Disclaimer
Todos los derechos pertenecientes a la Sra. Rowling, la WB y Salamandra.
No hay fines de lucro bajo la realización de este escrito, sólo la mera satisfacción y entretención que saco de ello.
Aviso
Este es un fic navideño de sólo tres capítulos.
Las cursivas son recuerdos que los personajes tienen.
Las cursivas entre '' son pensamientos.
Sumario Completo
Cuando Hermione hace una confesión que causa a Harry alejarse y pasar la Navidad solo, sabe que es un asunto que tiene que tomar entre sus manos, y hará hasta lo último que este a su alcance para llegar a su lado.
Dedicación
A un ángel que cambio mi vida. Milenco, todo esto es para ti.
¡Disfruten la lectura!
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IRE POR TI
Capitulo Uno
Esperanza
Hermione miraba los copos de nieve caer lentamente sobre el prado, un sentimiento de soledad la embargaba desde hace varios días. Lo extrañaba demasiado, y algo le decía que ella era la mayor responsable por su 'temporal' partida. Suspiró y giró en el sofá para ver al resto de los ocupantes de la sala.
Ahí estaban los gemelos jugando con el hijo mayor de Bill y Fleur, Ron escribía con empeño unas cuantas cartas de seguidoras y se detenía de vez en cuando a revisar la llegada de otras más. Ser el guardián estrella de los Chudley Cannons y equipo campeón de la liga tenía algunas responsabilidades, especialmente en fechas como estas.
De lejos se podía oír en la cocina Molly moviéndose de un lado a otro, ciertas explosiones daban a notar que Arthur estaba en su taller muggle, probablemente con sus dos hijos mayores. Y por lo que ella ya sabía, Ginny, Fleur y Loreana, la prometida de Charlie, conversaban animadamente en la habitación de la primera. Percy todavía no hacía su aparición y serían horas a que eso ocurriera.
'¿Por qué tuve que decirle?' pensó mirando otra vez la ventana ya empañada con un vacío en los ojos. Inconscientemente tomó el medallón que Harry le había regalado la Navidad pasada y acarició con el pulgar la letra H. Soltando el medallón plateado, miró su muñeca, ya debería haber llegado, pero al parecer no tenía ni intención de hacerlo, las seis de la tarde se acercaban y la cena no tardaría en comenzar.
Ese año sus padres habían tomado una segunda luna de miel, en un crucero. A Hermione le habían ofrecido ir con ellos, pero primero, su trabajo se lo impedía, y segundo, no era ciega como para no ver que estos viajes se hacen en privado. La atención que ambos necesitarán claramente se vería disminuida con su madre preocupada por ella a cada segundo.
Así que ahí se encontraba, aburrida, esperando por Harry, en la sala de la casa de su ex novio y aún mejor amigo. En la madriguera. Ambos, ella y Harry, eran aurores, y por razones 'especiales' Harry había sido enviado en una misión al norte del país, el archivo decía que tendría que volver para el 24, pero dentro de nada oscurecería por completo y ni sombra de Harry había aparecido en la casa. 'Es mi culpa, lo sé'.
Hermione se acercó al cubículo de su mejor amigo, estaba demasiado nerviosa, hacia dos días que no lo había visto y la última vez había sido en su departamento el viernes en la noche mientras ella le confesaba la razón de su ruptura con Ron y uno de los secretos que la acechaba constantemente. Pero al llegar ahí, no había nadie. Harry jamás era irresponsable cuando horarios de trabajo estaban involucrados, incluso llegaba a veces antes que ella. Miró a su alrededor y caminó a la oficina de Shacklebolt.
Golpeando dos veces con seguridad la puerta se abrió.
- ¿Sí, agente Granger?
- Disculpe que lo moleste, señor, pero… ¿Por casualidad usted sabe donde Potter se encuentra? –su tono profesional y firme.
El hombre sonrió y la miró, Hermione devolvió la mirada.
- Potter está en una misión.
- ¿Qué? –lo miró confundida- Señor, estamos a días de Navidad, ninguna misión estaba en calendario, por qué esto no se notifico an—
- Fue algo de emergencia, y se requirió la presencia del agente Potter.
Hermione le miró el rostro tratando de sacarle más información.
- ¿Cuál es la fecha de regreso?
