Título: Amor entre mundos.
Pareja: Eren x Levi. Leve Erwin x Levi / Farlan x Levi.
Advertencias: Dos Eren (?). Wolf!Eren, Vampire!Eren, locos satánicos (?), seres mágicos, enredos, dimensiones variadas y otros mundos. Levi uke.
Género: Romance, drama, muerte de un personaje, magia, seres mágicos, vampiros, hombres lobos, etc, etc.
Dedicado a: Mi ex-partner, la cual roleaba a mi Levi favorito.
Hola!
Nuevamente vengo con un fanfic distinto *-*. Hace mucho que no actualizo el resto, y pido perdón por eso. Es más, debería estar continuándolos en vez de comenzar con algo nuevo. ¡Pero es que no podía! Bueno, esta idea de fanfic me rondaba la mente de hace cosa de dos o tres meses, pero no me había animado para hacerlo… Y asdf el motivo por el que no he actualizado nada, es porque mi lap murió ;-; y con ella, mis avances, capítulos, one-shots, etc. Bueno, es eso ;-;
Espero que les guste este nuevo proyecto, del cual espero mucho en verdad.
¨…A veces 'para siempre' es sólo un segundo…¨
El vampiro corrió a toda velocidad por entre los estrechos pasillos del castillo.
Podía sentir el ambiente repleto del aroma inconfundible de quien fuera su amado, cosa que hacía latir a su corazón como si estuviese en una carrera. La adrenalina que recorría sus venas lo obligaba a romper cualquiera de sus récords, rogando por poder llegar a tiempo al lugar del cual emanaba el aroma de su humano.
El tiempo estaba por primera vez en su contra, pese a que gracias a su inmortalidad solía burlarlo.
Tenía miedo, no podía negarlo. Miedo de cualquier cosa dañina que pudiera ocurrirle a Rivaille.
Lo había descuidado y esa era su culpa.
Ser un vampiro purasangre tenía sus beneficios, pero en esos momentos no era más que una maldición. ¿De qué le servía ser tan sumamente fuerte y rápido si era incapaz de alcanzar a Rivaille?
Los verdes ojos del castaño se encontraban cada vez más teñidos de dorado, y eso sólo ocurría cuando perdía parte de su 'humanidad'.
Era un monstruo, tal y como le decían sus enemigos, pero así mismo, siendo un monstruo, se había enamorado.
Ese fue su primer error.
El segundo fue el confiarse de sus habilidades.
Su morada había sido invadida, sus amigos apresados y su amor… De su amor no sabía nada, sólo que el ambiente estaba repleto del dulce aroma de su bendita sangre.
Esa que lo volvía esclavo de un humano... Esa a la que siempre procuró proteger incluso de sí mismo.
-Eren...
En cuanto llegó al final de su recorrido, su cuerpo se paralizó.
…No…
-E...ren...
…Su sangre…
—…Lo lamento, mocoso…
…Su cuerpo…
Intentó traspasar la barrera, pero no pudo… Era un vampiro después de todo.
…Mi amor…
—Por orden y edicto real del Culto de los Tres Muros se le condena a Rivaille por brujería, magia negra, asesinato, homosexualidad, fornicación con un ser no-vivo y necromancia. La pena a la que será sometida es la muerte, debiendo pagar la noche de hoy por la purga de sus pecados.
…Los mataré…
No quería ver lo que ocurría frente a sus ojos. Rogaba a los dioses que por un momento quitaran su inmortalidad para poder traspasar aquella maldita barrera que lo separaba del amor de su vida, aquel al que estaba por perder bajo las manos de un montón de ocultistas que escudaban sus crímenes bajo la palabra de su dios.
…A todos…
De reojo pudo ver como el dorado puñal era alzado por sobre la cabeza del verdugo, el cual iba directo al corazón de su pequeño francés.
Y el cuerpo de su amado pelinegro, envuelto en sangre, no podría esquivarlo.
—P…or favor no mires…
De entre los pálidos labios del pelinegro a duras penas escaparon esas escuetas palabras, las cuales calaron hondo en el alma del vampiro. Aunque era lógico. De seguro su amor no quería mostrarle aquella imagen con la que cargaría hasta el fin de los días del mundo, porque Eren no podía morir… Antes acabaría el mundo y junto a él, todos los humanos.
