-Y ahora, Sayoko, pienso contarte la historia de cómo conocí a tu padre.
-Papi dobe, tengo sueño… -dijo la pequeña pelinegra mientras se frotaba los sus profundos ojos azules con sus manitas cerradas en dos puños y hacía un pequeño puchero con la boca.-Quiero mimir…
-¡Oh vamos, pequeña! ¡Te va a gustar!-se quejó animado el rubio haciendo otro intento.- Todo comenzó el día que…
-Te la resumiré.-habló una voz cansada por detrás.- El dobe de tu padre estaba terrible y locamente enamorado de mí, e hizo todo lo posible porque yo me fijara en él. Dentro de todo lo posible se incluyen gritos, amenazas, espionaje y comentarios subidos de voz. Cómo empezó a irritarme demasiado, decidí darle una oportunidad, sólo para que me dejara en paz.-y el rubio se giró con los ojos entrecerrados haciendo un puchero parecido al que hizo su hija antes y ahora era la pequeña la que lo miraba fijamente. El pelinegro puso los ojos en blanco sin dejar de descruzar los brazos para concluir la historia.-Luego nos casamos, vino la cigüeña y aquí estás tú. Fin de la historia.-y se recostó con su hombro en el marco de la puerta.
La pequeña bostezó y se estiró con todas sus fuerzas.
-¿Puedo irme ya a dormir, papi teme?-.
-Claro. De hecho ya estás tardando.-
-Guay.- y con una sonrisa se dirigió a su habitación corriendo, dispuesta a meterse en la cama. Naruto no se movía de su posición.
El pelinegro alzó una ceja y el rubio deshizo el puchero para dirigirse hacia él con una sonrisa zorruna. Al momento en el que se acercaba el pelinegro dio media vuelta y el rubio le atrapó pasándole una mano por los hombros y acercándole a él, lo suficiente para poder susurrarle:
-Te olvidas de la parte más importante.-el pelinegro cerró los ojos.-La parte en la que te enamoras de mí.
Y entonces el moreno le dio un ligero codazo para alejarlo de él a tiempo que sonreía de medio lado.
~O~O~O~
Y fin. Para quién no le haya quedado claro, es un drabble jajajaja
Acepto todo tipo de críticas, siempre y cuando sean educadas.
¡Nos leemos!
