Disclaimer: Harry Potter no me pertenece, todo es obra y gracia de J. K. Rowling. A quien declaro mi reina(¿?).
Todos gritaban, todos hablaban al mismo tiempo, mientras el profesor de pociones intentaba abrirse paso entre todos. Hacía ya tiempo que la clase debía de haber comenzado, pero ante el rumor de que hoy les enseñarían un hechizo referente al amor, chicos de las clases inferiores se comenzaron a agolpar en las puertas del salón.
El profesor ya molesto, con un movimiento seco de su varita cerró ambas puertas que con un ruido sordo acallaron a todos los alumnos que se encontraban dentro del salón. Ante aquello, todos como ovejas volvieron a sus asientos donde intentaron sentarse sin emitir ruido alguno.
Camino moviendo su túnica con orgullo al ver que el silencio había cesado y se podía escuchar hasta como respiraban todos. Se acercó a su mesón y miró por encima el gran libro que tenía, con un movimiento ágil de sus manos lo abrió y sonrió complacido de que fuera justo donde quería. Miró otra vez a sus alumnos y luego releyó el libro, movió su mano invitándoles a seguirle y caminó hasta el otro lado del salón donde había varias mesas largas, ingredientes, tubos de ensayo, potes plásticos y cosas por el estilo.
Miró como sus alumnos obedientes y aun callados caminaban donde él, se paraban en los espacios asignados y le miraban con la curiosidad latente en sus ojos, aunque notaba que gracias a que se había difundido la clase de hoy, se podía ver un brillo diferente en ellos.
- Hoy veremos una poción especial – comenzó a hablar, mientras tomaba la pila de ya viejos libros que había en la estantería y comenzaba a repartirlos – Se llama…
- ¡Mira a nevado! –
La felicidad contenida en la voz de su mejor amiga a veces le desconcertaba, nevaba todos los años y cada vez que pasaba se comportaba como una cría que la veía por primera vez. Asomó su cabeza por una de los ventanales cercanos al jardín y miró como el blanco teñía el lugar, como aquella fría capa de hielo había cubierto todo el enorme castillo donde magos y brujas se internaban para poder aprender todo lo que necesitaran.
- Lo veo – le dijo, frío como siempre y siguió su camino.
- ¿Es qué nunca te emocionas por nada? – Le recriminó cruzándose de brazos, mientras a duras penas le seguía el paso - ¡Hoy iremos a Hogsmeade! - le recordó animada, otra vez.
Volteó su rostro a ella, quien siempre parecía feliz por todo lo que pasara, quien siempre entusiasta celebraba hasta el último copo de nieve de invierno, el último rayo de sol por los atardeceres y la última estrella en ir a dormir.
- Lo has repetido toda la semana, Rose – le dijo con voz cansada.
- Eres un aburrido, me pregunto a veces si realmente tienes emociones – chasqueó la lengua luego de decir eso – mi papá dice que tú padre es igual – murmuró.
- Es un privilegio ser como mi papá – le miró irritado, mientras detenía su paso.
Se volteó asustada ante esto, eran muy buenos amigos, pero había un tema que nunca debían tocar y aquel era sobre sus padres, los que a pesar de ahora tener una relación pasable no siempre fue buena. Y era un tema tabú, hablar sobre cuando Draco fue mortifago o que Hermione no era de sangre pura.
- Lo sé, tenemos padres increíbles ¿no? – cortó aquella discusión por las buenas, mientras le volvía a sonreír con entereza. Había una pisca de molestia en los ojos grises que le miraban, suspiró buscando algo con qué desviar la conversación y lo recordó - ¡mira! – dijo levantando sus manos, y mostrando su nueva chaqueta.
Malfoy soló dejó salir el aire, su amiga siempre sería así, nunca le encontraría un sentido lógico a su comportamiento pero suponía que así estaba bien. Miró a la pelirroja quien modelaba su nueva chaqueta, la cual no había notado, ya que a sus ojos no tenía nada fuera de lo común, era completamente negra, quizás algo más brillante que las otras, pero nada más.
- tú chaqueta nueva –
- ¿No notas de qué es? – preguntó, haciéndose la ofendida mientras tapaba su boca con su mano, dándole algo de dramatismo al asunto.
- ¿Tela? – levantó una ceja.
- ¡Es cuero! - le gritó, mientras se acercaba a él y ponía una de las mangas contra su nariz – es de verdad, mi abuelo lo ha comprado en las tiendas muggles – le comentó.
- Oh… - comentó algo mareado por el fuerte olor que desprendía la chaqueta en cuestión, no era malo pero si le había llegado de golpe a su nariz. Tan ocupado estaba con aquel fuerte aroma que ni tiempo había tenido de darse cuenta que era de una tienda muggle.
- ¿no es bonita? – le pregunto dando vueltas en sí misma, orgullosa de su nuevo regalo.
- sí… - suspiró cansado, muchas veces aquella explosión de emociones que salían de su mejor amiga lo agobiaba.
Y recién estaba empezando el día…
- ¿sabes? – le dijo, mientras echaba a andar ya que el rubio había comenzado su camino otra vez – se me antoja una cerveza de mantequilla ¿vamos a las tres escobas? –
- ¿No le habías dicho a Albus que allí nos encontraríamos? – le preguntó desde más adelante.
Estoy algo nerviosa, es la primera vez que escribo un Scorse, algo me ha picado y me ha dado la cosa (un no sé qué, un qué se yo) de escribir de ellos dos.
Espero que les haya gustado, aún faltan dos capítulos que los escribiré pronto : )
¿Reviews?
Quizás el escorpión me ha picado al fin, y me ha obligado a buscar rosas rojas.
Besos, Eimi.
