"Ya va siendo tiempo que sus recuerdos
Libran batalla contra el olvido
Pues se congeló el calendario
Y se fugó su memoria con lo vivido.
Hay que ver como duele buscar en el diario
Y saber que te falta, que tan seco has estado años."
Sueños dormidos
El trato
La noche despuntaba con la mirada pétrea y oscura de una luna sin estrellas, ocultando el estrecho callejón donde se encontraban. La complicidad que se requería para este pequeño y sinuoso lugar de Magnolia era tal que el silencio de sus rostros desafiantes establecía pocas palabras y un acuerdo fácil y rápido.
-Me tienes aquí, como prometí
Habló una voz grave y joven, del cual su dueño se mantenía en la penumbra en espera de una respuesta.
-Así veo, niñato
Otra, de tonos más raspados y duros, contestó, dando unos pasos que dejaron en descubierto un rostro moreno con piercings en vertical a los lados de su nariz como en la forma de sus cejas, su ceño era socarrón y a la vez altivo, como si los seres que interactuaban con él eran sólo para su diversión dislocada. Su melena azabache se caía con cortes irregulares a su maciza espalda. El hombre que, dando un último paso, se plantó al medio del callejón dejando que la débil luz lunar iluminase su cuerpo férreo. Vestía de un traje negro y de camisa blanca que se abría en los primeros botones del cuello.
-¿Qué quieres?
-No te ocultes en la oscuridad como las ratas
Con disgusto, la voz más joven se acercó hasta estar a unos cuantos pasos del macizo moreno. La luna mostró un hombre fibroso, delgado. Sus facciones simples se dibujaban en delgados y alargados contornos que deslucían una temprana madurez, ni de niño ni de adulto. En cuanto sus ojos, de fijas pupilas, eran oscuros y un tanto grandes. También vestía de traje negro pero su camisa era roja, con corbata, y una bufanda blanca le abrazaba el cuello. Se llevó una mano a su chistera y la ladeó un poco, haciendo que su desordenada y corta melena rosada se agitase. Sonrió de lado y un colmillo brilló en la oscuridad:
-Empecemos ya
Por toda respuesta, el moreno sacó un revólver y sonrió siniestro, uniéndose otros dos colmillos a la luminosidad.
Ambos voltearon.
-A la de 5 (Dijo el moreno)
-¿No era de 10? (Contestó incrédulo el de la bufanda)
-¿Qué importa? A la de 5
El más joven sacó otro revólver y comenzó:
-1
El primer paso.
-2
Las bocas de fuego se alzaron al nivel de la nariz.
-3
Cargaron.
-4
Y…
-5
Un estallido de pólvora cortó de cuajo la tranquila noche de Magnolia.
…
El moreno sostuvo su hombro, descubriendo con sorpresa una herida de bala. Tiró su arma y sacó unas manoplas de sus solapas. Se las puso en las manos y con renovadas energías, ignorante de todo dolor, se lanzó en contra de su enemigo.
El otro se reponía con agilidad luego de una improvisada maniobra para esquivar la bala. Como el acuerdo de aquella noche requería de una sola bala para iniciar tuvo que usar el revólver como un escudo contra las embestidas de su rival por tanto que su otra mano sacaba un frasco que vertía estratégicamente su líquido amarillento. Resistió con destreza hasta que aprovechó un descuido del moreno para contraatacarlo desde abajo, empujándolo con todo el cuerpo. Gracias a este acto, le vio tambalearse hasta caer de espaldas. Se alejó un par de pasos y sacó un mechero, mientras lo encendía dijo:
-Nunca desafíes al Dragon Slayer de Fuego
Lo lanzó y la llama tocó el suelo creando una lengua de fuego que siguió un camino de aceite que encerró en una cárcel de llamas al moreno.
-¡Tramposo! (Gritó el prisionero) ¡Esto no era parte del acuerdo!
-Te equivocas (Le respondió el de la bufanda), hice todo mientras luchábamos
Giró en sus talones cuando de pronto algo duro le golpeó en plena cabeza tirándolo al suelo.
-¡Y nunca subestimes al Dragon Slayer de Acero!