- 24 de diciembre –Hermione se alegró por la noticia.
- ¿Es posible saber su locación?
- Información clasificada, lo lamento, ahora agradecería que volviera a su puesto de trabajo.
- Sí, señor –y más confundida que nunca salió.
Shacklebolt dentro sonreía un poco más y meneaba la cabeza mientras revisaba otros reportes. Hermione no podía quedarse con tan poca información y avanzando en el mismo pasillo, golpeó ligeramente sobre la penúltima puerta.
- Adelante –se oyó la voz.
- Hola, Remus.
- ¡Hermione! Que gusto el verte ¿Cómo estuvo tu fin de semana?
- Horrible… -murmuró mirando el piso.
Remus sonrió ligeramente en entendimiento.
- Supongo que vienes a preguntar por Harry.
- ¿Tanto se me nota?
- No, sólo te conozco.
Ella asintió y tomó asiento en un sillón al otro lado de la oficina.
- ¿Te contó lo del viernes? –le susurró la castaña con algo de temor.
Remus la miró y asintió mientras guardaba unas carpetas en unos estantes.
- Sí, vino el sábado temprano a hablarlo conmigo.
- Ya veo… -soltó un suspiró y se tapó el rostro- No debí haberlo hecho, debí haberlo callado.
Remus miró a la joven y se acercó para sentarse a un lado depositando una mano sobre su hombro.
- No, está bien lo que hiciste, fuiste sincera y Harry merecía saberlo.
- ¡Pero te apuesto que esta misión es para escaparse! ¡Lo conozco, Remus! ¡Se asustó y no quiere verme!
El hombre lobo se quedó en silencio por unos momentos, miró al frente antes de volver a mirarla a los ojos.
- No puedo decirte donde está, pero si te puedo decir algo, no está asustado.
Y eso fue todo lo que Hermione pudo conseguir. Se sentía impotente, y culpable, demasiado. Pero si Harry no se había asustado ¿Por qué había corrido? ¡Por qué no la había afrontado! ¡Decirle la verdad, aunque eso la hiriera! ¡Eran mejores amigos, Merlín! Ella creía que al menos se podía tener la decencia de afrontar esa clase de situaciones con toda la confianza que se tenían.
Pero al parecer estaba equivocada.
Alguien se sentó a su lado y lo siguiente que supo fue que una mano había tomado la de ella. El dueño de esa mano… Ron. 'Demonios'
- ¿Sí? –le pregunta mirándolo ligeramente.
- Bueno… me preguntaba si—
- No lo hagas, Ron, te lo pido.
Ron le soltó la mano y la miró seriamente.
- ¿Y se podría saber hacer qué?
Hermione lo miró de la misma forma y se puso de pie para salir de la casa al frío ambiente seguida por el pelirrojo. La chica se giró cuando estaba segura que nadie los oiría.
- Tú sabes perfectamente lo que intentabas. Esta vez no volveré a tu lado y te lo dije esa noche.
- ¡Pero—
- ¡Sin peros! ¡Te lo expliqué! ¡Te lo dije! ¡No volveré otra vez contigo! ¡En los últimos seis años hemos terminado y vuelto más de once veces! ¡¿No crees que esa no sea una ligera señal?!
- ¡Pero ya han pasado dos meses, muchas cosas pasan en dos meses, puedes reconsiderarlo!
Hermione lo miró cruzándose de brazos.
- Esa noche no quisiste oír mis razones, y por ellas NO puedo volver contigo, y no lo haré, Ron. Ahora te pido que volvamos adentro y tratemos de pasar unas fiestas de manera civilizada y tratemos de recuperar lo que queda de nuestra amistad.
La castaña avanzó por su lado camino a la puerta.
- ¿Cómo se llama? –se oyó la voz de Ron.
El joven giró para encontrarla detenida de espaldas.
- Este no es el momento, otro día lo hablaremos –le dijo y con eso entró.
Pero al entrar no sólo encontró a todos los Weasley reunidos en la mesa de la cocina, si no también a Hedwig.
- ¿Hedwig? –preguntó extrañada.
Algunos miembros la miraron y asintieron tristemente, rápidamente se acercó y pidió la carta que Fred leía. El gemelo se la pasó de inmediato.
