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Ambos peli-azules se pararon frente a la gran entrada del lugar. Se podía ver la desolación de la estructura entera y el edificio parecía dormido, carente de vida alguna, muerto igual que sus dueños originales; ahora no le pertenecía a nadie, ahora estaba a merced de quien quisiera ocuparla. Parecía el lugar perfecto para el propósito de ambos científicos.Lo único vivo que quedaba en esos lares eran los cuidadores de la casa, una pareja que en su juventud había servido a los dueños de la casa.
Mente Maestra 1
Datos: Lumpy. Veinticuatro años. Científico de renombre e investigador de la conducta humana.
Posición: Fundador principal del experimento, investiga los parámetros del miedo y cómo influye en las personas con diferentes personalidades.
-¿Crees que sea al lugar adecuado para nuestro propósito?- Preguntó el mayor mientras se llevaba las manos a los bolsillos y examinaba con la mirada todo el edificio. La mansión tenía una extensión equivalente a dos campos de fútbol americano pegados lateralmente y poseía tres pisos. En total, el terreno de la propiedad medía casi el triple que la casa. Había también un granero y un lago que ocupaban otro tercio, el resto era una combinación entre jardín y hierbas. Todo estaba rodeado por un denso bosque y la población grande más cercana estaba a unos cinco kilómetros de ahí.
-Creo que no habría lugar mejor, ¿cuántos serán?- El menor acomodó sus lentes; tenía un maletín colgado al hombro y sostenía en sus brazos una tabla con varias hojas, en ellas estaba escrita la dirección del lugar, indicaciones para llegar y uno que otro apunte sobre la historia y características de la mansión.
Mente Maestra 2
Datos: Sniffles. Veintiún años de edad. Científico recién graduado, aprendiz y subordinado de Lumpy.
Posición: Segundo al mando dentro del experimento. Encargado de la vigilancia de cada uno de los sujetos, así como el monitoreo de sus ondas cerebrales y su lectura junto con el pronóstico.
-Diez, no necesito más y son suficientes para un pronóstico general, te encargarás de enviar las cartas a cada uno de ellos, ¿entendido?- El Doctor Lumpy a veces era un poco serio, casi siempre era porque consideraba su trabajo realmente importante.
-De acuerdo…-Sniffles constantemente se sentía un poco intimidado por su actitud, pero no hubiera podido tocarle mejor mentor a su parecer. Sus trabajos eran reconocidos y, de cierta manera, famosos por los descubrimientos que había hecho, aunque varios miembros de la comunidad científica no estaban del todo conformes con sus métodos.
-¿Tienes todo lo necesario?- La mirada de este se clavó en la del recién graduado, haciendo que se pusiera ligeramente nervioso.
-Los equipos estarán listos en un par de días más, los cuidadores de la casa han aceptado tenernos ahí el tiempo que dure el experimento y aún falta mandar los avisos a cada sujeto. Probablemente estemos listos en una semana más- La emoción no podía ocultarse en sus palabras, jamás había estado en proyecto de tal magnitud. Además siempre había admirado el trabajo del mayor, poder trabajar con él era todo un honor.
-Perfecto, pero nos tomaremos una semana más por si acaso- Ahora su atención estaba dirigida a la extensión de tierra que había entre ellos y la reja que limitaba el paso para aquellos que no tenían la llave- Deberíamos irnos ahora, aún tenemos mucho que hacer- Dicho esto retomó el camino al automóvil aparcado justo antes de la entrada.
-… ¡Y-Ya voy!- Sniffles se había quedado viendo la puerta, incluso en esta se podía notar algo lúgubre, algo que no le gustaba del todo. Pero se dijo que estaba poniéndose paranoico y que no podía darse el lujo de aquello, no si iba a trabajar con el Doctor. Subió al auto y durante las tres horas del trayecto se puso a hacer al borrador de la carta que mandaría a cada uno de los invitados.
- Recuerda, ellos deben creer que son sujetos de observación para la conducta del sueño y que la mansión es con el objetivo de no dejar que causas externas perturben los resultados- Ya estaban en la carretera para esto.
Sniffles titubeó un poco antes de redactar aquello, pero luego lo hizo. Estaba consciente de la verdadera finalidad de todo lo que hacían y de que tendría que mentir para lograr el objetivo que perseguían. Eran esa clase de métodos los que la demás comunidad de estudios humanos no aprobaba del todo.
Una semana después tenían toda la información necesaria acerca de los sujetos. Las cartas estaban enviadas y su llegada había sido confirmada. Todos eran residentes de la misma ciudad, estudiantes entre diecisiete y dieciocho años de edad, sus perfiles habían sido cuidadosamente estudiados y todos tenían una característica concreta que compartían: tenían registro médico de problemas de insomnio.
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Notas de la Autora.
Bueno, este es el segundo fic que me propuse a escribir, me interesó mucho la idea pues amo esta clase de tramas en las que los personajes son puestos a todo tipo de pruebas sin saberlo plenamente. Los personajes están en su forma completamente humana. Sigan leyendo, esperen el próximo capítulo y gracias a quienes dejen sus reviews. Se aceptan sugerencias de todo tipo.
