Nota de autora: Este fic y sus personajes están basados en la saga de libros "Cazadores de sombras" de Cassandra Clare.
Se sentía un poco nervioso mientras acababa de supervisar que sus empleados seguían las instrucciones al pie de la letra y dejaban el "Pandemonium" tal y como él exigía. Esa noche celebraba una de sus cuatro "Fiestas de las Estaciones" tan esperadas por los jóvenes de Nueva York y Alec estaría allí. Por esto estaba tan nervioso, porque Alexander le aceleraba el corazón como nadie más lo hacía y sabía cual era el motivo: estaba completamente enamorado de él aunque era demasiado pronto para hablarle de este tipo de sentimientos, todo había sido tan rápido e intenso… tan solo habían pasado poco más de dos meses desde que se citaron por primera vez (*) e incluso el propio Magnus sabía que era demasiado pronto para utilizar la palabra amor, pero no había otra que definiera lo que sentía por el nefilim. En poco tiempo ya estaba en el top-10 de su relaciones pasando por delante incluso de muchas de años de duración. A Pesar de que cada día se consolidaban más como pareja a partir de que Alec empezó a tener más contacto con el submundo comenzó también hacerle más preguntas sobre su pasado y antiguos amores. Al brujo no le importaba que su novio sintiera celos de vez en cuando siempre y cuando fueran dentro de lo normal y con algún motivo: le encantaba sentirse protegido y deseado por Alec para luego besarle y decirle que no tenía nada de que preocuparse, haciendo que el joven Lightwood sonriese orgullosamente de aquella manera que hacía que el corazón se le derritiese. Pero hacía ya unos días que el cazador de demonios estaba al borde de cruzar esa fina línea que separaba unos celos sanos y normales de unos obsesivos y posesivos.
Eran las nueve y cincuenta de la noche y tan solo faltaban diez minutos para que se abriesen las puertas del "Pandemonium", pero la cola para entrar ya hacía la vuelta a la manzana: la gente sabía que si no entraban pronto y se llenaba el aforo sería muy complicado poder acceder más tarde. La cola de los mundanos claro, los del submundo entraban por la puerta V.I.P con sus invitaciones lilas repletas de purpurina y evidentemente celebraban la fiesta en su propia zona. Todos los jóvenes que no pertenecían al mundo de las sombras se preguntaban de donde podrían sacar una de esas papeletas lilas. A veces conseguir una era tan sencillo como ofrecerse a ser la "bebida móvil" de algún vampiro.
Licántropos, brujos, vampiros y hadas iban llegando y quedaban pasmados ante la magnitud de la fiesta, todo era perfecto: el local, la música, la decoración, el ambiente… hasta que los hijos del Ángel llegaron. Mientras que las nuevas generaciones de subterráneos y nefilims tenían la mente más abierta y se relacionaban entre si, lo más viejos no entendían porque el Gran Brujo de Brooklyn había invitado a cazadores de sombras a esa fiesta si nunca antes lo había hecho. Pero a Magnus no le importaba lo que pensaran los demás tan solo quería que su novio estuviera allí y tenerle cerca. Alec todavía no había hecho pública su homosexualidad así que mantenían su relación en absoluto secreto, por eso estaba tan nervioso: sería la primera vez que se verían rodeados de tantas miradas ya que hasta el momento todos sus encuentros habían sido a solas.
Hubo unas cuantas caras largas cuando Jace, Clary, Isabelle y Alec entraron por esa puerta, pero por suerte suya y sin haberlo planeado iban acompañados de miembros de diferentes razas del submundo: Maia, Jordan, Meliorn y el tan deseado vampiro diurno Simon Lewis, así que nadie les increpó y cada cual siguió con lo que estaba haciendo. Bane tuvo que hacer uso de un gran autocontrol para no tirarse a los brazos de Alexander y besarle hasta dejarle sin aliento. Estaba guapísimo. Sus ropas eran sencillas no tan elegantes y vistosas como las de los demás: tejano negro y camiseta oscura de manga corta, pero a ojos del brujo estaba irresistible.
Le faltó tiempo para ir hacia los recién llegados y darles la bienvenida. Todos le saludaron energéticamente y orgullosos de que el tan deseado anfitrión les saludara personalmente. Todos menos el mayor de los Lightwood que le dijo un tímido "Hola" mientras se sonrojaba y miraba hacia el suelo.
-Últimamente nos vemos demasiado Bane- fue el particular saludo de Jace.
-¿Y qué culpa tengo yo de que no podáis vivir sin mí?- Y en parte tenía razón: desde que Clary descubrió lo del hechizo para borrarle la memoria que Magnus le aplicaba temporalmente, constantemente le estaban pidiendo de sus servicios al brujo que les ayudaba encantado si esto le permitía estar más tiempo junto a Alec, a más sabía que más tarde y en privado el nefilim se lo agradecía a su manera…
-Todo esto es muy bonito Magnus, felicidades- le elogió Clary.
