Disclamer: El Copyright y la Marca Registrada del nombre y del personaje Harry Potter, de todos los demás nombres propios y personajes, así como de todos los símbolos y elementos relacionados, son propiedad de J.K. Rowling y Warner Bros.

Notas de la autora: Porque es algo que te debía desde hace mucho tiempo. Ligero femslash. Tú entenderás muchas cosas, pequeña. Es corto y no me gusta mucho. Así que, te debo otro mejor. Yo sí que te lo puedo decir: Te quiero, ¡niña de mis ojos!



La media naranja

Alice le hizo las maletas a la soledad. Después de tantos años jugando con ella, en el patio de su colegio muggle, le dijo adiós. A su eterna compañera. La dejó para agarrarse de la mano de una chica, de once años, que no llegaba ni al metro y medio. Sus primeras imágenes de ella fueron a cámara lenta. A decir verdad, los primeros momentos en los que estaba frente al tren que le llevaría a su verdadero hogar, fueron a cámara lenta. Todo le parecía surreal y ella no se incluía dentro de esa fotografía de sonrisas e ilusión. Nunca supo lo que era realmente la felicidad hasta que no entró en Hogwarts y la conoció a ella. A su Lily. A su pequeña pelirroja.

Los años en Hogwarts junto a ella pasaban rápido. Se pasaban noches hablando de sus sueños. Y las mañanas en los alrededores del colegio, dando largos paseos después de las clases. Siempre estaban juntas. Habían formado un equipo invulnerable: Alice aconsejaba a Lily no hacer ciertas cosas y ésta le recomendaba que se divirtiese un poco más.

En los últimos años llegaron la parte que las complementarían: los chicos. Lily, después de mucho tiempo rechazando a James Potter, decidiría darle una oportunidad.

–Tanto tiempo intentándolo… A lo mejor tiene algo bueno –le dijo a Alice antes de irse a su primera cita con él.

–O a lo mejor se confirma que es gilipollas, Lily –Alice estaba terminando de leer un libro y levantó la mirada.- Lily, como no te diga que estás guapísima, déjale y te vienes conmigo, ¿entendido? –Se echaron a reír las dos.

–Siempre seré tuya, ya lo sabes –desapareció por la puerta, dejando la estela de su perfume. El más caro, por supuesto.

Meses más tarde, llegaría Frank. A Alice siempre le gustaron los chicos misteriosos. Y Frank era uno de ellos. No parecía demasiado inteligente, pero sí listo. No le interesaban los libros; sólo la música y la defensa contra las artes oscuras. Él enseñaría todo a Alice.

Aún así, seguía habiendo un lazo que las unía. Algo estaba predestinado entre ellas.

Ahora, Alice decía adiós a Hogwarts. Salía con diecisiete años y muchas ganas de empezar sus cursos para ser auror. La relación con Lily continuó. La llevaba dentro y no necesitaba estar a su lado para saber que estaba mal o bien. Entre ellas, eran una naranja entera, un círculo entero…

***

Lily murió el mismo que Alice fue atacada. No se despidieron, ni hablaron aquel día. Y Alice nunca pudo decirle que la quería. Que habría dado la vida por ella antes que por Frank. Ella era su verdadera media naranja, su alma gemela. Su pelirroja.


201090