¡Hola! Tenía ganas de publicar algo desde hace mucho, pero el colegio me consumió hasta la última gota de inspiración y de tiempo. Esto es algo que tenía planteado desde que terminé este anime (hace como un mes), y me he animado a escribirlo por la ocasión. Deben haber algunos errores y cosas sin sentido porque lo escribí en las últimas dos madrugadas, así que lo siento.
Disclaimer: Soul Eater no me pertenece, pertenece a Atsushi Ohkubo.
Advertencias: Spoilers del manga, léelo bajo tu responsabilidad.
Sin más, los invito a leer.
Present
Por:
Scarlet Memories
Las festividades siempre habían pasado desapercibidas para el hombre de cabellos grisáceos. Estando solo, encerrado en su laboratorio y sin despegar los ojos de su computadora, ni siquiera se daba cuenta del tiempo, no era algo importante para él.
Pero los acontecimientos de los últimos meses habían hecho que su vida cambiara drásticamente y con toda la sinceridad que Franken Stein podía dar, afirmaba que ese cambio había sido para bien.
―Ahora que Marie está contigo, ¿no piensas regalarle algo? ― la concentración en su experimento se fue directo al caño desde que Spirit le recordó el pequeño problema que estaba teniendo los últimos días: ¿Qué le regalaría a Marie? ―Conociéndola, seguro que tiene tu regalo desde hace un mes.
―No necesita darme un regalo, lleva a mi hijo en su vientre, no debería pedirle más por el resto de mi vida, salvo probar algún experimento con el niño o niña, pero nada más.
―No sé si enternecerme o asustarme por lo que has dicho, pero eso quiere decir que sí quieres darle un regalo ¿necesitas ayuda?
― Puede que así sea pero, ¿Tu ayuda?―Stein se apartó del nuevo objeto de disección, sus anteojos brillaban ocultando sus ojos verdosos y su expresión pasó de ser impasible a severa ―No pienso regalarle lencería, sempai.
― ¿Quién dijo lencería? No es que sea una mala idea, pero no era eso lo que quería decirte. Piensa un poco Stein ¿hay algo que a Marie le guste mucho?, ¿o algo que siempre haya querido?
El aludido dirigió su mirada al techo pensativo, y súbitamente la bajó mientras daba un suspiro ―No sirvo para esto.
Al pelirrojo le llovían las ideas, unas más disparatadas que otras, pues exceptuando la incómoda relación con su ex mujer e hija, las mujeres no eran desconocidas para él como para su amigo científico. Pensó unos momentos más, hasta que dio en el blanco.― ¡Lo tengo! Stein ¿qué es lo que Marie siempre ha querido?
― ¿No es eso lo que acabas de preguntarme?, pues te lo diré: No tengo idea.
―Piensa en retretes.
― ¿Retre-? Oh…
―Será el mejor regalo― el pelirrojo sonreía con satisfacción ante la genialidad de su idea.
Fraken Stein volvió su mirada al experimento, tomó un escalpelo y continúo su disección ― Lo pensaré.
― ¿Lo pensarás?, ¿qué tienes que pensar? ¡Es lo que ella siempre ha querido!― Stein no apartó la mirada de su trabajo y volvió a insistir en que debía reflexionar la idea con más cuidado. Spirit se encogió de hombros.
― Si eso es lo que quieres, hazlo. Tengo que irme, esta navidad le daré a Maka una saga que ha querido leer todo el año. ¡Me abrazará y me dirá que soy el mejor padre del mundo! ¡Eso es seguro! ¡Maka! ¡Papá va a darte el mejor regalo este año!― la guadaña mortal se despidió dando saltos y vueltas de quinceañero , pero se detuvo un momento antes de salir―Stein, no lo hagas por las fiestas, hazlo porque de esa forma harás feliz a alguien importante para ti―Y también hazlo por ti, te lo mereces.
