Encuentros
La suave brisa del mar acariciaba sus sonrojadas mejillas. El murmullo de las olas deleitaba sus oídos. Sus brazos descansaban sobre la fuerte baranda del balcón principal de la casa del gobernador de Wellington .La figura de Hermione se sometía al ligero viento marino, soñando con aquel extraño ser que la llamaba en sueños. Hombre del cual nunca alcanzaba a ver su rostro, solo su porte alto y distante. En sus oníricas representaciones, él, aparecía sobre la proa de un barco negro con velasde plata y esmeralda. Estaba navegando hacia ella y su figura se contraponía con la luna que se alzaba en su completo esplendor. Ella estaba de pie en la playa que no era las de Wellington, pero tampoco las de Inglaterra. Y aquel hombre la llamaba una y mil veces. Su voz era un susurro cálido, embriagante y persistente. Por momentos parecía acercarse pero luego se volvía a alejar. Ella estaba pegada al suelo sin poder moverse por lo que en cada sueño clamaba con desesperación y angustia que aquel extraño personaje se presentara. Pero nunca obtenía respuesta hasta que la melodiosa voz se instalaba cerca de su oído y susurraba "Prepárate" y allí despertaba. Noche tras noche lo mismo y hasta ahora ninguna respuesta. Una delicada voz la sacó de sus cavilaciones.
Srta. Hermione, lamento molestarla, la busca el Sr. Gobernador.
Luna le he pedido mil veces que no me diga Srta. Suena muy extraño para mí, solo soy Hermione.
Lo siento, es la costumbre. La mayoría de las mujeres en estas costas suelen preferir que las llamen con respetos. Son damas de mucha autoestima, sobre todo las que provienen desde Inglaterra.
No te disculpes y lamento que mis compatriotas le hayan dado esa imagen nuestra.
La muchacha con la que Hermione mantenía esta gentil conversación era Luna Lovegood, hija del conde Lovegood y próxima heredera de toda su fortuna. Su cabello perfectamente lacio caía sobre sus hombros solo sostenidos por una pequeña cintilla morada que ceñía su cabeza. Su vestido también morado bailaba al compás del aire marino. Sus ojos azules miraba hacia el vasto horizonte, tan lejano e inalcanzable con nostalgia. Hermione la miró con pena. Según se había enterado, Luba, amaba los largos viajes que travesaban el Atlántico, pero en uno de ellos algo horrible sucedió pues al llegar a Wellington jamás quiso volver a pisar un barco. Además había adquirido una inusual atracción por criaturas mágicas de dudosa existencia, costumbre muy alimentada por su padre y que había desembocado en que se convirtiera en el objeto de varias bromas y que la llamaran "Lunática Lovegood". Aunque realmente esto no parecía importarle.
¿Decía que me llamaban?
Ya lo había olvidado. Él la espera en su escritorio.
Entonces con su permiso, me retiro. Ah, una última cosa. ¿No cree que podríamos tutearnos? Yo sinceramente ya te considero una cercana amiga. Piénsalo.
Hemione entró por la gran puerta hacia el interior de la mansión. Su cabello castaño peinado en un complejo recogido se perdió junto con su figura. Caminaba veloz en busca de su progenitor esperando le trajera buenas noticias de su familia en Inglaterra. Buscó la puerta que pertenecía al despacho del poderoso gobernador y, cuando dio con ella, tocó ligeramente. Tras la invitación a pasar, giró el picaporte y se aventuró en el interior. Un hombre maduro vestido de perla y marfil, se hallaba sentado tras un escritorio de madera de roble. Su cabello canoso, estaba elegantemente peinado hacia atrás. Parecía cansado y la docena de decretos y papeles a su alrededor lo confirmaban.
Padre, ¿me mandabas a llamar?
Hija, que bueno que llegas. Toma esto llegó para mi ayer. Pero se refiere a ti, así que consideró que deberías leerlo.
Si, en seguida
Los ojos almendra de Hermione se movía veloces por sobre la diminuta letra de la carta. Poco a poco su alegre expresión se fue trasformando a una de horror y pánico. Temblorosa dejó el misterioso papel y encaró los ojos de su padre, castaños como los suyos.
¿No lo harías verdad?
Es tu decisión en última instancia. Pero déjame decirte que me preocupa el hecho de que no pienses en contraer matrimonio próximamente. El capitán Krum es un buen pretendiente, he oído que pronto lo ascenderán a comodoro. Replantéatelo. Pero insisto, considera la petición, sobre todo teniendo que es un sangre pura que no sostiene ideas elitistas, así no tendrías problemas y te encontrarías segura. Debería estar conciente de la situación actual con los magos respecto a tu origen.
Creo estar lo suficientemente conciente de que, a pesar que es un excelente partido, no amo a ese hombre y por lo tanto no deseo unirme a él en matrimonio.
¿Acaso tienes a alguien más en mente?
No, aún no.
Entonces contestaré su carta expresándole que la respuesta es solo tuya, pero tiene todo mi permiso para cortejarte.
Como gustes.
Hermione ya eres una mujer, estás en edad de casarte, la mayoría a tu edad ya están casadas o por lo menos en vías de comprometerse.
