Haunting Shadows
Todos los créditos de este fanfic son para su autora Black-Fl0wer.
Versión original: s/7212817/1/Haunting-Shadows
Traducido por Jhezz.
Nota de la autora:¿Qué les espera? Acción, situaciones intensas, una Berserker y más. Puede ser que esta historia sea similar en algunos puntos a la primera que escribí. Si así lo es, lo siento pero creo que este es mi estilo de escritura. Otra cosa: esta vez evitaré escenas para adultos. ;)
Por último, pero no menos importante, me gustaría agradecer a Mana4X2 por ser mi beta. Tuvimos una conversación y ella estaba interesada en la historia, leyó los dos primeros capítulos y tuvo una buena reacción. :) Deberían leer su historia épica, Deployable Weapon. Es una de las mejores en este sitio.
Ningún personaje me pertenece (excepto algunos miembros de la COG en los últimos capítulos); todos son propiedad de Epic Games.
Nota de la traductora: Sé que no soy perfecta, así que no esperen perfección. Aún estudio para traducir mejor, pero doy lo mejor de mí en cada párrafo que traduje para que quedara entendible y fiel al escrito original. Si necesitan alguna traducción pueden encontrar mi página en Facebook como Jhezz. ;) Nótese que solo coloqué los fragmentos importantes de las notas de la autora. Lo único que queda por decir es que decidí respetar el nombre original de esta excelente historia. Disfruten su lectura. :)
Haunting Shadows
Capítulo 1: Bienvenido de vuelta, Soldado
Sí; había perdido al niño. Pero no había sido su culpa; ¿por qué habría de serlo? ¿Qué debería haber hecho si los pólipos habían invadido la base de la COG? ¿Abandonar a sus compañeros -su familia- a su suerte y salvar su propio trasero?
De todas formas, ahora el bebé se había ido, y ella iba a regresar a sus obligaciones.
Cuando tocó a la puerta del jefe y finalmente entró a la habitación, estaba llena de esperanza de ser asignada a una misión, o al menos a un escuadrón –después de haber descansado los últimos días.
-Byrne –Hoffman la miraba. No había necesidad de decir que estaba al tanto de la situación. Todas las malditas personas de la maldita isla estaban al tanto. Todas esas miradas de lástima solo lograban hacerla sentir ganas de vomitar.
-Coronel –Samantha Byrne solo asintió, guardando sus pensamientos para sí misma.
-Es bueno verla de nuevo. Aunque hay que admitirlo; las circunstancias son algo… -Hoffman se detuvo por un momento.
"Vamos. Solo dilo, mierda."
-…desafortunadas. Pero un soldado de tu calibre realmente hacía falta.
Sam asintió de nuevo.
Y así era como funcionaba. No puedes controlar el deseo de hacer tu parte para salvar a la raza humana de la extinción –así que siempre terminabas donde habías comenzado.
-Me informaron que querías regresar a tus deberes lo más pronto posible. Así que tengo dos opciones para ti. Puedes acompañar al escuadrón Alpha o reintegrarte a Del…
-La segunda. –Sam interrumpió al Coronel.
Ahora fue Hoffman el que asintió.
-Puedes encontrar a Fenix y a su escuadrón en el puerto, mirando el mar.
-Bien. –Entonces la morena dejó la sala de control, sin estar segura de por qué había elegido su escuadrón. Quizá había sido instinto o algo así…
Mientras más se aproximaba a su destino, más pensamientos rondaban por su cabeza. Esta sería la primera vez en días que lo vería…
Desde la distancia pudo ver que en ese momento Cole giraba la cabeza hacia ella. Inconscientemente le dio una leve patada a una de las botas de Baird. Como no obtuvo reacción por parte de rubio repitió la acción, obteniendo el mismo resultado. Bien; habría que hacerlo por la manera difícil.
-¡Hey, Sam, estás de vuelta! –Finalmente exclamó. Marcus, Jace y Dom también estaban mirándola ahora. Ahora Baird era el único que no hacía nada.
