No estaba del todo seguro de como llegamos a esta situación, quizás he insistido demasiado en levantar del sillón al teniente para ponernos a investigar el próximo caso.

En estos momentos...me encontraba recibiendo los gritos de Hank.

-¡Siempre te la pasas molestando! ¡Dejame en paz de una vez!- Dice de malhumor.

-Teniente, comprendo perfectamente su enojo, pero es esencial la investigación para resolver...-

-¡Me importa una mierda el caso!- Dicho esto camina hacia la nevera, de la cual saca una cerveza.

No podía quedarme callado -Teniente, le aconsejo que reduzca su dosis de alcohol considerablemente, puede perjudicar su vida-

-Callate, no te metas en mis asuntos-

-Pero tenien...-

-¡¿Que sabrás tú de la vida?! ¡Eres una puta maquina!- Calla de golpe.

En ese momento sentí una emoción, primero la sorpresa, pero después algo creció en mi interior, algo que los humanos deben llamar "Dolor".

Gracias a ciertas actualizaciones de Ciberlife, ahora tenia el sentido del tacto, y podía sentir dolor. Pero algo era diferente, el dolor que siento al cortarme con un cuchillo mientras cocino para Hank, no se parecía en nada a lo que ahora mismo siento en el pecho.

-¿Una maquina? ¿Eso es lo que soy para usted, teniente?- Logro decir luego de mi silencio.

Si hubiera dicho esto mismo al principio, antes de la revolución, cuando apenas nos conocíamos, si lo hubiera dicho en ese entonces no me importaría, pero ahora era diferente, luego de todo lo que pasamos...

-Connor, yo...- Pasa una mano por toda su cara -Iré a mi habitación- Dice sin mas, girando sobre sus pasos y caminar hacia su cuarto, encerrándose.

La sensación de este dolor no se iba de mi pecho.

Me acerco al sillón y con pesadez caigo sentado, Sumo no tarda en acercarse con la cabeza baja, sabe que algo anda mal.

Conozco al teniente, por lo tanto, no debería importarme su inapropiada forma de expresarse.

Pero no podía evitarlo.

-Necesito aire- Susurro, aunque en realidad ni siquiera respiro -Salgo un momento, Sumo- Dicho perro suelta un ladrido, moviendo la cola.

Lo cierto es que llovía, pero, ¿Que mas da? No es que fuera a enfermarme.

Salgo a la calle confirmando que, efectivamente, había una tormenta.

Poco me importó, comienzo a caminar sin rumbo fijo, perdido por completo en mis pensamientos.

Después de todo lo que pasamos juntos, ¿Hank aun se refiere a mí como maquina? Los androides habíamos luchado pacíficamente para demostrar que eramos seres vivos, incluso el teniente estuvo de acuerdo y me permitió convertir a ese montón de androides...

Y no solo eso, luego de la revolución, ya que no tenia lugar a donde ir, Hank me propuso que viva con él, y lógicamente acepté.

No debo molestarme con él, conozco su forma de ser.

Pero no pude evitar sentirme ofendido, creí que eramos amigos, no que yo era su maldita maquina que cocina y limpia su casa, lo cual hago con gusto, pero es a causa de sentir un gran aprecio hacia el teniente.

No se explicarlo, pero dicha sensación causaba una enorme calidez en mi pecho, me sentía acompañado.

Y es que Hank era todo lo que tenía, no somos solo amigos, él es todo, absolutamente todo gira en torno a él.

Hank era mi única familia.

Por eso me preocupo tanto, no es que quisiera pasarme de listo con él, solo intento cuidarlo, por eso insistí en evitar que ingiera esa toxica bebida.

Supongo que a veces, como en este caso, mi presencia no es grata.

Comienzo a sentirme extraño, así que me abrazo a mí mismo.

Creo que esto es lo que los humanos llaman "Frío", ahora podía sentirlo.

Mi ropa estaba empapada, eso nunca me había importado antes, pero ahora, con la divergencia y las nuevas actualizaciones, me sentía tan diferente...me sentía mas humano.

¿Algún día Hank podrá apreciar estas novedades? ¿Podrá ver el ser vivo que hay en mí?

Sacudo la cabeza, estoy pensando demasiado.

Mi reloj interno me informa que son las 3 de la mañana, y me he alejado bastante de la casa del teniente.

Decido regresar, con paso lento, sin molestarme en ir mas rápido. Después de todo el único que me espera es Sumo.

Pero mis cálculos fueron erróneos.

A medida que me acercaba a la vivienda, veo a una persona sentada en la puerta.

No tardo en reconocer al teniente, quien se levanta al verme.

-¡Connor!- Se acerca y me abraza -Maldición, Connor-

Correspondo algo confundido.

-Hank, hace horas que ha pasado su horario de descanso, le recomiendo ir ya mismo a la cama-

Se separa.

Y me mira de cierta forma, que no tardo en reconocer como "Enojo".

-¡¿Donde estabas?! ¡¿Tienes idea que hora es?!-

-Son las 3:45 de la mañana, teniente- Respondo de forma automática.

-Mierda, Connor- Vuelve a abrazarme, otra vez correspondo, sintiendo esa calidez en mi pecho -Lo siento- Murmura.

-Poco importa ya, Hank, solo me ha dicho su opinión-

-No- Se separa y me mira firme -Eso no fue lo que en verdad pienso-

Otra emoción crece en mí: Alegría.

-Es bueno saberlo- Sonrío, Hank no tarda en imitarme -Por cierto, ¿Ha comido?- Quise saber.

-¿Te parece que he comido?-

-¿Eso es un no?-

Resopla, sin embargo después vuelve a sonreír -No, Connor, no he comido-

-Permitame prepararle comida saludable- Propuse, algo emocionado por elaborar alimentos aptos para su cuerpo.

-Si si, has lo que quiera, maldito androide- Le quita importancia con una mano, dando la vuelta para entrar en su casa -Solo sirves para darme sustos- Murmura mientras se aleja.

Sonreí, sintiéndome en mi hogar.

Sin mas que hacer afuera, ingreso en la casa.

Nuestra casa.