Hola Gente:

En fin, lo subo acá a Fanfiction, por que no se jajaja

Espero que les guste

saludos..


Capitulo Primero

EL DESEO DE TU CORAZÓN

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"El espejo será llevado a una nueva casa mañana, Harry, y te pido que no lo busques otra vez. Y si alguna vez te cruzas con él, deberás estar preparado. No es bueno dejarse arrastrar por los sueños y olvidarse de vivir, recuérdalo. Ahora ¿por qué no te pones de nuevo esa magnífica capa y te vas a la cama?"

Las palabras del Director de Hogwarts hacían eco en su mente y eran muy claras; No debía volver a buscar el espejo, pero el haber visto a su familia por primera vez había dejado marcado al niño que vivió, después de once años de vivir como un esclavo, como un paria con una familia que no lo quería, que no lo respetaba y que lo trataba como basura, había descubierto que existieron personas que si lo querían, que hubieran hecho de su vida un paraíso y no ese infierno viviente que le esperaba en el número 4 de Privet Drive, si tan solo pudiera ver una vez más a su familia podría seguir viviendo tranquilo y quizás feliz, mas rápidamente recordó cuando Dumbledore le advirtió que mucha gente había perdido la razón y vuelto loca contemplando ese espejo que mostraba lo que más se quería en el mundo, pero él era diferente eso lo que quería era algo bueno ¿no? Su afección no iba a dañar a nadie, por lo que no lo dañaría a él. Que equivocado estaba.

Harry, despierta – Ron comenzó a moverlo para despertarlo. Entre divagaciones y anhelos de su familia jamás conocida, se quedó dormido muy pasada la medianoche y había soñado con todos ellos, que era de verdad feliz; Su padre enseñándole a montar la escoba, mientras que su madre los miraba con una sonrisa y después de ello todos los miembros de su familia, con excepción de los Dursley, por razones obvias, iban haciendo presencia, sus abuelos maternos y paternos, tíos, primos, etc. Lo que constituyera una familia, hasta vio a un gato que lo seguía por todas partes - ¡Vamos Harry despierta o nos quedaremos sin desayuno! – se quejó el pelirrojo, mientras que Harry finalmente abría los ojos y se desperezaba lentamente, para luego sentarse a la orilla de la cama y ponerse sus lentes.

Adelántate tú – le sugirió a su amigo, Ron lo miró con el ceño fruncido y abrió la boca para decir algo, mas bien reprocharle algo, pero Harry lo interrumpió, sin dejarle tiempo para sus acusaciones – es que tengo que...ir a hablar con Wood por...algo del equipo de quidditch – mintió rápidamente, ya que se había dado cuenta que Ron había visto sus verdaderas intenciones, las de desobedecer a Dumbledore e ir donde le había prohibido, ni siquiera sabía si Wood se había quedado en el castillo por las vacaciones de navidad, pero aparentemente Ron se creyó la excusa de Harry y abandonó la habitación dejándolo solo en ella, no sin antes recordarle que si no se apresuraba se quedaría sin desayuno.

Si Harry sabía lo que le convenía y no deseaba salir lastimado, herido o peor castigado, debía actuar rápido y si sus suposiciones eran ciertas los profesores estarían desayunando al igual que los alumnos, sin percatarse que un niño de primer año no asistiría al desayuno para hacer de las suyas, dejándole el paso libre para cumplir su autoimpuesta misión, según sus cálculos mentales el Director no se llevaría el espejo a la luz del día y a la vista de todos, sino que lo haría bajo la quietud y la calma de la noche, para que ningún alumno a excepción de Ron y él supieran la existencia del espejo. Se puso el sweater que le regaló la señora Weasley, ya que aunque no fuera mucho de su agrado era el primer regalo hecho a mano que alguien le hacía con dedicación y cariño y eso hacía que le gustara un poco más, además de unos jeans muggle que extraordinariamente no le quedaban grandes. Salió del dormitorio de los chicos para ir en busca del espejo de Oesed, sorprendentemente nadie se encontraba en la sala común de los leones, lo que haría su trabajo más sencillo, ya que no habrían chismosos que metieran sus narices en donde no debían, se puso la capa sobre él y salió por el retrato de la señora gorda, la que esta vez no dijo nada, y tomó rumbo hacia donde se encontraba el dichoso espejo.

