Tienes problemas de ira
Honestamente Nyssa no sabía que hacía en la consulta de una terapeuta. Bueno, a decir verdad, si lo sabía. Sara le había hecho chantaje emocional. Nyssa sabía que no le podía negar nada a Sara pero seguía pensando que ella tenía razón y no tenía problemas de ira. Pero a pesar de todo, allí estaba en la sala de espera de la consulta de una terapeuta.
Sara estaba mirando a Nyssa, la cual estaba sentada con los brazos cruzados en señal de protesta. "Nyssa, vamos, no me mires con esa cara. Necesitas arreglar tu problema."
Nyssa puso una sonrisa falsa. "Es que, querida, honestamente, no sé que hacemos aquí."
Sara tocó la barbilla de Nyssa. "Nyssa, yo entiendo que en Nanda Parbat debías mantener la fachada de princesa de hielo que no siente nada. Pero aquí, en Starling, y con La Liga destruida por Argus, deberías relajarte un poco. No puedes hacer todo lo que has hecho en las últimas semanas."
Nyssa lanzó un suspiro. "Tampoco creo que haya sido para tanto."
Sara la miró con incredulidad. "¿En serio? ¿Todos lo merecían?
Nyssa le contestó muy seria. "Sí. Todos."
Sara cogió la mano de Nyssa. "¿Te tengo que recordar tu periplo de violencia de las últimas semanas?"
Nyssa rechazó con dulzura la mano de Sara. "Honestanente, sí. Recuérdamelo porque no sé porque estoy aquí. Bueno, sí lo sé. Me hiciste chantaje emocional."
Sara acarició la cara de Nyssa. "¿Que hay de lo que le hiciste a Oliver?"
Nyssa miró a Sara con gran seguridad en si misma. "Le rompí la nariz. Se lo merecía. Así aprenderá a no tocar mis cosas."
Sara lanzó un leve suspiro. "¿Tus cosas? Nyssa, yo no soy propiedad de nadie. Ademas, Oliver no hizo nada malo."
Nyssa, bastante molesta, dijo: "¿Que no hizo nada? ¿Lo dices en serio? Te estaba abrazando y besando."
Sara negó con la cabeza. "Así no fue, Nyssa, y lo sabes. Me estaba felicitando por mi cumpleaños. Solamente me dió un abrazo y me dió un beso en la MEJILLA. Y tú te acercaste sigilosamente y le pegaste un puñetazo en la nariz."
Nyssa le dijo con cierta chuleria: "No debería quejarse, podía haberle hecho algo más y no se lo hice."
"Eso fue porque te detuvimos."
"De cualquier forma, no le hice nada más."
Sara lanzó un fuerte suspiro. "Le rompiste la nariz. Se la tuvieron que escayolar y tiene el tabique desviado. Felicity está cabreada contigo porque no le deja dormir por las noche con los ronquidos."
Nyssa sonrió. "Eso tiene facil arreglo. El señor Queen que duerma en el sofá. Asunto arreglado."
Sara le devolvió la sonrisa a Nyssa. "Nunca te vas a llevar bien con él, ¿verdad?" Nyssa hizo un gesto afirmativo con la cabeza.
Sara volvió a suspirar. "No puedo decir que me sorprenda. Pero, ¿qué hay de cuando hiciste que Ray se comiera media docena de lirios?"
Nyssa miró de arriba a abajo a Sara. "De la única persona que tienes que recibir flores es de tu novia, de nadie mas. Y no, no me mires así."
Sara se echó una mano a la cabeza. "Me las envió para felicitarme por mi ascenso a teniente. Te presentaste en su despacho y le metiste los doce lirios en la boca."
Nyssa le dijo con seguridad en su voz: "No me gusta ese Ray. Seguro que quiere algo contigo. Solo le dejé las cosas claras. La única persona que te regala flores soy yo."
Sara puso sus brazos en forma de jarra. "Cosa que no haces, por cierto."
Nyssa negó con su dedo índice. "No estamos aquí para eso. Estamos para tratar mis supuestos problemas de ira."