Si ellas están seguras de lo que hacen pues bien por ellas. Ahora me retiro.
Adelante.
Salió en completo silencio de la habitación con el ceño fruncido pero la frente en alto. Estaba enfadad y lo demostraría. ¿Por qué debía casarse? ¿Por qué con alguien a quien no amaba? Era cierto, varias veces pensó en contraer matrimonio, enamorarse y toda esa clase de cosas románticas, pero aún era joven quería disfrutar de su libertad. Algunas de sus amigas ya estaban casadas, eran felices, pero Hermione no era como ellas. Ella odiaba el sedentarismo y quedarse en casa mientras su esposo se embarcaba en aventuras, no era su plan de vida. Estaba para más lo sabía, necesitaba el sabor de la emoción y adrenalina de estar en un peligro extremo, la infinita satisfacción de que se superó por habilidad personal y buena suerte, quería ver el mundo, pero no la cara aburrida de los museos y bailes de salones, sino aquel lado salvaje que tanto se esforzaban en suprimir algunos. Todo eso lo había leído y releído hasta el cansancio. Era tiempo de comprobar todo lo que decían esos libros. Tal vez después de eso podría darse el lujo de sentar cabeza realmente... o tal vez no y solo viviría enamorada eternamente de la aventura.
Nuestra protagonista se dirigió a su recámara, allí, el silencio de su privacidad no intentara decidir sobre ella. Cerró la puerta tras de sí y con un hechizo la trabó. Poco a poco fue desarmando su complicado peinado. Se deshizo de su vestido verde esmeralda y dio paso a un largo camisón blanco. Guardó las joyas en su alhajero a excepción de un gran medallón escarlata que se posaba sobre su pecho. Se acerco con paso lento hacia el balcón. Miró al horizonte, el mar ahora negro que no se distinguía del cielo de no ser por la imponente luna llena que se alzaba hermosa a lo lejos. Hermione miró con dulzura. La brisa marina correspondió sus sentimientos embriagándola con el olor del océano. A lo lejos un pequeño destello plateado brillo, momentáneamente, con más intensidad. Sin notarlo siquiera cerró las ventanas, corrió las pesadas cortinas de terciopelo salmón con un movimiento de su varita y se recostó sobre su cama a dormir hasta que todo pasara si era posible.
*****
Dos semanas pasaron del incidente de la carta. Había tenido que aceptar y disimular de muy mala manera los halagos y coqueteos del Capitán Krum. Para colmo de todo ese día lo ascendían a comodoro. Su padre le compró un nuevo vestido color azul marino, según dijo era la moda en París. ¡Que poco le importaban esas banalidades! Se sentó en el borde de su cama y suspiró cansinamente. Como desearía volver a Inglaterra en esos momentos. Sí, había sido ella la que había insistido a su padre que le permitiese acompañarlo, pero jamás se imaginó que intentaría casarla ahora que su madre no estaba para frenarlo. Víctor no era un mal hombre, pero ¡Dios! era tan tosco y aburrido y ella había aprendido tanto a no seguir las reglas y buscar nuevas aventuras. Seguía siendo una gran amante del orden y la disciplina, pero no podía negar la emoción que sentía al romper con reglamentos y protocolos. Culpó internamente a Ronald y el resto de los Weasley. Ellos eran una familia de origen sencillo y mágico, pero cuado descubrió sus poderes Molly, la matriarca, no dudó en enseñarle todo lo que sabía y rápidamente trabó amistad con todo sus hijos. En especial con Ron y Ginny, los menores. Con ellos había compartido grandes aventuras infantiles y los reproches posteriores a estas. Pero todos ellos quedaron en su querida y lejana Inglaterra. Un ligero golpe en la puerta interrumpió sus ya comunes quejas mentales.
Pase.
Hermione, ¿Cómo amaneciste hoy?
Luna, me alegra que por fin me trates de tu. He despertado muy bien gracias por preguntar. Supongo que el ascenso del Capitán Krum te trae por aquí.
No solo eso. Me he encontrado a una vieja amiga por el camino. Creo que te agradará saber de quien hablo. Pasa
Una muchacha de ojos castaños y lacia cabellera roja asomó por la puerta. Vestía un imponente vestido escarlata. Una perlada sonrisa iluminaba su perfecto rostro salpicado por simpáticas pecas. Su mirada, vivaz e hiperquinética, se posó en la pequeña figura de la castaña con falsa inocencia.
Abre las ventanas de esta habitación, tu enmarañado cabello ocupa mucho espacio y no se puede respirar bien
Ginebra Weasley, no puedo creer siquiera que hallas abandonado a tu hermano y su parturienta esposa en París y estés aquí.
Pues me llegó de muy buena fuente que mí querida compañera está próxima a comprometerse.
Luna ¿Es eso cierto? No me has contado nada. Digo, por que si yo no soy debes ser tú entonces.
No se por que suponía esto. ¿Cuándo será el día que mi amiga deje de lado sus fantasías infantiles y madure?
Llámalas como quieras pero bien sabes que aún no estoy lista para eso.