Sólo una media hora –pensaba Harry una y otra vez mientras se iba acercando a la sala donde estaba lo que estaba buscando.

"Hay hombres que se han consumido ante esto, fascinados por lo que han visto. O han enloquecido, al no saber si lo que muestra es real o siquiera posible"

En su fuero interno el chico sabía que si llevaba a cabo lo que tenía en mente quizás acabaría como esos mucho hombres que han perdido la vida fascinándose con las maravillas que el espejo les pudiera mostrar, desechó rápidamente esa idea y las palabras que Dumbledore le había dicho, ya que en su mente infantil creía que si iba al espejo con su deseo tan bueno, tan diferente nada le pasaría, él no quería todo el poder del mundo, o ser el más inteligente o más guapo, el sólo quería ver una vez más a su familia para ser feliz, sólo eso y con media hora para sí mismo, podría dejar de ir su anhelo y recordarlo como algo lindo, mágico y puro. No se percató cuando ya se encontraba frente a la puerta que lo llevaría donde estaba el espejo, tomo aire un par de veces pidiendo con todas sus fuerzas que Dumbledore hubiese decidido dejar el espejo y llevárselo en la noche, tal y como él pensaba, abrió la puerta y ahí estaba, en gloria y majestad, el espejo de Oesed, Harry sonrió para sí mismo soltando todo el aire que había acumulado en sus pulmones, por la preocupación que el espejo ya no se encontrara más ahí. Se tomó unos segundos antes de posicionarse frente a este, ya que sabía con lo que se encontraría y ahora, después de dos viajes previos, no se sentía preparado, es más se sentía un poco nerviosos de mirar directamente al espejo, en cambio su vista se posó su mirada en la inscripción que había sobre el espejo:

"Oesed lenoz aro cut edon isara cut se onotse"

Repitió un par de veces las palabras sin encontrarle sentido, ¿Qué idioma era? Parecía ser latín, pero a la vez no, volvió a leerlas un par de veces más y nada de nada, no entendía que decía ahí, se tentó a sacar su varita y lanzarle algún hechizo para que mostrara que significaba las palabras de esa inscripción, pero no lo hizo, por el miedo a ser descubierto. Pasaron un par de minutos y Harry había comenzado a frustrarse en serio, eso le hizo recordar a Hermione, estaba actuando como ella buscándole la quinta pata al gato, porque no podía existir algo en el mundo que ella no pudiera descifrar, así que siguiendo el ejemplo de su amiga, leyó esta vez las palabras de la inscripción, esta vez de forma invertida, como si fuera un anagrama, algo que había aprendido en la escuela de muggles, comenzó a leer la inscripción lentamente –estono es tuc arasi node tuc ora zonel deseo –leyó en voz alta no muy seguro de su mismo, y se percató del mensaje que estaba oculto en la inscripción – Esto no es tu cara sino de tu corazón el deseo –dijo ahora más seguro – ¿El deseo de mi corazón? – se acercó al espejo mi volvió a ver a su familia que lo miraban con una gran sonrisa en el rostro, acercó su mano y tocó la superficie del espejo, haciendo que todas las personas que ahí estaban alzaran sus brazos como si le respondieran el gesto –Eso es fácil, mi deseo es conocer a mi familia – pensó para sí mismo, sin dejar de tocar el espejo.

Pasó el tiempo y los treinta minutos que Harry había predispuesto para mirar el espejo habían pasado a ser dos horas o quizás más, de las que el por supuesto no se percató, porque mirar a su familia era lo mejor que le había pasado hasta ese momento, más que saber que era un mago o de haber logrado entrar al equipo de quidditch en su primer año.

Yo le dije que no fuera señor –sus divagaciones se vieron interrumpidas al escuchar la voz de su mejor amigo ¿Con quién venía?

Eso nos lo tendrá que explicar el señor Potter, señor Weasley –demonios Ron había ido a hablar con Dumbledore, así que había sido descubierto en su mentira, con las manos temblando de nerviosismo se puso su capa, sin percatarse que con el brusco movimiento que hizo al ponérsela por el nerviosismo pasó a llevar el espejo con su brazo izquierdo, antes de cubrirse completamente con la capa de invisibilidad de su padre la puerta se había abierto de golpe dejando ver al Profesor Dumbledore junto con Ron Weasley que lo miraban con distintas expresiones.