Sara se rascó la cabeza. "Esta bien. No vamos a hablar de por qué llevas 401 días sin regalarme flores."
Nyssa arqueó su ceja. "¿Los llevas contados?
Sara le guiñó un ojo. "Llevo la cuenta de TODO, querida."
Nyssa se acercó suavemente a Sara y le dió un suave beso en los labios. Cuando se separaron, Sara sonrió. "No te va a valer para nada querida. Ni el beso." Y señaló de arriba a abajo. "Ni llevar ese vestido. No nos vamos a ir de aquí."
Nyssa se pegó un suave puñetazo en su pierna en señal de frustración. "Tenía que intentarlo."
Sara le sacó la lengua. "¿Y que me dices de la semana pasada cuando le rompiste la botella de chardoney en la cabeza al camarero?"
Nyssa se mordió su labio inferior derecho. "Tenía mis motivos. Arruinó el momento en el que te pedí en matrimonio. Te tiró encima ese pastel de chocolate caliente cuando te estaba pidiendo que te casaras conmigo."
Sara se tapó su cara con su mano derecha durante unos segundos al tiempo que negaba con la cabeza. "Nyssa, cariño, le rompiste la botella en la cabeza, se la abriste y para rematarlo, le pegaste un rodillazo en sus partes, y cuando cayó al suelo le clavaste en los mismos el tacón de aguja de tus Manolos. Creo que eso fue un pelin exagerado."
Nyssa sonrió recordando como había destrozado a aquel camarero. "Se lo mereció. De todas formas, no me pareció que estuvieras muy cabreada por la noche. Si mal no recuerdo, lo celebramos por todo lo alto."
Sara levantó su dedo índice para hacer callar a Nyssa. "No te desvíes del tema. Y lo que le hiciste al policía, ¿fue normal?"
Nyssa también levantó su dedo índice pero como señal de protesta. "Éste también se lo merecía. No me tenía que haber puesto la multa. Solo dejé el coche en doble fila cinco minutos. Y lo hice para recoger a tu madre que estaba en la peluquería."
Sara suspiró. "No pongas la excusa de mi madre. Estoy de acuerdo que dejaste el coche más tiempo del debido en doble fila porque mi madre no había terminado en la peluquería. Pero Nyssa, cuando saliste y viste al policía denunciándote, no tenías que haber hecho lo que hiciste."
Nyssa, con un tono firme, dijo. "Se lo merecía. Le pedí muy amablemente que no me multara. Tenia que causar buena impresión a mi futura suegra. ¿Y que hizo él? Se rió en mi cara y me puso la multa. Asi que sí, se lo tenía bien merecido."
Sara miró con incredulidad a Nyssa. "Nyssa, le rompiste la libreta de las multas y se la tiraste por la alcantarilla. Y no conforme con eso, usaste sus esposas y le esposaste al retrovisor de tu coche y te pusiste a conducir a 70 kilómetros por hora"
Nyssa se encogió de hombros. "Pero no le pegué, ¿no?"
Sara se echó las manos a la cabeza. "No, pegarle no. Pero ir a 70 kilómetros por hora y derrapar con tu coche con él, esposado al retrovisor..."
Nyssa le sacó la lengua. "Pero no le pegué".
Sara le preguntó con curiosidad. "¿Y el pizzero?
Nyssa se rascó la cabeza. "No sé a que te refieres con el de lapizzería, la verdad. A ese no le pegué ni le esposé a ningún coche."
Sara arqueó las dos cejas. Sí, las dos cejas. Eso de levantar sólo una no era lo suyo. "¿No te pareció un poco exagerado lo que hiciste?"
Nyssa respondió con un rotundo: "No."
Sara se echó el pelo para atrás con su mano derecha. "El pobre pizzero se perdió y por eso llegó tarde."
Nyssa levantó su dedo índice para hacer callar a Sara. "Las pizzas estaban frías."
