-DEMONIOS CUPIDOS-

by: Atori


Capítulo 1: Niñeras

-debes pensarlo, Inuyasha... –había dicho con serenidad un joven monje al hanyou.

-no hay nada que pensar Miroku... sabes que no puedo olvidar a Kikyo... –respondió con seriedad algo poco habitual en él.

-Inuyasha... –al borde de la paciencia. Ya no sabía cuanto tiempo llevaban hablando sobre el mismo tema con aquel híbrido- debes aceptarlo. Kikyo-sama está muerta, Kagome-sama viva... está aquí contigo...

-yo no le pedí que se quedara... –desviando la mirada sintiendo algo de culpa por aquella mujer.

---

Desde que Naraku había sido destruido, habían pasado 21 largos años, donde la vida había vuelto a su normalidad, pero con algunos cambios en ciertas personas. Miroku y Sango habían contraído matrimonio teniendo dos hijos, uno parecido al padre en todos los aspectos, y el otro a su difunto tío Kohaku, recibiendo su nombre en su honor. Ambos hijos seguían las tradiciones de sus padres. Mientras que el mayor tenía poderes de monje, el otro de exterminador.

Kaede, seguía siendo la misma anciana de siempre, recibiendo a los pequeños como si su abuela se tratara. Debido a su edad, se movía estrictamente lo necesario. Su dedicación como sacerdotisa se había terminado de forma definitiva y ahora se dedicaba todas las tardes a contar cuentos a los pequeños, ya fuesen de la aldea, los hijos de Miroku y Sango u otros que se acercaban por curiosidad.

Shippo con el paso del tiempo, había crecido considerablemente convirtiéndose en un apuesto kitsune, donde en sus días había tenido varias admiradoras por su amabilidad y dulzura. Pero el kitsune ya había puesto su corazón en Souten, con quién se había casado hacía poco y ahora esperaban su primer vástago.

Koga, finalmente tras comprender que sus sentimientos por Kagome nunca serían correspondidos, decidió darle una oportunidad a Ayame que con el tiempo, aquellas emociones que había sentido hace años por ella renacieron, descubriendo que a quién amaba realmente no era a Kagome, sino a la youkai. Ahora era un demonio orgulloso no solo de su mujer, sino también de su descendencia.

Kagome, al contrario que los demás, era la más desgraciada y al mismo tiempo la más feliz de la aldea. Tras la muerte de Naraku, había decidido quedarse en aquella época para siempre. Se sentía más a gusto en aquella época de guerras civiles que en la actualidad, además que en ese lugar era donde tenía a sus amigos de verdad... y lo más importante, la razón principal por la que había decidido quedarse, Inuyasha. Seguía amándolo. ¿Cómo no hacerlo tras las experiencias vividas y pasadas con él? Pero aún después de 21 años, él seguía enamorado de Kikyo, su primer amor.

Muchas veces perdía la esperanza de que la viera como una mujer y se echaba a llorar, pero al día siguiente se levantaba con buen ánimo y con esperanzas renacidas. Lo sabía bien, se estaba haciendo daño. Pero no podía evitarlo. Él como tenía guardado ese amor imposible, ella también tenía el suyo.

---

-pero¿no crees que se merece una oportunidad, así como Koga se la dio a Ayame?

-Miroku... no lo entiendes... –mirándole con enfado que asombró al bonzo- yo he amado y amo a Kikyo...

-mira que eres cabezota... –suspirando con derrota- cuando una cosa se te mete en la cabeza, es imposible hacerte cambiar de idea...

-creo que lo mejor para todos sería que la convencierais para que se fuera a su época y así dejar que llorara... –dijo con tristeza y sintiéndose como un auténtico demonio al ignorar los sentimientos de la humana, así como no hacer nada para que entendiera que lo suyo era algo imposible- "perdóname... Kagome"

-eres un necio... y un estúpido...

-¿qué me has llamado? –mirándole con enojo y volviendo a ser el mismo perro rabioso de siempre.

De pronto, un increíble aura demoníaca muy conocida por ambos, apareció en el lugar. Voltearon su vista hacia al cielo alarmados, con mil y una preguntas de, qué hacía él y ahora por aquel lugar.

-Miroku... –saliendo Sango acompañada de Kagome de una de las cabañas las cuales también habían presentido aquella aura poderosa e irreconocible.

Y ahí estaba, aquel youkai dragón de dos cabezas, uno de sus vasallos que hacía más de transporte que de aliado en la lucha. Aterrizó en el suelo casi de forma instantánea, cerca del grupo de amigos y para su sorpresa vieron que ahí no estaba él, sino su otro vasallo.