-Gracias bizcochito. Si puede ser no matéis a nadie- mirando directamente a Jace- Es la primera vez que invito a nefilims a una de mis fiestas no hagáis que me arrepienta-. Y se marchó.
Aunque Magnus y Alec estaban separados no dejaban de mirarse e intercambiar miradas y gestos. Tener a su novio allí y no poder tocarle estaba matando al brujo que sabía que no podría contenerse toda la noche. Se fue al almacén en busca de un pack refrescos y mientras estaba colocando bien las cajas una voz le sorprendió.
-Estás muy guapo- le dijo ruborizado Alec cerrando la puerta tras de él.
-Tú si que eres guapo- le respondió el brujo abalanzándose sobre él y empujándole contra una hilera de cajas para besarle apasionadamente. No sabía cuánto tiempo duró el beso pero se le hizo corto. –Mmmm ¿Cómo lo has hecho para entrar tan sigilosamente?-
-Ya sabes, trucos de nefilims ¿No te ha gustado la sorpresa?- apretando fuerte el cuerpo de su novio contra el suyo.
-Me encantan las sorpresas y me encantas tú. Imagínate como me ha llegado a gustar esta…- pegando de nuevo sus labios a los de Alec. Después de unos minutos salieron del almacén y volvieron a la fiesta.
A medida que avanzaba la noche iban llegando más y más invitados y el local se iba llenando por momentos haciendo que a Alec cada vez le costara más localizar a su brujo y cada vez que lo hacía estaba hablando con uno o con otro: abrazos, besos, saludos afectuosos y conversaciones susurradas a la oreja hacían que los miedos e inseguridad del nefilim aumentaran. Decidió ir a la zona exterior para ver si el aire le despejaba la mente y mientras estaba mirando las estrellas (que siempre le había relajado mucho), no pudo evitar escuchar una conversación entre el vampiro Rafael y un verde brujo amigo de Magnus.
-Mira, éste es el nefilim con el que Magnus estaba cenando el otro día.- explicó el vampiro.
-Muy a su estilo. Tiene un gran parecido con ese tal Will Herondale ¿No crees?-
-Sí yo también lo pensé cuando le vi. Los niños monos siempre han sido su perdición. Este Magnus no para de ligar y de tener romances ¿Qué número será éste? ¿El 5000 quizás?- Y se alejaron burlándose de la gran cantidad de amantes que había tenido Bane y sin darse cuenta de que Alec había estado escuchando toda la conversación.
El nefilim notó una punzada de dolor en el corazón y entró de nuevo a la sala sin saber que hacer. No recordaba que antes estuviera tan oscura y las luces y el humo no le facilitaban la visibilidad pero había la suficiente para ver como Magnus estaba bailando con un hada. Los celos se apoderaron de cada una de sus células y cuando el Gran Brujo le saludó con la mano como si no pasase nada cuando se dio cuenta de que les estaba mirando fue la gota que colmó el vaso. No recordaba haber tenido nunca una sensación como aquella: estaba triste, enfadado y desilusionado a la vez. No tenía ganas de hablar con nadie así que se sentó en el taburete que estaba en el rincón más alejado de la barra y se dedicó a observar como se divertía el resto del mundo, en especial su novio que estaba altamente demandado. Todos los asistentes querían hablar o bailar con él, invitarle a una copa o simplemente intentar ligárselo. Alec tenía la sensación de que el brujo ni siquiera se acordaba de que él estaba allí y después de escuchar varios comentarios de antiguos amantes de Magnus empezaba a pensar que lo mejor sería irse sin ser visto, total nadie le echaría de menos. Se levantó de su asiento y empezó a mirar la pista de baile buscando a sus amigos cuando unos grandes brazos le rodearon la cintura desde atrás.
-Ei, estás aquí. Te estaba buscando-. Le susurró Magnus al oído y le mordió el lóbulo de la oreja sabiendo que en aquel rincón nadie les vería.
-Seguro…-dudó Alec por lo bajini.
-Tómate una copa conmigo- le pidió ilusionado haciendo aparecer dos cócteles con un ligero chasquido de dedos.
-No me apetece y tú también tendrías que dejar de beber ya, apestas a alcohol.-
-Oh vamos, aquí no nos verá nadie no te preocupes. Ahora ya te lo he preparado no puedes despreciármelo.-
-He dicho que no me apetece. Puedes dárselo alguno de tus amigos si quieres, seguro que estarán encantados-. Le reprochó de muy malas maneras.
-¿Qué? ¿A qué viene eso?- No sabía a que se debía todo eso de repente.
-¿Quién es Will Herondale?-
-¿Para qué quieres saber quién era Will? ¿Quién te ha hablado de él?- Sorprendido.
-Porque resulta ser que la gente me está comparando con él ¿Por eso estás conmigo? ¿Por qué te recuerdo a él?-.
-¿Es por eso? No Alec, no estoy contigo porque te parezcas a Will. Él era el marido de una buena amiga y murió hace más de tres décadas ¿Contento?-.
-¿Y también te acostabas con ella? - Dijo con todo el rencor que tenía dentro y provocando dolor al brujo.
