La guerra es cruel pero nada sorpresiva. Sabes cuándo va mal y sabes que no es justa.

Roxanne corría por un angosto pasillo de Hogwarts mientras caían lágrimas de sus ojos. Sentía los gritos de las personas distantes, como si estuvieran a metros de distancia. No sentía las piernas, pero sabía que se movía.

Cuando llegaron a evacuar a los menores ella se encontraba limpiándose una herida en el brazo, por lo que no la sacaron. Y ahora se encontraba atrapada en Hogwarts.

A su derecha, un grupo de arañas gigantescas aparecieron. Movió desesperadamente su varita y salieron unas chispas rojas. No supo lo que hizo, pero le ayudó a seguir con su camino. Corrió hacia una escalera y comenzó a subirla. Subió escaleras y pisos, hasta llegar al borde de una escalera, donde un pequeño letrero antiguo rezaba: "Séptimo Piso".

—Ayuda, por favor. — Comenzó a sollozar Roxanne.

Volvió a correr cuando escucho pasos unos metros bajo ella. Daba vueltas y vueltas por el séptimo piso, sin parar siquiera a mirar atrás.

Escucho voces a la lejanía y se detuvo unos momentos; se oía como tres chicos gritando. Los mortífagos debían de estar cerca, por lo que siguió corriendo por el gran círculo que era el séptimo piso.

En su mente, sólo repetía "Un lugar para esconderme, donde no me encuentren" desesperadamente. No importaba el gran corte en su brazo, ni la túnica desgarrada que llevaba, sólo importaba salir con vida.

—¡Cuidado, Harry!

Roxanne miró a su izquierda. Una puerta antigua estaba semi-abierta, y de su interior se escuchaban voces. Entró lentamente, limpiándose las lágrimas con su pijama bajo la túnica.

—¡Si salimos vivos de esto, asesino a Crabbe… o a Malfoy, quien sea!

Un pelirrojo hablaba mientras corría con una chica de su mano, Roxanne se alejó de su vista rápidamente. Miro a su alrededor; había miles y miles de cosas, y sobre estas miles habían muchas más.

—¡Esto no se apaga! —Se escuchó otra voz aterrorizada.

La pequeña niña se escondió en un armario, al sentir pasos apresurados en su dirección. Se tapó la cara con sus delgados brazos, mientras volvía a derramar lágrimas.

—¡Aférrate bien, Hermione!

Por su cabeza, escuchaba de nuevo las voces. Sintió un calor intenso que se aproximaba rápidamente y se aferró más a sí misma.

—Todo terminará. — Sollozó —Todo terminará bien.

En aquel momento, el calor le quemaba la piel y hacia que su cabello se secara y cayera. Un gran sonido metálico le indicó que la gran puerta por la que acababa de entrar se había cerrado. Escuchó a poca distancia unos gritos desesperados. Sus ropas comenzaron a arder.

Roxanne nunca pudo escapar de allí, mientras ardía en desesperación y con la horrible balada de los gritos de un alma que se extingue.

Con aquel fuego demoniaco murieron tres almas: Una parte del alma de Voldemort, otra fue el alma de Crabbe y la otra… La otra alma perdida fue la de Roxanne, la victima totalmente inocente olvidada en la segunda guerra.