Escuchó antes de perder la conciencia.
ooOoozoeooOoo
Las rejas de la prisión se abrieron con estruendo. Dos policías entraron llevando con cierta dureza a dos reos que dejaron en libertad. Mientras se iban de vuelta a la comisaría, los ahora libres vieron a un coche que se estacionó en frente de ellos, abriendo la puerta. Entraron y el coche comenzó a andar.
-Otra más de sus riñas y olvídense de mi piedad
Un anciano pequeño, canoso y con bigotes blancos les habló desde el asiento del conductor. Llevaba una chaqueta y un pantalón claro. Arregló el retrovisor y sus ojos oscuros se reflejaron a través del espejo, molestos.
-Don, esto fue nada
-¿¡NADA!
El coche se detuvo. El anciano buscó con el retrovisor a quien habló tal locura y encontró al moreno que la noche anterior fue hallado aprisionado por un círculo de llamas.
-Si realmente fue nada, no exagere
Cambió el curso del retrovisor. Quien habló ahora fue un chico de pelo rosa que fue hallado sin sentido con un gran chichón en la cabeza causado por una manopla.
-Estúpidos… (Comenzó el viejo) ¿Saben cuántas veces han sido arrestados este mes…? (Tomó aire) ¡20 veces! ¿Me oyeron? ¡20! Y todo por destrozos, desorden público y ruidos molestos en la noche… ah… (Suspiró) Cada vez cuesta más sobornar. Al menos si fuera por algo más normal… ¿Están locos o qué? Hasta yo pienso que deberían estar un tiempo tras las rejas para que aprendan ser más cautos
El coche inició su marcha.
-Pero… son fairies (Continuó sonriendo). Si quieren pelear, no lo hagan en la ciudad. Que ya nos están llegando facturas por cada cosa que se rompe
Continuaron a través de las pequeñas avenidas, sorteando algunas y doblando en otras. Llegaron por fin a una gran mansión, donde aparcaron el coche cerca de otros de los más variados colores.
El viejo guió a los otros hasta una gran oficina en donde él se sentó en un asiento de fino cuero y con apoyabrazos negros. Tomó unos papeles del escritorio y los leyó.
-Natsu… Gazille… (Habló de pronto el canoso, dejando su lectura) Los he traído aquí yo mismo para que negociemos un trato que nadie más debe saber, ni siquiera los demás fairies
Los mencionados se miraron incrédulos.
-Ya entienden (Siguió) que la Familia Fairy Tail no hace los trabajos sucios como las demás, eso de asesinar y manchar la reputación de otras familias o personajes públicos. Pero hay momentos que debemos quebrar nuestras propias costumbres para satisfacer a un amigo, un gran amigo (Sacó una carpeta del cajón de su escritorio). Gazille, necesito que vayas al embarcadero del puerto con tus hombres de mayor confianza y que te hagas con su equipaje que al parecer no nos han informado de sus intenciones. Es un mero recordatorio pero ya entiendes los protocolos de la Ley Seca (Le tendió la carpeta mientras le hacía un gesto para que se marchara al moreno) Y a ti, Natsu… te confiaré este trato del cual hablé antes
Estaban solos. Natsu, que había dejado la chistera en un perchero y que ahora se arreglaba su bufanda, recibió la carpeta que el anciano le tendía. La hojeó mientras que el otro hablaba:
-El trato es simple, sólo tienes que asesinar a alguien
La carpeta se cerró de golpe y fue dejada con cierta dureza en el escritorio.
-Don Makarov (Habló el más joven) le agradezco su consideración conmigo pero usted sabe que yo no me hago cargo de esos encargos. Perdóneme, pero le sugiero que se lo dé a otro de más confianza
Volteó.