Eso lo decidiré yo. Hermione Granger quiero conocer a tu pretendiente para darle mi aprobación y unirme a tu padre o ayudarte a deshacerte de él. Está dicho.- dijo la pelirroja entre estruendosas risas que no tardaron en contagiar a las demás. Así era Ginny tan espontánea pero con un severo problema de dominio de sí. Varias veces había tenido que interceder por ella en Inglaterra para que no se metiera en grandes problemas al reaccionar a su favor cuando la llamaban "impura" o "sangre sucia". Pero parecía que aquella estadía en Francia con su cuñada le había servido de gran ayuda para controlarse. Pero para Hermione que la conocía más a fondo sabía que esa era la máscara para poder sobrevivir a las falsedades de Paris. En realidad su amiga era de lo más bondadosa y alegre que podía existir, siempre sobreponiéndose a os golpes que la vida le había dado y saliendo adelante sin dejar a nadie atrás.
Si creo conocerte como te conozco- añadió luego de calmar las risas- lo aceptarás o tal vez intentes conquistarlo. De cualquier manera no me importa. Por cierto no sabía que conocías a Luna.
Fuimos a estudiar juntas al instituto. Pero luego Ginny viajó a París para completar sus estudios allí y ayudar a su hermano a instalarse tras su flamante boda.
Volví un par de veces pero su padre y ella se habían nos mudado a Wellington.
Ya veo. ¿Y el resto de tu familia?
Papá esta trabajando y mamá se quedó a ayudarlo, Bill esta soportando el ultimo mes de la histeria de Fleur, Charlie sigue en Rumania, Percy esta trabajando para el ejército mágico de Inglaterra, no sabes lo bien que le va, hasta se volvió mas aburrido. Y Ron, Fred y George están abajo esperando para saludarte. Hubieran entrado pero no es correcto que se paseen por el cuarto de una dama a estas horas de la mañana, imagínate lo que dirían.
¿Están abajo? ¿Por qué no empezaste por ahí? Debo darme prisa para saludarlos. Luna pásame esa caja por favor.
¿Qué es lo que hay dentro?- pregunto curiosa la rubia a la vez que le alcanzaba el objeto
Un vestido… de Paris. Supongo que debe prepararme para la celebración. Me ayudan tengo entendido que la moda no es fácil de utilizar.
Déjamelo a mi después de tanto tiempo en París no hay vestido que se me resista.
Minutos después…
¿Segura que va tan ajustado?
¿Quién es la experta aquí?
Es que no respiro.
Por que estás gorda.
¡Claro que no! Es el aire que no llega a mis pulmones.
No exageres te ves preciosas y ese horrible medallón que siempre llevas por primera vez se te ve hermoso. ¿Verdad Luna?
Si, te ves muy bonita Hermione. De seguro el capitán Krum quedará impresionado.
Entonces déjamelo que me lo quito.
NO de ninguna manera, te lo dejas puesto. Victor Krum no es el único hombre en este puerto y tal vez esté también el amor de tu vida escondido por ahí. Por eso una siempre debe estar hermosa, así yo lo conocí…- se detuvo un instante dándose cuenta de su error
¿Como es eso? ¿A quién conociste Ginny?
Este, bien, quería que sea sorpresa. Estoy por comprometerme y haré la fiesta en unos meses en París y venía a traerles las invitaciones a la fiesta de compromiso.
Felicidades Ginny, ¿quién es el afortunado?
Luna ¿Recuerdas a Blaise Zabini? El chico frío y misterioso de la escuela. Bueno me lo reencontré en París estaba estudiando para ser auror y bueno nos enamoramos y hace un mes me pidió para comprometernos. ¿No es magnífico?
¡Es maravillose, felicitaciones Ginny!- exclamó emocionada Lovegood
El sueño de toda mujer casarse con el hombre que ama.- dijo Hermione con amargura.
No seas pesimista. Aún no estás ni comprometida con él.
Es solo cuestión de tiempo.
Te lo repito, tal vez hoy conozcas al amor de tu vida, te enamores perdidamente y en un par de meses estén caminando juntos hacia el altar.- replicó la pelirroja emocionada con la idea.
Claro, Ginny, como si él estuviera desembarcando en este momento en Wellington.
En la cubierta de un barco, un grupo de pescadores luchaba por arrastrar la gigante red de peces hacia el puerto para poder venderlos. El que parecía el capitán daba continuas órdenes. Luego de un buen rato lograron descargar toda la mercadería dejando el barco completamente desierto, mientras ellos vendían los pescados en el mercado del puerto. En un bote de auxilio sobre la cubierta, uno de los bultos comenzó a mover extrañamente. Una mano salió destapando una vieja manta para descubrir al cuerpo de un joven de rubia melena y filosa mirada. Se paró ágilmente y bajó del pesquero sin ser visto por nadie. Caminó mezclándose entre los distraídos civiles y pasó a lado de los pescadores que ni imaginaban que aquel joven de actitud desafiante y soberbia había viajado con ellos como polizón. Miró la ciudad, era bonita y animada, aunque se notaba particularmente movida esa mañana. Elevó la vista hacia un acantilado y pudo contemplar como se alzaba una enorme mansión, que bien supuso era del gobernador. Se acercaría cuidadosamente hasta allí y tal vez así conseguiría información. Atravesó las populosas calles de Wellington en sentido al hogar de la máxima autoridad hasta que empezó a notar la elevada cantidad de soldados que había a los alrededores. Fijó nuevamente sus grises ojos en la casa y esta vez notó los muchos hombres y mujeres vestidos elegantemente que conversaban en el jardín. El muchacho respiró resignado. Esa fiesta pospondría sus planes un día más. Emprendió camino de regreso a la costa y se movió entre los muelles evitando a los guardias y mirando hacia el profundo mar.
