El hombre perfecto.
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Summary: Ai trabaja como barista en un café-librería para pagarse la Universidad. Su vida empieza a dar un giro de 360 grados cuando se enamora de Rin Matsuoka, un arrogante muchacho que suele ser un cliente regular del local. Pero enamorarse no es tan fácil, especialmente si es de alguien tan perfecto cómo lo es Rin. AU-Rintori-Ranking T.
Parings: Rintori (Rin/Nitori), Makoharu (Makoto/Haruka), Reigisa (Rei/Nagisa).
Warnings: Lenguaje vulgar, violencia (muy poca), relación hombre con hombre, actualizaciones lentas, mención de temas sexuales y algunas escenas fuertes… esas tal vez más adelante.
Nota de la autora: Este es mi primer fic de Free! Sé que debería estar avanzando con mis fics de Hetalia *gemido de frustración*, pero mi inspiración es tan perra que no me deja continuarlos como yo quiero. Más sin embargo me ha dado un premio de consolación, y ha sido la idea para esta historia Rintori que espero que disfruten n.n
Disclaimer: Ni la serie ni los personajes me pertenecen. No hago esto para ganar dinero, solo para aportar un granito más al fandom y a los fieles seguidores del Rintori.
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Capítulo 1: Nuestro no tan perfecto encuentro.
Él era perfecto. En todo sentido de la palabra.
Era atractivo, sabía vestirse apropiadamente, su corte de cabello tenía estilo y no hay que hablar de su actitud cool.
Era alto, bien formado –físicamente hablando– y sus dientes puntiagudos solo lo hacían más atrayente, concediéndole un toque sensual de peligro y misterio.
Él era perfecto. Tan perfecto que Nitori no sentía tener derecho de observarlo, menos desearlo de esa manera.
Simplemente no estaba en su nivel y lo reconocía, esperar que los sentimientos de atracción fueran correspondidos era, literalmente, una pérdida de tiempo. Un chico cómo lo era el que tenía enfrente merecía un mejor prospecto, ya fuera hombre o mujer, que se viera igual de imponente a su lado. Así, para que ninguno pierda brillo.
No cómo él, que tenía un escaso metro sesenta y ocho, y que apenas podía alcanzar el mostrador. Que tenía un corte de pelo muy noob y un molar debajo de su ojo derecho que lo hacía ver muy afeminado.
El chico lo vio con impaciencia y Nitori se despertó de su letargo.
–¡A-ah! Su cappuccino, s-señor! –gritó un poco asustado, la mirada que le dedicaba ese sujeto era muy potente.
–Tsk. –fue lo único que pronunció el otro mientras le arrebataba, prácticamente, la taza de las manos y se iba a buscar un asiento disponible entre los puestos más retirados del local.
Nitori fingió ignorarlo hasta que su cliente se logró acomodar en una mesa de su agrado, pero siguió viéndolo de reojo entre ratos.
Se sentía algo estúpido por haber reaccionado de la manera en que lo hizo y haberle gritado en la cara, ahora creería que le temía y sus esperanzas –de por sí inexistentes– de ser notado bajaron aún más.
Gou, su compañera de trabajo, salió de la cocina y asomó su curiosa cara por el mostrador, al cual usaba de escudo para no ser vista. Nitori la vio con sumo interés, cuestionándose a sí mismo el porqué de aquella escena tan rara y, cómo si la muchacha pudiera estar leyendo lo que él estaba pensando, lo jaló con ella a la pared más cercana, una en la que por suerte el ángulo era tan perfecto que ninguno de los comensales alcanzarían a verlos si venían de frente.
Nitori sintió la respiración de su compañera en el cuello y cómo ésta le destrozaba sus brazos con su fuerte agarre.
Estaba actuando extraño, pero esta no sería la primera vez en la cual Gou lo sorprendía, así que se dejó hacer sin protestar, esperando el momento en que ella le explicara por su propia cuenta que estaba ocurriendo.
–Mi hermano vino a recogerme –habló por fin mientras se pegaba más a la pared de concreto, Nitori pudo sentir su respiración causándole cosquillas en la oreja–. Ese maldito. –dijo para ella misma.
–Yo…–Nitori iba a decir que eso no le respondía sus dudas y que, además, no veía el problema ante aquel gesto, pero Gou le hizo una señal con el dedo para que guardara silencio, y por supuesto, obedeció.
El cuello de la pelirroja se estiró hasta que su cabeza estuvo en el punto perfecto para poder observar a medias la zona de lectura de la cafetería. Concentró su atención allí, en un punto fijo.
