ROBOTECH

EL CAMINO DEL GUERRERO

HILOS SUELTOS

1. Punto de origen.

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Espacio Profundo.

"¡Terunesuta!." La mujer que sostenía el arma planeaba utilizarla, ninguna Meltran sacaba su arma solo para enseñarla y menos después de presenciar un claro acto de traición. "si te mueves, te mataré."

La batalla se desarrollaba lejos del ser que miraba por el alto ventanal del puente del destructor en forma de estrella de cinco puntas.

En la órbita de un planeta yermo, sus tropas daban una ardua pelea a las naves amorfas de los Zentradi que habían osado pelear antes de rendirse, lo cual habría sido una excelente idea ya que el solo quería información, sólo eso, quería saber donde estaba la fortaleza de Zor, ese maldito infeliz que había seducido a su pareja la Regis, y la había convencido de entregarle los secretos de la protocultura.

La otra mujer era esbelta y bella, un ángel de cabello azul, largo y brillante, vestida en un uniforme Meltrandi que resaltaba aún más su hermosa figura de perfectas dimensiones y que, además, no era reglamentario pues no podía -ni debía – hacer correcciones que ajustaran así el digno uniforme de aquellas guerreras Robotech.

Gracias a esa infidelidad se habían separado, el, se había quedado en Optera, su mundo natal mientras las Regis había huido con un grupo de fieles y ahora vivía en el exilio en los confines de la galaxia.

Como le habría gustado al Regente, a aquel Ínvid supremo que miraba la batalla, que en lugar de Zentradis aquellas naves hubieran sido de los Maestros de la Robotecnia, malditos vejetes egoístas y mentirosos que se escondían detrás de los gigantes soldados del Ejército de la Supervisión, mejor conocidos como Zentradi.

Tendría que conformarse con eso, por el momento.

Durante días había seguido a aquella mujer por entre las otras, primero sintiendo una curiosa atracción hacia su persona, era tan diferente a las otras mujeres de la flota, su voz, su manera de moverse, su risa, su manera de hablar.

Desde que llegase a formar parte de la tripulación quedaba en claro que aquella Meltran diferente al resto, ¿ o solo para ella?, no importaba, de cualquier forma, la había seguido muy de cerca, vigilante.

Y ahora, su instinto había rendido frutos.

Si tuviera la oportunidad, la tomaría, infringiría un daño letal a los Maestros de la Robotecnia.

La criatura tenía tres pares de ojos secundarios que estaban colocados en la parte de atrás de su cabeza, que servían para cuidar su espalda, eso fue lo que lo hizo ver que uno de los pequeños oficiales, muy bajo en estatura con relación a él, había llegado hasta donde él estaba y se removía, nervioso, a sabiendas que nadie interrumpe al Regente cuando está en su introspección y mucho menos si está observando una batalla.

La Meltran que había atrapado su atención estaba manipulando los circuitos de transposición de aquel Scout, cosa que ningún Meltran o Zentran podía hacer, ellos no eran Maestros para reparar o alterar los circuitos de la nave y menos para instalar lo que a todas luces era un detonador térmico.

"¿Qué crees que estas haciendo?" pregunto, pero era obvio.

El Regente giró sobre sus talones, majestuosamente, tanto que el pequeño oficial se encogió, temeroso.

La cicatriz que el Regente tenía en el cuello – cortesía de un encuentro cercano con Khyron - era apenas visible en su majestuoso atuendo y lo fue un poco más cuando, amenazante, se inclinó hacia el oficial.

"¿Qué es tan urgente que me has interrumpido?"

La mujer que luego sería conocida como Janet Starlight sonrió levemente, mostrándole el detonador.

"Bueno, verás, planeaba volar los sistemas de transposición con este cachivache, eso sería la esukesto más acertada."

"Su Alteza, "empezó, controlando el ligero temblor en sus extremidades, "usted solicito traer a Jo Ebben de la batalla."

"Así es, "dijo el Regente.

