Nota de la autora: Hola a todos, mi nombre es GeishaPax y hago mi debut en este fandom. Siempre me ha encantado seguir historias aquí y nunca pude hacer una. Así que hoy empiezo con mi pareja favorita.

Card Captor Sakura le pertenece a CLAMP, yo solo pongo la historia.

Es un pequeño regalo para Pily-chan.


Blue Sonata

Por GeishaPax

I: Winter

Tomoyo estaba harta de que la gente tuviese una idea equivocada de ella. Le costaba trabajo creer que al pasar la secundaria en Tomoeda, después de todo el embrollo de las Clear Cards, ahora conociera la faceta más oscura de muchas personas. Era normal, era demasiado bueno, y en el mundo también existe gente egoísta y mal intencionada.

No es que fuese a cambiar ella, ¡al diablo lo que la gente dijera de ella!

Pero tampoco era una persona muy agresiva o fuerte. Prefería usar métodos pacíficos y amistosos, así que, empezaría a ser menos llamativa en cuanto a su estatus y ganarse a la gente por su forma de ser.

Pero entre todas las cosas, Tomoyo se hizo de malos hábitos. La chica perfecta había muerto, la muñeca de porcelana se empezó a equivocar.

Al nunca usar el autobús, Tomoyo Daidouji fue conocida por los prefectos de la preparatoria Tomoeda como una del club de los que llegaban tarde. Y justo el día de hoy, se había quedado dormida.

Abrió los ojos al sentir que el autobús estaba detenido, ha no estaba siendo arrullada. Se estiró con pereza y notó que estaba ligeramente recargada en el hombro de un tipo junto a ella.

Se separó deprisa y miró en dónde estaban.

—¡Carajo estoy a seis manzanas!

El hombre a su lado también abrió los ojos, se había dormido con ella. También era estudiante, abajo de su abrigo se veía el uniforme escolar.

—Oye holgazán, arriba, que nos pasamos de la escuela. — la amatista se quitó de encima la cabeza del desconocido que ni miró a la cara de reojo y se bajó corriendo de inmediato.

—¿Ya no reconoces a los viejos amigos, Tomoyo?

La muchacha giró en sus talones y vió al desconocido. Alto, piel clara, sonrisa perfecta, rostro afilado nariz respingada, ojos azules y cabello negro azulado.

El chico se acomodó las gafas y caminó hacia ella.

Tomoyo sonrió ampliamente y corrió hasta el chico y se lanzó en un abrazo.

—De todos los hombres del mundo, ¿cómo terminé dormida en tu hombro?

—Subí y solo había asiento en la parte de atrás. Te ví, dormida, pero te estabas golpeando con el cristal, te acomodé mejor en mi hombro y… — suspiró mientras se separaba lentamente de ella. — Calor con calor humano, en invierno, me arrulló por completo.

—¡Me alegra qué hayas sido tú a un pervertido! — miró su reloj. —Eriol, tengo muchas preguntas, pero será mejor que me respondas más tarde. Se hace tarde y tenemos clase.

—Tomoyo, eso lo puedo arreglar…

—¿Usarás magia para llegar a tiempo al colegio pese a que fue tu culpa dormir te sobre mi cabeza? — levantó la ceja extrañada.

—Una vez, no hace daño, que no se haga hábito. — le ofreció el brazo y ella colocó sus pequeñas manos en él.

El tiempo se empezó a detener. Y la chica miraba maravillada como las personas iban avanzando lentamente hasta el punto de no moverse.

—¿Es por allá? — preguntó el chico señalando hacia el sur.

La chica asintió y empezaron a caminar.

—¿Cuándo llegaste? — preguntó Tomoyo después de unos pasos.

—Hace una semana. — respondió el inglés. —Pero entre trámites y una nueva vivienda, no tuve tiempo libre.

—Si me hubieses avisado, mi ayuda te habría resuelto un poco la vida. — sonrió la muchacha en fingida indignación.

—¿Hubieras conseguido una casa habitable con todos los servicios y amueblada?

—Sí. — respondió Tomoyo de inmediato.

—De acuerdo, llamaste mi atención. ¿Qué hubiera hecho Tomoyo Daidouji por mi?

La de ojos violeta empezó a reír.

—Eriol, mi madre me ha regalado un departamento. Por supuesto, no vivo en él, pero con un fácil acuerdo, podría rentarlo o prestarlo.

—Y si Tomoyo Daidouji ya tiene un departamento, ¿por qué viajas en autobús?

—No quiero — le desvío la mirada — que algunas personas piensen que soy pretenciosa.

—¿Pero qué clase de ciego diría eso? Se ve que no te conocen.

—No toda le gente es buena Eriol.

—Apuesto que hay una buena razón para que me ocultes lo que sucede, no te pienso presionar.

Ella asintió.

—Eriol, tengo entendido que pusiste un hechizo en tu cuerpo para tener la misma edad que nosotros en el juicio final, y ahora te veo de nuestra edad. ¿Por qué?

—Tal vez me acostumbré a seguir mi vida a partir del cambio de cartas.

