Mi cuerpo duele y no puedo moverme , aun siento en mi piel el filo de aquello entrando en mi cuerpo. El cielo es color oscuro con algunos colores rojos como la sangre que brota de mi, sin embargo veo en aquella oscuridad una luz la cual trato de alcanzar con mis débil mano, escuchó el llanto de un niño. Trato de decir lo cálido de ese brillo y también decirle que no llorara sin embargo lo único que sale de mi boca es mi último suspiro.
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Un rugido se hace sonar el bosque de las cercanías de konoha, el legendario zorro de nueve colas conocido como kyubi trataba de liberarse del sello ya que la mitad de su poder había sido sellado en un bebé de mechones rubios.
Una pelirroja con su chakra trataba de que aquella bestia no escapara y causará más estragos en los alrededores. Otra persona un hombre se acercó ella diciéndole que sellaría la otra mitad en el y lo llevara a la muerte con un sello, sin embargo antes de que ella pudiera decir algo una energía rodeo ya que aquella criatura los atacó pero una especie de barrera se formó en ambos y no solo eso el llanto pertenecía aquel pequeño que tenía solo unas horas de haber nacido una luz lo rodeo y este calmaba su llanto.
Aquella barrera que protege a los adultos, para sorpresa de ambas personas unas alas que se crecieron y rodearon al kyubi para luego volverse una esfera de energia la cual entró en el cuerpo del niño, por lo que pasó la pareja al ver que el chakra de este había desaparecido se dirigieron al pequeño para comprobar si se encontraba en buen estado.
-Naruto!.- Grito la pelirroja al cargar a su hijo, el hombre se posó a su lado para también observar si se encontraba bien.
-Todo está bien kushina, parece que los tres nos encontramos bien.- Los abrazó para después besarla.
-Si minato, es un milagro.-
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"Cómo pudo pasar esto!" "Todo es tu culpa, lo hiciste por celos" "Ella nunca debio acercarse a ti"
Esas eran las palabras que resonaban en su cabeza de un cierto pelinegro el cual se encontraba admirando una tumba de cristal decorada con flores de diversos colores los cuales no dejaban ver quien se encontraba dentro, el techo era también de cristal el cual dejaba pasar los rayos de luz de la luna junto con el de las estrellas.
-Cuando el poder de uno de nosotros desaparece este no vuelve a la vida, adiós mi persona especial.-
Dejo una rosa de color negro la cual se daba a notar más que las demás flores, el pelinegro se fue de allí hasta encontrarse con una mujer cuyo rostro no podía verse ya que un velo cubría su rostro.
-Nix yo..- Trato de decir algo pero aquella persona la interrumpe.
-Yo se que no serias capaz de eso, ni mis hijos ni yo creemos en las mentiras de hera.- Miro por la puerta aquella tumba. -No fui capaz de protegerla nuevamente sin embargo al menos quiero pensar que no sufrió.-
El dios empezó a caminar mientras sus cabellos tapaban sus ojos pero logró notar que una lágrima surcó su mejilla.
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-Minato!- A la oficina del hokage entró kushina en su rostro podía notarse al cuarto hokage cuidando de su hijo de unos seis meses naruto. Este se sorprende ya que su esposa entró precipitadamente a la oficina, -Vamos a ser padres de nuevo!-
-Bebe… otro..- Minato apenas podía reaccionar por la noticia hasta que su esposa tomó al pequeño y empezó a dar vueltas de la emoción.-Bebe..- Una gran sonrisa adorno su rostro para luego abrazar a su esposa. -Vamos a ser padres de nuevo.-
Desde que se enteraron de aquella noticia sus días fueron más felices ya que ahora no deben ocultarlo además de que no habría peligro alguno. Naruto pasaba la mayor parte del tiempo viendo o abrazando la panza de su madre que con los meses creia mas y mas.
Ahora la familia completa se encontraba en el hospital se habían cumplido los meses del embarazo y hoy era el dia en el que una nueva integrante llega a la familia. Cuando los gritos y regaños provenientes de la pelirroja a su marido junto con el apretón de la mano la cual casi rompía callaron repentinamente.
Un llanto fue el que cortó aquel silencio, kushina se había esforzado para traer una nueva vida al mundo, cuando la enfermera llevó a la pequeña a los brazos de la madre ella sonrió y nombró a la pequeña yukiko pero al terminar de recitar el nombre para la pequeña su cara empezó a ponerse pálida.
-Kushina.- Dijo minato mientras veía como los ojos de su amada dejaban de brillar. -KUSHINA!- Las enfermeras lo sacaron de la sala de parto, los minutos parecían horas para aquel hombre
Cuando el doctor salió con sus guantes llenos de sangre pensó en lo peor, al pasar unas horas el doctor salió y le dio la noticia el cual lo llenaría de tristeza.
Su amada esposa había muerto, una vida había llegado sin embargo otra se había perdido, la pequeña se había quedado en el hospital para revisar que esta se encontrara sana. Se quedó toda la noche meditando todo lo que había pasado mientras había pedido a kakashi que cuidara de naruto hasta que le llegara noticias del médico pero al notar que no era pronto prefirió que llevara al pequeño a casa.
Cuando una enfermera se acercó para decirle que la pequeña se encontraba bien y que ahora podía mirarla por la ventana de los cuneros.
Fue guiado por ella al ventanal y al verla allí enrollada en una cobija junto con un gorrito de color rosa, sin embargo no se mostraba su nombre ya que no lograron preguntarle a la madre.
-Señor qué nombre desea que posea la pequeña.-
-Yukiko, su nombre será yukiko.- La enfermera apunto el nombre, fueron pasando algunos días los cuales los doctores dieron de alta a la pequeña la cual estaba sana. La llevo a casa a la habitación que había decorado para ella según los deseos de su madre.
Mientras la pequeña dormía acerco a naruto el cual al verla sonrió como si ese lazo de hermanos los uniera, desde ese momento ambos no se separarían.