"A todos los que estén en la Madriguera,
Es un verdadero pesar tener que informarles que no podré pasar la Navidad con todos ustedes, mi misión se retrasó y con eso he perdido el traslador que tenía para volver, la tormenta de nieve en este lugar es horrible y no podré ni aparecerme o volver en escoba y no hay ningún tipo de red flu a varios kilómetros a la redonda.
Esperaba mucho la fecha para compartirla a su lado, pero las circunstancias no lo han querido así en esta ocasión, no se preocupen por mí que tengo todo lo necesario y volveré en un par de días a Londres, después de todo tampoco estoy en buen ánimo para celebraciones, lo mejor será unas tranquilas y silenciosas fiestas.
Les deseo la mayor felicidad y alegría, disfruten de la rica comida y acogedor escenario que la Madriguera es en estos momentos.
Con mucho cariño y deseándoles una Feliz Navidad,
Se despide,
Harry.
PD: Les agradecería que dejarán a Hedwig allá, sería una verdadera proeza para ella volver en las condiciones que el tiempo está en este lugar. Muchas gracias."
Ginny en ese momento estaba con Hedwig en el brazo, sólo la señora y señor Weasley se mantenían en la cocina, Ron entraba en ese momento y leía la nota.
- ¿Puedes decirme donde está Harry, Hedwig?
- ¿Para que lo quieres saber hija? –preguntó Arthur sacando unos utensilios de un cajón.
- ¡Para ir a verlo por supuesto! Estoy segura que gran parte de la carta es una excusa y esta Navidad tenía que convencerlo que volviéramos.
- Ginny, querida ¿No crees que ya has sido un poco insistente con el tema? –preguntó su madre.
'¿Un poco?' pensó Hermione frenando el deseo de decirlo en voz alta.
- Por Harry cualquier cosa –volvió la vista al ave ignorando al resto- ¿Hedwig? ¿Puedes decirme donde está?
Hedwig la miró por unos momentos y luego de varios segundos de silencio voló del brazo y se subió al refrigerador mientras jugaba con sus alas. Ginny soltó un bufido y salió enojada de la cocina, Hermione detuvo la sonrisa a tiempo, conectó miradas con el ave y esos ojos ámbares algo le decían.
- Esto es típico de Harry, siempre alienándose –comentó Ron suspirando cansinamente.
- Sí… -dijo la chica ausentemente todavía mirando a Hedwig que parecía haberle asentido.
Desvió la mirada de la lechuza y miró a su alrededor. Volvió a mirar a Hedwig y le movió la cabeza en dirección al pasillo vacío, la lechuza ululó. Y con una sonrisa dejó la cocina seguida por el ave blanca como la nieve.
Ya estando solas, Hedwig se perchó en su brazo.
- ¿Me dirás donde está Harry? –le susurró.
Hedwig ululó con un brillo en sus ojos.
- Gracias –sonrió Hermione ampliamente más aliviada que antes- Está en uno de los refugios ¿No? –el ave le asintió con gusto.
Los aurores tenían diferentes refugios a los largo del Reino Unido en caso que se encontraran en serios problemas. Por lo general nadie sabía cuando uno estaba siendo utilizado, y tampoco estaban protegidos por magia, eran simples cabañas o pequeñas casas por ahí absolutamente muggles. Pero Hermione sabía como Harry pensaba, y eso la ayudaría a encontrarlo.
Harry bajo ningún prospecto se encontraba en una misión y si de haber ido en una, fue en un principio, ahora sólo esta meramente escapando de ella ¿Y cuál sería el lugar perfecto para que Harry Potter pasara la Navidad?
Miró el ave, tenía un aspecto algo cansado, con la "supuesta" nieve de Harry, y si es que ese hecho era cierto, no era necesario que estuviese muy lejos para que Hedwig se cansara. Y sus tuercas comenzaron a funcionar, la voz de Harry se repitió en un mente luego de una de sus conversaciones hace tantos años "Siempre me han gustado los bosques, nieve cayendo fuera de una cabaña con una gran chimenea, imagínatelo para Navidad".
- Está en la cabaña Charleston ¿No? –le preguntó con una sonrisa.
