Era tarde. Vaya, qué día. Llegué a mi departamento, un muchacho de 22 años no debería llamar la atención de nadie y efectivamente no lo hizo. Una vida normal como periodista, todo tranquilo, luego de una interminable preparación académica en la que no llegué a intimar realmente con nadie, llegué a la universidad y desarrollé mi pasión por éste oficio de letras. Apenas soy nuevo en mi trabajo, pero ya he visto muchas cosas interesantes. Aunque ninguna de ellas supera lo que veo en sueños. Es algo REALMENTE FASCINANTE. Tengo esperanza de soñar y volver a verla. A veces pasa, a veces no, así ha sido desde hace 5 años. No sé exactamente por qué, pero puedo decir que cada sueño que tengo con ella es una experiencia que ha logrado calar en mí más que cualquier otra que haya vivido realmente. ¿Su nombre? Se llama You, lo sé porque ella me lo dijo. De manera extraña, soy consciente en esos sueños, y aún más raro es que a pesar de ello no puedo alterar esa "realidad" a mí antojo. Sólo ocurre cuando sueño con ella.

Abro la puerta, mi cachorro me recibe.

-¡Oh, Sawyer! ¡Ya estoy en casa! ¿Tienes hambre?

Le doy de comer y enciendo la cocina, preparo algo ligero y me siento a ver la televisión. No hay muchas cosas interesantes, pero las hay, aunque sean pocas. Estoy satisfecho con mi vida, aunque todo lo que me falta es alguien con quién compartirla.

Me quedo dormido...

Ah, la brisa marina. Entonces hoy sí pude volver a soñar con ella. Cuando lo hago, todo parece tan real. Tanto que a veces me perturba. Pero ella me tranquiliza. Estoy caminando por la orilla, puedo verla a lo lejos, en el muelle, mirando hacia el horizonte de aquello que más ama: el mar...

Honestamente, no es de mis cosas favoritas, pero me encanta su actitud cuando me habla de ello. Sus expresiones, su voz, su calidez, hacen que vea con ternura al vasto océano. Su padre es quien más influyó en ella aquí, según sus propias palabras, él es un marinero. Ha de ser genial tener un padre tan bondadoso como ella lo relata, aunque cuando habla de él, tampoco puede evitar llorar. Al parecer, aquel noble hombre salió a altamar, y nunca más regresó, así están las cosas desde que la he conocido.

Suena el timbre del celular, y despierto:

-Ha habido un asesinato, debes investigar.

Colgó sin decir más, era el Director General, si quería seguir con mi pacífica vida no quedaba otra que hacerle caso. Aunque me parecía extraño, hay hombres con más experiencia que yo en la Redacción aptos para éste trabajo.

Tenía un mal presentimiento, desde que desperté, desde que la dejé sola llorando y no tuvimos nuestra habitual conversación...