Cuando la puerta se cerró Stein dejó su trabajo a un lado y comenzó a dar vueltas en su silla como si de un niño se tratara. La idea de Spirit no era mala; si él se casaba con Marie, el bebé de ambos crecería en un ambiente más estable-si eso era posible al tenerlo a él como padre- y a decir verdad, el hombre no veía un futuro sin la Death Scythe de cabello rubio. La silla se encontró con un pequeño obstáculo que causó la caída inminente de su pasajero, pero la reflexión de este no se perturbó en lo más mínimo.
Marie había estado en los momentos más difíciles que él había atravesado en los últimos meses; aún siendo sospechoso de la muerte de Joe Buttataki se rehusó a dejarlo solo, confió en él y le dio la calma que tanto anhelaba su alma atormentada por la locura. Eran polos opuestos, dos partes que se necesitaban para formar un todo. Aún reconociendo que él jamás sabría lo que era el amor, e incluso estando de acuerdo en que él era poco en comparación a lo que Marie merecía para ser feliz, no había otro nombre para lo que sentía cada vez que estaba al lado de su arma y compañera de casa, sonara tan cursi como sonara. Pero dejando de lado todo eso, lo intentaría. Le pediría matrimonio a Marie Mjölnir.
Los días pasaron hasta la tan ansiada Nochebuena, las calles de Death City estaban adornadas de forma elegante y simétrica a pedido del nuevo Shinigami-sama. Habría una fiesta navideña en las instalaciones de Shibusen y sería allí donde él se le declararía.
Había comprado un anillo en oro blanco con una incrustación de topacio al centro, la cual era rodeada por pequeños diamantes. No tardó mucho en escogerlo, pues cuando lo vio no pudo evitar pensar en ella.
¿Qué me hizo esta mujer?
Todos los invitados bailaban y disfrutaban del ambiente navideño. Él había ayudado con algunos preparativos de último minuto que sus alumnos le solicitaron con urgencia así que no había podido ver a Marie desde temprano, y por la misma razón ya había llegado con su ropa para la ocasión: un traje formal blanco con las típicas suturas que eran de su gusto en muchos de sus rincones, incluso se había quitado sus anteojos para verse un poco más formal. De verdad que había algo malo con él.
Se sirvió un poco de ponche y cuando estaba a punto de tomar el primer trago su boca le hizo una mala jugada abriéndose y regresando el jugo al vaso en cuanto vio a la rubia entrar al salón. Se veía hermosa. Caminaba junto a Azusa en un vestido de gala color olivo de escote generoso y ornamentos delicados, su cabello estaba suelto como siempre, pero había sido alisado y arreglado con una trenza en cascada. Sin embargo, el adorno más especial era su abultado vientre que ya evidenciaba los seis meses de gestación.
Se limpió la barbilla rápidamente-antes de que alguien se diera cuenta de su pequeño percance- y se dirigió hacia ella. Sabía que todavía no era el momento porque la celebración a penas y daba inicio, pero de todas formas la acompañaría hasta la hora adecuada.
― ¡Stein! Siento llegar tarde, me costó tanto hacer que Azusa se sintiera cómoda en algún vestido y luego terminé perdiéndome con ella en el centro comercial, es una larga y no muy buena historia, en verdad lo siento.
―No te preocupes, sé que no te perderías esto.
― ¡Por supuesto que no! ¡Mira cómo los chicos se han esforzado!―suspiró soñadoramente― Todo es maravilloso.
El científico ladeó sus labios formando una imperceptible sonrisa y la vio directo a los ojos―Estoy de acuerdo― la mujer de ojos miel se sonrojó un poco ante la mirada intensa del padre de su hijo y le dedicó una sonrisa sincera―Vamos, Stein.