"Pues ha llegado y está en la sala de consejo como usted lo pidió." Informó el oficial.

La Meltran con el arma tomó posición para disparar, su dedo firmemente posado contra el gatillo.

"¿Qué eres?" le preguntó, "sé que no eres Meltran. "

Janet Starlight se encogió de hombros, casual.

"¿Tan evidente es?"

"Para mí, sí." Fue la respuesta, "contesta, ¡ahora! "

La imponente figura del Regente caminó con paso majestuoso hacia la sala de consejo, los oficiales que trabajaban en el puente no se dignaron siquiera a mirarlo, más bien, fingieron una repentina emergencia que reclamaba su atención.

Eso hinchó el orgullo enfermizo del Regente, le gustaba intimidar con su sola presencia, aunque era, más bien, su impredecible carácter el que intimidaba pues era conocido por matar solo por placer o en un arrebato de cólera.

Por eso era importante alejarse de él tan rápido como fuera posible.

Janet dio un paso hacia la mujer, seductora y bella, mirándola a los ojos.

"¿acaso quieres, en serio, saberlo?" le inquirió modulando su voz para sonar sensual.

"¡Alto!" la Meltran le colocó el cañón del arma entre los pechos para que se detuviera, "¡Terunesuta!, es una orden."

Janet se detuvo.

"Él no estará muy feliz con esto, ¿sabes?"

La Meltran con el arma le apuntó a la cara.

"¿Quién demonios es 'Él'?" le exigió, "¿Qué estás diciendo?"

El Regente entró a la sala de consejo sin voltear a ver al piloto que había pedido regresara de la batalla, paso de largo, hasta unos almohadones en los que se recostó.

Inmediatamente, tres hembras Invid vinieron a atenderlo, ofreciéndole comida y bebida que el rehusó amablemente, pero solo en apariencia.

Las hembras se retiraron a una parte alejada de la habitación circular, cerca de una puerta secundaria y esperaron, atentas, por si acaso eran llamadas.

Janet suspiró pesadamente.

"Es una lástima que tendré que matarte, "lo dijo como si en realidad le pesara, como si fuera algo que no quería hacer de verdad, como cuando tienes que sacrificar una mascota que está sufriendo, claro era, que los Invids no tenían mascotas ni sentían pesar al sacrificar o matar a alguien, menos a un Zentran o Meltran. "era mejor mi solución…pero dadas las circunstancias."

El sonido del arma retumbó en aquella habitación solitaria a la que rara vez bajaba alguien, pues nada tenían que hacer ahí.

Janet se había movido tan rápido que su oponente no había tenido tiempo de reaccionar; a pesar de todo su entrenamiento militar, no pudo evitar el cuchillo de combate Zentradi que Janet le estaba ahora enterrando en el pecho.

"Su alteza, "saludo Jo Ebben, inclinando un poco la cabeza. "Reporto que hemos debilitado las defensas del enemigo y estamos a punto de rendirlos." Pausa, "por eso pregunto por qué se me ha retirado de la batalla, estaba a punto de destruir la nave principal."

El Regente carraspeó, divertido.

"Tienes demasiadas peleas ganadas en tu haber como para preocuparte por una más. "le respondió, "eres un soldado excelente que ha dado una buena pelea a sus contrapartes masculinas."

"Gracias, su excelencia, "

"Solo Miriya Parino te ha hecho ver tu suerte. "

Jo Ebben no reaccionó a ese comentario de una manera visible, escondió bien su furia ante la mención de la única Meltran que la había derribado hacía ya algún tiempo.

"Espero verla pronto." Fue su respuesta, "de seguro lo haré."

La mujer soltó el arma y al caer se disparó por accidente destruyendo los circuitos que Janet había intentado dañar, para cuando cayó el cuerpo muerto de la Meltran las alarmas empezaban ya a sonar en la nave Scout.

Janet retiró el cuchillo del cuerpo muerto justo cuando otras Meltran entraron en la sala, atraídas por el disparo y las alarmas.

"¿Qué sucede aquí?"

