Ninguna de las dos películas implicadas me pertenece, esto lo hago sin fines de lucro.
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Aquel insoportable dolor le comprimía su delicado corazón pero pareciere no estar tranquilo, ataca descaradamente su cabeza, derritiendo sus neuronas como la nieve en un caluroso día de verano. Aquellos cálidos e insoportables días, los cuales su estimado compañero disfruta con gran regocijo. Donde estará?. No tiene ni la más mínima idea, donde esta?. Solo el cielo lo sabe. Por qué no puede abrir sus ojos y despertar de esta pesadilla?. Nunca se ha sentido más ignorante e impotente. Su cabeza, es una bomba de tiempo, que está llegando a su fin. Tal vez ya es su hora pero él no está listo, aun no. Le queda mucho por hacer, mucho por resolver, mucho por confesar.
-Padre.- Musita, con sus últimas, aquella palabra envuelta en un manto de disculpas.-
-Resiste.- Escucha una suave y acongojada voz.-Veras que muy pronto podrás disculparte en persona.-
No sabe a quién le pertenece esa voz, si ya está vivo o muerto. Si es producto de su perdida mente pero anhela tanto aferrarse a esa frágil esperanza como aquel ser.
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Se levanta completamente asustado. Deduciendo, al segundo, que su acto espontaneo fue el error más grande puesto que su cabeza se llenaba, nuevamente, de un dolor tan fuerte como si fuera aplastado por el mismísimo big ben.
-Tranquilo.- Escucha la voz de sus esperanzas.- Apenas te estas recuperando. Con calma.- Siente una calidez en su hombro y abdomen.
Abre lentamente sus ojos siendo cegado momentáneamente por la luz de la habitación, penetrando, su adolorida cabeza, con cuchillas afiladas. Y lo que su visión borrosa logra asimilar es que aquella habitación no le pertenece. No tiene su singular tapiz, solo un toque de pintura. En la cama que reposa es más chica que la suya, aquella colcha de cuadros que sostiene sus manos, en un agarre fuerte, no es suyo. Un numeral de muñecos de felpa le da la bienvenida con sus sonrisas pintadas y ojos cristalinos.
Sus manos…..
Suelta la colcha y las observa con notable admiración y terror. Aquellas manos desnudas no son como las recordaba. Toca su rostro, sintiendo que su nariz y boca han cambiado de posición. Sube hasta su cabeza presintiendo que algo le falta, baja un poco más y encuentra sus redondas además de largas orejas convertidas en pequeñas y sin ningún rastro de pelo.
-Se encuentra bien?.-
Gira su rostro para encontrarse con aquel Ángel de esperanza. Una hermosa humana, si debe confesar, de ojos ámbares, cabellos castaños tan largos, piel blanca y tersa. Frunce sus delgadas cejas en señal de preocupación mientras espera una respuesta.
-Y-y-yo.- Trata de articular palabra alguna, pareciere haber olvidado como hablar.
-Espere.- Gira su torso y toma de la mesita de noche una jarra y un vaso. Llena este con aquel liquido fresco y se lo entrega con gran deleite lleva aquella revitalizante bebida a su boca sintiendo que la sensación de escozor en su garganta disminuye. Al terminar de tomar la joven vuelve a llenar su vaso del cual gustoso bebe.- Mi nombre es Haru Yoshioka, podría decirme el suyo?.
-Me llamo Basil.- Le contesta con su tono grave de voz.-Le agradezco sinceramente sus atenciones hacia mi persona. No tengo como pagárselo adecuadamente así que quedo a su entera disposición señorita Yoshioka.- Posa su mano izquierda en su corazón y trata, con mucho esfuerzo, hacer una leve reverencia.
-No tiene nada que agradecer, nadie dejaría a un desafortunado a su suerte.-
-Se sorprendería, señorita Yoshioka, que tengo bases bien fundamentadas que contradicen su respuesta.
-Entonces aquellas bases no pueden ser llamadas personas.
-Efectivamente, porque no lo son, a lo que me lleva a un problema más grande y es que yo tampoco lo soy.
-A qué se refiere señor Basil?.
-Esto puede sonar muy sorpresivo y disparatado para usted señorita Yoshioka pero yo no soy un ser humano. Soy un ratón aunque ahora mi apariencia debe desacreditar mis palabras.
