~ ANGUSTIA DE UN GRYFFINDOR ~                                                chapter 1: los sentimientos de harry

Hola a todos, como les va?!!!  *_*  este fic me a costado mucho:             

1°- me e demorado 39 dias en hacerlo                                                   

2°- mi vieja (madre) me castigo x cagar el monitor dela compu               

3°- han expulsado del colegio a una amiga, y es injusto (NATTY POTTER).

No se olviden de dejar Reviews para q me digan si es bueno o no ;)

AQUÍ LES VA MI FIC

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Sientes que el mundo se cae a tus pies. Sientes como el corazón se te encoge, y tú no puedes hacer nada más que sollozar. Caer de rodillas al suelo, tratar de ahogar tu llanto porque no quieres perder tu moral... Pero te das cuenta que la tienes quebrada, hecha añicos como cristales rotos luego de un fuerte golpe contra el piso. Que ya no tienes el valor de levantar la vista. Te sientes inferior al mundo. Solo y aislado del mundo. Nadie se detiene en tu presencia. Nadie parece preocuparse por tus lágrimas. Nadie que te dé una mano. Nadie que esté allí, simplemente para contemplarte en la oscuridad de la noche y tu propia oscuridad. Una oscuridad infinita, un infinito dolor. Y es eterno.

Dime si así te has sentido alguna vez. No me digas que no. Y si no lo has sentido, tenlo en cuenta, porque en cualquier momento el mundo puede dejar de tener un sentido para llevarte al propio infierno. A no entenderte a ti mismo y tener miedo de tus lágrimas. Tener miedo de tus manos, que tiemblan indefensas y repletas de pánico. Sientes tu cuerpo temblar ante una fría brisa. La más fría de toda tu vida. Te sientes desprotegido ante el poder de la noche. De la tristeza. De la decepción. Del dolor. Esos malditos sentimientos que te llevan a darte cuenta de lo inmaduro que has sido.

De la inmadurez que te ha llevado la acción y el sentimiento de amar. Te enamoraste sin quererlo de la persona menos adecuada. La menos adecuada entre las menos apropiadas. Podría considerarse un pecado... Así lo tomaba el. El pecado de enamorarse de alguien que conoces de muchos años. Y lo peor, tener que ocultarlo. Ocultarlo durante largos años. No fue un gran dolor, no. Aunque sea, élla estaba allí como una amiga. Podías sostenerse ante su sonrisa resplandeciente de inocencia, esperanza y alegría. Élla nunca te miró como un hombre, por miedo a enamorarse. Y ahora lo sabía. No quería arruinar la amistad que mantenían. Y tampoco perder a su mejor amiga. ¡Maldición! ¿Por qué su otro mejor amigo se había enamorado de ella? Les hizo sufrir a los dos. A los tres. A ella misma también.

Y ahora se daba cuenta de su grave error. OH, Dios. Había arruinado su vida. Sí, no quería hacerlas sufrir. Y les había hecho más daño que si se hubiera quedado. Y lo peor: ahora estaba solo.

¿Qué consuelo podía sacar de eso? ¿Qué consuelo podía sacar de los recuerdos? ¿De esas malditas alucinaciones y sueños a los que no hizo caso? Se prohibió vivir libremente, y ahora que quería vivir, las cadenas lo oprimían con fuerza, sin permitirle la escapatoria. Gimió con dolor interno. Abrió lentamente los ojos, cegados por las lágrimas. Observó sus manos. Una sustancia rojiza rondaba por su pálida piel y se deslizaba por sus dedos con sutileza. Le hizo daño la imagen. Quiso cerrar los ojos, pero su moral no se lo permitió. Lo que quedaba de su orgullosa moral... ¡Mierda! ¿Cuál moral? Sollozó con más fuerza. Aunque su llanto jamás fuera escuchado por el mundo. No le importaba. Como nunca le había importado lo que los demás pensaran de el. Diversas noches había llorado por la soledad cuando su infancia iba pasando. Su adolescencia fue dura, pero pocas veces se permitió la liberad de flaquear su orgullo. Ahora que quería terminar con esa parte mandona y prepotente, algo lo detenía. Ahora que quería... terminar con todo, algo lo detenía. ¡Maldición!