-¿qué haces tú aquí¿En tierras de humanos? –agregó Inuyasha esto último irónicamente sacando ya su espada.

-tan temerario como siempre Inuyasha... no vengo aquí para nada malo...

-eso me extrañaría, teniendo en cuenta que eres el sirviente más fiel y pelotero de mi "querido" medio hermano... –siguió Inuyasha inseguro.

Y es que a pesar de los años, la relación entre él y Sesshomaru no había cambiado en lo absoluto. Aunque hacía 14 años que no se veían, su última "visita" no había sido para charlar como buenos hermanos precisamente. Sino lo típico, insultos por parte del uno hacia el otro y viceversa, pelea y empate. Después de eso, no lo volvió a ver más y la verdad empezaba a pensar que había muerto.

-espera Inuyasha... escuchémosle... –dijo Kagome fiándose del demonio sapo que seguía sobre Ah-hun.

-por fin, alguien con sentido... no me extraña que mi amo prefiera que venga ella a Inuyasha...

-un momento¿ir a dónde? –preguntó Sango de inmediato desconfiada como el resto.

-al palacio de Sesshomaru-sama...

-¿qué! –exclamaron todos sorprendidos sin creerse lo que el pequeño youkai decía.

-¿estáis sordos o vuestros estúpidos cerebros humanos no profesan una información tan simple como esa?

-oye Jaken, mide tus palabras sino quieres acabar decapitado... para empezar¿para qué quiere Sesshomaru que vaya Kagome a su castillo? Que yo sepa, no se le ha perdido nada en ese lugar, así que no irá... –Kagome le miró con una sonrisa feliz de que se preocupara de esa manera por ella. No podía estar más emocionada.

-necesitamos su ayuda para cuidar de dos niños...

¿Niños? Se cuestionaron todos en su mente mirándose extrañados.

-¿y qué hay de Rin-chan¿No puede ocuparse de ellos? –preguntó Kagome dudosa.

-¡feh! –soltando su típica mueca sarcástica- ¿qué dices? Seguro que esa niña ya se habrá hartado y se fue del lado de mi hermano hace tiempo... solo un pelota como él podría aguantarle...

-maldito hanyou... –dijo Jaken irritado queriendo lanzar su ataque sobre él, pero recordó las palabras firmes de su señor, mejor dicho, amenazas, y con mucho esfuerzo logró calmarse y calló a regañadientes todo lo que le quería decir- la mocosa... quiero decir, Rin no se encuentra en palacio en estos momentos... de hecho, mi señor y yo vamos a buscarla y estaremos una semana fuera... por eso necesito la ayuda de esa humana para que cuide de los niños, porque nadie en palacio puede hacerlo...

-¿y qué tienen de especial esos niños para que Sesshomaru busque ayuda en Kagome-sama? –preguntó Miroku con curiosidad e impresionado.

-eso... –titubeando si contárselo o no- no es de vuestra incumbencia... venga humana, que mi amo quiere partir en cuanto lleguemos, así que andando...

-un momento... –se interpuso Inuyasha- te he dicho que ella no va a ir...

La sonrisa de Kagome no pudo más que ensancharse al ver la preocupación que él sentía por ella. Todavía no estaba perdido.

-Sino¿quién me haría la comida?

Miroku y Sango cerraron los ojos negando pesadamente sabiendo lo que ahora sucedería.

-¡OSUWARI!

Tal como la pareja se había imaginado. Inuyasha había tenido tan poco tacto con ella como era la costumbre. Y ahí estaba la consecuencia por su metedura de pata. Lo miraron sin siquiera compadecerse de él.

-ay Kagome... ¿por qué? –mirándole con la cara aún estampada en el suelo.

Ella giró la cabeza molesta y se dirigió a Jaken quién miraba la escena sin comprender como el hanyou.

-¿no había prisa? Pues venga vamos... –subiéndose ágilmente en el dragón. Aceptaría el cuidar a esos pequeños fueran quiénes fuesen y así aprovecharía para no pensar en eso que la tenía angustiada día y noche.

-Kagome-chan... –empezó Sango preocupada por la decisión tomada de forma precipitada.

-Kagome-sama, puede que... –aún sin fiarse de las palabras del youkai.