-Sabía que dirías eso. Eres joven y aún no quieres mancharte las manos. Sólo que puedes salir muy beneficiado de esto
-No quiero dinero si es lo que nuestro "amigo" cree
-No, Natsu. Este amigo te ofrece información, información muy valiosa
Como un imán, esas últimas palabras atrajeron la atención de Natsu. Y, sabiendo que había dado en el blanco, Makarov siguió hablando:
-Reconozco que fue una petición extraña pues tu fama y convicciones han sido reacias en asesinar y, en esta familia, no se obliga a cometer actos sin consentimiento convenido. Sin embargo, nuestro amigo ha pedido expresamente que fueras tú quien tomase este favor y nadie más. Ahora, si estás de acuerdo, él prometió darte información valiosa acerca de tu padre
Natsu cogió la carpeta y la enrolló, dejándola en un brazo.
-Deme unos días para considerarlo, Don
Dijo antes de marcharse.
ooOoo2zoeooOoo
El apartamento en donde vivía era oscuro y frío. Estaba en un lugar aparcado y silencioso de la ciudad y pocos veían llegar a este reservado vecino que, con saludos cordiales, se encerraba en las paredes de su más sosegada intimidad. Lo único que se sabía de él es que vivía con un gato de pelaje azulado y que siempre revoloteaba feliz por los tejados como si tuviese alas. Se llamaba Happy y más que el nombre del animal, no se sabía más de este extraño vecino.
Saludó, como de costumbre, y buscó con la mirada a su acompañante felino que apareció al rato rascando la puerta de entrada.
-Tienes hambre ¿no, Happy?
Contestando su pregunta, el gato maulló molesto. Esto le hizo sonreír, abrió la puerta y ambos entraron. Luego la cerró y se dirigió a la cocina, sacando de la nevera un tarro de sardinas. Sacó una del paquete y se la dio al gato que la recibió con gusto, jugando un poco con ella y mordisqueándolo con travesura. Se desprendió de su chaqueta y corbata, se abrió los primeros botones de su camisa y se apartó un tanto su bufanda. Puso la tetera y se preparó un improvisado café. Mientras que se lo bebía, cogió la carpeta y la leyó. En ella se pedía asesinar a una joven multimillonaria que hacía poco había vuelto a su hogar luego de un extraño intrincado entre ella y su padre. Como único requisito del asesinato era que tenía ser lo más cauteloso posible, daba igual cómo se efectuara, sólo que ella estuviese muerta. Debía ser rápido y no crear sospechas en la policía local. Como dato adicional estaban ciertas costumbres de ella, lugares en donde frecuenta, amigos y horarios.
Adjunto a aquello venía una fotografía de la infortunada.
Tomó la foto y la tuvo así, durante varios minutos. Algo en su memoria había reaccionado con la imagen de la mujer, mas, no podía decir de qué. La dejó a un lado y volvió a releer la información. Halló el nombre que había pasado por alto y sintió un pequeño hormigueo que ignoró.
Cogió su teléfono y marcó un número. Esperó unos momentos y dio un mensaje en clave. Luego colgó y llamó a Happy antes de acostarse a descansar.
"Sé… que la he visto… Deben ser imaginaciones mías" pensó antes de quedarse dormido.
ooOoozoeooOoo
La carta decía que fuera a la iglesia al mediodía, solo y con una pequeña rosa roja en sus solapas. La misa ya había acabado y esperó unos minutos antes de entrar al confesionario.
-Santa María Purísima (Habló una voz desde el otro lado de la tela divisoria)
-Sin pecado concedido (Respondió Natsu)
-¿A qué has venido hoy, hijo?
-A que me responda ciertas preguntas, padre
-¿Cuáles? Quizás, pueda contestarlas
-Respuestas que sólo un fairie sabe ante el sol fulgurante de su luz
-Y en sus alas yace la palabra…
-Que pocos oídos saben escuchar
-¡Vale, Salamander! Me has pillado ¿Para qué has venido a este casa de Dios?
-Vine para que me informases sobre un trato
-¿Un trato? ¿Tú?
-Aún no he aceptado. Quiero información, Macao
-Ah… ¿Quién es el infortunado?
-Es una mujer
-Oh… ¿Ahora se ensañan con mujeres? ¿Quién es la infortunada?
