Misión: Libertad
Anime: Shingeki no Kyojin
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Subasta
En el siglo XXXI hubo una devastadora epidemia que mató a la mayoría de la población mundial, dejando a una cuarta parte de la población sobre la tierra. La población sobreviviente se refugió en Dinamarca, donde se estableció un nuevo orden mundial, bautizándola como Zuiver. El nuevo orden establecido en la sociedad trajo solamente penurias, hambre y una dictadura establecida, quedando dividida en tres clases sociales, los puros, quienes eran las personas ricas y dirigentes de la sociedad, viviendo en el centro de la isla, los impuros, quienes vivían divididos en 8 distritos, cada uno establecido en la extensión de toda la isla. Los impuros eran la clase social más desfavorecida, por lo que diariamente debían trabajar para ganar algo de comida por parte de los altos mandos, y por último, los mestizos, quienes eran despreciados por la clase alta, siendo marginados. Había características marcadas que definían a las clases sociales, los puros eran personas rubias o pelirrojas, de ojos claro. Los impuros eran de ojos oscuros, cabello negro o castaño, y finalmente se hallaban los mestizos, quienes podrían tener características combinadas de un puro con un impuro.
20 años después de que se estableciera este orden, las mujeres comenzaron a quedar infértiles, por lo que los puros, decidieron financiar el proyecto Hiyoku, el cual consistía en otorgarles a los hombres la capacidad de procrear, en vista de la infertilidad reciente de las mujeres. Los científicos anotados en el proyecto sabían que el único animal capaz de procrear siendo varón era el caballito de mar, por lo que su investigación los llevó a interesantes conclusiones. Una vez obtenido el suero que lograría lo que por meses habían estado investigando, decidieron experimentar con los puros, dándose cuenta que ellos eran incapaces de poder otorgarles tal habilidad. Al ver esto, convencieron a un grupo de impuros, teniendo como resultado que sólo el 10% de ellos logró ser eficaz, pero al no ser suficientes, los científicos tomaron a los mestizos como última alternativa, quienes aceptaron al no poder hacer nada para evitarlo.
Los científicos del proyecto Hiyoku se sorprendieron al notar que todos aquellos mestizos que fueron sometidos al proyecto, sin excepción alguna, pudieron obtener la capacidad de procrear, logrando su cometido, por lo que ahora los puros necesitaban a los mestizos para poder tener descendencia.
Los puros se enteraron de la situación y forzaron a los mestizos a desposarse con ellos, o abusaron de ellos para que pudieran tener descendencia, promulgando una nueva ley para los mestizos: Que todo mestizo con la capacidad de procrear este casado con un puro, no teniendo derecho alguno de reclamar, con el riesgo de que los mestizos fueran usados como meros contenedores de los siguientes herederos puros, siendo rebajados como trofeos, comercializados y subastados en las ventas nocturnas donde acudían los puros.
Nuestra historia comienza en ciudad capital…
-¡Y para nuestra subasta de esta noche!, tenemos nada más ni nada menos a un muchacho con una belleza singular – anunció el presentador a un chico que se encontraba en una tarima, piel ligeramente morena, cabello castaño y ojos verdes, siendo claramente un mestizo prominente, el cual se encontraba drogado para que no estuviera poniendo resistencia durante la subasta.
La mirada del chico se paseó por todas y cada una de las personas, identificándolas como manchas borrosas y luminosas. El muchacho se encontraba desnudo, siendo expuesto ante las miradas lascivas de los hombres puros del lugar.
-Este chico es un mestizo de los buenos y la más alta calidad, y mejor aún todavía, es virgen, y tiene la edad perfecta para poder procrear, siendo un muchachillo de 15 años – volvió a decir el hombre que guiaba la subasta llamando la atención de todos los hombres en la sala, comenzando a levantar las paletas con números, ofreciendo desde miles hasta millones de dólares
-¡80 millones! – exclamó el último hombre alzando una paleta con el número 62 en ella.
-Vendido al señor del elegante traje a la 1… a las 2…
-¡120 millones! – dijo finalmente un hombre rubio, de ojos azules, alto y de buena apariencia, alzando una paleta con el número 2, escuchando los cuchicheos de los demás hombres en la sala, sin que nadie más hiciera otra propuesta por el chico que estaba siendo subastado.