-no os preocupéis... –volteándose a verlos con una sonrisa- si es que Rin-chan sigue con ellos, entonces dudo que me hagan algo malo... –miró a Inuyasha con enojo quién la miraba con la boca abierta de aceptar su oferta- adiós Inubaka...

Instantes después Kagome, montada en Ah-hun emprendieron el vuelo para dirigirse al castillo del lord de las tierras del oeste.

-aquí hay algo que me huele muy raro... –empezó Miroku con desconfianza.

-¿a qué te refieres? –le preguntó su esposa.

-¿Sesshomaru con niños? –fue la respuesta como si fuera lo más obvio- dudo que en estos años que han pasado se convierta en un benefactor que anda recogiendo a niños sin hogar como pasó con la pequeña Rin... y luego está el asunto que van a buscarla... ¿buscarla a dónde?

-a lo mejor, la dejaron en una aldea de humanos y debió pasar algo allí... quizás sea por eso que querían partir cuanto antes...

-sí, puede ser... –afirmando con la cabeza- reconozco que por muy cruel y con todo el daño que nos hizo, Sesshomaru siempre ha tenido un aprecio muy especial por aquella pequeña... ¿tú qué dices Inuyasha? –mirándole, pero se llevó una sorpresa...

o.o.o.o.o

Kagome estaba impresionada por lo que veía, aquel palacio era tétrico, pero al mismo tiempo lleno de color y alegría. Le resultaba muy extraño que Sesshomaru viviera en un lugar donde el arco iris podría reflejarse en las fuentes con su agua cristalina. Habían múltiples jardines bien cuidados con sus flores de colores provocando que se quedara sin palabras.

-vamos camina... sino el amo me mata y de verdad... –dijo Jaken temeroso y apurado.

Kagome dejó de ver a los alrededores y empezó a caminar detrás del pequeño youkai, sin sospechar que a sus espaldas había alguien más que había seguido al dúo. Asomó la cabeza por la puerta de la entrada y el perfume del lugar se impregnó en su agudo olfato por lo que puso una cara desagradable.

-que olor tan fuerte... no entiendo como Sesshomaru puede vivir en un sitio así... –siguiendo a Kagome y a Jaken antes de que los perdiera.

-

Los pasos se escuchaban en aquel largo pasillo, que para Kagome se le haría eterno sino fuera porque se encontraba embobada mirando las paredes y sus columnas y los cuadros adornados a cada lado donde en ellos se veían los antepasados no solo de Sesshomaru, sino también del propio Inuyasha. Observando aquello, no podía pensar de Sesshomaru como alguien que apreciaba a su familia, aunque sabía que eso era algo imposible dado su carácter y su "especial" afecto por el hanyou.

Entonces, fue cuando escuchó quejas de unos niños que hicieron que su vista se fijara en el frente donde había una gran puerta entre abierta.

-no quiero que te vayas... –escuchó la voz suplicante de un niño.

-quiero ir contigo... –ahora la voz de una niña.

-ya están otra vez... –suspiró Jaken con pesadez a medida que tocaba la puerta- ¿amo?

-pasa... –dijo una voz fría al otro lado.

-Sesshomaru-sama... –entrando Jaken seguido de Kagome- aquí le traigo a la humana tal como me pidió...

-yo no quiero que me cuide una humana... –dijo la niña testaruda.

-y menos un hanyou... –objetó ahora el niño.

-¿hanyou? –repitió Kagome sin comprender.

-¿cómo que hanyou¿Dónde ves tú un hanyou? –le preguntó al niño como si él fuese el inteligente y el niño tonto.

-ahí detrás de la puerta... –señalándolo por lo que Jaken y Kagome se giraron sin ver nada- mira que no darte cuenta... –dijo con aires de superioridad.

-¡maldito niño¡Ahí no hay nadie!

-mentira... hay un hanyou... –siguió testarudo.

El sapo harto iba a protestar cuando vio como su amo avanzaba unos pasos hacia la puerta quedando con la mirada puesta en ella.

-deja de esconderte como una vulgar rata y sal Inuyasha, no pienso comerte... –dijo el inuyoukai para mirar a Jaken duramente donde ya sentía lo que pasaría cuando estuvieran asolas.

Inuyasha salió de su lugar para mirar incrédulo a su hermano y luego a los dos niños que lo veían muy fijamente como examinándolo, se quedó sin palabras ante lo que veía y lo que se imaginaba.

-en cuanto a vosotros no quiero que causéis problemas... –les dijo Sesshomaru a los dos niños.

-pero... –los dos a la vez, en cambio la mirada dura del youkai los hizo callar bajando sus cabezas como cachorros abandonados- está bien...