–Le dije que no viniera, hoy tengo una cita con Mikoshiba y él se ofreció a pasar por mí después de trabajar. Lo más extraño es que no le conté de mis planes hoy, y sin embargo, él llegó más temprano de lo usual. Estoy segura que me ha descubierto –continuó murmurando incoherencias y Nitori trataba de llevarle el ritmo pero no entendía nada por más que lo intentara.
–¿No crees qué…? –¿No crees que eso es un poco paranoico? Iba a preguntarle, pero se dio cuenta que no conocía al hermano de Gou y que, por lo tanto, no podía hablar de esa manera.
–Te apuesto que se enteró por medio de Nagisa. Esa sabandija debió haber soltado la lengua, es el único amigo en común de mi hermano y yo que sabía sobre la cita. Estoy cien por ciento segura.
Nagisa. Si, era muy probable, pensó Nitori. No sabía que el rubio conocía al hermano de Gou y menos imaginó que estos fueran amigos, contado como era éste. No comprendía nada, pero sabía algo y era que, si había problemas con algo, usualmente era Nagisa quien los causaba. Sin intención, claro, pero aun con todo y eso. Al parecer la cita de Gou no fue la excepción.
–No hay manera en que lo convenza de irse ahora, pero lo tengo que intentar si no quiero dejar a Seijuro plantado.
Nitori asintió vigorosamente, dándole la razón sin saber que más decir.
La mano de Gou se levantó de donde la tenía reposada y con su índice señaló a una de las mesas que estaban cerca del librero de la esquina más retirada de la zona de lectura.
Los ojos de Nitori se posaron rápidamente ene se lugar, tratando de descifrar que era lo que Gou le quería mostrar, pero solo se encontró con su cliente perfecto leyendo un libro con sumo interés mientras le daba un sorbo a su café.
–Ese es él.
¿Seijuro?, iba a preguntar, pero no le dio tiempo. Pues al siguiente microsegundo, agregó:
–Ese es mi hermano. Se llama Rin, y se creé mucho solo porqué nació ocho minutos antes que yo. Es… ¿Cómo lo digo? Muy celoso y sobreprotector conmigo, pero no suele ser siempre muy honesto con sus sentimientos.
El corazón de Nitori dio un vuelco. ¡Era hermano de Gou! Claro, ¿por qué no lo notó? Si ambos tenían el mismo color de pelo y el mismo color de ojos. ¡Por Dios, que tonto! No es como si te fueras a encontrar todos los días con un japonés con esos rasgos tan… antijaponeses.
No sabía que pensar ahora, ni cómo tomarse la noticia. Por un lado estaba feliz, porque eso significaba que, mientras Gou trabajara en el café, aun tendría la oportunidad de verlo un par de veces más. Pero ahora que estaba enterado de ello también quería mantener cierta distancia, porque simplemente desear al hermano de tu mejor amiga es… algo sucio.
–¿Ri-Rin? –repitió titubeante. Ella asintió sin darse cuenta de la reacción que causó en el menor.
–Debí haber sospechado que se traía algo cuando me envío ese mensaje donde preguntaba a qué horas salía hoy.
No es que le incomodara hablar del hermano de Gou, era solo que… bueno, cómo que se estaba inquietando un poco. Ya no quería saber nada sobre el tema y cómo era que Rin, cómo se llamaba, había conspirado en contra de los deseos de su hermanita. Vaya, su nombre también era perfecto. Algo femenino, pero perfecto.
Nitori frunció la boca mientras su mente divagaba en cómo le gustaría que un cliente viniera en ese instante y tocara la campana pidiendo ser atendido. Se revolvió un poco en el agarre de Gou, pues le estaba empezando a doler demasiado, pero ella no pareció notarlo, pues no aflojó ni un poco.
–Voy a charlar con él, deséame suerte. – finalizó de pronto mientras soltaba a Nitori de los brazos.
Vio con curiosidad cómo su amiga se plantaba enfrente de su hermano y cómo éste parecía molestarse. No molestarse igual que cómo lo hizo con él por hacerle perder el tiempo mientras servía su orden, sino más bien una molestia que se asemejaba más a estar irritado y solo eso. Nitori pensó que aquel detalle, hasta cierto punto, lo hacía ver tierno.
Makoto se acercó silenciosamente detrás de él y le tocó el hombro con gentileza. Había venido a avisarle que era hora de cambiar de puestos y que era su turno de estar en la caja registradora.
Nitori le sonrió cediéndole el lugar y decidió dedicarse a limpiar las mesas desocupadas ahora que tenía tiempo.
