En la oscuridad de la noche.

Por Janice Lilibeth Lucero

CAPITULO I

No deberías de estar aquí. Dijo Terry a Candy cuando descubrió que estaba afuera, sentada en un sillón viendo al cielo estrellado aun cuando hacía bastante frio, su balcón conectaba al de ella, su esposa, la que había llevado al altar solo por un acuerdo, una acuerdo que bien caro estaba pagando.

Si ya entrare. Dijo ella sin voltear a verlo

Esta haciendo frio no.

Mucho.

Candy no se había percatado de lo bien que se miraba así, semidesnudo nada mas con una pantalón de dormir su cabello revuelto y su pecho al aire, pero esa noche lo noto, tenia horas allí afuera queriendo dormirse, mas no podía, estaba preocupada, tenia tantas cosas en la mente, el, si el, tenia días rondando por la casa como si fuese un modelo, mas no se percataba de las sensaciones que le provocaba, si ella no era su mujer, nada mas su esposa porque lo dice un papel, ese era el trato, casarse por un capricho de su padre, que estúpido, volvió a mirar de reojo a ese hombre que le hacia imaginar cosas pero que no haría jamás, se miraba terriblemente sexi, casi le gritaba su cuerpo que le acompañase en estas noches tan frías, Dios pero que cosas digo. Pensó para sus adentros, si supieras.

Acaso tu no tienes frio,

Un poco

Pues no se nota. Andas en la casa como si fueras un modelo, deberías cubrirte un poco mas.

Acaso te molesta

A mi, no para nada, pero me imagino que a la servidumbre espantas.

Tu crees a mi nunca me lo ha parecido.

Sabes que, anda como se te de la gana igual no me importa,

si yo se, creo que eres como un bloque de hielo incapaz de sentir, deberás que me sorprendes.

Tu que sabes, tu no sabes nada de mi, así que evítate esos comentarios.

Terry no podía contener mas las carcajadas, así que lo hizo dejando a Elí totalmente expuesta a una sonrisa encantadora y unos ojos totalmente brillantes,

No entiendo cual fue el chiste

Me parece tan divertido el hecho que estemos a mitad de la madrugada discutiendo sobre si la servidumbre se espanta al verme así.

Te parece divertido eh, pues no deberías eres mi esposo, me debes respeto,

Claro te debo muchas cosas. Diciendo esto se dio vuelta mostrando su ancho y bien formada espalda, Candy se sintió apenada, casi acalorada, pero disimulo bien y huyendo se paro para irse a su habitación.

Tan rápido te vas.

Si ya me voy,

Que lastima me la estaba pasando de maravilla,

Mejor busca que ponerte no vayas a resfriarte.

Porque no me sirves tu

Que dices

Tal vez si ando así es porque quiero que me cobije una mujer.

Y eso que se supone que quiere decir

No se dímelo tu

Estás loco si piensas que yo…

No yo no pienso nada, pero por lo menos te aviso que voy a tener que buscar quien me cobije… te aviso para que no sientas que te falta al respeto

Eres un desgraciado. Le dijo Candy acercándose con ira hacia donde estaba Terry. No creas que vas a traer mujeres a mi casa, si piensas que puedes hacer lo que se te de la gana hazlo pero en mi casa no quiero mujerzuelas de tu clase.

De mi clase… le dijo el acercándose mas, mostrándole a Elí unos ojos miel brillantes llenos de rabia hacia el comentario antes mencionado. Ósea que para ti soy simplemente un pobre diablo no es así,

Para mi eres lo que se me de la gana. Diciendo esto dio la vuelta dispuesta a retirarse pero unas manos fuertes la sostuvo de su muñeca tan fuerte que hasta dolía,

Estoy arto de esto Candy, no vuelvas a humillarme nunca mas porque entonces sabrás de lo que soy capaz

Me parece que eres de esos que golpea mujeres pero no creo que te atrevas, hasta ahora no me demuestras que tienes los pantalones bien puestos.

De que hablas

Pudiste habernos evitado todo esto, pero tu eres el culpable de todo. Dijo Candy mas alterada

Basta de culparme. Grito Terry

Es cierto, tu tenias todo para detener esto y aun así preferiste meternos a este maldito matrimonio llego de amarguras. Volvió a gritar Candy.

Así que estas amargada conmigo. Dijo Terry al mismo todo que Candy

Los dos lo estamos y suéltame que me lastimas, Candy se agitaba sin percatarse que quedaba al descubierto su pecho en un vestido de dormir demasiado tentador, Terry aun sostenía la mano de Candy cuando esta luchaba por zafarse pero Terry este hizo un movimiento brusco la pego a su cuerpo, la arrincono en la baranda y la miro fijo. Por un momento pensó que estaba jugando con fuero, no debería, esa mujer terminaría por volverlo loco, mas aun de lo que estaba ahora, le pareció sentir que Candy se tensaba y sintió un pequeño temblor proveniente de su cuerpo, sabia que ella le provocaba sensaciones pero no estaba seguro que el lo hiciera con Candy.

Porque tiemblas, tienes frio o son las circunstancias en las que te encuentras

Suéltame Terry o no respondo.

Mas Terry no lo hizo, le solto la mano y la tomo por la cintura, quería besarla, dios como la deseaba muchas veces la miraba de reojo, cuando salía en las noches a tomar aire puro, siempre era la misma cosa, porque lo torturaba así, la deseaba y ahora no sabía qué hacer, se acerco mas, acerco su boca y fue entonces cuando se dio cuenta, ella ya no se resistía, lo esperaba con los ojos cerrados, entonces no pudo mas, sus labios probaron los de ella, Candy simplemente suspiro se hundieron en un beso largo delicioso, suave y a la vez apasionado, Candy entonces subió sus manos al pecho desnudo de Terry, era tan hermoso se decía en su mente, su cuerpo, su boca, sus ojos color miel, sintió como se apoderaba de su cuerpo, las manos de Terry acariciaban su cintura, su espalda, la apretaba a si como si ella fuese a huir, estaba loca, si por el… y ahora quien se detendrá, para sorpresa de ella, el se detuvo, se retiro de ella, retrocedió unos pasos sin dejar de verla y dijo.

Discúlpame Candy, no se que me paso, te prometo que no vuelve a suceder. Y se fue a su habitación sin decir más.