondiendo a su abrazo.
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Se paró frente al altar comprendiendo cada vez menos cómo había podido tomar esa decisión. Él no se quería casar, ni en ese momento ni en un futuro cercano, y menos con esa chica que no conocía y que, según le habían dicho, tenía que ver muy poco con las chicas con las que él solía salir.
Sintió sus manos sudar y guardó el estuche dentro del bolsillo de su pantalón, no le daría el anillo a esa muchacha, jamás le haría eso a su mamá. Si llegaba a regalar ese anillo sería a una chica de la que estuviera enamorado y él no pensaba enamorarse dentro de bastante tiempo, aún tenía muchas cosas que disfrutar de la vida y no permitiría que un matrimonio arreglado se lo impidiera.
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Se paró nerviosa frente a su papá, observando de reojo la entrada a la iglesia, podría huir en ese mismo momento y olvidarse por completo de esa tontería... y de sus papás. Suspiró intentando sonreírle a su papá, no entendía porqué había aceptado, era demasiado estúpido, no necesitaba de un chico para ser feliz, y mucho menos de uno con la fama de Harry.
Tomó el brazo de su papá y escuchó la música comenzar mientras su cuerpo temblaba de pies a cabeza, y ella intentaba reprimir los deseos de llorar y de salir corriendo de ahí.
Observó ligeramente a su papá mientras caminaban, se veía feliz, estaba orgulloso del trato que había cerrado, porque eso era, nada menos que un simple acuerdo de negocios, ella se casaría con el hijo de su socio y así la empresa quedaba en sus manos, no se irían las acciones a familias terceras.
Pasó junto a su mamá y apartó la mirada inmediatamente de ella, lo había aceptado, había permitido que su papá la entregara como una cuenta más. Sintió una lágrima deslizarse por su mejilla y en su interior agradeció el ridículo velo que cubría su rostro.
Dirigió su mirada a sus suegros y vio la misma mirada feliz que tenía su papá en el rostro del señor Potter, mientras su señora la observaba con un poco de pena, y eso era más que perfecto, hasta ella sabía lo que le esperaba con su hijo.
Evitó a toda costa observar a Harry, no tenía deseos de hacerlo nunca, no quería conocerlo, había arruinado su vida, como seguramente ella estaba arruinando la de él.
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Se asustó un poco al escuchar la música comenzar y sus ojos no pudieron evitar voltear hacia la entrada, la vio por primera vez.
Era delgada, bastante bajita y, sí, Ron no se había equivocado, estaba un poco encorvada, no podía ver su rostro por la ridícula tela que lo cubría y temió aún más por su apariencia.
Caminaba lento, como si no quisiera terminar su recorrido, y él no podía apoyarla más, tenía tantos deseos de gritar en ese momento y detener toda esa estupidez, pero seguramente su papá y el señor Granger lo harían retractarse de cualquier arrepentimiento.
Por fin estuvo frente a él y su garganta se secó, intentó sonreírle por mera cortesía, pero sus labios no expresaron más que una mueca.
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Mordió su labio inferior intentando detener su temblor y sintió otra lágrima deslizarse por su mejilla cuando su papá le entregó su mano a Harry.
– Hola – le susurró débilmente el moreno, pero ella no se atrevió a voltearlo a ver, sólo deseó que él no notara el temblor de su cuerpo, ni las lágrimas en sus mejillas.
Escuchó la voz del sacerdote, pero no prestó atención en absoluto, sólo quería que eso terminara pronto, quería salir cuanto antes de ahí. Soltó su mano comprendiendo que de nada le servía llorar, había llegado hasta ahí por propia convicción o por propia estupidez, pues esa "decisión" no la estaba haciendo feliz en lo más mínimo.
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Escuchó murmullos a su alrededor, al parecer ninguna pareja se había tardado tanto en decir el: acepto, aunque estaba seguro que la mayoría de las personas que estaban ahí sabían muy bien que era un matrimonio arreglado, tal vez sólo esperaban que alguno de ellos se negara, y él también lo hacía, pero por alguna razón; que él había olvidado por completo; había aceptado, y ella también lo había hecho.
Escuchó al sacerdote indicarles que podían besarse, pero él no atinó a moverse, y al parecer ella tampoco.
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– Pueden besarse – repitió el sacerdote un poco confundido y ella deseó como nunca no haber escuchado eso.
Apartó la mirada de sus manos y se atrevió a voltear a verlo. No era muy alto, aunque sí bastante más alto que ella, tenía el cabello oscuro, ojos verdes y un gesto bastante serio en su rostro lo vio girarse un poco y levantar sus manos hacia su rostro.
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Debía hacerlo, quisiera o no, era parte de la "ceremonia", alzó el velo descubriendo su rostro, no era tan desagradable como le había dicho Ron, pero... estaba llorando.