Y se puso de pie, con ese estúpido orgullo que rondaba en su sangre. Ese orgullo Gryffindor que en ese momento no estaba complacido. Sintió mareos, sintió sus extremidades temblar con más fuerza y la sangre recorrer su figura. Sangre en su mejilla. Sangre en sus brazos. Sangre en su espalda. Sangre en su pierna. Y observó el cadáver que estaba a sus pies. Perdió el equilibrio inmediatamente, volviendo a caer bruscamente contra el duro suelo. No, élla no estaba muerta. No. No. NO. Ahora se arrepentía de no haberle confesado sus sentimientos. Ahora se arrepentía de todo. De su existencia. De su orgullo. De su inteligencia. De la estrecha amistad que había mantenido. De su vida. De sus lágrimas. De su dolor. De sus palabras. De sus pensamientos. De el. Se arrepentía de cada una de las células que lo formaban. De haberse creído su propia versión de la historia. De no haberla ayudado. De... haber estado tan solo como lo estaba ahora.

Rebuscó con desesperación, una desesperación que jamás había poseído, su varita mágica, entre los múltiples bolsillos de su túnica azul oscura. Terminaría con todo, ahora y en ese lugar. Terminaría con su inútil existencia. Con todo lo que la involucraba a el.

Parecía como si la tensión del mundo se hubiera centrado en su brazo, alzándose suavemente en las tinieblas de la noche. Eran tan suaves y lentos sus movimientos que llegó a ponerlo nervioso. Pero no podía hacer nada para apurarse. Sus manos y piernas temblaban con potencia, a pesar de sus intentos de detener esos nervios saltantes. Y por fin la varita se alineó con la luz de la luna llena que marcaba su figura. Y también el cadáver que había a sus pies. Esa luz que había contemplado durante tantos años con la esperanza de que también los labios de su amada lo acariciaran con tanta delicadeza como lo hacía el brillo de la luna sobre su figura. Mantuvo en alto la firme varita. Siempre había valorado aquel elemento indispensable para los magos. Tan firme y decidido, tan especial y único, tan poderoso e inocente a la vez... Ahora se había convertido en su llave hacia la muerte.

Comenzó a murmurar esas frases que concluirían su existencia. Pero, algo inesperado lo distrajo y detuvo en ese instante. Una risueña mano con bastantes arrugas se colocó sobre su varita, haciéndolo bajar lo suficiente. Elevó titubeando su rostro. Y se encontró con los joviales y protectores ojos de Albus Dumbledore. Esos azules claros que siempre brillaban con energía. Los años no parecían pesarle a ese hombre. Aunque el sabía perfectamente que no era cierto.

- ¿Qué haces, Harry Potter? – Preguntó con cierta indiferencia. Estaba más atento al cadáver que yacía a sus pies.

- Suicidarme, Sr. Dumbledore. – Contestó con inocencia y ironía. Era demasiado obvia la respuesta, y le pareció tan absurda que no evitó burlarse mentalmente, cosa que fue notada por su tono de voz. Dumbledore elevó una de sus blancas cejas para mirarlo más atentamente. Siete años habían pasado desde la última vez que los había visto.

- ¿Y por qué quiere usted hacer eso, Sr Potter? – Preguntó con tono controlado y autoritario. Parecía un psicólogo muggle.

- Mm. Depresión, sufrimiento... Los años de soledad y silencio me pesan demasiado, ¿sabe? Y capaz ese cadáver que está tendido allí en la hierba humedecida tenga algo que ver.

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Ojala les haiga gustado el primer chapter !!! el segundo ve a tener casi lo mas importante de este fic.    DEJEN REVIEWS para poder continuar, porfa.     ADIOS ^__^