Los sueños que construimos
Prologo
Destino, ¿En realidad puede existir en la vida cotidiana?, dejara de ser un invento de las novelas románticas que solía leer desde pequeña, pero esa tarde a los pocos rayos que quedan del crepúsculo, un hombre del futuro, de los que podían existir solo en los sueños me encontró.
Nos conocimos tan poco tiempo pero yo le amé desde el principio desde nuestra primera noche juntos, recuerdo tener su brazo alrededor de mi cintura mirando a la ventana y ver la inmensidad de la noche, ver las estrellas, que quizá solo quizá por una vez mi destino podría alinearse y así parecía.
No podía decirse mucho de mí, una chica común con un nombre chocoso, y con una apariencia como una niña cuerpo menudo pero en proporción, una melena insufrible de risos rubios que cada mañana me dan una batalla campal, lo único que yo apreciaba eran mis grandes ojos color esmeralda, pero compensaba con la pincelada de pecas que cubría mi cara, me daban un aspecto de muñeca de porcelana.
No podía estar más feliz, sentía una luz que irradiaba de mí, podía sentir cosquillas en el estómago, pero no era otra cosa que ver ese resultado positivo, tendría un hermoso bebé, pero al mismo tiempo, un escalofrío me recorría la espalda, hacía meses en que Anthony había cambiado, pero yo siempre me sentía segura con él, en casa, hoy llegaría temprano de una de sus juntas, espero que sea tan feliz como yo ahora.
-Candy estoy en casa, ¿Has preparado ya la cena? Me muerdo de hambre.
.-Corro a sus brazos pero él no me recibe solo un beso en mi frente.-Tengo una noticia que darte.-Le entrego la prueba de embarazo y puedo jurar que casi podía romperla con su puño, me mira con la mirada inyectada con algo parecido al odio pero me niego a reconocerlo.
.-Te has vuelto estúpida, prometiste que te cuidarías, aún es el momento, no ahora Candy habíamos hablado de esto, ¿Qué harás ahora?
.-Gruesas lagrimas ruedan por mis mejillas-Yo…no lo sé pensé que te daría mucha alegría, antes querías todo un futuro conmigo, ¿Pasa algo?, ¿Te has enamorado de alguien más?
-Vamos no seas estúpida Candy, solo que ahora no es el momento, ¿Qué dirán todos acerca de esto?, te desharás de eso mañana, ahora no puedo pensar claro, no me llames ni me esperes en casa.
.-Miles de lágrimas ruedan por mis mejillas, quería gritarle, ¿Dónde está todo ese amor?, las palabras dulces, de repente como una película con intensas y brillantes escenas, veo todos esos momentos hermosos, la noche en que me declaro su debilidad…perderme, veo mi propuesta de matrimonio y vuelco en llanto, caigo sobre mis rodillas y mis sollozos me hacen temblar, me siento sola…terriblemente, veo en mi mano ese diamante centellando en mi mano y siento un estremecimiento en mi estómago, mi pequeño está sufriendo y como una revelación, como si todos los pocos sentimiento de amor hacía Anthony se apagaran de apoco, me pongo en pie y me limpio las lágrimas con el dorso de la mano, cojo una maleta y la lleno con lo indispensable, saco una hoja de papel de mi escritorio y con mano temblorosas escribo…
Me llevo el único regalo y sentimiento que me queda de ti, no tienes de que preocuparte no seremos un problema ni parte de tú vida, no te molestes en buscarme solo por cortesía.
Que tengas una buena vida.
Candy.
Apago las luces del dormitorio y salgo de lo que antes llamaba hogar, siento mis pies flotar y sentirme ligera, pero no en un buen sentido, no es esa sensación de libertad, es la sensación de soledad de un vacío de ser un fantasma que camina por el asfalto con una pequeña maleta, un milagro en el vientre pero con el alma rota en mil pedazos.
Era en serio que me había tragado toda esas chorriadas, de un amor infinito, perfecto alineado con las estrellas para hacerme endemoniadamente feliz, que mi perfecto caballero, iba ser mi único y primer amor, como si esas cosas le pasaran, a las chicas comunes y tontas como yo, debí seguir siendo sínica pero, había de toparme con mi propia cruz.
Otro estremecimiento en mi abdomen y recuerdo no haber comido nada en todo el día, entro a un pequeño restaurante y pido la hamburguesa más grande con papas fritas y una malteada de fresa, el camarero me pregunta si estoy segura, podría comerme un caballo ahora, otro de mis preciosos talentos comer sin engordar ni un gramo, mi comida llega y yo me acabo todo en momento récord, pago la cuenta y es cuando reparo en que no tengo hogar, ni familia, amigos, y quiero llorar. Una lluvia torrencial aparece como ráfaga, estoy sola en un calle y me muero de frío, corro para coger un taxi, pero el maldito ha decidido ignorarme, le enseño mi dedo pero dudo que me viera, las luces de un coche me ofuscan por un momento, quiero correr pero una de la llantitas de la maleta se ha atorado con una alcantarilla quiero correr y como en fracciones de segundo siento el frío pavimento.
Mi cabeza duele, me zumban los oídos y mi vista se torna borrosa un par de manos me agita de los hombros pero siento mis ojos cerrarse y todo se vuelve obscuro.
Abro los ojos y mi mano duele la siento adormecida, veo una aguja que penetra mi piel, veo todo con más claridad y veo un monitor con ondas y me examino de apoco veo un pequeño cable que esta por dentro de mi bata, levanto mi mano con dificultad y lo jalo está pegado a mi abdomen como con una clase de cinta, me siento aturdida, de un momento se abre la puerta suavemente.
-Hola Candy, ¿Cómo te encuentras?.-Una enfermera con una cara serena y jovial me mira con ternura.
-Bien… creo¿ Puede decirme que ha pasado?
.-Se sienta en taburete a mi izquierda y me da una mirada seria.-Tuviste un accidente, un auto te atropello, pero por fortuna tu bebé está a salvo, pero tendrás que cuidarlo mucho de ahora en adelante, tu prometido está afuera tiene una cara de funeral, le diré que has despertado para que pueda verte.
Me siento con un miedo atroz, Anthony está afuera, seguro tiene esa mirada porque mi bebé está a salvo, yo me lleno de escalofríos, la puerta vuelve abrirse pero esta vez, mis ojos no dan crédito a lo que ven, ¡Santa virgen de la papaya!
-.Tú no eres, tú no existes.-las palabras salen como un suspiro.
Y esos ojos color zafiro se sorprenden al verme…
