Pequeño Drabble de FranticShipping, mi pareja favorita del mundo de pokespe.

Desclaimer: No me pertenece Pokespe ni ninguno de sus personajes.


Hay algo que uno odia pero que tiene que soportarlo una vez al año: el frío del invierno o el calor del verano. Para Sapphire era el frío del invierno pues dificultaba sus tareas diarias: era difícil moverse con tanto abrigo, las lluvias eran molestas, la nieve en los árboles hacía imposible treparlos y eso no le permitía recorrer el bosque con su habitual comodidad. También estaba el hecho que los pokemons no salían de sus refugios tan a menudo y no podía jugar con ellos y que la mayoría de sus bayas favoritas no crecían en esa época del año.

Y sí, había cosas buenas, como las comidas calientes propias del invierno o la nieve que se juntaba en los alrededores; aunque la nieve ese año la aburrió rápidamente.

Pero volviendo a las cosas que no le gustaban encontró una nueva: Nana. La Mightyena en las últimas semanas había adoptado la costumbre de acostarse en el regazo de su entrenador, de esa manera podría evitar un poco el frío de la base. Esto fue algo que Sapphire observó con curiosidad durante su estadía allí, hasta que una idea se cruzó por su mente, una idea que no la dejó en paz durante los días siguientes.

Y ahora había una oportunidad.

En frente de ella, Ruby se había dormido en su silla mecedora mientras tejía algo, que supuso que era una bufanda por el largo, con Nana durmiendo pacíficamente junto a él. Se acercó al dúo con cautela y despertó al pokemon con un pequeño chasquido de dedos, ésta la miró con curiosidad pero no se movió de su lugar en absoluto.

Sapphire le lanzó una mirada para que se vaya.

Nana se quedó en su lugar.

La castaña suspiró, se acercó al pokemon e intentó sacarla de su lugar con cuidado, pero en cuanto tocó su pelaje ésta comenzó a gruñir, por lo que decidió retroceder.

El chico del gorro comenzó a moverse un poco entre sueños, Sapph debía ser cuidadosa si no quería despertarlo. Pensó un poco, no podía mover a Nana de ninguna manera, tampoco podía mover al muchacho porque se despertaría y como intentara sentarse en la silla estaba segura que el pokemon la echaría rápidamente. Sonrió cuando una solución llegó a su mente, solo debía ser rápida. Buscó en la mochila del chico la pokeball de Nana y se acercó al dúo nuevamente escondiendo la esfera detrás de ella.

Y en un movimiento rápido devolvió al pokemon siniestro a su respectiva pokeball y se recostó sobre el regazo del muchacho antes que sus brazos caigan, reemplazando a Nana. Esperó unos momentos quieta, deseando que Ruby no se despertara, no en ese momento. Cuando estuvo segura que el chico aún dormía levantó sus brazos con delicadeza y se sentó adecuadamente, luego se recostó sobre él y apoyó la cabeza en su hombro.

No recordaba ningún lugar donde se haya sentido tan cómoda antes, y además ya no sentía frío. Se preguntó que le diría al muchacho cuando se despertara y viera la situación, pero por ahora solo quiso disfrutar del momento.

Pasó el rato y antes que se diera cuenta cayó dormida. Fue entonces cuando Ruby abrió levemente uno de sus ojos, sonriendo al ver a la muchacha dormida, con cuidado la rodeó en sus brazos y volvió a acomodarse, para entonces quedarse observando durante un largo rato la fogata que habían encendido en medio de la base, su única fuente de luz y calor. Ahora tenía una razón más por la cual el invierno era su estación favorita.

Con ese pensamiento en mente, colocó un dulce beso en la mejilla de la muchacha y volvió a cerrar los ojos.

No le molestaba la idea de dormir un rato más.


Gracias por leer.~

Ahora solo queda seguir escribiendo.

Nv. Black Cat.