La fiesta transcurrió con gran alegría. Kid fue interrumpido en medio de su discurso de ochocientas ochenta y ocho simétricas palabras por el acostumbrado alboroto de Black*Star, Soul le dedicó-con desinterés mal fingido- unas cuantas canciones en piano a Maka-su relación era un perfecto secreto a voces-, y las hermanas Thompson hablaban tranquilamente con Tsubaki sobre sus metas para el año entrante. Luego de esto se realizó un brindis y la cena fue puesta a disposición de los invitados.
―Ya casi es medianoche, debo llevar a Marie a un lugar tranquilo.
Caminó con cierto nerviosismo hacia el grupo de chicas que tenían rodeada a la rubia haciéndole un millón de preguntas sobre cómo se sentía estar embarazada; y como profesora que era, ella les contestaba con paciencia y naturalidad los detalles más relevantes que giran en torno a la extraordinaria tarea de traer un nuevo ser al mundo.
―Marie, siento interrumpirte pero ¿puedes venir conmigo afuera un momento?
Las chicas soltaron algunas quejas al ver que su maestra se marchaba con su meister y las dejaba con varias dudas en la cabeza, aunque Stein no les dio importancia, estaba más preocupado por lo que haría a continuación. Había momentos en los que deseaba volver a fumar un cigarrillo para calmarse.
Ambos se dirigieron a una terraza apartada del bullicio de la fiesta y observaron juntos la celebración afuera del Shibusen, esta era una de las pocas noches en que Death City se alumbraba de aquella forma tan mágica y espectacular.
― ¿Sucede algo, Franken?
―Verás…Yo quiero decirte, preguntarte…― ¿Dónde demonios quedó su capa de indiferencia-hacia-todo-lo-que-no-sea-disecable y su actitud relajada?
Muy lejos, mi amigo, muy lejos.
Las campanas del edificio comenzaron a sonar, anunciando la llegada de la Navidad.
― ¡Feliz Navidad, Stein!―ella lo abrazó durante un par de segundos hasta que la lluvia de fuegos artificiales preparados también por Shibusen dio inicio, haciendo que Mjölnir se zafara del abrazo a penas correspondido por su acompañante y juntara sus manos con admiración ― ¡Son hermosos!
Stein giró el tornillo que atravesaba su cabeza un par de veces para poder pensar en algo rápido, y vaya que eso dio resultado. No se haría para atrás como un idiota, su decisión ya estaba tomada y aprovecharía la distracción de su arma. Se arrodilló ante ella y sacó el estuche de su bolsillo, lo abrió mostrando el precioso anillo que había comprado solo pensando en ella diciendo sí a estar con él para siempre.
La mirada de Marie se distrajo del espectáculo pirotécnico y se posó en la figura de Stein arrodillado y con un anillo en sus manos. Sus ojos destellaron sin la ayuda de las luces y comenzó a asentir enérgicamente mientras-sin haber dicho nada aún- unas lágrimas escurridizas bajaban por sus mejillas ante la propuesta taciturna del hombre que había amado desde su adolescencia.
― ¡Sí, por supuesto que sí, quiero casarme contigo!
Franken Stein tomó el anillo y lo deslizó en el dedo anular de la mano izquierda de Marie, sonriendo con satisfacción; luego limpio sus lágrimas con su mano derecha.
―Lo siento, ya sabes, las hormonas.
―No tienes que disculparte. Te amo, Marie.
―Yo también te amo, Franken.
Ambos unieron sus labios mientras las luces iluminaban el cielo nocturno con miles de formas y colores.
Fue la primera vez que el profesor Franken Stein disfrutó verdaderamente la Navidad.
― ¡Esto parece sacado de las películas!― Spirit sostenía una cámara de video en su mano derecha, mientras que con la izquierda secaba las lágrimas que corrían como cascadas por su rostro.
―Espero que el profesor no te mate por hacer esto― Maka movía su cabeza desaprobando la actitud de su padre ― ¡Déjalos ya! ¡Maka Chop!
Siempre hay regalos de todo tipo.
Gracias por leer hasta aquí. No sean tímidos, sé que quieren dejarme un review :3
Scarlet Memories erased.
