OVER THE GARDEN WALL NO ME PERTENECE A MI, ES OBRA Y CREACIÓN DE PATRICK MCHALE.


Gorillaz - On Melancholy Hill


Farmacéutico.

Tras unos días fantasmales, las tribulaciones le llegaban como olas y no dejaban de golpearlo. Una chica de primer grado dijo ''Que la policía lo buscaba desde hacía unas semanas'' era una difamación '' ¿Sabían que también lo hizo por quedar bien con Sara?'' doble difamación ''Dicen que es sufría una depresión relacionada con los horribles diecisiete'' eso era algo que diría alguien que tiene una crisis de los dieciséis.

Lo único cierto era su impulso descontrolado adolescente de aquella noche. Solo quería que Sara le prestase un poco de interés por su disfraz improvisado después de una iluminación caída del cielo.

—Sara

La cama del hospital era fría, pero en su propia cama de se encontraba reconfortado, bebiendo té de zarzamora, pero mañana saldría de aquel lugar y de nuevo caminaría a la escuela que lo mantenía considerablemente aturdido. Deseaba enfermar aún más. Deseaba nunca haber ido tras Sara al cementerio, pero cuando pensaba en ello, lo desconocido le erizaba la piel.

—Sara —Esta vez el nombre no salió de la voz de Wirt, era Greg.

Pero Sara definitivamente no estaba allí, en el hospital lo estaba, el día que regresara a la escuela también estaría allí. Después de Halloween no la había visto, y no tenía intenciones de, creía que en su mente estaba bien guardado las facciones de su rostro y podría mantenerlo así por otros cuantos años hasta que superara la vergüenza de haber caído en un lago.

—Wirt, Wirt, Wirt, Wirt, Wirt. . . —Entro sin respetar el toque de la puerta —Wirt, Wirt, Wirt. . .

Gruño un poco — ¿Qué es lo que quieres?— Se rasgó aún más la garganta gritándole a Greg, así nunca se curaría de la gripe.

—Sara vino a verte, pero tú estabas en bebiendo te de zarzanaoria, le dije que regresara después, Jason Funderburker la encamino hasta la esquina.

— ¿Qué?

—Jason Funderburker me dijo que las ranas no se enferman pero yo le dije que las farmacéuticas me dieron medicina para ambos, ¿Tú crees que las farmacéuticas se enfermen? Ellas me dijeron que no debía salir a la calle sin abrigarme. Pero yo no uso abrigos, son para viejos y yo no soy un viejo, ¡soy un tren!

— ¡¿SARA VINO HASTA LA CASA?! —Wirt tiro su te de zarzamora al suelo, no se preocupó por ello, ni por la alfombra de favorita de su madre, estaba muy ocupado atracando su cabello, lo estaba procesando — ¿Cómo es que ella llego a la casa? ¡nunca hemos venido juntos de la escuela! Ella no vive aquí.

—Claro que no tonto, ella no vive aquí, pero dejo esto —Greg levanto una bolsa de caramelos de miel, aun no estaba abierta, y lo más seguro es que no era cien por ciento de miel natural y contenían un noventa por ciento de colorante artificial.

La bolsa le fue arrebatada a Greg muy rápidamente, Wirt salió de la cama, tomo unos pantalones y agradeció tener bóxer en ese momento ya que fue más fácil su maniobra de vestirse, tomo un suéter azul que estaba rogando ser usado desde su cumpleaños. Se colocó su tenis seguido del otro y salió corriendo. Llegando a la puerta se dispuso a salir en busca de quien le pertenencia una parte de su corazón, pero al abrir la puerta las nubes solo nublaban la vista de Wirt.

—Rayos.

Regreso a su habitación desesperadamente.

— ¿Hacia dónde se fue Sara?

—Dijo que tomaría el camión pero yo le dije que cuando llegara papa podría llevarla a la casa porque estaba lloviendo y no quería que las lágrimas de elefante la… —Su hermano había desaparecido.

Wirt le alcanzo cerca de la segunda manzana, caminaba silenciosamente sobre el pavimento. Se detuvo a mirarle de lejos, sabía que no le escuchaba, ni tenía el valor de gritar su nombre.

—No tenía ganas de despertar, ni de tomar la medicina de las farmacéuticas, como les dice Greg, tampoco sentía que podía hablar bien, en realidad, en lugar de pensar eso, creía que de nuevo me cambiaba la voz, pero solo es el resecamiento de las membranas mucosas, eso también me lo dijeron las farmacéuticas.