-¡Vendido al número 2! – fue el grito exclamado por el presentador, mientras dos hombres fornidos se acercaban al muchacho, llevándoselo de la tarima, colocándole una manta roja en los hombros, no cubriendo absolutamente nada.
-Vengo a recibir la mercancía del señor Smith – habló un hombre de aparentes 30 años, piel clara, cabello negro peinado al estilo militar, ojos pequeños y de una tonalidad verde-grisácea, vestía pantalones blancos ceñidos, camisa de vestir gris y botas marrón, con el ceño fruncido y la mirada seria, dándole un aire de ser un hombre rudo. Los hombres fornidos empujaron al muchacho de cabellos castaños hacia el de cabellos negros, atrapándolo para evitar que el chico drogado se fuera a lastimar
-Espero que el señor Smith disfrute de su mercancía – comentó uno de los hombres despectivamente
-Créanme que lo hará – respondió el hombre de cabellos negros, cargando al chico de cabello castaño y ojos verdes, quien balbuceaba cosas sin sentido
-Sí, sí… será mejor que te lleve a donde Erwin, se enojará si tardamos demasiado – comentó el hombre caminando con el chico entre sus brazos.
El hombre de cabellos negros salió de la casa de subastas y entró en una lujosa limosina blanca, abrió la última puerta del vehículo y entró con el muchacho, recostándolo en el extenso sillón de enfrente, cubriéndolo mejor para que no tuviese frío.
-Gracias por traerlo Levi, lamento haberte pedido semejante favor considerando cómo eres tratado entre esta gente – comentó Erwin con mirada serena
-No hay de qué – fue la respuesta escueta de Levi
-Siempre tan conversador – dijo Erwin admirando al muchacho dormido, paseando su mirada azulina por su cuerpo, notaba que era delgado, que salía frecuentemente a asolearse, y que probablemente debió poner mucha resistencia para que lo hayan drogado a tal grado, continuando pensando en lo que haría con ese muchacho.
La limosina siguió su curso hasta llegar a una lujosa y hermosa mansión en la zona residencial más rica de ciudad capital.
-Llévalo a la habitación contigua a la mía, ahí podrá descansar mucho mejor y el efecto de la droga pasará en cuanto despierte – comentó Erwin con voz calmada, viendo cómo Levi cargaba de nueva cuenta al muchacho inconsciente.
La casa de Erwin Smith, uno de los hombres más ricos e hijo de uno de los hombres puro más ricos, era alguien de los altos mandos, con influencia en los medios de comunicación y en secreto un activista político, el cual buscaba que los mestizos tuvieran derecho y voz, ya que le parecía muy injusto el que fueran utilizados con fines reproductivos y para tener descendencia, sin tener en cuenta sus sentimientos o sus derechos como personas individuales.
Levi llevó al muchacho a la habitación designada para ello, lo recostó en la cama y lo arropó, viendo cómo el chico continuaba durmiendo, sin duda debieron drogarlo con algo potente para que no supiera donde estaba parado, o no tuviera noción de su desnudez.
Levi admiró por última vez a ese muchacho, sintiendo pena pero estando aliviado de que estuviera en manos de Erwin y no otro pervertido puro que se encontraba en la subasta. Observó su cabello, castaño como las cortezas de los árboles en pleno otoño en el distrito de Rivendell, al norte de ciudad capital. Su piel se veía que era suave al tacto, comprobándolo al instante, al retirar uno de los mechones de cabello que cubría su rostro. Ahora entendía él porqué había sido puesto al final, debía ser la atracción principal para el cierre de la subasta para que la casa ganase más dinero del esperado.
-De donde habrás venido, muchacho – susurró Levi dirigiendo una última mirada al chico, saliendo definitivamente de la habitación, dejando descansar al muchacho.