Hedwig se veía contenta y comenzó a aletear ululando con alegría. Hermione la tomó y se acercó rápidamente a la cocina para darle un dulce para lechuzas de recompensa, le besó la cabeza y corrió a la sala tirándose al suelo del árbol de navidad.
Los paquetes que se habían acumulado le dificultaban encontrar lo que buscaba, pero luego de varios minutos esparciendo las cajas encontró la de ella. Un pequeño cubo forrado en rojo con una cinta dorada. Sonrió. Todo saldría de maravilla.
Se puso de pie y corrió a buscar su abrigo. Se lo puso rápidamente y apretando escondiendo el paquete en el bolsillo salió a la cocina, ni siquiera se molesto en hablar, pero la voz de Molly la detuvo.
- Hermione, querida… ¿A dónde vas?
La castaña se congeló con la mano en el pomo, pero giró con una leve sonrisa.
- Cosas urgentes que hacer, noticias de… ¡Mis padres! ¡Sí! Algo urgente en mi familia, no se preocupen si no llego a la cena, probablemente no lo haga –explicó rápidamente poniendo un rostro serio para hacer la excusa más creíble.
- ¿Ha pasado algo?
- Nada que un poco de magia no pueda arreglar.
- Intenta volver, cariño ¿Está bien? –dijo la mujer con una sonrisa amable.
- Por supuesto, que pasen unas felices fiestas, y saludos a todos, no tengo tiempo de despedirme.
Y con un saludó de mano y una última sonrisa a Hedwig que la miraba orgullosa, salió y se desapareció de inmediato.
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A muchos kilómetros de distancia un joven miraba el fuego. Se sentía solo, pero era feliz de esa forma, siempre había estado solo en su vida ¿Por qué una Navidad más haría la diferencia? No había caso en pensar mucho en el asunto tampoco, el escenario era perfecto, bueno… casi perfecto.
La nieve cayendo afuera de la cabaña, los pinos cubiertos de ella se veían claramente por las ventanas. Él sentado en el sillón con una chimenea prendida y una taza de chocolate en las manos. Sólo faltaba… ella. Y que a la vez era la razón de su solitario estado en estas fiestas.
Que hubiera dado por haberle respondido como ella esperaba esa noche, cuantas veces él mismo había soñado por que ese momento se presentara, que él sería él que dijera las palabras primero, pero… ella no podía. Ella tenía a Ron, ella estaba confundida, y si no lo estaba, él por nada del mundo podía hacerle eso a su mejor amigo.
Cerró los ojos suspirando.
- Tengo algo que decirte.
- ¿Sí? –preguntó él todavía mirando el periódico.
- En la cena de Navidad le pediré matrimonio a Hermione.
Tuvo que reunir toda su fuerza para evitar que la taza de café que bebía no se le cayera y rompiera en mil pedazos. Le costó despegar la vista del periódico, pero eventualmente lo hizo para mirar a su mejor amigo.
Ambos estaban sentados en la cafetería en el Ministerio de Magia, Ron había pedido almorzar con él porque tenía noticias que contarle, y se habían juntado ahí. Para Harry había sido otro almuerzo en el cual Ron le contaría de algún nuevo contrato u oferta, pero jamás se le había pasado por la mente que proponerse a Hermione era la noticia.
- ¿Qué? –preguntó silenciosamente.
- Que le propondré matrimonio a—
- Escuché lo que dijiste, sólo trataba de comprenderlo –le cayó él bajando el periódico a la mesa, las filtraciones del último caso que se habían realizado en El Profeta completamente olvidadas.
- ¿A que te refieres con comprender? –preguntó él pelirrojo con el entrecejo fruncido.
Harry lo miró por un rato antes de suspirar.
- ¿Te das cuenta que le pedirás matrimonio a la que en estos momentos es tu ex novia? ¿De hace dos meses?
- ¡Pero Hermione y yo siempre somos iguales! Terminamos, volvemos… le pediré que volvamos en la tarde y en la cena… la proposición ¿Qué te parece?
'La idea más idiota que se te ha pasado por la mente ¿Tal vez?' pensó Harry mientras trataba de calmarse.
- No lo sé, Ron… yo—
- ¿Ni siquiera puedes felicitarme? ¡He decidido dar el paso más grande de mi vida y tú no sabes ni que decir!
- ¡Me preocupas!
- ¿Qué? ¡¿Crees que dirá que no?!