—¿Qué te trae a Tomoeda? — la mujer lo miró de reojo.

—Dos razones, la nostalgia y poner distancia.

—Oh.

Eriol agradeció que no indagara más, no era un tema muy cómodo para él, no tenía intenciones de aclararle a todos sus amigos que se había ido de Londres por mal de amores.

—¿Te vas a quedar?

—Mi intención es esa, pero no sé que viene en el destino esta ocasión.

—Ojalá cosas buenas, la última vez que vino un extranjero, Tomoeda enloqueció.

Ambos rieron, Syaoran Li y su silencio habían sido parte fundamental para que Sakura tuviera éxito.

—¿Y los tortolitos?

—Seguramente ya llegaron a la escuela, siempre van juntos.

—¿Ya no vas con ellos?

—No. — negó a su par con la cabeza.— prefiero darles un momento a solas.

—¿Y tú?

—¿Yo?

—¿Vas a seguir en Japón al salir del bachillerato?

—No lo sé, ni siquiera sé que haré de mi vida. — suspiró — tienen planes para mí en la moda, pero también la música. Son mis dos pasiones.

—Tendrás la respuesta en el momento indicado. — respondió Eriol seguro.

—Me alegra que estés aquí, tener un amigo con quien hablar fuera de la rutina es bueno.

—¿Te interesaría hacer un juego conmigo, Tomoyo?

—Depende… — respondió dudativa.

—Hagamos preguntas, para conocernos más. Las responderemos ambos.

—De acuerdo, empiezo yo. — ganó la amatista mientras se ponía a pensar. —¿Color favorito?

—Blanco.

—Estación del año favorita.

—Esta, me gusta el invierno.

—¿Canción favorita?

—Te vas a reír. — respondió sonriendo —Can't Help Falling in Love, ¿por qué no estás respondiendo?

—Estoy memorizando. — empezó a reír. — ¿Última persona que besaste?

Eriol se tensó de inmediato, hizo una pausa y continuó: —Aunque no lo creas, mi madre.

—Nunca habías hablado de ella.

—Es una bruja muy poderosa también, no tenemos una relación cercana. La besé en la mejilla antes de decirle que dejaba Londres.

Tomoyo asintió.

—¿Y tú?

—Azul, también invierno, To Be Loved…

—¿Michael Bublé?

Asintió sonrosada.

—Y una dama no tiene memoria…

—Tomoyo…

—A nadie, no he besado a nadie en mi vida.

Eriol se detuvo. —¿Estás bromeando?

—No, ¿acaso es tan raro qué no haya besado a nadie? — la mirada de Tomoyo se tornó melancólica.

—Un poco, sí. Eres bellísima como para ser ignorada así.

—Basta Eriol. — se sonrojó y puso una mano sobre su rostro.

Era verdad, Tomoyo había tenido una evolución interesante. Su piel era blanca, casi como la nieve, su rostro en forma de corazón era un poco más alargado y delicado. Sus ojos se veían más grandes y los labios más rosados. Era delgada, y pese a la chamarra invernal y el uniforme, se veía que se mantenía en forma.

Su cabello negro era más ondulado y largo hasta la espalda baja. Similar al de la difunta Nadeshiko.

Ligeras pecas que antes no se veían, resaltaban gracias al frío invernal.

Y un objeto que brillaba llamó su atención.

—Hemos llegado. — sentenció la morocha.

—Casi no ha cambiado este lugar. — Eriol se separó de ella y el tiempo empezó a correr lentamente.

Ambos se miraron sonrientes. Había sido una caminata bastante peculiar.

—Daidouji, no acostumbras ser la más puntual de las alumnas. — un hombre mayor habló junto a ella. — Te estaré vigilando.

—S-sí señor Kishimoto.

—Tomoyo… — una voz conocida por todos la llamó a lo lejos.

Sakura Kinomoto corría seguida por su novio hacia la pareja de amigos.

—¿E-Eriol?, ¿qué haces aquí?

—Ya tendremos tiempo para hablar, tenemos clases. Mi salón es el 501.

—Irás con Syaoran. — dijo Sakura aún nerviosa. — ¿Les parece si nos vemos en el almuerzo y platicamos?

—Sakura, te ves apurada… — soltó la reencarnación de Clow.

—Un poco, Tomoyo, te está buscando…

—¡TOMOYO!

La voz gruesa y profunda de un muchacho castaño se escuchó resonando con fuerza cerca de ellos.

—Tu prometido…

Tomoyo suspiró resignada ante desencajada de Eriol, había visto la argolla desde que lo tomó del brazo, pero no pensaba que fuese que la chica de ojos violetas estuviese comprometida a los 17 años. Entonces, ¿por qué no había sido besada?

La muchacha se disculpó con una pequeña reverencia y avanzó hasta quedar un poco alejada de ellos.

—Raito, perdona por no llegar a tiempo ayer a la fiesta…

No pudieron continuar escuchando lo sucedido con la joven porque las campanas anunciaron la entrada a clases.

Eriol seguía sorprendido y se dejó guiar por sus descendientes. El huyendo del desamor y Tomoyo entrando al amor.

Continuará