-Ciertamente pero no me parece nada sorpresivo y sé quién puede ayudarle.
-Podría llevarme con este singular amigo.
-Me temo que tendrá que esperar. Por su bienestar es necesario que descanse, se pensaba que no lograría vivir para contarlo pero afortunadamente todo salió bien.- La joven se levanta de la silla de madera en la cual reposaba mientras toma el vaso de las manos del joven.- Le aseguro que una vez que se recupere será más fácil ayudarlo señor Basil.- Camina hacia la salida de la habitación.- Que descanse señor Basil.- Apaga la luz y cierra la puerta a su andar.
El joven solo musita un que descanse y se recuesta nuevamente, si bien preferiría arreglar las cosas lo más pronto posible primero debe recuperar su movilidad sin que la vida se le fuera en ello.
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Se escucha un pesado suspiro en aquella oscura habitación. Haru se acurruca más en las tibias mantas de su madre. Agradece que ella no se encuentre en casa y que no regresara hasta unos días. No sabe cómo explicarle la estancia de su inesperado inquilino. Es un misterio completo para ella, encontrar a una persona flotando en la bahía no es lo que esperas ver en tu día de descanso y menos en tu visita semanal entre amigas. Hiromi y ella se llevaron el susto de sus vidas al encontrar aquel hombre joven en las aguas del puerto. Lo bueno que reacciono a tiempo y acudió a su auxilio con algo de miedo al pensar que podría ser un cadáver pero al descubrir una leve respiración corrieron rápidamente a su casa. Por qué no correr al hospital?, eso sería lo más cuerdo pero Hiromi tenía miedo que las podrían acusar a ellas de homicidas por suerte la rubia conocía a un médico. Por poco el joven Basil fallecería en su casa, gracias al amigo de Hiromi logro salvarse. Ahora su porfía era si creer en la disparata respuesta del trigueño.
-Es algo increíble de creer, lo que le haya pasado debió afectarle la cabeza.- Murmura para sí. Piensa en ello perdiendo su propia cordura en el camino.-Vamos Haru no es como si no lo has visto antes, quien podría creer que te convertiste en un gato?. Si un humano puede convertirse en un gato, los ratones pueden transformarse en personas. Es decir no es como si el reino gato fuera el único que existiera… Oh si?.- Se debate internamente la confundida muchacha, rindiéndose al sueño con ese último pensamiento.
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Escucha pasos bajar las escaleras, voltea su rostro para encontrarse con unos ojos azules que la observar minuciosamente. Sintiéndose avergonzada por la penetrante mirada, sus mejillas adquieren un leve color rosado. Vuelve la vista a los huevos estrellados mientras respira pausadamente, disminuyendo el sonrojo de sus mejillas.
-Disculpa la demora pero no tenía que bajar, yo le llevaría el desayuno a la cama.- Comenta la joven.
-Le agradezco mucho su intención más no quería ser una carga. Puedo moverme sin ningún problema, al menos no duele mucho. No es necesario que se tome tantas molestias si puedo estar parado correctamente y sería una descortesía de mi parte no comer con usted como es debido.- Camina, a pasos pequeños, hacia el comedor y toma asiento de la manera más cuidadosamente posible.
La joven le sirve el desayuno y toma un plato para sí, sentándose al frente del joven de cabellos castaños claros.
-Lamento tener que dejarlo solo de nuevo.
-No se disculpe señorita Yoshioka.- interrumpe su monologo de disculpa.- Entiendo plenamente que tiene responsabilidades que cubrir y me sentiría muy culpable si fuera la causa de falta a estas.
La joven suspira, toma con el tenedor una porción de su desayuno y se lo come mientras es imitada por el joven.- Si se encuentra en buenas condiciones creo que puedo llevarlo con mi amigo. Hoy no tengo que ir a la cafetería a trabajar por que la están remodelando.
-Le agradezco mucho su tiempo señorita Yoshioka y me siento ansioso por conocer a este amigo suyo.
Sonríe tiernamente la castaña pensando en su encantador amigo mientras da el último bocado.- Estoy segura que Barón podrá ayudarle.
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Con dificultad escala para llegar techo de láminas de aquellas concurridas casas, toma la mano que la joven morena le presta y se levanta mientras admira el camino que aún les falta por recorrer.