-Escucha…- debido a la ingesta de alcohol la paciencia de Magnus se había reducido a la mitad y ya empezaba a cansarle esa conversación que no les llevaría a ninguna parte, pero no pudo seguir hablando ya que una bruja de rosada piel le cogió por la muñeca.
-¡Oye! No te escapes y págame la copa que me debes, has perdido la apuesta-. Le dijo divertida la subterránea.
-¡¿No ves que estamos hablando?!- Le reprochó Alec tan furioso que hizo que la bruja retrocediera asustada un par de pasos. De inmediato Bane se interpuso entre los dos.
-Lo siento mucho querida- se disculpó Magnus besándole la mano- ahora no es un buen momento. Te busco luego y te invito a lo que quieras.
Al ver este detalle Alec estalló en ira pero no fue el único: Magnus le cogió por el brazo sin ningún tipo de sutiliza y se lo llevó dentro del almacén donde horas antes se besaban ardientemente.
-¿Se puede saber que narices te pasa? Tus celos y actitud de niño pequeño ya me están empezando a cansar. No puedes tratar así a la gente que me habla, mi gente, mis amigos-.
-Oh, seguro que te lo estás pasando en grande borracho y rodeado de tus amiguitos, pues no dan la impresión de querer una simple amistad más bien parecen buscar coquetear contigo, y por lo que veo a ti tampoco te desagrada-.
-¡Deja de decir tonterías Alexander!- Despreciando -Simplemente disfrutamos de la noche. Los demás no tenemos la culpa de que tú no sepas divertirte ni tengas amigos-. El brujo sabía que estas palabras habían dolido a su novio pero éste tampoco estaba midiendo ni lo que decía ni como lo hacía.
-¿A quién quieres engañar? ¿Por qué no me dices la verdad? Que muchos de ellos han sido amantes tuyos, les he escuchado hablar entre si-.
-¡PUES SÍ! He tenido romances o simplemente sexo por diversión con algunos de los que hay por aquí, en algún caso incluso he repetido. Pero esto pasó años antes de que tú nacieras no he hecho nada malo, te he respetado en todo momento y no te he dado ni un solo motivo para desconfiar de mí. Pero sí, Alexander, soy inmortal ¿Vas a juzgarme también por eso? ¿Pretendes que pase la eternidad solo?-
-No, claro que no, pero todo el mundo parece conocerte y saber más cosas sobre ti que yo que soy tu novio. Me tengo que enterar de cosas de tu vida porque las escucho de los demás y no dejo de ver como la gente se te acerca para intentar ligar contigo sin saber si son amigos, primos o antiguas parejas porque no me cuentas nada. ¿Cómo crees que me siento?-
-Quizá la gente se cortaría un poco más a la hora de ligar conmigo si supieran que tengo pareja.- Sabía que estaba tocando un tema delicado pero no podía contenerse más.
-¿Qué?- Eso fue como una bofetada para Alec.
-Tú me exiges exclusividad, que sea solo para tí y que te lo cuente todo sobre mi vida pero tú no eres ni capaz de decirle al mundo que estamos saliendo. ¿Cómo crees que me siento yo? Que no puedo ni tomarme una copa con mi novio en mi propia fiesta teniendo que escondernos siempre. Tan valiente que eres ahora chillándome y recriminándome cosas ¿Por qué no vas a tus padres y les dices que eres homosexual y qué estas saliendo con un subterráneo?-
-Sabes que no puedo…- Parecía como si repentinamente algo hubiese robado la vitalidad de Alec dejándolo pálido y asustado.
-Pues yo tampoco puedo contarte nada sobre mi pasado- le espetó.
-No es lo mismo y lo sabes, pero me da igual- la cara que puso al decir esto demostraba todo lo contrario. A Magnus se le encogió el corazón. -Me voy. Quédate con tu asquerosa fiesta y tus invitados. Por cierto ¿Hay alguien en esta fiesta con el que no te hayas acostado durante décadas?-
-Sí, contigo.- Estas palabras destrozaron al cazador de demonios que intentó disimularlo como pudo. -Tienes razón Alec deberías irte-. Estaba realmente furioso y no se dio ni cuenta del daño que le acababa de hacer a su novio.
Alec empezó a dirigirse hacía una puerta de emergencia que había al otro lado del almacén ya que no tenía ganas de volver a cruzar esa discoteca, la abrió y antes de irse se giró hacia el brujo.
-Dime el nombre de todos tus amores, tus parejas, tus romances de una sola noche-
-No digas más estupideces no puedo recordarlos todos. Han sido más de 20.000 ¿Era eso lo que querías? ¿Tener un número para poder echármelo en cara?-
-No, yo tan solo quería no formar parte de esa larga lista de nombres olvidados-. Y se marchó cerrando la puerta con un fuerte golpe tras él y con el corazón completamente destrozado.
Seguirá en capítulo 2
(*) Para saber más sobre esta cita ver mi otro fic "Malec primera cita".
