Antes de leer, es un UA, está escrito en lo que llaman "diálogo telefónico" (que no tiene por qué ser telefónico) Esto significa que cuando aparece guión y puntos suspensivos se supone que alguien habla. Sobre el género, no sabría decirlo. Tiene algo de romance, amistad, familia, drama, pero sobre todo va de las indecisiones que tiene Tai acerca de su vida, su pasado, su futuro y cómo se enfrenta a la madurez, a descubrir lo que importa.
Vive tus emociones...
A mi manera
—...
—No, no es la primera vez que vengo a un sitio de estos.
—...
—No, ningún problema raro. Mis padres me trajeron aquella vez porque los maestros me acusaron de hiperactivo.
—...
—No, esta vez vengo por mi cuenta.
—...
—¿Mi nombre? ¿Mi edad? No creo que nada de eso importe. Sólo quiero comentarle la locura que viví estos días y saber su opinión profesional ¿Puedo empezar?
—...
—Está bien. Todo empezó... la verdad, no podría señalar un principio porque tampoco hay un final, estoy en ello. Tomaré como referencia pues... el día antes de escapar de mi colegio.
Sí, me escapé. Luego le explico. Pues bien, de todas maneras me iban a expulsar, ya ve, suspendí bastantes materias y el Ensa, donde estudiaba –por llamarlo de alguna manera–, es un colegio muy elitista dónde no permiten eso. Miento, sí hay alumnos que suspenden y no expulsan, pero es que yo ni hago el esfuerzo. Mis maestros –por llamarlos de alguna manera–, dicen que soy inteligente pero muy vago. Yo opino que los vagos son ellos que no han querido poner empeño en enseñarme. Yo no soy un vago. Simplemente, no me gusta estudiar.
—...
—Sí, vale, pero otro día mejor ¿eh? Hoy no me interesa mejorar esa actitud.
Pues eso, que me iban a expulsar. Ya me lo habían dicho. En realidad no oficialmente, pero un profesor amigo mío (las dos únicas asignaturas que aprobé me las daba él) me advirtió de que cuando volviera a casa por estas Navidades, mis padres recibirían la notificación de mi expulsión. Estoy harto de decir esa palabra pero no hay sinónimos ¿echamiento? No, suena fatal. Fue todo un detalle por su parte.
—...
—Sí, lo siento. A veces empiezo a hablar y me desvío del tema pero le contaré el asunto que me trae aquí. Primero tengo que aclarar la situación, estoy algo confuso y ni puedo enumerar todos los sucesos que quiero contar. Mil perdones, aunque no sé por qué, usted dijo que le contara lo que quisiera. Y si se aburre pues duérmase un rato, qué más da, si así se va a enterar de la historia pues vale. Eh...vuelvo a retomar la acción.
Me iban a expulsar. Y los muy cabrones de "Nuestro Señor Aguador" (N.S.A.), aunque todos decimos Ensa, me tenían encerrado ahí. Creo que no mencioné que el Ensa es un internado algo pijo. Me cuesta admitirlo, pues yo formo o formaba parte de él.
—...
—No, no me siento ni sentía superior o inferior a ellos y tampoco me interesa mejorar mi autoestima.
Como decía, me obligarían a estar ahí hasta las vacaciones de Navidad, con la evaluación puesta y todo. Me lleno de ira al recordarlo. Como odio Ensa.
—...
—¿En los colegios anteriores al Aguador? Mejor no cuento nada.
—...
—No, no fui un acosador ni un acosado ni nada parecido. Sólo fue otro desastre.
Atento ahora, aparecen mis pintorescos compañeros de cuarto. Somos muy distinto los cuatro y entre esas paredes no se forjó una gran amistad, pero tienen mucho que ver en todo lo que contaré.
Cuando volví de hablar con el profesor, me tiré sobre la cama, mirando al techo. Aunque no me guste decirlo, estaba preocupado por la expulsión, por lo que dirían mis padres, por mi nuevo colegio. No pensé que echaría de menos a las personas que convivían conmigo, ahora les extraño muchísimo.