******
Hermione caminaba por los largos pasillos en dirección al parque lugar de la fiesta. Estaba de mal humor, seguramente tendría que soportar los halagos de todos los jóvenes y las miradas indiscretas intentando ver más allá de su casto escote. El ahora comodoro Krum no sería la excepción. Además el fabuloso vestido traído de París le estaba quitando el aire, pero su padre deseaba verla con el puesto y no podía negarse. Además allí estaría Ronald… y sus hermanos Fred y George. Se encontró con el sonido de unos pasos en el otro extremo del pasillo. Su mirada jade chocó con la verde de Harry, el herrero del pueblo. El muchacho tenía el cabello negro y desprolijo, el cuerpo delgado pero lo suficientemente fornido para su labor. Era bajo y sus ojos estaban enmarcados por unos lentes.
- Srta. Granger, buenas tardes.
Harry no es necesario que me llames así, sabes que bien puedes hacerlo por mi nombre.
De acuerdo Hermione… Te ves muy bonita hoy.
Gracias, la verdad es que este vestido me está matando, pero parece que vale la pena. ¿Vienes a la fiesta también? Por favor quiero presentarte a mi amigos de Inglaterra están aquí.
No solo vine a dejar este regalo que le encargó tu padre a Durley.- El joven le acercó un funda de plata a la castaña. Ella desenvainó el contenido dejando a la vista una delicada espada de finos grabados y brillante metal.
¡Harry esto es hermoso! No sabía que tenías este talento para la herrería.
Pero yo no la forjé
Si claro, conozco a tu primo, para lo único que es bueno es para sentar su gordo trasero ante una mesa y devorar todo lo que hay cobre ella. - El moreno se rió con ganas
Me has descubierto. Si, Durley no hizo nada, aunque quisiera no hubiera podido, estaba ebrio, así que tomé el encargo yo. Pero no lo cuentes, desde que mis padres murieron el es lo único que me queda, por malo que sea. Y mis tíos ya no me tratan tan mal.
Bien, entonces será nuestro secreto.- contestó la joven guiñándole un ojo. – Por cierto mi amiga Ginny esta en la ciudad. Llegó ayer, y tal vez te interese conocerla. Se está convirtiendo en una mujer muy hermosa y es probable que ya tenga varias propuestas de matrimonio- prefirió ocultar la verdad.
Creo que no es un lugar en el que me sienta cómodo.
Uno pasos se escucharon en el pasillo desde el lugar donde Ron ingresó. La figura del gobernador apareció sonriente.
Jovencito ¿vienes de parte de tu primo? ¿Hizo lo que les pedí? Que milagro, hoy posiblemente llueva
Pide disculpas por el retraso, ya lo conoce, pero aquí está lo que pidió. –Tomó la espada y se la entregó al Sr. Granger.
Papá ¿verdad que es hermosa? Ha hecho un trabajo estupendo. Deberías haberlo invitado y a Harry también. Aunque ya que él ya está aquí podría quedarse.
¿Que? No Hermione, olvídalo, yo no me llevo bien con esta clase de eventos. Demasiada etiqueta y cosas finas. Mis manos son torpes. No soy como el resto de mi familia, ellos aman las fiestas y saben como comportarse. Además me espera mucho trabajo en la herrería. Será para otro día o tal vez nunca.- El padre de Hermione rió fuerte. El moreno había perdido todos los colores de su rostro y había comenzado a hablar muy rápido. Mientras su hija le ponía una expresión de reproche. Esos dos siempre hacía lo mismo, desde que se conocieron hacía 5 años. Había sido el mayor apoyo de su hija en estas difíciles costas y quizás no era tan mala idea intentar juntarlos como su difunta esposa se le ocurrió una vez. Él era un muchacho trabajador y honesto, y a su hija parecía agradarle cada segundo compartido con él. Hasta se atrevía a suponer que era él la causa de no querer aceptar el compromiso con Victor. Pero no, tenía que desgraciadamente mantener las apariencias y comprometerla con el nuevo comodoro a como dé lugar, esa era la única forma de asegurar la seguridad de su hija. Cuán equivocado estaba en ese momento el gobernador en ese momento. Su pequeña no sentía seguridad con el comodoro Krum, ni profundo y sincero amor por Harry.
Ya Hermione, deja al pobre chico si no quiere no puedes obligarlo. Ven, en la fiesta todos preguntan por ti.
