Compromiso

Esperó sentada en la silla más cercana a la ventana, mirando con desinterés a los jardines. Normalmente la imagen de las plantas le traía algo de paz, pero hoy no fue así, ya que sus manos seguían temblando y se vio forzada a cerrar los puños para detenerlos.

Esto es ridículo, pensó Blaze. Como se atrevieron a forzarme, soy la maldita Emperatriz, no pueden obligarme, no pueden obligarme a…

Sintiendo los principios de una jaqueca formándose, cerró los ojos y respiró hondo. Lo último que necesitaba era quemar las antiguas cortinas que habían estado en su familia por generaciones. Eran contadas las ocasiones que había perdido el control, la primera ocurrió cuando apenas era una niña, donde la furia de su rabieta quemó todos sus juguetes y mando a su niñera a la enfermería por insolación.

La segunda tomo lugar casi dos décadas después, en la sala de juntas cuando anunciaron que se casaría antes de finalizar el año y que ya habían decidido quién sería su prometido.

Por un instante Blaze vio blanco, la furia corrió por sus venas como nitroglicerina y sus poderes hicieron el resto. Cuando volvió a sus sentidos la sala de juntas estaba incómodamente caliente, parte de la mesa se había cenizas y tres de sus consejeros se habían desmayado por el calor. La parte sádica de ella estaba satisfecha por lo ocurrido, pero se dio cuenta que su rabieta le costó la oportunidad de apelar esta reunión, usaron el incidente como prueba de su inmadurez y falta de carácter para gobernar, cualquier simpatía que pudo haber reunido se esfumó como una vela en la tormenta.

Lo que la dejó con dos opciones: Casarse y continuar con su posición como líder o rehusarse y convertirse en un títere político.

Un toque a la puerta la sacó de sus pensamientos, y se levantó del sofá sin pensar. Su cara no mostró nada de lo que estaba pensando ni sintiendo, complementada con su postura de elegancia y despreocupación, la imagen perfecta de un monarca.

La puerta se abrió y pasó un erizo mayor, su pelaje azul grisáceo y su bigote blanco delataban su edad. Blaze sintió un nudo en el estómago, este no podía ser su…

—Su majestad, —dijo el erizo mayor con una reverencia— es con gran placer que le presento a mi sobrino: Silver H. Flynn, les deseo a ambos una vida llena de felicidad.

Pero la puerta no se movió, hasta que Sir Charles se aclaró la garganta y la puerta por fin se hizo a un lado.

Era joven, al parecer de su edad, con pelaje blanco y ojos amarillos, con un peinado estrafalario que casi hizo que arqueara una ceja. La última vez que había visto semejante estilo fue…

La respuesta le cayó encima como un saco de ladrillos, su expresión de sorpresa fue reflejado a la perfección en el rostro de su prometido, ambos dieron un paso hacia atrás y levantando un dedo acusador dijeron en unisión:

¡Tú eres...!


Cuanto tiempo sin leernos, escribi esto mas para entrar en calor y recordé lo mucho que me gusta de escribir. Este es una historia indulgente, no tengo pensado una trama en particular solo que me gusta mucho este cliché y pues salió esto...pero si les gusta...tal vez le pueda seguir, todo depende como es recibido este ;) hagan todo por convencerme.