Sara negó con la cabeza. "Se podían haber calentando en el horno o en el microondas. No hacía falta hacer el espectáculo de bajar por la cornisa de la ventana ayudada con las telas de la Liga. Nyssa, le ataste a la farola con las telas. Le tiraste las pizzas frías a la cara. Y después, le robaste de la moto las pizzas que llevaba y que estaban calientes."
Nyssa se encogió de hombros. "Bueno, comimos pizzas calientes, ¿no? Puede que el método no fuera el más correcto."
Sara se rió. "¿Puede?"
Nyssa, con una sonrisa en los labios, dijo: "Sí, puede. Pero ya vas a ver como la próxima vez ni se pierde ni viene con las pizzas frías."
Sara lanzó un breve suspiro al aire. "¿Y que hay de la tía de la discoteca?"
Nyssa se puso muy sería. La verdad es que Nyssa si reconocia que se puso violenta. "Vale. Acepto que ahí me puse muy violenta. Pero tampoco fue tan grave. No la maté ni nada por el estilo. Y podía haberlo hecho. Te lo juro, la podía haber desmembrado durante días y hacer que su muerte fuera lenta y dolorosa y no lo hice. La muy puta, que no tiene otro nombre, intentó ligar contigo descaradamente delante de mi cara. Y no me digas que exagero porque aquí no estoy exagerando nada. Y para rematar, me insultó y me llamó vieja."
Sara recordó el momento. Por primera vez en Starling, Sara había temido que Nyssa mataría a esa mujer delante de todo el mundo. Sara había convencido a Nyssa para ir a una discoteca, algo a lo que Nyssa accedió solamente porque no sabía decirle no a Sara. Nyssa había decidido llevar un pantalón de cuero negro y una camisa de color rojo. Sara, por el contrario, llevaba una minifalda de color blanco y una camiseta escotada de color negro.
Sara había escogido una discoteca que no tenía el volumen de la música muy alto. Nyssa no soportaba el ruido y fue la única condición que le puso. Nada de volumen a tope en la que no se pudiera hablar más que a gritos.
Nyssa estaba muy quieta mirando como Sara bailaba en frente de ella. "Honestamente Sara, no sé que hacemos aquí."
Sara se quedó muy pegada a Nyssa haciéndole ver que sólo bailaba para ella. "Vamos Nyssa, será divertido. Solo tienes que bailar y disfrutar. Y beber un poco. Tomate unos tequilas y te aseguro que lo verás todo de otro color."
Nyssa miró de arriba a abajo a Sara. "No sé sí quedará tequila. Creo que te lo has bebido tú sola. No se sí será porque echas de menos la fiesta y el alcohol o porque necesitabas entrar en calor después de llevar tan poca ropa."
Sara miró su ropa. "¿Qué problema tienes con mi falta y mi camiseta?"
Nyssa señaló la minifalda de Sara. "A eso yo lo llamo cinturón, no falda." Acto seguido, Nyssa señaló la camiseta de Sara. "Y esa camiseta tiene menos tela que tu corsé y ya es decir. Cariño, tienes un escote con el que se te ve hasta el ombligo."
Sara dejó de bailar y se aproximó a Nyssa dándole un apasionado beso. Cuando se separaron, Nyssa se mordió el labio inferior. "Guau. ¿Esto lo has hecho para que deje de criticar tu vestuario?
Sara sonrió y la miró a los ojos. "Tenía tantas ganas de besarte que me dolian los labios." Sara se rascó la cabeza al tiempo que decía: "Bueno, también quería que dejaras de criticar mi vestuario."
Nyssa se acercó a Sara y, poniendo su mano en el culo de ella, le susurró al oído: "Puedes hacerme callar así las veces que quieras. Voy a por otro tequila para ti y un bourbon para mi."
Cuando Nyssa estaba llegando a la barra, Sara le gritó: "No te olvides de mi sal y mi limón, cariño."
Nyssa le gritó: "¿Y donde quieres que lleve la sal y el limón? Solo tengo dos manos. Una para el bourbon y otra para tu tequila."