-humana, esos son los niños que debes cuidar... –hablando con Kagome quién se sobresaltó de la impresión- ellos o cualquier sirviente os dirán todo lo que tenéis que hacer... Jaken, vámonos... –dirigiéndose hacia la salida.

-espera Sesshomaru, un momento... –cortándole el paso. Desde luego no iba a dejar que se fuera, sin antes saber lo que quería- esos niños¿son tus hijos?

-no tiene que importarte... –mirándolo indiferentemente- pero el que estés aquí junto a esa humana me viene bien por ellos... procura protegerles con tu vida o... morirás... –entrecerrando los ojos.

-las cosas se piden por favor... –dijo Inuyasha observando que no había cambiado nada.

-mi amo no tiene que pedir a nadie, "por favor"

-entonces, esos niños son hijos tuyos... –habló Kagome, mirando que esos dos niños eran idénticos a él solo con algunas diferencias- parecen encantadores y lindos... –"lo que me extraña viniendo de semejante padre"

-yo no soy encantador... –dijo el niño con orgullo.

-yo no soy linda... –le siguió su hermana.

-"no cabe duda que son hijos de Sesshomaru..."

-papá... no nos dejes con estos desconocidos... –yendo hacia él agarrando su pierna.

-papi, déjanos ir... –pidió la niña suplicante, haciendo lo mismo que su hermano, pero al contrario que él aferrándose a su otra pierna con fuerza.

-¡NO! –respondió tajante sobresaltando del susto a Inuyasha y a Kagome mirando asombrados que los dos niños no les había pasado lo mismo. Volvieron a poner caras tristes y lentamente se fueron separando de él, la niña con pequeñas lágrimas en sus ojos.

-a ver par de mocosos, -empezó Jaken tratando de que esos comprendieran, aunque sabía que era inútil, eran tan cabezotas como su madre- entendedlo, nuestro camino será largo para llegar al palacio de la Honorable Señora, y habrá muchos peligros...

-¿y? –contestaron al mismo tiempo.

-¡que no estúpidos ignorantes! –con la paciencia al límite- ah... –dándose cuenta del grave error de su palabra, intentó retractarse pero recibió una patada como era previsto, aunque no por parte de su amo como sería lo normal, sino del pequeño que ya sabía como defenderse cuando el sirviente de su padre lo insultaba o a su hermana.

-escucha Inuyasha... –empezó Sesshomaru ignorando lo sucedido- sino fuera porque no puedo dejar a mis patéticos sirvientes al cargo de mis hijos no habría llamado a tu humana para que los cuidara...

-no es mi humana... –le corrigió rojo como un tomate al igual que la joven.

-poco me importa... –continuando- quiero que vigiles a mis hijos en la semana que estaré fuera...

-pero... –intentando quejarse del mismo modo que los dos niños habían hecho.

-Jaken, en marcha...

-ay... sí... –recuperándose de la patada.

Y los dos youkais se marcharon finalmente dejando a Inuyasha y a Kagome con los dos pequeños que miraban el suelo tristemente.

Era un ambiente bastante incómodo, más para los dos adultos. Sesshomaru les había dejado que cuidara no de unos simples niños, sino de sus "hijos" Y el mensaje era claro, si algo les pasaba, les mataba. Tenían que llevarse bien y al mismo tiempo, procurar que les obedeciera para que no hicieran nada malo.

Y para eso, lo primero que debían hacer era empezar a llevarse bien.

-esto... –acercándose Kagome a los dos hijos de Sesshomaru algo insegura- ¿cómo os llamáis? Yo me llamo Kagome y...

-no tenemos porque responder a una humana insignificante como tú... –le respondió la niña cambiando su estado de ánimo al enfado y la indiferencia propias de su padre.

-solo nuestra mamá... –añadió el niño con un deje de orgulloso.

Eso dejó consternados a los dos adultos que se miraron entre ellos y luego a los dos niños como si buscasen evidencias físicas de que la madre fuese quienes ellos imaginaban.

El niño tenía el cabello platinado con reflejos dorados, largo como el de Sesshomaru, sin embargo su flequillo era como el de ella. Sus ojos eran ambarinos y llevaba las dos marcas en la mejilla. Vestía igual que su padre pero sin la armadura y aquello tan blandito colgado, de color naranja y en su hombro izquierdo y en las mangas celeste. A pesar de ser mitad demonio y mitad humano, no tenía orejas perrunas como Inuyasha, sino de demonio.