—…En otra vida, mon amour… Encuéntrame en otra vida, chérie… Me aseguraré de amarte…
De los ojos dorados de Eren comenzó a aflorar un torrente carmín de completo dolor, mientras su expresión enloquecida alertaba al resto de ocupantes dentro de la habitación.
…Es una promesa…
En la antigüedad hubo un día en el que todo un pueblo desapareció, y junto con éste, sus habitantes.
Fue sólo un día, una hora y bajo una bestia repleta de dolor.
…De lo único que se habla es del dorado de sus ojos envueltos en bestialidad…
Se dice que el mundo no es tal como uno lo ve.
Es mucho más complejo, lleno de secretos que sorprenderían a cualquier humano.
Uno de esos grandes secretos está directamente relacionado a la existencia de otros mundos, que de forma paralela co-existen junto a lo que conocemos como realidad.
Mucho se ha hablado sobre el tema, pues incluso hay películas, libros y canciones sobre lo que podría existir en estos mundos. Es algo que sólo nuestra imaginación es capaz de concebir.
Levi Ackerman no se consideraba alguien que creyera en supersticiones.
Si no creía en las deidades del mundo, menos creería en la existencia de cosas fuera de lo tangible —o excesivamente místicas—. Eso que sólo encuentras en pesadillas y en la imaginación de un escritor… O un niño.
La vida de los seres humanos no tenía por qué ser mágica. De hecho nada lo era. El día a día era lo suficientemente duro como para decir 'Hey, esto que vives es la realidad'… Porque los cuentos de hadas no existen.
Por más que llores y ruegues no vendrá un hada madrina a rescatarte de la miseria. No vendrá ni un príncipe, ni un caballero.
No existen las princesas, ni el destino, ni mucho menos el 'vivieron felices para siempre'.
Esas sólo eran patrañas que gente crédula usaba como esperanza.
Su día había comenzado como un asco sorprendente.
Por primera vez en su vida se quedó dormido, la leche de su refrigerador se hubo descompuesto, no alcanzó el autobús y un perro lo ensució con sus horrendas patas de can pulguiento y sarnoso.
Fue una seguidilla de actos infortunados los que siguieron al pequeño —sí, pequeño— francés de cabellos negros.
Maldijo su suerte en voz alta, ya que a causa de toda su mala suerte, faltó a la primera clase de ese día en la universidad.
Levi estudiaba artes en una prestigiosa universidad del centro de Francia por su excelencia y dedicación, apoyado por becas y beneficios gracias a lo buen alumno que era.
Aunque ahora mismo no se encontraba precisamente en su país natal.
—Maldito día… Puto despertador y Alemania hija de puta.
Sí, nuestro queridísimo artista se encontraba en una pasantía de un año de duración en aquel país de habla ruda, tan distinta a la calidez de su idioma madre.
No era que tuviera algo en contra del país que lo acogía, claro que no, pero su suerte había estado especialmente desgraciada desde que llegó a dicho lugar.
A penas llevaba dos meses y ya quería mandar a medio mundo al carajo.
De no ser porque eso jodería su carrera, ya habría estado de vuelta en Francia, junto a sus deliciosos perfumes y grata carta vinera. ¿Qué? A él le gustaban.
Aferró su bolso con la diestra, mientras que en la zurda cargó su teléfono móvil. Si se apresuraba llegaría a la segunda clase a tiempo.
Como por arte de magia éste vibró ante la llegada de un mensaje de texto, el cual a regañadientes abrió.
[Txt de: Petra]
¡Heichou! Suspendieron el resto de clases el día de hoy en la universidad ¡Tendremos el día libre!
[Fin]
…Que se lo llevara su puta madre…
Por un momento apretó el aparato con fuerza desmedida, casi como si intentara desquitarse de haberse levantado en vano aquel día.
¿Por qué carajos suspendían las clases en la universidad? Ante sus ojos esos alemanes eran todos unos poco serios. Sí, generalizaba y qué.
Emputecido con la vida y todos sus seres, emprendió su camina de vuelta había su hogar. O bueno, hasta el lugar por donde pasaba el autobús.