Por puro instinto enjugó sus mejillas con torpeza y le sonrió ligeramente – Debemos hacerlo – susurró acercándose a ella antes de perder el valor, su intención era sólo rozar sus labios, pero duró un par de segundos más, sólo para hacerlo más creíble. Se separó de ella al escuchar a la gente y tomó su mano para salir de ahí.
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Lo observó molesta, sintiendo su corazón agitado, estaba de acuerdo en que debían hacerlo, pero no era necesario permanecer tanto tiempo unidos, con un simple roce habría bastado.
Caminó junto a él y aceleró su paso dispuesta a pedirle el divorcio en cuanto estuvieran fuera de la iglesia, pero apenas pudo darse cuenta de que ya habían salido, cuando sus papás se acercaron inmediatamente a ellos.
Su papá la abrazó felicitándola y agradeciéndole el haber hecho ese sacrificio por el bien de la empresa, y Hermione sólo atinó a abrazarlo sintiéndose incapaz de reprocharle nada por el coraje que sentía en esos momentos; después su mamá la abrazó y estuvo segura de que deseó pedirle perdón.
También se acercaron los papás de Harry, el señor Potter le dio la bienvenida a la familia con una enorme sonrisa y la señora le aseguró que serían felices; le sonrió débilmente deseando poder creerle.
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Observó desde su lugar a todos bailando y festejando, parecía que fuera la boda de una pareja realmente enamorada, todos estaban alegres, todos bailaban y los felicitaban, pero desde que llegaron al salón Harry y ella no habían estado ni un momento juntos, ella se sentó en el lugar seleccionado para los Novios, y él se dedicó a tomar y divertirse con sus amigos.
Suspiró cansada, no entendía para qué se tomaban la molestia de hacer esa fiesta, ellos ni siquiera querían estar casados, para qué gastar en esa tontería, bastaba con casarlos y dejarlos fingir que nada de eso había pasado.
– Vamos a bailar, necesitas relajarte – la sorprendió la voz de Luna, que se había acercado a ella por un costado, sentándose a su lado, le sonrió – Anda, Harry se la está pasando muy bien – dijo intentando animarla.
– Él se divertirá siempre que tenga una cerveza en la mano – dijo con gesto molesto, haciendo reír ligeramente a Luna.
– No es un alcohólico, Hermione, necesitas conocerlo – dijo antes de tomar su mano haciéndola levantarse – ¡Harry! – gritó agitando la mano para llamar su atención – Ven y saca a bailar a tu esposa – le dijo haciendo que la castaña la observara preocupada e intentara separarse de ella.
– ¿Estás segura de que me va a aceptar?, porque desde que llegamos no ha hecho más que permanecer aquí sentada – dijo el moreno deteniéndose junto a ellas.
La castaña frunció el entrecejo – No es como si tuviera algo mejor que hacer – dijo molesta, haciendo reír a Harry.
– Y yo que pensé que eras una mujercita con educación – le dijo apoyándose en el respaldo de la silla que había estado ocupando ella momentos antes.
– ¡Muy bien! – los interrumpió la rubia – Ya se dirigen la palabra, ahora vamos a bailar para que se conozcan un poco – dijo empujándolos hacia la pista de baile, entre las quejas de Hermione y la indiferencia de Harry.
– ¡El primer baile de los novios! – gritó una de las invitadas de Harry, haciendo que todos aplaudieran alejándose de la pista, y ambos se voltearon a ver preocupados, demostrando en su mirada lo poco que deseaban hacer eso.
– ¡Vamos, Harry, acábala! – gritó el pelirrojo amigo del moreno y novio de Luna, haciendo que le agradara todavía menos.
Lo vio sonreír divertido, pero se puso completamente serio al voltearla a ver, intentó evitar su mirada mientras lo sentía tomarla por la cintura y ella no se movió – Vamos, no hagas esto más desagradable de lo que ya es – le dijo el moreno con tono serio, haciéndola colocar las manos sobre sus hombros y la volvió a tomar por la cintura, comenzando a deslizarse por la pista.
– No te imaginas lo placentero que es para mí – dijo enojada sin voltearlo a ver, y sintió su pecho oprimirse, ya era suficiente.
– No me refería a eso, pero me alegra saber lo que opinas de mi – le dijo con sorna, haciendo que Hermione lo volteara a ver molesta.
– Como si tú hablaras maravillas sobre mi – dijo enojada haciendo que la soltara y se alejó de él con pasos apresurados, ignorando los murmullos y la voz de su papá exigiéndole que regresara al salón.
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Espero que les haya gustado el inicio, por favor, no olviden dejar sus comentarios, de verdad que los necesito; más que nunca!
Nos leemos en el siguiente Cap.