-Así parece. –Respondió ella, aún de pie junto a Cole. Por un momento se preguntó por qué Anya no estaba con ellos, pero entonces su mirada se posó en Baird. El rubio obviamente se comportaba como si ella no estuviera ahí. Dolía, pero ella ya debería estar consciente de que eso pasaría.
Cole se recorrió un poco hacia donde estaba Baird, dejando espacio suficiente para que Sam se sentara. Ya estaba oscuro y el escuadrón ya se había colocado cómodamente alrededor de una fogata, considerando que todo era paz en ese momento. Desde el ya mencionado ataque Lambent a la base no habían ocurrido más incidentes.
Sam se sentó junto a Cole. Entonces el silencio inundó el aire por varios minutos.
Marcus fue el primero en echar una ojeada al círculo. Quizá también era el único que lograba entender lo que sucedía entre Sam y Baird. Hasta un ciego podría notar que Sam estaba todo menos bien. Hasta Baird; el tenía que notarlo. Y Marcus estaba totalmente seguro de que lo hacía. De hecho, el rubio no actuaba tan diferente a como él lo hacía todo el tiempo. Marcus observaba demasiadas similitudes en él, reconociéndose a sí mismo en su modo de actuar. Ese ir y venir, el sexo, las desapariciones a mitad de la noche, el regreso a sus ocupaciones al día siguiente como si nada hubiera pasado…
-Mierda –Se levantó de donde estaba sentado y desapareció en algún lugar de la oscuridad.
Dom lo observó irse, sabiendo lo que sucedía en su cabeza.
"Ves las similitudes, ¿no Marcus?"
Estaba claro. Dom también notaba la tensión en la atmósfera. De algún modo, se sentía mal cuando entraba en contacto con personas que no tenían la habilidad de tener claros sus sentimientos. Baird y Sam eran el ejemplo más reciente. Día a día se habían lastimado más el uno al otro. Y desde este incidente especial, la falta de comunicación los dominaba.
Dom finalmente levantó la cabeza; su mirada se topó primero con la de Baird, luego con la de Sam. La tensión se incrementó cuando ambos se miraron durante un segundo. A pesar de todo, Dom sentía un gran respeto por Sam; después de vivir toda esa mierda, si había una persona que podía entender lo que se sentía perder a sus hijos, definitivamente era él. Cerró los ojos, meneando la cabeza, y entonces también se puso de pie. Alguien tenía que darle su opinión al soldado Boca Grande.
Dom se separó varios metros del grupo. Entonces hizo que Baird lo siguiera usando un pretexto.
-Hey, Baird, ¿puedes echar una ojeada a este bote? Se ve… roto. –Gritó en dirección del rubio.
Baird se levantó.
-¿Qué harías sin mi? –Siguió a la voz de Dom- ¿Dónde?
Dom señaló un pequeño bote abandonado. Baird le echó una mirada breve antes de darse cuenta de que algo andaba mal. Levantó una ceja y volteó la cabeza hacia el hombre de barba.
-¿Me estás tomando el pelo? ¡Aquí no hay nada dañado!
Ahora Dom se veía serio.
-Escucha; no sé cuántas veces le he dicho esto a Marcus estos últimos años, pero… Dios, ¡ve y ten una charla sincera con ella!, ¿no ves que se siente terrible? –El silencio de Baird casi lo hizo estallar- ¡Tú la embarazaste! ¿No lo entiendes? ¡Ustedes dos casi tuvieron un hijo!
-Pff… Exacto. Casi.—El rubio intentó no parecer convencido.—Pero no pasó. Así que, ¿por qué debería importarme?
-¡No actúes como si sólo te hubiera importado si hubieran tenido al niño!
-Eres gracioso, Santiago… Ya en serio. Puedes ver cómo termina toda esta mierda viendo tu propia vida. Esposa muerta, hijos muertos… ¡es genial! –Le dio una palmada en el hombro y caminó de regreso a la fogata. Bien, esas no habían sido las más lindas palabras, ni las más sabias, pero Dom tenía que entender que él no podía poner el mundo en la forma que quisiera. Aunque se había comportado como un verdadero pedazo de mierda, y lo sabía.