Si en un segundo te alcanzo
El hombre se retiró y los volvió a dejar solos. Harry la miró, se despidió y se alejó de ella con la mano extendida en señal de saludo. Hermione suspiró y caminó en sentido al patio recordando lo sofocante que era el vestido. Salió de la mansión y por lo menos allí corría más aire. No tardó en encontrarse con Luna y Ginny. La primera vestía un elegante vestido rojo con detalles dorados, mientras que la primera era envuelta por las finísimas telas de un vestido aguamarina. Lucían risueñas seguro Ginny estaba hablando de su compromiso.
¿Dónde estabas? Te buscamos por todas partes. Nadie paraba de preguntar por ti.
Ya estoy aquí, me entretuve por el camino.- Cementó mirando la figura morena que avanzaba colina abajo hacia el puerto. Ginny afinó la vista en esa dirección pero no reconoció al extraño
¿Quién es él?
Harry Potter, el único amigo que tengo aquí en Wellington, además de ti Luna por supuesto. Tal ve mañana te lo presente. Es demasiado tímido para las fiestas.
Tranquila preciosa no sucederá lo mismo con nosotros.- añadió una voz masculina.
Nacimos para esto- completó otra de similar timbre.
¡Fred, George! ¡No es de buena educación entrometerse en conversaciones ajenas! reclamó Ginny
¿La oíste George? Cada día esta más parecida a nuestra "entrañable" cuñada.
Ya dejen tanto griterío. ¿Qué tal estás Hermione? Ha pasado mucho tiempo.- una cuarta voz intervino en la conversación. Era Ronald, un joven alto de cabellera pelirroja y ojos azul eléctrico. Como todos los Weasley su rostro era adornado por muchas pecas. Su cuerpo era alto y largo y su andar torpe, lo que daba una imagen sumamente cómica. Hermione no puedo evitar sonreír al ver que no había perdido ese detalle desde su infancia.
Es un gusto verlo. En verdad no saben lo que los extrañé. Aquí en Wellington, la verdad es que no tengo muchos amigos.
No te preocupes, con amigos como nosotros no necesitas a nadie más. Ni siquiera a ese prometido tuyo, nosotros podemos proporcionarte el candidato perfecto, ¿verdad Ronnie?
¡Fred! exclamó el mencionado enrojeciendo hasta las orejas, al par de Hermione que miraba a hacia otro lado ocultando sus enardecidas mejillas.
¡Bueno ya basta!- intervino la menos de los Weasley.- Ustedes vayan a hacer uso de sus supuestos dones de galanes en la pista de baile, nosotras tenemos que conversar.
Vinimos aquí para ver a Hermione también, queremos pasar tiempo con ella. ¿por que no podemos conversar también nosotros?- repuso George.
Porque trataremos temas de chicas.
Chicos esa en nuestra señal de salida.- dijo Fred inmediatamente espantado.
Hasta luego damas. Por cierto, Luna, Herms, me prometieron un baile.- se despidió su George
Y a mí también.- añadió su gemelo, y se fueron dejando a Ron mirando confuso.
¿Ron? Vete tu también, Luna y Hermy te prometen bailar contigo. Ahora adiós.- respondió Ginny malhumorada y alejándolo a empujones
Oye puedo moverme solo.
¡Entonces hazlo y vete ya!- el pelirrojo se alejo con su particular andar malhumorado. Ginny volteó a sus amigas y encarando a la mayor de ellas dijo- ¿Con qué esas te traes? No nos querías contar lo de mi hermano ¿eh?- Hermione se sonrojó y exclamó:
No empieces a armar tus fabulosas historias amorosas. Entre el y yo no hay nada por lo menos de mi parte.
Pero te sonrojaste- dijo Luna con su habitual inocencia
Eso no quiere decir nada. Ron siempre fue un gran amigo desde que nos conocimos en Inglaterra, nada cambio desde entonces. Me sonrojo por que conozco lo que pasa por tu cabeza Ginny, y me da pena hasta pensarlo.
Hay Herms y yo que pensé que por fin te habías enamorado y pronto serías mi nueva cuñada.- comentó suspirando.
Ya lo ves que tendrás que esperar, si es que no muero ahoga por este vestido. Acompáñenme hasta la baranda.
Las tres jóvenes se encaminaron a una baranda de piedra que rodeaba al acantilado y a la mansión separándolo vacío y mas abajo del mar. Era bajita casi de la altura de un banco de jardín ideal para sentarse a recobrar el aire. Se sentaron en ella y Sakura comenzó a abanicarse. De repente entre los invitados apareció la figura de Victor. La castaña tragó aire y miró hacia otro lado disimuladamente. El hombre se acerco con paso tosco. Era de estatura alta, contextura robusta, su miraba denotaba seguridad y un deje de hipocresía, de seguro consecuencia del trato con personas de la alta sociedad o con rangos muy poderosos. Su piel blanca contrastaba con el azabache de sus ojos. Su cabello, que según tenían entendido era negro, se escondía bajo los peluquines blancos, siguiendo la moda actual. Vestía un uniforme azul noche con botones de oro. Se acercó hasta donde estaban las chicas saludó a Luna con gesto educado, a Ginny la miró por un momento tratando de identificarla para luego saludar también y por último ante Hermione se arrodilló y besó su mano. Luego de unos segundos comentó:
Pensé que no vendrrrías.