Yo... –intentó decir Harry, pero las palabras no salían de su boca, en cambio la expresión de molestia de Ron y decepción del profesor Dumbledore llegados cambiaron a sorpresa.

¡Harry cuidado! –gritó Ron, pero ya era tarde, el espejo había caído sobre él y se había roto en mil pedazos.

Rápido señor Weasley, vaya a la enfermería y traiga a la señora Pomfrey –Harry escuchó que Dumbledore decía tranquilamente a su pelirrojo amigo que no dejaba de mirarlo con angustia – señor Weasley... –insistió cortésmente el anciano mago, y Ron salió corriendo de la habitación dejándolo solo con Dumbledore.

E...estoy bien –dijo en un susurro apenas audible, el golpe no le había dolido tanto como las cortadas del vidrio que ahora habían comenzado a sangrar, intentó sentarse, pero algo no le dejaba moverse.

Interesante forma que tiene usted para desobedecer las reglas, señor Potter –dijo Dumbledore mientras que con un movimiento de su varita quitaba los restos del destruido espejo.

Señor yo...

¿No querías desobedecer? –lo interrumpió con un tono tranquilizador que sonaba para nada enojado con el –Mi intención no era destruir el espejo, si no que esconderlo de la vista de cualquier ser viviente, pero creo que tu solución fue un poco fuera de lo común, aunque satisfactoria –continuó apartando los restos del antiguo espero – mas me temo que tendré que castigarlo por haber desobedecido a mis indicaciones, además de no presentarse a desayunar y a almorzar en el gran comedor –Así que había estado toda la mañana y parte de la tarde absorto en las bondades del espejo de Oesed, pero es no le preocupaba ahora, le preocupaba el hecho de que no podía sentir en su totalidad su cuerpo– pero descuide, será después de que se recupere –agregó el director mirando con preocupación a Harry que aún no se ponía de pie.

Señor, yo...no...me...puedo...mover –dijo Harry con dificultad, ya que apenas podía mover sus labios, Dumbledore se preocupó por primera vez, ya que pensó que simplemente tendría un par de heridas, nada que con magia no se pudiera solucionar, pero se reprendió mentalmente ¿En qué estaba pensando? Al pobre chico le acababa de caer encima el espejo de Oesed, un objeto cargado de magia antigua, era de esperarse que existieran graves consecuencias, la edad le estaba pasando la cuenta.

No te preocupes Harry –dijo su nombre por primera vez– Vas a estar en buenas manos, fue sólo un pequeño accidente –mintió el mago, ya que no quería asustar al niño, por el momento esperaría a que llegara el joven Weasley, pero primero dejaría a Harry en un lugar más cómodo, hizo aparecer una cama de las de la enfermería en medio de la sala para poder depositar a Harry en ella y estuviese más cómodo– Te pondré en esta camilla y esperaremos a la señora Pomfrey y a tu amigo Ron –con un leve movimiento de su varita hizo levitar al pequeño para recostarlo en la camilla, al sentir la comodidad de la camilla Harry se relajó por completo y comenzó a cerrar sus ojos, un sueño muy pesado había comenzado a invadirlo, los parpados comenzaron a pesarle toneladas y su cerebro comenzó a anexar ideas absurdas, se estaba quedando dormido – ¿Harry? –fue lo último que escuchó de los labios del director antes de quedarse completamente dormido.

Ron llegó corriendo junto con la señora Pomfrey a la habitación en la los estaban esperando el profesor Dumbledore y su amigo Harry, pero grande fue la sorpresa para él y para la enfermera del colegio cuando encontraron al director de pie junto a una camilla con una mirada desconcertada y lo más importante, completamente solo.

¿Y Harry? –Se atrevió a preguntar el pelirrojo, mirando en todas direcciones a ver si se podía encontrar en otro lugar de la sala, pero nada, Harry no estaba en esa habitación – ¿Dónde está Harry Profesor? –insistió nuevamente al ver que el director no le hacía caso.

Me temo señor Weasley...–dijo el director después de unos minutos cuando su expresión volvió a ser la misma de siempre – Que el señor Potter se ha desvanecido.

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Continuará...


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