Los personajes de Saint Seiya no me pertenecen.
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My life in the end: Start and End.
Prólogo: El final de un mundo.
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Calvera caminaba por la gran escalera de piedra, mirando siempre hacia el frente con el mentón erguido y con los ojos fijos solo en un punto. Detrás suyo el pueblo mira expectante hacia la sima en donde aguarda el hogar de su señor Quetzalcóatl. Las plumas en su tocado ceremonial se mecen a medida que el viento las agitas a cada paso dado hacia la sima.
Ella, Calvera, hija por adopción del gran Quetzalcóatl y representante del gran señor ante el pueblo de la serpiente emplumada acaba de cumplir 15 años. Su padre y dios ha informado que con esa edad ahora recae sobre sus hombros una gran responsabilidad.
Llega al final de la escalera y observa la gran entrada, soldados de la serpiente emplumada se arrodillan ante cada paso dado... Para ellos, Calvera, es lo equivalente a una princesa y también la vocera de la voluntad de su gran señor.
No es lo equivalente, es una princesa... Dado que por sangre o no es la hija de su benévolo señor. Además que ella es tan benévola como su padre, para todos ellos es un placer arrodillarse respetuosamente a su paso.
Ya dentro en la recamara principal, Quetzalcóatl aguarda sentado en su trono humilde de piedra. Obsequio del pueblo, cada artesano colaboró en la creación de dicho objetó poniendo aunque sea un humilde detalle. Calvera se arrodilla ante el poderoso ser y le escucha pacientemente.
"...quiero que tu y Quetzal sean los guardianes de mi pueblo..."
Los quetzal trinan ante las palabras de él, Calvera alza la mirada y el collar de su señor es transferido a su persona.
..."Con ese objeto Quetzal, el gran guardián, responderá solamente ante ti"...
Le extiende su mano para que se ponga de pie, Calvera la toma y le sigue los pasos mientras le escucha recitar las sugerencias de como tratar con el gran guerrero Quetzal... Todo indica que a este le gusta que se lo trate amablemente y se le despierte con sutileza.
"Sus alas", así se refiere Quetzalcóatl cuando habla del poderoso guerrero Quetzal. Se nota en su voz, mientras las aves trinan a su alrededor, que sin duda el guerrero Quetzal es tan amado, por el gran señor, como sabe que le ama a ella. Ambos son vistos con ojos de padre... Carne y metal, comparten el mismo afecto.
-Despierta Quetzal. - El gran guerrero Quetzal tiene un brillo en la mirada al escuchar la orden de Quetzalcóatl- -Te he traído un corazón, uno que te hará servir a tu pueblo a cada latido.
Calvera observa al gran guerrero Quetzal, este se arrodilla y su pecho es abierto. Su señor Quetzalcóatl le indica con la cabeza el pecho abierto de Quetzal, con algo de recelo se aproxima a él y toma lugar justo en el centró. Ella es el corazón de Quetzal y como tal protegerá al gran señor Quetzalcóatl y al pueblo de la serpiente emplumada.
Al principio, una vez Quetzal cierra su pecho, todo es oscuridad.
Luego todo es luz.
-Vamos a servir a nuestro padre y al pueblo que tanto ama, Quetzal, juntos.
Corre, tiene que llegar donde Quetzal. Se cubre la cabeza y polvo cae sobre ella junto a unos trozos pequeños del material que cubre el techo. La tierra tiembla, el gran océano ruge y del cielo cae fuego. Quetzal es lo único que puede proteger al pueblo... Quetzalcóatl no está, pero sabe cuales son sus deseos, la piedra en su collar se lo ha susurrado.
"Protege a nuestro pueblo".
Otro temblor, tropieza y se pone de pie... Tiene que llegar con Quetzal, el gran guerrero debe proteger al pueblo. Las piedras de fuego están destruyendo el hogar de su gente... El pueblo moriría si no hacia algo aunque sea con las piedras... Los temblores de la tierra no ayudaban, los volcanes rugían expulsando de sus temibles fauces la imparable e indómita lava.
Llego al fin al lugar donde descansará Quetzal... Solo el poderoso guerrero Quetzal salvaría al pueblo.
-¡Despierta Quetzal!
Grito mientras corría hacia él, los ojos de Quetzal brillaron al escuchar su voz al mismo tiempo que el lugar temblaba por completó. El pecho de Quetzal se abrió al tiempo que una grieta se habría en la tierra y la compuerta por donde había entrado se cerraba. El olor era nauseabundo, era algún aire toxico salido de las entrañas del mundo. Ingreso al pecho de Quetzal tras aspirar el letal aroma, su pecho dolía. Escucho la voz de su señor Quetzalcóatl susurrada a través del collar: "no confíes en mis hermanos".
Siempre decía eso y ahora no entendía por que lo decía nuevamente.
Observo las pantallas, mientras Quetzal le provee aire puro, sus ojos se cierran mientras ve el techo colapsar cerca de la entrada. Quetzal queda atrapado entre las vigas, sus manos se apoyan en los mandos y luego se deslizan tras quedarse inertes... Mientras ella emite suspiros que llaman a la muerte, aspiro una gran cantidad de aire tóxico, Quetzal trata de salvarle la vida mientras ella sigue en la inconsciencia. La gema brilla, mientras Quetzalcóatl obliga al corazón de la sacerdotisa seguir latiendo.
En la pantalla aparecen códigos que al finalizar su constante cambio concluyen en una única orden. "Entrar en hipersueño".
Los sistemas del Quetzal se reducen al mínimo, al mismo tiempo que solo se limita a rebajar los índices de temperatura dentro de la cabina para ralentizar el metabolismo celular de la joven de 15 años, pequeñas partículas son lanzadas al aire de la cabina las cuales son absorbidas por la piel nutriendo las células vitales de la sacerdotisa cuyo tiempo físico ha sido detenido.
Una vez que las sustancias toxicas ya no aquejan el cuerpo, la temperatura desciende y congela absolutamente el cuerpo... Dejado solo vivo el corazón, por obra de la gema en el cuello de la mujer.
Fuera, las piedras de fuego siguen cayendo desde el cielo. El mar sigue rugiendo y la tierra sigue temblando. Los temibles volcanes siguen lanzando su indómita lava al exterior y destruyendo el mundo.
Era el final de un mundo y el inicio de otro.
Le tomaría milenios al mundo volver aplacar su existencia y dar inicio una vez mas a la vida.