Cuando llegó con el grupo, Baird se sentó, seguido de Dom, quien ahora se mantenía en silencio, pero no dejaba de lanzar miradas de duda. El rubio sintió que debía relajar la situación, calmar la bomba.
-¿Dónde está el Sargento Cabeza de Polla?
Dom le lanzó una mirada centelleante.
-Creo que está recapacitando sobre su comportamiento… otras personas también deberían hacerlo.
Baird se levantó de un salto.
-¿Tienes algún maldito problema, Santiago?
-¡Tú eres mi problema! –Dom siguió la discusión, mirándolo a los ojos.
Baird gruñó amenazadoramente y le sostuvo la mirada a Dom hasta que Sam suspiró, también levantándose.
-¿Y qué? Todos lo sabemos. ¡Todos aquí en esta isla sabemos que Baird y yo tuvimos una aventura. Todos saben que terminó en un embarazo, y todos saben que Baird no mantiene en secreto que es un pedazo de mierda! –Exclamó la morena, dirigiéndole una mirada a Baird.
-¡Deberías cuidar esa boca! –Contestó el rubio amenazadoramente.
-¿Por qué debería? ¡No puedes dejarme tirada como basura, ya hiciste lo que hiciste!, ¿ahora qué quieres hacer?
-¿Qué debería hacer con una mujer que aparentemente es demasiado estúpida como para tomarse las cosas con calma? Maldición, fuiste suspendida de tu deber, ¿quieres que te lo recuerde? ¡Si debería haber una persona que tuviera remordimientos, definitivamente deberías ser tú, Sam! ¡Solo para recordártelo, lo que sucedió fue tu culpa! –Baird presionó su dedo índice contra el pecho de Sam—Maldita perra.
Eso fue todo. Hubo silencio una vez más. Sam lo miró, aturdida, mientras Cole meneaba la cabeza y escondía la cabeza tras sus manos. Dom, por el otro lado, estaba a punto de decir algo cuando notó que Sam cerraba su puño y golpeaba a Baird en la cara. El rubio pudo escuchó su nariz rompiéndose, y después de eso sintió sangre en su boca.
-¡Maldito pedazo de mierda! –Le gritó la Gear.- ¡Estoy harta de ti! ¡Jódete! ¡Espero que algún día te ahogues en tu propia mierda! –Entonces se alejó del escuadrón, dando pasos rápidos.
-¡Sí, sí, jódete también! –Le gritó Baird. Se limpió la sangre, que no dejaba de salir de su nariz.
-Todo esto es tu culpa, nene. –Cole habló finalmente, listo para ir tras Sam. Cuando Dom quiso hacer lo mismo, lo detuvo—Yo lo haré. –El ex-jugador de Trashball se alejó, buscando a la mujer.
-¡Baird, no puedes dejar las cosas así! –Dom regresó su atención a Baird.
-¡Jódete, Santiago! ¿Por qué demonios interfieres en esto? ¡Deja de meterte en esto!
-¿Cabreando a otros y sorprendiéndose de sus reacciones?
Los Gears restantes voltearon. Marcus había regresado.
-Jamás en mi vida creí que diría esto, pero… Baird, eres más carente de sentimientos que yo. –El Sargento tomó asiento de nuevo.
Dom se llevó a Baird aparte.
-Joder, ve y discúlpate con ella. Ella no fue responsable de lo que pasó. ¡Ve a insultar a esos bastardos de los Lambent que casi le sacan los sesos! –Sabía con seguridad que su gran boca de nuevo era un mecanismo de defensa. Era obvio que la situación también era difícil de manejar para él. Sí, era una triste historia, pero acusarse el uno al otro no iba a solucionar nada.
-¿Tú que sabes? –Fue la inmediata respuesta de Baird antes de alejarse.
-Estás en el deber ahora. –Le recordó Marcus.