-Es una millonaria que ha vuelto hace poco donde su padre. Se llama Lucy Heartphilia
-¿Heartphilia? Umm… sí, algo he oído al respecto
-Ya he leído el informe, pero quiero saber si esta fuente es fiable
-Ya veo, es alguien que no quiere comprometerse ¿eh? Si… muchos peces gordos caen con sólo poner sus nombres (Hizo una pausa Macao). He oído que los Heartphilia crearon su fortuna con demasiada facilidad. Parece que de alguna forma se hicieron con algunas acciones que, con el cambio del dólar, subieron a las nubes. Con el dinero compraron una agencia de viajes y a los pocos años ya tenían una verdadera red de rieles por unos cuantos países europeos. No han querido entablar alianzas con otras compañías y quizás sea eso lo que haya incentivado un resentimiento. Aunque los verdaderos problemas comenzaron con la pequeña de su familia, Lucy Heartphilia
-¿A qué te refieres?
-A lo de su fuga
-Sí, algo decía al respecto pero no daban más detalles
-Ummm, realmente es un trato importante
-¿Por qué?
-Porque se comprometen sentimientos, o mejor dicho, una venganza
-…
-Ah… Salamander, sé que has ejercido protección, atracos y unas cuantas extorsiones. Pero ya es hora de ir a lo más alto ¿no?
-Aún no lo creo necesario
-Sí… todos piensan igual cuando entras en el negocio. Espero que tus llamas no te quemen
-¿Sabes con quién está haciendo trato el Don? Y… ¿Por qué quiere que lo haga yo, precisamente?
-Nombres, nombres. No creo que haya alguno y tampoco porqué precisamente tú. Pero todo tiene que ver con la huída de Lucy
-¿Sabes de eso?
-Poco, sólo que ella se fue por una decepción. Quizás un matrimonio fallido o algo así. Se asentó en España por diez años hasta que volvió aquí, a nuestra querida Italia, a la ciudad de Roma para ser más precisos
-Gracias, Macao
-Y ¿tomarás el trato?
-Aún… tengo que pensarlo
-Espero que vengas a verme más seguido, ¿eh? Me aburro un poco aquí
-Está bien, adiós
-Adiós, Natsu
Salió del confesionario y contempló unos momentos al Cristo crucificado del altar. Las yagas y la sangre recorriendo en ellas le hizo pensar en cómo podía un hombre sacrificarse por quienes no fueron capaces de valorarlo hasta después de haber muerto. Lo ofendieron, golpearon, le clavaron y aún así no había ningún odio en sus ojos, sino que compasión, perdón, amor… un mártir clavado por clavos ajenos de pecados. Miraba hacia el cielo, como si sintiese cómo su alma ascendía hasta lo más supremo de la libertad, sin ataduras ni dolor…
¿A cuántos han debido asesinar por el simple mero hecho de que existiesen? Y más aún, de formas y torturas específicas, como si todo lo que respiramos y sintiésemos estuviesen programados por mentes maquiavélicas, que ven en sus manos el futuro del mundo (de la vida misma). Asesinarlos para sentirnos mejor, para saciar nuestro odio, nuestra humillación. Un nuevo mártir día tras día para satisfacer la locuaz necesidad de ver en otros un dolor mayor que el nuestro. ¿Aquello era realmente necesario? De la misma forma que se tuvo que asesinar a Cristo para el perdón de los pecados ¿se debe asesinar a esta chica rica para limpiar la conciencia, cumplir una burda venganza, un orgullo herido…?
Sea cual sea, él odiaba asesinar. Él nunca lo había hecho y, si bien ya había hecho daño, nunca había le quitado la vida a otro. En sus 28 años ya conocía bastante bien el mundo oscuro que se ocultaba en las calles. Era mejor gritar la sangre de los héroes caídos en batalla, en países extranjeros, que vociferar el propio caos que se amalgamaba con una falsa nacionalidad de victoria. Así era la Italia, la Europa, el mundo que luego de una masacre, se inicia en otra peor para "ver" quien es el verdadero vencedor. Así es, una vida de perros. Mientras que los dueños se preocupan de imponer el fascismo, otros más osados se aprovechan de sus pequeñas fibras para mandar.
Quizás por eso se unió a Fairy Tail.