Un encuentro en el camino, nada relevante.- dijo Hermione restándole importancia.
Me alegrrra que hayas venido, estoy muy dichoso de compartirrr este momento contigo.
Me halaga su comentario pero mi presencia aquí es totalmente prescindible, es usted el homenajeado. Por cierto felicitaciones.
Parrra mi es imprrrescindible que estés aquí.- retomó sus palabras, la castaña desvió la vista notablemente incomoda. Ginny acudió en su auxilio.
Comodoro, lamento interrumpirlo, pero creo que no hemos sido presentados formalmente, y tal como lo indica el protocolo deberíamos hacerlo. Mi nombre es Ginevra Weasley, hija de Arthur Weasley, actualmente resido en París pero he venido una temporada aquí para visitar a mis queridas amigas y comentar de mi compromiso.
Lamento mi falta de educación sabrá comprender mis motivos. Como ya debe estar enterada soy el nuevo Comodoro Victor Krum, un simple marino búlgaro que ha tenido la suerte de ser bueno en su oficio y hacer las amistades correctas. La felicito por su futuro compromiso, se puede saber quién es el afortunado.
Zabini, Blaise Zabini. Tal vez halla oído hablar de él.
La pelirroja continuó platicando con el comodoro sin parar, cuando él quería desviar la conversación hacia Hermione ella hábilmente cambiaba de tema. Entendía el sentimiento de su amiga, varias veces se vio en la misma situación pero por suerte pudo salir airosa y pronto estaría casada con el amor de su vida. Por ello se concentraría en que su querida sabelotodo tuviera la misma suerte. Además ese sujeto, aunque no parecía malo, no le agradaba.
*****
Se había adentrado hasta caminar la pequeña costa que comunicaba con el sector del puerto donde anclaban los barcos militares. Miró al azar un barco imponente, enorme, de seguro un galeón. Ese no sería una mala opción pero no podía manejarlo solo. Necesitaría algo más pequeño para llegar a Tortuga. Tan concentrado estaba que no notó la ronda de marinos que hacía la guardia en aquella zona. Por el contrario los guardias lo vieron a él.
Eh! ¡Tú! No puedes pasearte por esta zona es propiedad de la marina.
Lo siento caballeros soy nuevo en la ciudad, me extravié nada más. En este mismo momento me regreso.- se dio media vuelta para irse pero no dio dos pasos cuando uno de los hombres gritó:
Un momento por tu ropas o eres un borracho de mala muerte o un pirata lo cual no es mucho mejor. Estas son tierras honradas y no queremos nada de eso. ¡Identifícate!
Caballeros no hay por que alterarse. Soy el Capitán Draco Malfoy, hombre de mar como ustedes.
¿El de la leyenda?
*****
Hermione ya estaba mareada Ginny hablaba mucho y muy rápido, sin embargo Victor parecía poder seguirle sin problema. Miró a Luna cansinamente, se sentía mal, le costaba respirar y el insoportable calor del mediodía no la ayudaba. Lovegood le dio su apoyo con una sonrisa y deletreó con sus labios lo que pareció "pronto terminará". Y esperaba fuera pronto, por que ahora era muy enserio no estaba respirando y su vista se nublaba.
*****
¿De qué leyenda hablas?- preguntó atónito Draco.
Eres tú no hay duda. El pirata mas joven que ha existido y llegó al rango de capitán pero tu tripulación se te amotinó y te abandonó en una isla. Por lo que parece tiene que ver con algunos asuntos que trató tu padre Lucius Malfoy, con algunos enfermos amantes de la pureza de sangre.
Sabes demasiado para mi gusto.- El otro hombre que hasta el momento permaneció callado interrumpió la conversación
Entonces si es un pirata, por lo tanto Malfoy quedas arrestado hasta que comprobemos tu historia.
¡Capitán! Es capitán Malfoy y que no se te olvide.- respondió exaltado
Poco interesa …- pero fue interrumpido por un sonoro grito seguido de un cuerpo femenino que caía inconciente al agua. Entre los tres se miraron y luego hacia arriba. Una multitud de personas se amontonaba sobre la baranda mirando hacia abajo. Draco reaccionó rápidamente, les tendió algunas de sus pertenencias y se sumergió ágilmente en el agitado mar. Nadó hasta donde había caído la joven y luego hacia abajo. Dio con ella tras unos segundos. La tomó de la cintura. Al hacer contacto con ella, el medallón que colgaba de su cuello brilló produciendo una pequeña vibración que no notó. Avanzó hasta la superficie y la llevó hasta la orilla. Trató de hacerla reaccionar pero no podía el aire no llegaba a sus pulmones. Siguió tratando hasta que notó la fuerte presión que hacían las ropas de la joven en su pecho. Tomó un pequeño cuchillo giró su cuerpo y por su espalda cortó el vestido lo suficiente para liberar el torso de la joven. Segundos después esta abrió los ojos de golpe, tosiendo como si el aire que por fin había recuperado se le volviera a escapar. Confundida miró al hombre que tenía al lado y él adivinando sus pensamientos relató:
Caíste por el acantilado y yo te saque del agua. Sabes esas tontas modas de mujeres son peligrosas. Deberías usar más tu cabeza.- Hermione no salía de su asombro, todavía no cabía en cuente de que aquel sujeto que la salvó ahora la esté insultando.