-Lamento mucho que deba hacer este esfuerzo extra en las condiciones limitadas que tiene pero no conozco otro camino que este.- Sonríe apenada la joven.
-Está bien señorita Yoshioka, que es el triunfo sin un reto?. Solo un banal desperdicio de tiempo.- Le sonríe sinceramente para evitar su preocupación y continúa el viaje por aquellos estrechos caminos.
Cada vez que pone un pie más cerca del lugar puede sentir el viento cambiar, como si fueran pequeñas esporas que obstaculizan su visión sin hacerlo realmente, su andar se siente más pesado sin estarlo y su corazón se llena de paz. Una calidez inexplicable le embriaga completamente al pasar aquel arco.
-Lo siente?.- Pregunta la joven detrás suyo, inclina su cabeza y coloca sus manos detrás de su espalda.- Es una sensación inexplicable pero te llena de una paz y armonía perfecta.- Acomoda su cabeza y separa sus brazos, extendiéndolos mientras inhala.- Es la magia del lugar.- Sonríe ampliamente, cerrando sus ojos y en un murmullo inaudible para su espectador.- Es la magia del Barón.-
-Qué tanto escándalo se traen?.- Una voz ruda se escucha por los pies de ellos. Los dos jóvenes posan su mirada en aquel gato gordo que se sienta, con periódico en pata, en una sencilla silla de jardín.-Chicky?.- Pregunta sorprendido.- Que te trae tan temprano?.-
Como si la palabra Chicky fuera un detonador, aquel cuervo a lado representado en esa bella estatua cobra vida y observa a la joven con ojos amables.
-Haru es una alegría verte. Hace días que no venias.- Cacarea el cuervo negro.
-Hola Muta, Toto.- Saluda la muchacha en tal orden.- Me da una enorme alegría verlos y disculpen por mi inasistencia pero les traigo un caso.-
El muchacho solo observa la interacción de la joven morena hacia aquellos animales. Un sonido de puertas abriéndose le llama la atención enfocando su vista observa a un galante gato vestido de traje caminar hacia ellos con basto en mano. Se detiene a una prudente distancia y con una reverencia, digna de un caballero inglés, se dirige.
-Bienvenida señorita Haru es bueno tenerla entre nosotros nuevamente.
-Hola Barón, es bueno estar de vuelta.- La joven sonríe tiernamente con un leve sonrojo en sus mejillas.
El joven trigueño imita la reverencia y con una voz encantadora además de varonil habla.- Buenas tardes caballeros, es todo un honor estar ante ustedes. Mi nombre es Basil y necesito de sus servicios.- Termina con una hermosa sonrisa en su rostro.
Al escucharlo hablar Haru despierta de su ensoñación y se acerca al joven. Posa su delicada mano derecha en el hombro izquierdo del joven de ojos azules mientras sonríe ampliamente y feliz responde.- El señor Basil es el nuevo caso que les traigo para la oficina.- Dirige su sonrisa para el mencionado y este le responde, si es eso posible, con una más enorme y hermosa que la anterior dirigida a los residentes del lugar.
Barón, Muta y Toto estaban sorprendidos por lo acotado por los jóvenes. Alegres y emocionados piden detalles, el gato y el cuervo. Puesto que pocas aventuras han podido presenciar después de las peripecias vividas en el reino gato, de eso hace un año, el galante gato anaranjado se queda al margen. Observando al recién llegado. No sabe qué pero algo dentro de él le hace desconfiar plenamente en aquel joven de ojos azules.
El mencionado observa brevemente al barón y sonríe confiado. Tal vez sus instintos estén equivocados y todo sea una imaginación suya.
La morena toma con ambas manos el antebrazo izquierdo del joven, acercándose un poco más a él mientras ríe de alguna tontería que habrá contado el gato gordo. El castaño ríe ligeramente observando a la muchacha. Aquello que comento Muta debió haber involucrado a los jóvenes castaños.
Mientras mira nuevamente al joven reafirma sus sospechas. Definitivamente hay algo en ese sujeto que no le agrada.
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Hola!, estoy devuelta con una pequeña historia improvisada fui inspirada en sindy sugar. Ella tuvo la grandiosa idea de juntar dos de las películas que me gustan. Cat returns y Great mouse detective. Les recomiendo mucho leer su historia es grandiosa.
Espero que les guste mucho. Díganme que les pareció.
Continuaré con la historia lo más pronto posible.