Sara le respondió: "Deberías poner el salero en tu escote y el limón en tu boca."
Nyssa le negó con el dedo índice. "Lo traeré así pero no pienses que vas a coger la sal de ahí ni el limón. Estamos en público y tengo una imagen que guardar."
Sara estaba bailando como loca en la pista de baile. Hacia tanto tiempo que no bailaba en una discoteca. La última vez fue antes de montarse en el Gambit.
Nyssa mientras tanto estaba pidiendo las bebidas en la barra cuando se percató de que una mujer con el pelo rubio se acercaba a Sara.
La mujer con un vestido blanco con trasparencias se acercó a Sara y la abrazó a lo que Sara respondió empujandola gentilmente. "Me parece que te estas equivocando. Mi pareja está en la barra, y no me interesa nadie más que ella."
La rubia intentó nuevamente abrazar a Sara. "Vamos guapa, ella no tiene por qué enterarse si tu no le dices nada."
Sara se quitó los brazos de la mujer de encima. "¿Qué parte no has entendido? No quiero nada contigo. Con mi chica tengo más que suficiente. Ademas, no te gustará verla enfadada."
La mujer intentó besar a Sara, pero Sara la detuvo. "Vamos, rubia. Esa morena con la que estas es una vieja. ¿No me irás a rechazar por ella?"
Sara estaba demasiado ocupada intentado que esta mujer no se sobrepasase y no vió venir a Nyssa hecha una furia. Nyssa estaba a sólo un metro de distancia de ellas. Tiró el limón de su boca al suelo, acto seguido se tomó de un trago el tequila de Sara, rapidamente desenroscó el salero que llevaba en el escote y ayudandose de su mano derecha metió parte de la sal que contenía el salero en los ojos de la mujer que estaba acosando a Sara.
La mujer se echó las manos a sus ojos al tiempo que decía: "LA VIEJA ME HA DEJADO CIEGA."
Nyssa cogió su vaso de tubo en el cual estaba su bourbon y lo estampó contra la dentadura de la mujer. Unos segundos después la mujer estaba en el suelo de la discoteca con toda la boca llena de sangre y con restos en el suelo de sus dientes.
Nyssa se agachó y apretó con su mano la cabeza de la mujer contra el suelo. "Puede que yo sea una vieja pero por lo menos no estoy desdentada. Ah, y por cierto, me llevo a mi chica." Nyssa agarró del brazo a Sara y se fueron corriendo de la discoteca antes de que llegara el personal de seguridad.
Nyssa le susurró suavente al oído de Sara. "Vamos, si sé que te encantó que te defendiera. Te comportaste como una damisela en apuros."
Sara no podía negar que se había sentido halagada. La mayoría de los actos de ira de Nyssa habían sido en realidad actos provocados por celos. Y honestamente le encantaba que a pesar del tiempo que llevaban juntas Nyssa todavía sintiera esos celos. Pero no quería que se meteria en lios por ellos. Por eso había decidido ir a una terapeuta. "Vale, lo reconozco. Me sentí algo halagada."
De repente, la puerta del despacho de la terapeuta se abrió y ante ellas salió una mujer rubia con los ojos rojos y la boca hinchada. Al ver a Sara y a Nyssa gritó: "LA VIEJA Y SU PUTA."
Nyssa giró la cabeza y mirandole a los ojos dijo: "¡Anda, la desdentada! Seré todo lo vieja que quieras pero ella se queda conmigo. En cuanto a lo de llamar puta a mi Habibti..." Nyssa cogió la grapadora del escritorio de la secretaria de la terapeuta y le dió en toda la frente a la terapeuta. "Con nosotras, nadie se mete".
Rapidamente Sara cogió del brazo a Nyssa y huyeron del despacho.
Sara le dio un abrazo. "Nyssa, tranquila. Prometo no volver a llevarte a ningún terapeuta. Ten toda la ira que quieras."
Nyssa sonrió y le sacó la lengua. " ¿Y no podías haberlo pensado antes, cariño?"