En los últimos tiempos muchas Familias fueron disueltas. Otras han sobrevivido y han expandido sus redes en América. Lo que refería a Fairy Tail, sólo se había concretado en esa pequeña isla al este de la península como una nación aparte. Magnolia se llamaba la isla y de cómo nació Fairy Tail es un verdadero milagro.
Como herencia feudal, hubo muchos líderes que explotaron con aprehensión a la gente de sus tierras, pues, siendo una tierra extrañamente fértil se explotó con gran afán. La hambruna que asoló y el mal trato recibido dieron hincapié para que unos cuantos valientes se unieran y echasen a todo cuanto abusador existiese. Desde entonces la isla se volvió autónoma, con gobierno y leyes propias aunque no se haya separado totalmente de su país natal. Más que el nombre, no los unía nada más con Italia. El gobierno se lo habían dado a un alcalde que se escogió con votos para la organización de la ciudad. Mientras que estos valientes se unieron y formaron la Familia Fairy Tail para protegerla de otros invasores que amenacen su libertad. Y es así como esta familia ha podido sobrevivir en una nación independiente. Como la fuerte y violenta crisis económica que se ganó con la libertad los dejó sin dinero, tuvieron que hacer influencias como organización secreta en otras ciudades italianas. Ejerciendo más bien un papel de protección. No se entrometieron ni en la política ni en la milicia. Mas, de la misma forma que Fairy Tail prestó ayuda, otras familias también lo hicieron y de ahí los tratos. Los tratos tenían como objetivo asesinar o secuestrar para sacar un provecho. Por esto que son importantes porque así no se quebraban alianzas entre las familias y no provocaban guerras civiles. En el caso de Fairy Tail, su lema era optar por el mal menor y si había que matar, sólo se los daban a quienes estuviesen dispuestos a hacerlos. Nada se obligaba. Los tratos siempre eran en secretos de los demás fairies, para evitar algún efecto dominó y los nombres se mantenían ocultos.
Ahora le tocaba a Natsu cumplir un trato.
Y lo más raro es que este "amigo" de la familia sabía de su secreto.
Sabía de… su padre.
O sea, no es que fuese un secreto así como si nada. Sino que sólo los fairies sabía de él y estos eran muy reservados con los secretos de sus compañeros. Decidió estudiar el trato por esto.
Ahora se hallaba en la calle. Mientras caminaba repasaba toda la información que Macao le había dado. Como toda familia, cada integrante debía ocupar un cargo y el cargo de Macao era del representante o consigliere del Don. Como él, también estaban otros dos fairies específicos. Por esta razón, el mejor informante de estos tratos u acuerdos eran estas personas pues se hacían de manera indirecta los acuerdos y con base de comunicación de ellos. Ahora era Macao el asesor de este trato Heartphilia, un hombre que a veces ayudaba a la Iglesia y que también prefería informar desde allí para una mayor confianza.
En aquel día debía tomar una decisión. Para que el mismo Don le hubiese confiado el trato debía ser demasiado importante y que, si bien no le ponía prisas, era de suma importancia su decisión.
Y, al compás de unos bailarines en la plaza pública, decidió.
ooOoozoeooOoo
Había llegado un hombre rubio, de un peinado extravagantemente alzado. Llevaba una gabardina roja que le llegaba un poco más arriba de sus botas oscuras. Sus ojos eran de un color turqueza y un lunar estaba debajo del izquierdo. Era alto, de un semblante distraído y risueño, sencillo y algo… maleado.
-Señorita Lucy, su padre me ha pedido que la proteja (Sonrió él divertido)
-Ya le he dicho que no necesito ayuda de usted ni de nadie. Vuelva donde mi padre y pídale el dinero que quiera pero yo no aceptaré que me protejan cuando hay ningún peligro
La mujer que le contestó le cerró la puerta en sus narices y se sentó cansada en su cama. Suspiró y se tumbó en su cama, triste.
Al poco rato, escuchó unos golpes en su puerta y una voz grave y autoritaria del otro lado:
-Abre, Lucy
La mujer abrió la puerta, resignada. En ella estaba su padre, un hombre duro, de gran seriedad.