Los tenis de Wirt estaban empapados, sus agujetas tenían nudos complicados. No comprendía como sobrevivo corriendo.

—Pero, mírame Sara, estoy aquí parado, fingiendo que no tengo nada en el cuerpo.

Se fijó bien como cruzaba la calle. Desesperada por tomar el primer autobús que pasara frente a ella. El paraguas rojo se movía al ritmo de una canción, ojala Wirt hubiera preguntado qué música le gustaría a ella.

El trueno que golpeo el cielo no fue nada, después de eso, como si una señal la hubiera llamado ella miro preocupada. La tormenta no le perdonaría no haber caminado más lento. Los ojos la llevaron al otro lado de la calle.

—Ella me está mirando.

El autobús cruzo la calle.

Sentía ganas de esconderse tras el buzón pero solo se decidió despedirse; la lluvia no importaba; el paquete de caramelos estaba cerrado.

— ¿Wirt?

Ella no había tomado el autobús, ella regreso, estaba a más de diez pasos. La lluvia era malvada, después de tantos truenos y golpes que daban las gotas en el pavimento, por esas cosas él nunca la escucho venir.

— ¿Por qué no me dijiste que me estabas siguiendo? —Miro preocupada y se acercó, Wirt retrocedió —Greg dijo que estabas muy enfermo.

Entre más se acercaba ella, mas intentaba apartarse el.

— ¡Estoy bien! ¡Bastante bien Sara! Mírame —Se señaló a sí mismo, su ropa improvisada estaba empapada —He venido corriendo desde hace dos manzanas para devolverte sus dulces de miel, los olvidaste en casa, si se quedaban ahí Greg se los comería o Jason Funderbuker se ahogaría con uno de ellos. Mira, no les ha pasado na. . .

Se quedó en silencio, sus fosas nasales se revivieron; percibir el olor a canela y naranja lo aturdieron. Aún más cuando Sara estaba enfrente compartiendo la sombrilla roja. Le recordaba a una de esas escenas nostálgicas que había leído en sus libros.

—Sara.

—Los dulces eran para ti, ¿sabes? Le dije a Greg que te los diera, pero él dijo que aún continuabas descansando, me siento un poco responsable por lo del cementerio, y mira que ya han pasado tres días, bueno, tú has faltado por estar enfermo.

— ¡Eres mejor que todos los farmacéuticos juntos! —Juraría que era un sueño ver que Sara estaba igual de roja que su paraguas, nunca había pasado, no en presencia de él. Pero no era un sueño, era una tormenta, y ambos la estaban compartiendo. —Estas sonrojada. —Eso último había salido de su corazón sin querer.

La risa se Sara parecía escucharse más que lo truenos —Tu también, no es muy común de la gente que te compare con los farmacéuticos.

— ¡No! yo no quise decir farmacéuticos, solo, bueno ellos son de las farmacias, yo, yo hablo de los doctores, ellos también usan batas pero, no, solo, la medicina te cura de la gripa, pero tú me curaste, ¡no! Metafóricamente, no digo que sea como, ehh, ¡mira! —La bolsa de caramelos exploto, solo tres caramelos cayeron al suelo.

Se embutió todos los caramelos que pudo en la boca.

Sara solo seguía mirando. Comenzó a reír más fuerte. Tal vez no era obra de los caramelos mágicos de miel, tampoco haber corrido bajo la tormenta sin un paraguas con color llamativo; mucho menos había sido el té de zarzamora, o el perfume de canela, simplemente era Sara.

— Quize dezid Zada, glasiadz —Se arrepintió de haber llenado su boca de caramelos.

Solo se sonreían.

Wirt perdió la vista de Sara después de que ella tomara el camión. El frio no se sentía, ni las gotas de la lluvia, solo tenía presente la esencia de su musa y una bolsa de caramelos vacía.

—Olvide guardar algunos para Greg.


N/A
Bien, esta es una serie que esta especulada para ser de cinco capítulos.
Debo admitir que esto lo escribí recién acabo la serie en EUA, pero no había tenido la valentía de publicarlo. Regresando con Sara, me hubiese gustado ver mas de ella en la serie, ya que en los cómic solo es mencionada como la musa de Wirt.

Sin más que decir, espero que este primer capítulo les gustara.

Gracias.