Levi se dirigió al despacho de Erwin, tocando la puerta
-Puedes pasar – respondió Erwin estando sentado en su escritorio
-Si no se te ofrece nada más, me retiro – anunció Levi apenas asomando su cabeza por la puerta
-Sí, por supuesto, sabes que puedes quedarte en las habitaciones vacías de la mansión y no tener que trasladarte hasta Rivendell – comentó Erwin intentando ser generoso con uno de sus empleados
-No, está bien así, todavía puedo alcanzar el último tren de regreso a Rivendell, nos vemos mañana Erwin – se despidió Levi saliendo definitivamente del despacho, dirigiendo su mirada hacia la habitación donde dormía el muchacho, siguiendo su camino hasta la salida de la mansión, pensando en la subasta que había presenciado al anochecer, al ver cómo los muchachos mestizos eran vendidos como simples objetos, algunos estaban conscientes, debido al miedo de saber su destino, unos cuantos se encontraban ligeramente embriagados y el último chico se encontraba fuertemente drogado.
-"Debió poner resistencia y golpear a unos cuantos hombres" – pensó Levi divertido al recordar que uno de los hombres tenía un leve golpe en el mentón, y el otro leves rasguños en su brazo descubierto, signos de forcejeo, ya que por el modo en que aventaron al muchacho hacía él, es porque había sido quien los golpeó y arañó al intentar defenderse. Levi sonrió ante ese pensamiento, pocos eran los mestizos que oponían resistencia, debido a que no tenían derechos, resignándose a ser las siguientes "madres" de la nueva descendencia de los puros.
Levi había subido al tren que lo llevaba al distrito de Rivendell, una pequeña ciudad subterránea al norte de ciudad capital, siendo la única que estaba bajo tierra.
-Hogar, dulce hogar – murmuró Levi entrando a una casa de madera a las afueras del distrito. La casa de Levi tenía un aire acogedor, olor a pino, con muebles sencillos y los necesarios para un hombre que vivía solo.
Levi Ackerman, conocido comúnmente como Rivaille, era un hombre de aparentes 30 años, hijo de una impura, y un hombre puro, siendo uno de los últimos niños en ser concebidos por una mujer, no siendo fértil debido a esto.
La madre de Levi murió cuando tenía 6 años, dejándolo a cargo de su padre, un militar conocido, quien se hizo cargo de él durante unos años, hasta que fue mandado al frente de las fuerzas armadas para proteger ciudad capital de un levantamiento por parte del distrito de Utlania, teniendo bajas en la milicia. El padre de Levi murió en el levantamiento, siendo condecorado con un alto honor por sus servicios en la primera crisis que enfrento el nuevo orden mundial. Desde los 10 años Levi se quedó solo. Conservo la casa de su madre, en el distrito de Rivendell y entró a las fuerzas militares, por ser hijo de un valioso militante.
Levi era un mestizo, pero al no poder procrear lo consideraron un impuro, a pesar de tener ojos de color, por lo que causaba mucha controversia cuando iba a trabajar a la casa de Erwin, quien sabía de la situación por la que Levi estaba pasando.
Levi se recostó en su cama, siendo presa del agotamiento de ese día, quedándose dormido en cuestión de segundos, teniendo como último pensamiento al mestizo de ojos verdes, esperando que Erwin tuviese un plan para ayudar a ese muchacho.
En este nuevo orden, los mestizos no tenían derecho, los impuros eran forzados a realizar largas jornadas de trabajo, y los puros gozaban de privilegios autoimpuestos.
Los impuros intentaban luchar por una nueva forma de gobierno, exigiendo que los mestizos tuvieran derechos y pudieran elegir el tipo de vida que quisieran tener, que todos los trabajadores tuvieran un horario flexible de trabajo y se les pagara justamente, al igual que todos tuvieran la misma oportunidad de estudiar y ejercer una profesión, que no estuviera definida por el trabajo de sus padres.
Todas esas injusticias eran la razón por la cual los impuros protestaban, siendo ayudados en la clandestinidad por algunos puros, que también querían lo mismo al ver la mala situación a la que estaban llegando, siendo la única solución el provocar una nueva revuelta, esperando que esta vez pudieran llevar justicia y esperanza a cada distrito.
Sólo deseaban que el señor de ciudad capital no interfiriera en los planes que tenían trazados. Rod Reiss podría ser capaz de cualquier cosa con tal de dejar las cosas tal y como estaban.