¿Disculpa?
Tu vestido, era demasiado ajustado, ¿no notaste por casualidad que se te hacía difícil respirar?- ahora más orientada la joven fijo la vista en su interlocutor. Era alto, de ojos grises y profundos como la plata, de espalda ancha y piel pálida ligeramente teñida por el sol. Vestía una camisa blanca ahora toda empapada y su cabello rubio goteaba sin cesar. Observó sus manos tendidas en la arena y pudo contemplar un anillo con un M grabada en plata sobre un fondo de esmeraldas. Lo reconoció al instante símbolo de la familia Malfoy, prestigiosa familia mágica empañada de ideas elitistas y en contra de los magos con su origen. Sus últimos sucesores Lucius y Draco, habían desaparecido misteriosamente cuando la reina tomó represalias contra ese tipo de personas. Según se sabía el menor se había dedicado a la piratería para garantizar la seguridad de su madre y que su padre no fuera ejecutado.
E… eres un…. un pirata.- Malfoy la miró extrañado y se preguntó cómo se podía dar cuenta de ello. Contempló a la joven, delgada, de piel blanca, su cuerpo parecía bastante atlético. Su cabello castaño caía en desechos bucles sobre sus hombros desnudos. Sus ojos castaños lo miraban con una extraña mezcla de terror, curiosidad, emoción y confusión. Al ver que él no contestaba continúo.- Tu anillo eres un Malfoy, pero había oído el último había desaparecido desde el motín de su tripulación luego de que se dedicara a la piratería.
En este maldito lugar todos saben demasiado. ¿Cómo demonios sabes de nosotros?
Viví en Inglaterra, leí muchos libros.- contestó ella, él la miró incrédulo.- Y tal vez algún que otro informe secreto de la marina que le llega a mi padre.- El joven seguía escudriñándola con la mirada hasta que notó que sus finos dedos jugaban con el medallón escarlata. Su expresión se endureció y Hermione mirando la dirección de sus ojos se sonrojó y exclamó con enfado mientras se cubría el pecho con ambas manos: - ¡Descarado! Mirar a una dama de esa manera.- Hermione le respondió fastidiado
Ni que tuvieras mucho que mostrar. He visto mujeres mucho más hermosas créeme no me interesaría en ti. Ahora dime, ¿dónde conseguiste esa joya?
Primero me acosa, luego me insulta y ahora pretende que le conteste, hm! Qué…- pero sus palabras fueron interrumpidas por brusco movimiento de Draco, que la sujetó por los brazos agitándola rudamente.
No estoy para tonterías ¿de dónde la sacaste?- exclamó fuera de sí. Hermione sintió miedo pero le respondió
Me lo regalaron
¿Quién?
Un amigo
No me importa su relación, ¿cómo se llama?
Potter, Harry Potter. ¿Para que quieres su nombre?
Dame el medallón.
¡¿Qué?! Olvídalo desde que me lo dieron jamás me separé de él y hoy no será la excepción
No te pregunté si querías. ¡Dámelo!
Nunca, primero muerta.
¡Niña tonta si no me lo das tu hogar será destruido!
¿De qué estas hablando?
Pero la discusión se vio interrumpida por las voces que venían del otro lado de la playa. Al poco tiempo la figura del comodoro Victor, los dos guardias, el Sr. Granger, Luna, las Weasley, hasta Harry que se enteró por el camino, y algunos curiosos más se acercaron hasta ellos. Draco miró a Hermione con el ceño fruncido y dijo por lo bajo:
Si no me lo entregas a mí, no se lo entregues a nadie y no digas nada.
Si te logro sacar de esta me explicarás todo esta noche aquí mismo.
De acuerdo.
¡Hermione! ¿Te encuentras bien? ¿Pero qué fue lo que te pasó?- lo gritos de Ginny irrumpieron la playa
Tranquila, ya estoy bien fue un susto nada más. Afortunadamente este caballero estaba ahí para salvarme. Padre deberías agradecerle tan gentil y heroico acto de salvar a tu hija.
Gobernador,- dijo uno de los guardias- este hombre es un pirata, lo encontramos husmeando por los puertos y estábamos a punto de arrestarlo hasta que la señorita calló. Aquí están las pertenencias que nos dejó antes de saltar.
En esa caso la ley es muy clarrra,- intervino Victor- debemos aprrresarlo.
¡No!- exclamó Hermione. Debía saber lo que él tenía que decir sobre su medallón- Papá eso no es justo, el me salvó la vida. Lo mínimo que podemos hacer por él es perdonársela.
Hermione, la ley muy estricta. Me temo que el Sr. Krum tiene razón, si es un pirata no puede quedar impune.- La mirada castaña de la joven ardió y arremetió contra la ónice de Victor.