-También tú lo estabas. Y no te importó, ¿o sí? Hazme un favor y no alardees, ¿si, pedazo de mierda? –Fueron las últimas palabras que Marcus, Dom y Jace escucharon del rubio.
-Algún día le romperé la mandíbula. –Murmuró Marcus.
Sam caminaba sin rumbo. Sus ojos aún centelleaban, mientras trataba de esconder las lágrimas. No quería parecer la niña. Pero al final no tuvo éxito en mantener la compostura; las lágrimas comenzaron a correr por sus mejillas.
Siguió avanzando. Cole la seguía a unos metros de distancia. No sabía qué hacer, pero decidió llamar su atención.
-¡Sam, nena, espera!
Sam no reaccionó. No hasta que Cole colocó su mano en su hombro, haciéndola detenerse. Estaba temblando. Se dio cuenta de que estaba llorando y que no quería demostrarlo. Por respeto la dejó ir.
-Ese idiota no quería…
Sam no respondió. En su lugar intentó limpiarse las lágrimas desesperadamente, pero salían de nuevo.
-Mierda. –Su voz sonaba temblorosa. De ahí en adelante no le importó; volteó hacia Cole, con el cabello aún pegado a las mejillas húmedas.
-¿Por qué? ¿Por qué dice toda esa mierda?
Cole se sintió perdido, mientras Sam lo presionaba a responder.
-¿Por qué es mi culpa? ¡Joder, dime!
-Quizá el… él nunca piensa lo que dice.
"Wow, Damon; esta vez hiciste un buen trabajo."
Algunas veces Cole se sentía como si fuera el único en entender a las mujeres. Quizá Dom podía superarlo. De todas formas, jamás había logrado comprender a su mejor amigo. Todos estaban acostumbrados a su maldito carácter y al hecho de que él siempre exageraba las cosas, pero esta vez había llegado demasiado lejos. Joder, él nunca había llamado así a Sam antes…
Fue sacado de sus pensamientos cuando escuchó a alguien aclarándose la garganta. Era Baird.
"Oh, mierda. ¿Qué pasará aquí ahora?"
Al menos Cole aún tenía las manos alrededor de Sam.
-Bueno, ¿tienes que quejarte con Cole de lo terrible que soy? –Baird inmediatamente continuó donde se había quedado antes de que Sam se fuera.
-¡Nene, déjalo! –Cole intentó callar a su amigo antes de que se obsesionara más y más con el problema.
-No te estaba hablando a ti. –Baird miró a la morena. Aparentemente era otra de sus formas bizarras de expresar una disculpa. Un nuevo lenguaje: Bairdish o algo así. ¿Quién sabe?
Sam, que había recuperado su porte, ahora le daba la espalda a Baird.
-¡Lárgate!
-¿Te gustaría, no? –Baird puso sus manos en sus labios.— Que te dejara sola con Cole.
Bien, ahora era completamente claro que el rubio veía a Cole como un intruso en ese momento–un intruso en su territorio.
"Mierda, ¿por qué me pasa esto a mi?"
Cole soltó a Sam gentilmente, disculpándose.
-¿Tienes algún problema con que Cole y yo estemos solos? –Los ojos de Sam centelleaban mientras veía a Baird. Entonces jaló a su compañero hacia ella y rápidamente presionó sus labios con los suyos.
Los ojos de Cole se ensancharon, mirando al otro hombre. No se veía muy entusiasmado.
"Mierda, ¿cuál es el punto de esto?"
Ahora estaba completamente metido en todo el drama. Esa no era una manera de solucionarlo. Y cuando Sam finalmente dejó de besarlo, mirando a Baird y alejándose, estaba completamente seguro de que obtendría un golpe de su amigo. Y lo hizo. No pasó mucho tiempo antes de que el soldado se acercara a él y lo golpeara en la mandíbula, haciéndolo perder el equilibrio y caer al suelo. Después de eso, Baird también se había ido.
Cole lo miró cuando se aceraba, y a su mano alcanzando su barbilla.
"Joder, eso dolió."
- Maldita sea… yo no hice nada. –Murmuró.