Para que se haga una idea, las habitaciones del Ensa van de dos en dos y cada dos comparten baño, por el que se comunican. Vamos, que son de cuatro en cuatro, dos en un lado y dos en el otro.
Mi compañero de "lado" entró apresuradamente en el cuarto. Se desvistió y vistió muy rápido, creo que no notó mi presencia, o le daba igual. Fue al baño a peinarse y mirarse en el espejo. Yamato, así se llama, se quiere mucho –físicamente-. Tiene motivos, sale con muchas chicas y hasta mi madre un día que vino de visita dijo que era muy guapo ¡Mi madre! A mí me lo dice, claro, es mi madre, son sus genes, pero ese día me avergonzó bastante que llamara guapo a Yamato, añadió también la perfecta dentadura que tiene.
Yamato se dio cuenta de que le estaba mirando y con sutileza –nótese el sarcasmo- me lo hizo saber.
—Tú que miras ¿te has enamorado de mi o qué? —a veces es muy ingenioso.
—Oh no, sufriría mucho, sé que en tu corazón no hay sitio para nadie más que tú —dije burlón.
Yamato no se rió pero tampoco pareció herirle mi comentario. La verdad, no lo sé, no puedo saberlo. Yamato es una de esas personas que parece que llevan una máscara para ocultar algo que no tiene por qué ser malo. Además, fingir cansa, yo puedo fingir en determinados momentos... pero me sorprende y me da miedo que haya gente que finja siempre. Si ese es su caso, pues no lo entiendo. Verá, como ya he dicho, es uno de esos tipos que parecen de revista, la gente –aunque nunca lo admitan- le acepta rápido por su físico y a veces se gana antipatías por ser serio o borde y, otras veces, conociéndole más a fondo, parece que es todo lo contrario.
Una vez alguien me dijo, o en algún sitio vi, que las personas más duras esconden un corazón sensible y débil. Qué tontería, si de verdad fueran tan frágiles no podrían mostrar tanta dureza y frialdad. O sí, no sé, ponerse en el lugar del otro es difícil a veces.
—...
—No, mi problema no se basa en la falta de empatía. Por favor, intente no interrumpirme.
¿Por dónde iba? Ah sí, por la conversación con Yamato.
—Pues nada, esta noche dormiré con cuidado —me respondió tras enjuagarse la boca, reconozco que tenía su gracia.
Yo sonreí mientras leía una revista, mejor no pregunte cuál.
—Tai —así me llamo yo—, va a hacer frío ¿me dejas tu chaqueta?
—Cógela —él sabía perfectamente dónde estaba—.No me la estires con tus perfectos músculos.
—No te excites. —Vaya, ese día estaba de buen humor—. Sólo la usaré un momento, hasta llegar al coche.
—¿Has quedado con alguna? — La verdad, sabía que la respuesta sería "sí" y ni me importaba si había quedado con alguien o no.
—Sí.
—¿Con quién? —Ni me importaba el nombre, qué más daba, seguramente ni la conocía.
—Se llama Sora —me dijo y supe que estaba equivocado—. La conocí la semana pasada. —Yamato estaba distraído mirándose al espejo. Cómo se gusta.
—Sora...¿Sora Takenouchi? —Recuerdo que salté de la cama, si Yamato no hubiese estado entretenido con su preciada melena me hubiese vacilado un buen rato. Tardó un poco en contestarme.
—Umm... no sé su apellido.
—¿Es pelirroja más tirando a rubia que a morena? —Aunque espero que le vayan más los morenos. Si se ha fijado, yo soy moreno y Yamato es rubio.
—Eh... sí —contestó como si se lo tuviera que pensar— ¿La conoces? —Qué pregunta más tonta.
—Claro. Sora Takenouchi, que recuerdos. Coincidíamos los veranos en la costa. Pasábamos las tardes juntos ¿Está aquí?