Dice amarme con locura pero no es capaz de perdonar al hombre que te dio la oportunidad de seguir viéndome. Quiere conquistarme pero no puede consentirme en algo tan pequeño ¿Quién se enterará que dejaste ir a un pobre pirata que ni barco tiene?
Herrrmione, lamento no poder cumplirrr tus caprrrichos infantiles, perrro no veo rrrazón para hacerrrlo. ¿Acaso tu sí? Además que podrrría moverrrte a defenderrr la vida de este desgrrraciado… hombrrre. Tal vez te tenga amenazada o te golpeaste la cabeza al caerrr y aún estés confundida.
No me falte el respeto dudando de mi palabra. Debería ser yo la que dude de usted, ¿por qué querría matarlo? ¿le importa más su brillante carrera que la vida de este hombre? ¿le darán una bonificación extra por matarlo? Pues si es as, déjeme decirle que yo no me casaré con un hombre de esa clase
Suficiente Hermione.- dijo su padre con tono autoritario.- Por favor lleven a mi hija a su cuarto y asegúrense de que se ponga ropa seca. Yo me quedaré aquí con Krum y el caballero a ver que hacemos con él.
Ron se quitó su abrigo y se lo pasó a la hija del gobernador. Con una mano en su espalda intentó guiarla colina arriba. Pero ella le hizo señas al herrero para que esperara. Se acercó al pirata y de sus finos y largos dedos retiró un anillo de plata. Lo miró a los ojos y le dijo:
Acéptelo, es lo único que tengo para ofrecerle como muestra de miagradecimiento. No tiene mucho valor, mas allá del que yo puedo darle sentimentalmente. Por eso le pido que lo tome como muestra que yo sí estoy agradecida por que salvara mi vida.
Luego de eso se retiró caminando con el mentón en alto. Ron la siguió de cerca sonriendo imperceptiblemente. Las otras dos mujeres iban detrás de ellos y mas atrás Harry con lo gemelos. Hermione tomó con fuerza su medallón. Permaneció callada hasta llegar a su habitación. Allí explotó. Se coloco detrás de un biombo y comenzó a desvestirse a la par que exclamaba:
¿Cómo siquiera se atreve a decirme caprichosa? ¿Así planea conquistarme? Que alguien le explique por favor cómo se debe coquetear a una mujer. Y después desacreditarme de esa manera. Es insultante.
Herms.- llamó Ron con firmeza
Es un insensible, cruel y despiadado, ni siquiera sé por qué pretende que me case con él. De seguro me quiere como simple trofeo de guerra para presumirme en las reuniones de la sociedad, aunque suene a vanagloria de mi parte.
Herms.- llamó Ginny con reproche
De verdad para que otra cosa podría servirle. Se me olvidaba servirle de fábrica de herederos y algún que otro desestresante por las noches
¡Herms!- llamó Harry alarmado
¡¿QUÉ?!- gritó totalmente fuera de sí
Hermione.- llamó Luna con suavidad.- No deberías ponerte así.
¿Por qué? Dame solo una razón
Luna tiene razón. Pareces todo menos una dama comportándote de esa manera.
Me importa un comino ser una dama en este momento.- Se asomó con su pecho desnudo oculto por el biombo. Ron y Harry se sonrojaron pero como buenos caballeros dominaron sus instintos apartando sus miradas de la joven.
Mi hermano y tu amigo siguen aquí ¡Ten decencia!
Lo siento.
No, está bien. Pero Hermy,- dijo Ron tratando vanamente de bajar los colores de su rostro,- ten compasión del comodoro, imagina la situación en la que te encontró, cualquier hombre reaccionaría así con la mujer que pretende.
¿Qué situación? ¿De que demonios estás hablando?
¡Hemione!- reprochó Ginny. –Deja maldecir
Tu serías la primera en hacerlo- respondó a la vez que rodaba los ojos
A lo que me refería era que estabas con la… espalda desnuda y las manos sobre tu… pecho mientras ese hombre te tomaba por los brazos, sus rostros estaban muy cerca y se susurraban cosas mutuamente mientras llegábamos.
¿Enserio eso se vio así? Estábamos discutiendo realmente, estaba insultándome y yo obviamente le respondí.- mintió relativamente la joven
Herms.- Luna volvió a clamar por atención.- Se que debía habértelo contado antes pero yo… escuché una conversación de tu padre con el comodoro. Estaban hablando sobre ti y yo me detuve a escuchar.
Luna no me asustes, ¿qué fue lo que escuchaste?
Ellos estaban diciendo cosas sobre una importante misión del comodoro. Una que llevaría mucho tiempo. Él quería desposarse antes de partir. Tu padre le respondió que si para ese entonces nadie más se acercaba a pedir tu mano se la concedería a él.- Hermione había salido detrás del biombo con un simple vestido suelto color coral. Su rostro palideció y preguntó a Luna con voz quebrada:
¿Cuándo es eso? ¿Cuándo es la misión?
Dentro de tres meses
No alcanzó a terminar de decir la oración cuando la hija del Gobernador ya estaba fuera de su cuarto haciendo ruido con la furia palpable en sus pasos.