Makoto era un chico muy dulce y muy alto también. Su cabello, de un castaño muy claro, combinaba con el aroma a té y especias que emanaba la cafetería. Además, tenía expresiones muy suaves y facciones bastante expresivas, lo que lo hacía comparable con un osito de felpa.
Muy lindo, pero no del tipo que le atraían a Nitori, quien, por alguna extraña razón, los prefería inalcanzables.
Recogió un par de libros abandonados que habían dejado olvidados en un asiento, y limpió las migajas de varias mesas. En la música de fondo del local, un clásico de Madonna sonaba con tono alegre.
A Nitori siempre le había gustado esa canción, aunque nunca había entendido el significado de la letra. Lo único que le hacía captar que el mensaje de ésta era romántico y positivo era la tonada de la misma y el video con los tritones haciendo lindas piruetas en el mar*.
Continuó su trabajo tarareando la pegajosa melodía hasta que se acabó y pusieron una pieza más moderna. Para ese entonces Nitori ya había avanzado hasta la zona de lectura, donde reacomodó unas cuantas revistas y colocó más libros en su lugar.
En algún punto, el estar ordenando tan compulsivamente lo llevo lo suficientemente cerca de la zona donde Gou y su hermano discutían cómo para poder escuchar lo que decían.
–Deja de fingir que te importa, hermano –alegaba Gou con energía– ¿Desde cuándo te entró el mosquito por venirme a recoger cada semana?
–Eres mi hermana menor. Creo que no necesito más explicaciones que esa. –aquella respuesta pareció tomarla por sorpresa.
–¿Y qué hay de cuándo trabajaba en aquella boutique las vacaciones del verano anterior? Ni siquiera te presentaste a ver cómo estaba, te la pasabas en la piscina pública compitiendo con Haruka todo el tiempo.
Nitori pudo oír al pelirrojo chirriar los dientes de pura frustración.
–¡Es que ahí no había ningún muchacho que te acosará, por eso!
–¿Ah? Que excusa más barata es esa. Para empezar estoy trabajando aquí por tu amigo Makoto, quien fue la persona que me habló de este lugar.
–¡Él es más amigo de Haru que mío! Aparte… –iba a continuar a decir algo, pero Gou lo corto de súbito.
–¿Y desde cuándo tomas cappuccino? Creí que tu café favorito era el café escocés.
–¿Ah? –Rin bajó la mirada confundido por el cambio brusco de conversación, hallándose con la taza medio vacía a un lado del libro que estaba leyendo hace rato. –Tenía ganas de algo dulce, eso es todo. –contestó un tanto incómodo.
–Saldré con Sei, ya le dije que sí y le pedí permiso a mamá. No hay nada que puedas hacer para evitarlo –habló cruzada de brazos.
–¡Pero el hombre de la casa soy yo! Y a mí no me has avisado de nada. –espetó con autoridad.
Gou se sintió indignada con aquello.
–¡Tú no eres más que mi gemelo! Iré, Rin, punto. Así que vete yendo a casa, porque cuando termine mi turno, Sei vendrá a recogerme. –y dicho esto último, Gou se dio la media vuelta y volvió a la cocina.
Rin se quedó inmóvil, con los brazos cruzados mientras soltaba una que otra maldición a lo bajo.
Nitori quería reírse de él. Se veía muy tierno cuando se enojaba con Gou. A leguas se podía distinguir que era uno de esos chicos que adoraban discutir pero que odiaban perder. Casi cómo un niño.
Quería animarlo, aunque sea un poco. Tragó algo de saliva y, sin pensarlo mucho, se acercó un poco más a la mesa de Rin.
–¡So-solo limpiare esto rápido! –exclamó exaltado cuando Rin reparó en su presencia.
–Lo que sea. –le dijo sin voltear a verle directamente.
Nitori talló la mesa con más fuerza de la necesaria, pero no podía evitarlo. Estaba muy nervioso.
Sus ojos bailaban por todo el lugar, tratando de encontrar algo lo suficientemente interesante para posarlos. Algo que lo distrajera del nudo en el estómago que le provocaba estar cerca de chicos tan perfectos cómo aquel.
–¿Gou-chan fue demasiado dura? –las palabras se le resbalaron de los labios cómo la seda y preguntó casi inconscientemente.
Pronto se arrepintió de haber dicho algo. Pues Rin al principio lo vio con extrañeza, pero luego, con una casual encogida de hombros, le restó importancia.
–Nah. –contestó con simpleza.
Su actitud tan cool y distante lo estaban matando.
–Amm, ¿ella es siempre así contigo? –realmente no sabía a donde quería llegar con esa conversación, pero estaba seguro que no iría muy lejos.