—Está en la entrada esperándome. Baja a saludarla.
—Luego quizás
No me pregunte por qué no baje a saludarla, fue una estupidez.
—Es una chica estupenda —le dije, Yamato parecía buscar algo por la habitación—. Nos pasábamos tardes jugando al fútbol o cosas por el estilo. Conmigo siempre estaba alegre aunque cuando la espiaba —qué ¿nunca ha espiado a nadie?— a veces lloraba —a pesar de lo fuerte es—, entonces, hacía mi aparición e inmediatamente se calmaba. Creo que lloraba por cosas de familia. Su padre acababa de marchar de casa o algo así tengo entendido, ella nunca me habló de eso, ni le pregunté.
Tampoco sé por qué le dije esas cosas a Yamato, dudo que me estuviera escuchando y mejor, no creo que a Sora le gustase que me pusiera a contar su vida a lo que quedaría en un rollo de una noche, si es que llegaba a eso.
—Tai, no callarás nunca. —Pues no, cuando me pongo puedo estar hablando horas, se va a poder jubilar conmigo en su consulta.
—No me apetece bajar. —La verdad, me apetecía verla muchísimo, pero me daba rabia que hubiese quedado con Yamato— ¿Le mandarás recuerdos de mi parte?
—Venga sí, adiós.
Estuve pensando en Sora un buen rato, en aquellas tardes de verano.
Podría contar alguna de esas tardes en verano, quizás de las de decir "qué lindo", todas las tardes de esos veranos se parecían un poco. Fueron tiempos muy felices. De todas ellas, me puedo quedar con algunos trozos de conversaciones que manteníamos, algunos gestos, risas o miradas que decían más que mil palabras. Todo eso me hacía pensar que ella gustaba de mí también aunque nunca me dijo nada. Quién sabe, ahora, que soy un poco más viejo, y vuelvo a recordar aquellas cosas pienso que igual sí era así.
Si pudiera ir al pasado me diría a mí mismo, con toda la sabiduría -sí, qué pasa– que tengo ahora que no dudara, que ella también pensaba en mi todas las noches o no, quizás pensaba en el motivo por el que lloraba –que no era yo, no era como para llorar– y lloraba aún más.
Me da mucha pena imaginármela en su cama, abrazada a la almohada o a lo que sea y llorando porque su padre no está con ella y no entiende a su madre.
Esto me lo estoy inventando, Sora nunca me dijo qué mierda pasaba en aquella casa. Sólo sé que el padre no vivía con ellas y que Sora pasaba el mayor tiempo posible fuera de casa, vamos, que no quería estar con su madre. Ni sé si ese es suficiente motivo para que alguien llore día tras día. Supongo que depende de muchas cosas o que había algo más. Vuelvo a recalcar que nunca lloró por mí, eso me pondría malo, más bien, conmigo irradiaba felicidad.
Quizás es más bonito quedarme con el recuerdo de ese primer amor no consumado. Quizás todos debamos tener un amor correspondido en el que ninguno admite nada y se quede en eso, nada, sólo el recuerdo de tus dudas absurdas y momentos únicos que viviría una y otra vez.
Entre Sora y yo no hubo ni un beso accidental ¿Yamato habrá tenido alguno de esos amores? La verdad, mejor no le pregunto.
¿Sabe? Tarde bastante en pensar en Sora de esa manera, hasta creo -si es que las dudas eran absurdas- que lo suyo fue antes.
Bueno, creo que he hablado de Sora lo suficiente como para que sepa a quien me refiero cuando digo su nombre.
—...
Pues no, Sora no aparece directamente en mi historia aunque tiene mucha participación en el todo. Le estoy confundiendo, ya sabrá. El caso es que desde esa conversación -la de Yamato- pienso en Sora mucho. En esas cosas que ya he dicho, no quiero repetirlas otra vez, haber estado atento. Como puede notar, tengo un lado romántico. A mi manera.