Por mala suerte —aunque algunas veces agradecía—, vivía bastante apartado de la universidad, en un pequeño departamento que su beca universitaria cubría. Vivía con lo necesario, aunque habían veces en las que pintaba retratos y paisajes para obtener algo más de ingresos cuando lo necesitaba.
Avanzó a paso lento por el parque por el que apenas transitaba una o dos personas. Aún era temprano y el clima estaba particularmente frío, por lo que aquello no le extrañaba en lo absoluto.
Quizás pasaría a alguna cálida cafetería a desayunar, luego aprovecharía de pasar por la biblioteca pública y más tarde pasaría al supermercado por algo de comida y desinfectantes nuevos.
Con la idea en mente y el reproductor a media canción, se detuvo.
Su cuerpo hubo experimentado un curioso escalofrío, el cual se acentuaba a medida que pasaban los segundos.
Quitándose uno de los audífonos, y alertado por su propia intuición, volteó hacia todos lados, dispuesto a defenderse de lo que sea que lo acechaba.
Entrecerró sus afilados ojos, mientras que aferraba con fuerza su bolso.
Quien osara meterse con Levi Ackerman estaba muy loco… O era realmente suicida.
Esperó y observó, mas no vio nada.
Por un momento se regañó a sí mismo por el hecho de haberse alertado por nada, así que siguió su camino hacia algún lugar en el que encontrara un buen té y deliciosos pastelillos, pero en el instante en que dio un paso, su rostro chocó contra algo que reconoció como un amplio pecho de alguien más alto que su persona.
No era que él fuese especialmente alto, pero tampoco se consideraba el hombre más pequeño del mundo. Sólo era menudo… De bolsillo.
—Ten cuidado por donde andas, hijo de…
Pero no pudo continuar.
Bastó con que alzara la mirada para encontrarse con un par de ojos carmín que lo observaban con ¿Picardía?
La sonrisa zorruna que cargaba el desconocido lo desconcertó, al mismo tiempo que lo molestó un poco.
No era el color de ojos —tan exótico y distinto—, sino que hubo algo en esa mirada que lo estremeció…
Puede que la razón sea que lo miraba como si de un plato de comida se tratase.
¿Es que no podía encontrar días normales en Alemania?
Al parecer no, y eso se lo dio a entender el chico en cuanto olfateó su cuello como un verdadero animal, con gozo y travesura.
—Te encontré, presa…
¿Presa? ¿Él?
El chico castaño frente a él estaba confundido, muy muy confundido, y eso Levi se lo haría saber. Es más, le aclararía un par de puntos apenas se recobrara de la impresión.
Uno, con Levi Ackerman no te metes.
Dos, evita tocarlo con tus putas manos sucias.
Y tres, presa tu puta abuela.
Pero ahora que se fijaba bien… ¿No era ese par de ojos muy grandes y expresivos, pese a su roja tonalidad?
¿No era esa boca pícara, contenedora de un par de afilados colmillos como los de un lobo?
¿Qué carajos eran esas orejas peludas que adornaban la cabeza ajena, por entre los rebeldes cabellos castaños?
¿Y esa puta cola? O sea, ¿Qué mierda?
O ese chico hacía 'cosplay', o estaba frente al lobo de 'La Caperucita roja'.
Levi se volvería loco, que alguien lo ayudara…
Continuará…
Notas Finales: ¿Y bien? ¿Qué les pareció? Este es un Wolf!Eren x Levi y un Vampire!Eren x Levi xD. Recién conocieron al lobito y un poco de la historia pasada del Eren vampiro, el cual aún no conocerá a nuestro lindo Levi Caperucito(?).
Espero que se haya entendido, pero la pareja del Eren vampiro, Rivaille —O Levi mismo pero de otro mundo xD— fue asesinado frente al vampaia uwu sí, es triste, y como parte de un recuerdo, no quise ponerlo x'D
Bueno, de entre un Eren lobo y uno vampiro, ¿Cuál creen que ganaría? ¿A cuál escogería Levicito? Quisiera saber xD porque en todos lados hay un ganador y un perdedor –cries (?)-.
Espero les haya gustado *-* espero sus reviews y comentarios .
¡Larga vida a Levi!