La pequeña por su parte, tenía el cabello platinado que al reflejarse parecía azul claro, largo como el de ella y con ese mechón sujeto a un lado. Tenía una luna en cuarto menguante que se apreciaba gracias a que su flequillo era como el de su padre. Al igual que su hermano, tenía ojos ambarinos y no poseía las orejas perrunas propios de hanyous. Tenía una marca a cada lado de su mejilla. Y como su hermano y padre vestía un yukata azul muy claro y en el hombro izquierdo y en las mangas de un azul oscuro casi negro.

-vuestra madre, es Rin-chan¿no es cierto? –preguntó Kagome tras haberlos visto detenidamente y ya sin ninguna duda.

-¿de qué conoces a nuestra madre? –preguntó el niño desconfiante.

-ella no es amiga de ningún humano... ellos la desprecian por estar con papá... –dijo la niña sintiendo frustración por la vida que su madre padecía.

-entonces, estos mocosos son hijos de ella... –dijo Inuyasha sin poder creerse aquello. Si su hermano, siempre decía que humanos y hanyous eran escoria¿cómo era posible que cambiara de ideal tan drásticamente?

-escuchadme niños, yo no desprecio a vuestra madre, es más la aprecio mucho... –dijo Kagome con una dulce sonrisa.

-¿has dicho que te llamas Kagome? –le preguntó la niña de repente.

-sí...

-¿y tú eres el medio hermano odiado de mi padre? –preguntó ahora el niño a Inuyasha.

-¿algún problema mocoso? –poniéndose a la defensiva.

Los dos niños se miraron entre ellos y asintieron con la cabeza. Se apartaron un poco de ellos dando una leve reverencia.

-encantados de conoceros... mi nombre es Inutaiyou, que quiere decir "Perro del Sol", porque nací al amanecer...

-yo soy su hermana gemela pequeña, Inutsuki, "Perro de la Luna" porque nací al anochecer... nuestra madre nos ha contado muchas cosas de vosotros... –mirándoles con una sonrisa- tío Inuyasha y tía Kagome...

-¿ti... tío Inuyasha? –repitió Inuyasha rojo.

-¿ti... tía Kagome? –en el mismo estado que el hanyou.

-si tío Inuyasha es hermano de nuestro papá, eso lo convierte en tío y tú¿no eres su mujer? –preguntó Inutsuki como si eso fuera lo más común.

-no, eso no es verdad –negó Inuyasha más rojo.

-pues mi madre siempre decía que tarde o temprano acabaríais juntos... a ella le daba la impresión que estabais enamorados... –dijo Inutaiyou sin comprender.

-¡yo no estoy enamorado de ella, par de mocosos¡Y no volváis a llamarme tío! –saliendo de la sala todo colorado como nunca en su larga vida había estado.

Kagome tras esas palabras se quedó completamente destrozada por lo que agachó la cabeza deprimida y se fue también de la sala dejando a los dos niños sin entender lo que pasaba allí, pero con una cosa clara.

-¿has visto eso hermano?

-claro... ella está enamorada del tío...

-¿qué podemos hacer? –preguntó preocupada- ¿crees que debemos meternos?

-¿tú que crees?

-que sí... pero... si papá o mamá se enteran...

-papá y mamá no están aquí ahora para decirnos nada, como mucho nos soltarán dos o tres palabras...

-eso es verdad...

-¡decidido! Entonces haremos de cupidos, hermanita...

-pero esas personas son dioses, y mamá dijo que los dioses son alguien totalmente opuestos a los demonios y eso es lo que nosotros somos...

-pues seremos los primeros demonios cupidos... vamos piénsalo hermanita, no te eches atrás... podríamos incluso divertirnos con esto y a costa suya...

-¿divertirnos? –tentada con esa palabra y sin dudar mucho de su respuesta- acepto... adelante hermano... –dijo con ánimo.

CONTINUARÁ...

--------------------------------------------------

Notas de la autora:

Bueno, este es mi primer fic Inuyasha x Kagome, y vamos que no estoy acostumbrada a escribir algo con ellos como máximos protagonistas, así que entenderé que esté mal. Por lo demás, espero que os guste este fic. Habrán algunas partes humorísticas y otras de genero dramático que es a lo que estoy habituada a escribir.

En el siguiente capítulo (que tengo escrito por cierto) veremos como Inuyasha y Kagome sobreviven al primer día con esos pequeños donde intentarán unir a la pareja de cualquier método posible.

'Atori'