-Necesitas protección, hija. No seas obstinada y acata para que estés más segura
-No necesito protección, padre (Le contestó ella). Ya tengo 27 años y no creo que sea necesario que me cuides como a una niña pequeña
-Ya está dicho, Lucy. Vash se quedará aquí desde hoy para que te proteja. No saldrás a ningún lado sin él y tendrás que avisarme cada vez que abandones la residencia
Y sin decir más, se fue.
El hombro de la gabardina roja se situó en el marco de la puerta y sonrió otra vez, algo avergonzado.
-Discúlpeme, señorita. No nos hemos presentado, soy…
-No me interesa saber (Le cortó ella de improviso). Si quiere quédese en alguna habitación de los huéspedes. Yo quiero descansar
Cerró otra vez la puerta, con más suavidad.
Cansada, caminó hasta el tocador y se miró en el espejo de este. Cogió unos pedazo de algodón y les echó un poco de crema. Refregándose con ellos en la cara, fue quitándose el maquillaje. Cuando ya no hubo nada, vio un rostro marcado por el dolor. Era joven y bello, pero el sufrimiento era más fuerte en sus ojos azabaches. Se desenlazó su cabello dorado y este cayó lacio, muerto. Estaba cansada, pero era un cansancio que no competía con su cuerpo sino que con su misma alma.
Por dentro se sentía totalmente vacía.
Se quitó de a poco el vestido, dejándolo caer al suelo. Sus curvas que afloraron con la adultez ya no las sentía parte de sí misma, como si su propio cuerpo fuese de otra persona, no de ella, que algo había sucedido para que ahora viese a otra mujer en el espejo y no a Lucy, la Lucy que ella era.
Se vistió con un pijama sutil, blanco. Ya acostada, rememoró sus años en España, como era libre en aquel país, fuera de su padre y de tantas cosas que ya ni podía recordar. Oh… si no hubiese sido por su madre nunca jamás hubiese vuelto. Pero ya era tarde para arrepentirse. Había regresado a Italia.
Y como si fuera poco, una paranoia reinó en el hogar.
Algunos problemas habían sucedido, problemas que había jurado liberarse hacía diez años y que ahora habían regresado con más fuerza, con más contrariedad. ¿Qué podía hacer ahora? Ya no podía escapar como antes y luchar… aquel hombre desconocido había vuelto de la nada amenazando a su familia. Ya habían tomado represalias con su madre y ahora iban a por ella, a cazarla por su arrebato. Pero ¿acaso este mundo no podía entender que ella no quería unirse con ese hombre para siempre? Su madre había pagado el precio y había derramado las suficientes lágrimas por ella para que ahora su padre hiciese acto de paternidad y le contratase un pistolero profesional que, además, parecía un verdadero atolondrado para que la cuidase por algo que irremediablemente iba a venir.
"De la muerte nadie se escapa" pensó "y yo no seré la excepción"
Y así, en su tristeza los recuerdos le acariciaron el corazón naciendo una pequeña luz de cuando conoció un chico de cabello rosa que se hallaba totalmente hambriento con un gatito azulado entre sus brazos...
Sonrió, antes de quedarse dormida.
ooOoozoeooOoo
Valla la casualidad, ahora viajaba lo suficientemente mareado en un tren Heartphilia para siquiera asimilar cómo había parado allí. Las veces que había salido de Magnolia siempre había procurado hacer tramos cortos para estar el menor tiempo con nauseas. Ahora, a su muy pesar tendría que hacer un gran viaje por casi toda la península para llegar Roma. Primero dos horas en lancha y ahora una semana entera en movimiento.
¿Cómo pudo a sobrevivir?
Ni él mismo supo cómo…
Pero cuando vio las murallas antiquísimas del Coliseo romano le dieron fuerzas para buscarse un hotel y descansar un par de días antes de ponerse a pensar cómo cumpliría lo que había decidido pues, lo que promete un fairie, debe cumplirlo hasta el final aún si su vida pendiese de eso.
Y en Roma, Natsu Dragoneel, sería la primera vez que él cumpliría un trato para el bien de su familia.
Y la primera vez que Salamander diese sus primeras llamaradas en contra de una inocente en su incendio.
