La híbrida

Oscuridad, eso es lo primero que veía. Esos malditos barrotes, era lo segundo. Veía a las demás jóvenes en mi misma situación, eso era lo tercero.

Sentía frió, solo tenía ropa interior puesta. Estaba golpeada. Tenía muchos moretones y los labios partidos.

Para cualquier mujer sería una pesadilla estar secuestrada y ser violada todos los días de su encierro. Y eso le pasaba a Mei desde hacía un buen tiempo. ¿Cuánto tiempo llevaba secuestrada por estos tipos llamados dragones purpuras? ¿Cuatro meses? ¿Cinco? ¿Seis? ¿Siete? ¿Ocho? ¿Nueve? ¿Un año tal vez? Quizás más. No lo sabía. Pero llevaba ya su tiempo allí.

Perdida en sus pensamientos, casi no noto que un Dragón Purpura se acercaba para llevarla a algún lugar desconocido para ella.

Quería irse de allí lo más rápido que pudiera. Quería que la salvaran.

Ya había sido violada pero quería irse a su casa y tomar muchas pastillas, para olvidarse de los dragones, para olvidarse de su abuelo...


-Mei…solo iremos a trabajar durante unas horas como todos los días, hoy la niñera no pudo venir pero el abuelito te cuidara ¿Esta bien?- Le explico su madre con toda la paciencia que podía ante su llanto, que había largado en cuanto vio a su abuelo. Pero ella no quería entender quería que la entendieran: Cuando el abuelo y ella se quedaban solos el la tocaba.

-No, no se vayan, porfa...cosas feas pasaran…-dijo en su intento de explicar aquello que no sabia explicar.

-¡Deja de decir eso, Mei!- dijo su padre en voz severa- Papá, lamento que mi hija se comporte asi –Se disculpó apenado.

-No hay problema, Taro- dijo con un falso ademan de compresión- ¡Si supieras que tu hacías lo mismo! ¡Solo es una cosa de niños! –Se rio divertido.

Y se fueron…

Se fueron…

La dejaron sola….

Con el….

Y todo volvió a comenzar….

Sintió las manos arrugadas de un viejo acariciando cada centímetro de su piel en su cuerpo de niña.

Ese día sus padres llegaron antes y comprendieron lo que su hija intento decir.

Entraron al cuarto de su retoño para verla cubierta en lágrimas con su abuelo arriba desnudo.

La peor escena que se pudieron encontrar.


Se puso su traje con rabia. No se le pasaba su enojo aun y eso que habían pasado muchas horas de su pelea con Leonardo. El motivo: El imbécil había querido que el dejara de ser el vengador nocturno.

Cuando Raphael comenzó otra vez a ser un vigilante no había noche que su hermano mayor lo dejara en paz.

Esas frases. Maldita sea.

"Te podrías lastimar" El era fuerte, podría ser que se lastimar una par de veces pero siempre se recuperaría.

"Quiero protegerte" Ya tenía 20 años. No necesitaban que lo protegieran.

Y la peor

"Déjaselo a la policía" DEJÁRSELO A LA POLICÍA. A ESOS HIJOS DE PUTAS QUE NO MUEVEN EL CULO PARA AYUDAR A NADIE. ESOS MALDITOS QUE RECIBEN SOBORNOS.

Brusco como era, tomo su moto y partió a las calles bajas.

"Hoy es la noche que tendré que infiltrarme en la guarida de los dragones purpuras" pensó. Hacía días que no sabía nada sobre ellos. Y eso no era bueno…

Para cuando se dio cuenta llego a su destino.


Esa noche todo cambio en la vida de Mei y de Raph. El la encontró cuando Hun quería violarla en su despacho. Allí fue cuando el quelonio dejo inconsciente al líder de los dragones dándose cuenta de que la banda criminal había desaparecido porque comenzaron a trabajar exclusivamente con la trata de blancas.

Pero eso no es lo importante en esta historia, lo que importa es que fue ese instante en el que Raphael conoció a alguien que le cambiaría la vida.

Y Mei, ella se asombró en cuanto vio al Vengador Nocturno. Agradecía corrió a abrazarlo, porque era la ayuda que había estado esperando. Si le hubiera quitado el casco se hubiera dado cuenta que la tortuga se había sonrojado. No lo contuvo, lloro.

Fue allí cuando le suplico que la llevara a una estación de policía cercana.

-Te llevare pero...¿No crees que tal vez debas ponerte algo? –Dijo señalando su desnudez. Esto no es algo que me gusta decir pero según le contó la tortuga su amigo Casey una noche de copas lo primero que pensó al ver a Mei en ropa interior fue que tenía una muy buena figura y se arrepintió de haberle pedido que se pusiera algo dos segundos después.

Mei se acercó a un desmayado dragón purpura para quitarle un abrigo de cuero marrón que llevaba puesto, se lo puso para luego exigirle nuevamente que la llevara a una comisaria.

-Lo haré, esta bien –dijo el, intentando evitar decir todo lo que pensaba de los hombres de azul.

-Por cierto, mi nombre es Oshida Mei- Se presentó subiéndose a la moto.

- Es un hermoso nombre para una tan mujer hermosa – nunca supo porque dijo eso pero fue lo que sintió en ese momento. La chica se rió.

- Gracias, Don Juan. Ahora…¿Nos vamos? - Finalizo ella, con un tono de voz que parecía que nunca fue violada. Pero, tristemente, cuando era pequeña se había acostumbrado a fingir.

¿Qué paso entonces? El la llevo a la comisaria y ella declaro. La policía se encargo de todo para sorpresa del quelonio.

Fue esa noche en la que mis padres se conocieron. Todo lo que se fue porque mi mamá se lo contó a mi Tía Abril y mi papá a mi Tío Casey. No me mal entiendan, mis tíos no me contaron nada, yo los espié, tengo un don para eso.

Ellos me contaron un poco de su historia pero no tanta ya que no es un tema muy fácil de abordar. Yo sabia que mi madre había sido secuestrada y que mi padre la salvo pero no que la había encontrado a ese malparido violándola o cosas así, eso lo se por mi gran talento en el espionaje.

¿Qué pasa? ¿Se preguntan quién soy yo? Soy una chica que según dicen soy la viva imagen de mi madre con los ojos de mi padre.

Mi nombre es Charlotte Hamato. Soy la primera y única híbrida que existe en el mundo. Soy humana. Soy mutante. Dos mundos diferentes. Uno que puede ver los rayos del sol y otro que no.

¿Qué? ¿Les resulta raro? Pues debería. Lamento no poder contarles la historia de mis padres pero no se mucho mas. De todas formas ¿Sabes tu donde tus padres tuvieron su primera cita? ¿Dónde se besaron por primera vez? ¿Dónde lo hicieron por primera vez? No creo que lo sepan y si lo saben seguramente vienen de una familia de enfermos. De todas formas, hay algo que quizás pueda contarles. No de mis padres, sino de mi ¿Quieren saber sobre mi día a día en mi peculiar familia?

Bueno, tomen asiento, vayan por palomitas y también al baño porque esto puede llegar a tardar un buen rato..