–Cuando quiere. –dijo, algo cortante.
–Ah. –de acuerdo, ahora no sabía que más aportar, así que volvió a concentrarse en limpiar.
–¿Cuál es tu nombre barista? –la voz de Rin salió algo ronca, causándole escalofríos a Nitori por lo sexy que sonaba.
Le costó un poco abrir la boca, sentía que su corazón estaba atorado en su garganta.
–N-Nitori. Nitori Aiichiro. –contestó por fin, mientras un adorable sonrojo coloreaba sus mejillas.
–Soy Rin. Matsuoka Rin. Pero creo que el apellido ya lo conocías. –Nitori rió nervioso.
También conocía el nombre. Aunque eso no lo diría en voz alta.
–Sí, umm, Matsuoka-sempai. –usó el honorifico con un tono de duda, pero el mayor pareció no alertarse ante eso.
–¿Tú eres amigo de Gou? –Nitori no podía descifrar si realmente le interesaba o solo estaba fingiendo, pero aun así se sintió con la obligación de continuar con aquella charla tan peculiar.
–¿Eh? Sí, vamos juntos en la Universidad. –levantó la taza que estaba en la mesa para poder pasar el trapo por debajo de ella. –Fue una verdadera sorpresa cuando empezó a trabajar aquí también, antes de eso no hablábamos mucho.
Rin hizo una mueca extraña con la boca, pero no dijo nada por un tiempo.
Nitori entrecerró los ojos para poder leer el título del libro que estaba leyendo.
–"La guarida del gusano blanco" de Bram Stoker. –la sonrisa de Nitori se amplió más. –¿Te gusta la literatura inglesa, Matsuoka-sempai?
–¿Ah? –Rin lo miró un poco confundido–. Bueno, supongo que… sí.
–A mí también, pero yo soy un poco más romántico. Mi autora favorita es Jane Austen –confesó con cierto bochorno–. Mi libro favorito de ella es Emma. Es una lástima que tan buena novela se haya visto opacada por Orgullo y Prejuicio.
–Pero si esa es la única novela en la que Jane Austen manejó un personaje femenino cuyo fin no era casarse. Esa novela no es romántica.
–Ja, ja. Romántico no siempre viene siendo lo mismo que pasional. También puede considerarse como idealista, tierno, sensible… –lo corrigió apenado.
Nitori pudo notar cómo la cara de Rin se pintaba con un ligero color carmín, luego éste desvió la mirada y, cuando volvió a levantar los ojos para encararlo, estos expresaban molestia. Asustado, el pequeño peligris retrocedió un par de pasos por pura inercia.
–¿Ah, sí? Bueno, cómo sea. –su voz sonaba irritada y sus colmillos se veían más afilados. Nitori lo comprendió: lo había molestado con sus comentarios fuera de lugar. Era su culpa por hablar de más y agarrar confianza tan rápidamente.
–Amm, yo… –Nitori buscó cada frase en su mente para poder disculparse adecuadamente, pero ninguna parecía lo suficientemente buena. El silencio entre ambos empezó a volverse incómodo.
De pronto, la campanilla de la puerta principal sonó. Dejando ver entrar a un animado Nagisa listo para trabajar.
–¡Ya estoy aquí! Nitori, ya te puedes ir. –gritó con entusiasmo.
–Discúlpeme. –pidió avergonzado mientras salía de ahí a paso veloz.
Ignoró el hecho de sentirse observado por Rin hasta que abandonó el local sin ni siquiera quitarse el delantal. Y caminó velozmente hasta que estuvo varias cuadras más abajo de la cafetería, entonces fue cuando se relajó y aflojó el pasó. Se quitó el delantal con algo de torpeza y lo guardó delicadamente en su mochila.
Nunca estuvo más feliz de ver a Nagisa en toda su puñetera vida.
La primera vez que se encontraba con alguien perfecto y él, cómo un total idiota, lo había echado a perder.
No supo por qué, pero la sola idea lo hizo querer llorar. Y un par de rebeldes lágrimas, lograron escaparse de sus ojos.
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Bueno, eso es todo por ahora. Si quieren continuación o tienen una sugerencia, díganmelo por un review. Que cualquier comentario, bueno o malo, con tal de que sea con intención de mejorar, es bien recibido.
También me gustaría que me dijeran que puedo mejorar al manejar a los personajes y cosas así. Porque de verdad me siento algo torpe mientras escribo.
Recuerden, entre más reviews haya, más me inspiran a continuar n.n
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*La canción a la que me refiero se llama Cherish, de Madonna y fue una de tantas que me inspiró en este fic.