Janet se retiró el cabello del rostro y las miró mientras apuntaba con su cuchillo al cuerpo de la Meltran con el arma.

"Ella bajó hasta aquí para destruir los circuitos de transposición." Declaró con voz firme, "la he seguido y le he dado muerte."

"Pero ella es la jefa de seguridad de la nave, ¡Eso es imposible!" señalo la más cercana, bajando su arma.

"¿Tienes pruebas?"

"Fue su arma la que destruyo los paneles de control de transposición, puedes revisar su cargador."

Así lo hicieron, y en efecto, faltaba una bala.

"Tengo una misión para ti" le dijo secamente, "irás a los Pozos Génesis y te convertirás en una Meltrandi."

Jo Ebben no pudo evitar el asco que sintió.

"¿Una Meltran?, ¡Mi señor!, ¿Qué he hecho para que me castigues así?"

El Regente lanzó una carcajada Invid y le dio la espalda a la piloto.

"Si queremos vencer a esos vejetes malditos debemos conocer sus puntos débiles desde dentro." Razonó el Regente, "tú serás quien busque la forma de acabar con ellos, buscarás puntos débiles y de ser posible, la ubicación de la Matriz de Protocultura de la nave de Zor…si lo haces, tu premio será subir dos niveles en la escala evolutiva y tendrás tus propios territorios en lo que quede de Fantoma."

Jo Ebben se acercó a su líder.

"¿Dos niveles?" preguntó, sorprendida, "eso me pondría casi a su nivel, mi señor."

El Regente se volvió para mirarla fijamente.

"casi."

"Debemos hablar con la comandante. "fue el consenso, hecho sin mediar palabra, solo intercambiando gestos entre ellas. "¿Cuál es tu designación?, no recuerdo haberte visto por aquí antes."

"Mi nombre es Jo Ebben, "se presentó ella, "me transfirieron en Puerto Novik, después de la batalla contra las tropas del Regente, mi nave comando fue destruida."

"¿Quién era tu comandante?"

"Lady Rayid, de la décimo sexta ala de ataque táctico."

La Meltran que estaba a cargo de ese grupo, bajó su arma, y luego cruzó los brazos.

"Tienes que redactar un informe sobre esto y presentarlo ante el comandante."

Los circuitos que ardían empezaron a emitir un sonido estático mientras arcos de energía cruzaban el panel, aquella nave ya no viajaría más rápido que la luz.

Una pequeña explosión dentro del panel las hizo retroceder, una corrió por uno de los tubos anti-incendio y roció la espuma sobre el fuego, no funciono de mucho por lo que se miraron entre sí buscando guía y dirección.

Arriba, en el puente del Scout, la mujer al mando veía con profunda preocupación como su nave empezaba a salírsele de control.

"comandante, "le llamo la oficial de navegación, "el control de transposición esta fuera de línea, se ha apagado por completo y no tengo control."

"Hay fuego en los niveles de las máquinas de los Maestros, "dijo otra oficial, "perdemos potencia, los sistemas dañados están consumiendo protocultura, la nave se quedará sin energía en unos minutos."

"¡comandante!" una oficial más le habló, sonaba preocupada y apremiante, "han encontrado a un traidor en la cubierta de los Maestros, la han ejecutado, pero no antes de que causara este daño, ¿Cuál es su orden, comandante?"

La mujer al mando miró a su alrededor, con los circuitos dañados y sin un Maestro de la Robotecnia para arreglarlo aquella nave estaba destinada a morir en el espacio.

"Hornos Réflex sobre calentándose, la computadora espera que lleguen a Masa crítica en seis minutos."

"Manden una señal de socorro al punto más cercano."

"Es el satélite factoría, señora, ya he notificado al comandante Rhino" le confirmaron segundos después.

"¿Quién encontró a la traidora?"

"Una tal Jo Ebben, transferencia de Puerto Novik."

"Aborden las cápsulas de escape, quiero que Jo Ebben venga en la mía…tiene que explicarme que sucedió."