- No lo sé… yo—
- ¿Te ha dicho algo? ¿Ha conocido a alguien? –preguntó el jugador desesperándose.
- ¡No sé! ¡Pero creo que primero deberías hablarlo con ella!
Ron lo miró por unos momentos antes de beber un sorbo de su cerveza de mantequilla.
- No te preocupes… dirá que sí, conozco a Hermione.
Desde ese minuto Harry había decidido inscribirse en alguna misión para la noche de Navidad, no le había dicho a nadie, porque lo usaría de excusa para escaparse a último minuto. Pero todo había incluso empeorado y este viaje había resultado aún más ventajoso.
En primera instancia, él no podía estar presente mientras Ron se le arrodillaba a su mejor amiga a pedirle matrimonio, no después de haber descubierto sus propios sentimientos hace tantos años y menos después de la conversación que él había tenido con ella hacía unos cuantos días atrás.
Se acercó a su bolso y sacó su billetera, removió los papeles hasta que encontró un pequeño estuche, lo abrió hasta que dio con lo que buscaba. Una fotografía muggle. Era de esas tiras que se sacaban en las máquinas, había cuatro tomas, de él y de Hermione.
La primera los mostraba a ambos bastante serios, en los mejores rostros de aurores que pudieron conseguir. En la segunda estaban a carcajadas debido a lo cómica que la foto anterior había salido. En la tercera había sido una toma que los había agarrado por sorpresa mientras se miraban, momentos antes a ella ambos había quedado con las miradas pegadas mientras las risas se desvanecían de inmediato y el ambiente se hacía más pesado. La cuarta ya había sido tomada cuando completamente avergonzados y con mejillas rojas miraban a cualquier punto menos al otro.
Luego de esa foto… tuvieron que correr para salir de esa cabina. El resto de la noche fue absolutamente incómoda y ambos decidieron luego de un rato que lo mejor era ir a cada casa por separado y de inmediato. Harry caminando se pasó el resto del camino a su departamento con nadie más que Hermione en su cabeza y todas las ideas que le aparecían de cómo traicionar a su otro mejor amigo.
Ron y Hermione en ese entonces no eran pareja ¿Pero no había alguna regla que decía que un mejor amigo no podía estar con la ex de su mejor amigo? ¿Y que si esa ex era mejor amiga también? ¿Qué si con esa ex tenías una conexión tan profunda que el noventa por ciento de las veces podías decir exactamente en que pensaba y que sentía?
¿Contaba en ese caso?
Harry suspiró y decidió ir al baño, necesitaba lavarse las manos, los dientes y acostarse temprano. Guardo la foto en el bolsillo trasero de su pantalón y entró al pasillo, pero un golpe en la puerta lo detuvo.
'¿Alguien está golpeando?' confundido giró con el entrecejo fruncido, a mirar quién había llegado a la puerta de la cabaña.
Se acercó y tomando la varita que tenía a mano abrió la puerta lentamente, sus ojos se abrieron sorprendidos.
- Hola –murmuró una tímida castaña.
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Notas de la Autora
¿Les gustó?
Bueno, en verdad lamento la tardanza, quería actualizar esto antes de irme en Navidad a Belén, pero fue imposible. ¡Sí! ¡Pasé la Navidad en Belén! Fue una de las experiencias más lindas que he tenido, sentía la magia y aunque tuve que estar parada afuera en la calle con frío para poder entrar a la iglesia, y luego hasta las dos de la mañana hasta que la misa en latín terminara, valió la pena.
Este fic he estado trabajándolo desde hace varios días, y nunca lograba terminarlo, tenía las escenas finales en mi cabeza, pero no alcanzaba a llegar hasta ahí, bueno… ya esta listo y las actualizaciones serán muy pronto, de seguro antes del 2007 ya estarán los tres capítulos arriba.
Así que ya saben, también pueden encontrar mi nuevo capitulo de Eclipse Total de Corazón para los que lo leen. Nos vemos pronto, y espero que todos hayan pasado unas maravillosas fiestas junto a sus familias y amigos.
Muchas gracias.
"Los reviews son el oxígeno de un escritor de fics"
¡No quiero morir ahogada! ¡Ni tan joven!
¿Por favor?
Francis
Delusional al 100
